Oviedo y Portal, Rodrigo de

Oviedo y Portal, Rodrigo de (Oviedo, 1746–¿?)

Erudito y traductor en lengua castellana, de quien se tienen pocos datos. Cursó estudios de gramática y teología en Oviedo y de filosofía en Santo Domingo de Zamora. En su Universidad recibió el grado de bachiller en Artes. Ocupó en 1767 la cátedra de latín en el Colegio que antes había sido de los jesuitas; opositó en 1771 a diversas materias en el Colegio Imperial de Madrid, donde se le otorgó en 1775 la cátedra de latín. Ejerció también de catedrático de Matemáticas en el Observatorio de Madrid. Relacionada con esta faceta es su disertación titulada Del cicloide. Característico de la organización docente del Colegio Imperial es el uso de métodos y esquemas jesuíticos. En 1796, bajo el asesoramiento de este autor y de Manuel Valbuena, se aprobó un plan de humanidades donde la gramática era una disciplina más. Pero el anquilosamiento caracterizó los estudios de latín en esta institución (como también en la Academia Latina Matritense), cuyas publicaciones no pasaron de autores como Virgilio, Quinto Curcio, Cornelio Nepote y Cicerón. Ello quizás tuvo que ver con la actividad traductora de Rodrigo de Oviedo, vinculada a los clásicos latinos, a los que se acercó también en su faceta filológica (así, sus anotaciones en la edición de Th. Farnaby de Juvenal y Persio, 1775).

Aparte de algunas versiones de poetas latinos, caso de las Fábulas de Fedro (M., A. de Sancha, 1781; varias reed.), las traducciones realizadas por Oviedo están vinculadas fundamentalmente a los prosistas latinos: Cornelio Nepote, cuyas Vidas de los varones ilustres tradujo en 1774 (M., P. Marín), y, sobre todo, Cicerón, quien recibió cierta atención a finales del XVIII y principios del XIX de otros eruditos como Enrique Cruz, Manuel Valbuena o Manuel Vegas. Tuvo bastante aceptación su versión de una selección de Cartas (M., M. Martín, 1780), a juzgar por las distintas reimpresiones que se hicieron –la de 1821 en Barcelona (Gibert y Tutó) fue aumentada con una colección de Elegantes formulae ex Ciceronis operibus selectae, y a la de Gerona de 1854, por Antonio Oliva, se añadieron los argumentos de cada carta y breves notas al texto latino así como una biografía de Cicerón–, así como de las Oraciones (A. de Sancha, 1783), que cuenta también con varias reimpresiones, y dos ediciones más, realizadas en París en 1836 y 18. En algunas de estas traducciones manifiesta Oviedo su posición ante la traducción, especialmente en el caso de Cornelio Nepote, e incide, como otros traductores dieciochescos, en la formación del traductor y el aprendizaje de la lengua latina. Así se entiende su interés en «facilitar el adelantamiento de los niños», con notas y argumentos en castellano y no en latín, y su distribución en varias clases, o la defensa que hace también en el prólogo a las Vidas de los varones ilustres de la traducción como medio para facilitar la comprensión de la lengua latina. La falta de aproximaciones críticas a la obra de Rodrigo de Oviedo no es óbice para destacar en el marco de las traducciones dieciochescas su actividad, así como la importancia que todavía tenían en la enseñanza estos eximios representantes de la latinidad.

 

Bibliografía

Bernabé Bartolomé, «Las escuelas de gramática» en B. Delgado Criado (coord.), Historia de la educación en España y América, Madrid, SM–Morata, 1993, II, 812–821.

Bartolomé José Gallardo, Ensayo de una biblioteca de libros raros y curiosos, Madrid, M. Rivadeneyra, 1865, I, 438–439.

Jaume Medina, «Ciceró als Països Catalans. Segles XVII–XX», Faventia 25:1 (2003), 83–96.

Marcelino Menéndez Pelayo, Bibliografía hispano–latina clásica, Madrid, CSIC, 1950–1955, II, 292–301 y 403–405; VII, 23 y 174.

Marcelino Menéndez Pelayo, Biblioteca de traductores españoles, Madrid, CSIC, 1953, IV, 10–11.

Álvaro Ruiz de la Peña, Introducción a la Literatura Asturiana, Oviedo, Biblioteca Popular Asturiana, 1981, 99.

 

Francisco Salas Salgado