Astrana Marín, Luis

Astrana Marín, Luis (Villaescusa de Haro, 1889–Madrid, 1959)

Crítico literario, escritor y traductor en lengua castellana. De orígenes modestos, inició estudios eclesiásticos, que abandonó en 1909. Esa formación le dotó de sólida cultura humanística y del conocimiento de lenguas modernas. Después de un largo viaje por Europa, en 1911, se instaló en Madrid, donde ambicionaba darse a conocer como escritor. Su figura y su sordera se hicieron parte del Madrid literario y bohemio de la época. Trabajador incansable y solitario, fue asiduo de archivos, bibliotecas, cafés y tertulias. Vivió austeramente, pues tuvo que mantener a una extensa familia. En La vida en los conventos y seminarios (1915) ya menciona a Shakespeare como forjador de su espíritu. Su gusto por la polémica literaria quedó reflejado en Las profanaciones literarias: el libro de los plagios (1922), donde dedica capítulos enteros a Cervantes y a Shakespeare, sus grandes devociones literarias, y critica con vehemencia a los «atrevidos varones» que vertieron a Shakespeare. Astrana consideraba que una mala traducción era una profanación literaria y comenta, de manera mordaz, las traducciones de Martínez Sierra, Jaime Clark y Leandro Fernández de Moratín. La obra le creó grandes enemistades, pero también le abrió las puertas de medios donde publicó ensayos de investigación histórica y literaria. Su firma apareció en los periódicos Iberia, El Liberal, La Mañana, La Correspondencia de España, El Heraldo de Madrid, El Imparcial y ABC, entre otros. Sus obras Gente, gentecilla y gentuza (1922) y El cortejo de Minerva (1930) recogen muchos de esos artículos, en los que lamenta la carencia de buenas traducciones de clásicos ingleses que hubieran influido en la modernización del ideario español. Astrana no era político, pero sus primeras obras le habían granjeado fama de librepensador. Había empezado escribiendo en periódicos de izquierda y su amistad con el editor Reus, del partido radical, fue duradera. Existe constancia de su vinculación a la logia masónica de la calle de Aranda, hecho que ocultó celosamente. Después de la Guerra Civil publicó escritos conservadores en periódicos oficiales. En 1939 se publicó Haces de flechas, recopilación de artículos de elocuente título.

Astrana fue el primero que emprendió la gigantesca labor de verter íntegramente a Shakespeare al castellano. Publicada como obra suelta por Espasa–Calpe (Madrid) a lo largo de la década de 1920, realizó esta labor en solitario, rodeado de libros que minuciosamente citaba y anotaba. Hamlet apareció en 1920, seguido de Macbeth, y así sucesivamente hasta 1929, año en el que se publicaron las Obras completas (M., Aguilar), que incluían, además de la traducción, un «estudio preliminar» y notas. Varias de sus traducciones se han reeditado en otros sellos, como Orbis, Boreal, Espasa–Calpe y en los últimos años Alianza, en este caso con prólogo de V. Molina Foix. Su marca destaca por su recepción en lengua castellana: es la de mayor número de ediciones, la que más se ha representado y utilizado en doblajes cinematográficos y, posiblemente, la más plagiada. A pesar de sus innegables sombras, sería injusto no reconocer sus logros y su difusión. En la introducción Astrana declara su intención: «Doy en la lengua más hermosa del mundo la obra entera del autor dramático más grande de todo el universo, de uno de los espíritus más serenos, de uno de los corazones más privilegiados de la humanidad» y explica su ideario como traductor. Indica las dificultades que se encuentra el traductor de un clásico, cita sus fuentes, justifica el uso de la prosa y su método, ecléctico, que intenta una traducción literal a la vez que literaria. Críticos como Alfonso Par, Esteban Pujals o Eduardo Haro Tecglen han puesto de manifiesto los méritos de su traducción y se han lamentado del olvido en que ha caído su obra. Además, es meritoria su obra Vida inmortal de William Shakespeare (1941), versión que amplía la publicada en 1930 con motivo de la edición de las obras completas. Sobre sus convicciones sobre la actividad de traducción deja constancia, por ejemplo, en el artículo «Las versiones en verso» (El Imparcial, 1927), donde afirma que «Traducir bien a un poeta en prosa es trabajo de ciencia idiomática, a pesar de que el literato y el artista requieran el mejor consorcio. Traducir bien a un poeta en verso es imposible».*

Astrana escribió asimismo biografías de Francisco de Quevedo, Lope de Vega, Calderón de la Barca y Séneca, entre otros; de Quevedo editó las obras completas. Figura también como traductor de dos curiosas obras, Saâda la marroquí, de Elissa Rhaïs, del francés (M., Rivadeneyra, 1922), y Cuentos turcos. Narraciones populares de Oriente (M., América, 1920). Su obra cumbre, la Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra (7 vols.) quedó completada en 1958. Por su labor de cervantista obtuvo la encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio en 1950; y en 1953 fundó la Sociedad Cervantina.

 

Bibliografía

Gilda Calleja Medel, «Astrana Marín, traductor de Shakespeare» en J. C. Santoyo et al. (eds.), Fidus interpres, León, Universidad de León, 1987, I, 333–339.

Gilda Calleja Medel, «Astrana Marín, un heroico hombre de letras» en VV. AA., Tres centenarios: Villaviciosa, Astrana Marín, González Palencia, Cuenca, Ayuntamiento de Cuenca, 1992, 34–50.

Laura Campillo, Estudio de los elementos culturales en las obras de Shakespeare y sus traducciones al español por Macpherson, Astrana y Valverde, Murcia, Universidad de Murcia, 2005.

Eduardo Haro Tecglen, «En el nombre de Astrana», Cuadernos de Traducción e Interpretación 5–6 (1985), 87–89.

Alfonso Par, Shakespeare en la literatura española, Madrid, Victorino Suárez, 1935.

Esteban Pujals, «Shakespeare y sus traducciones en España», Cuadernos de Traducción e Interpretación 5–6 (1985), 77–85.

Ángel–Luis Pujante, «Traducir el teatro isabelino, especialmente Shakespeare», Cuadernos de Teatro Clásico 4 (1989), 133–157.

Juan Jesús Zaro, «Luis Astrana Marín: traducción y recepción en España y la América hispanohablante» en J. J. Zaro & S. Peña (eds.), De Homero a Pavese. Hacia un canon iberoamericano de clásicos universales, Kassel, Reichenberger, 2017, 112–136.

 

Gilda Calleja Medel