Bergsson, Guðbergur

Bergsson, Guðbergur (Grindavík, 1932)

Escritor islandés. El entorno agreste de su aldea natal, como el mismo autor confiesa, ha sido esencial en sus planteamientos vitales y estéticos. Tras trabajar en el mar, estudió magisterio pero no pudo dedicarse a la enseñanza y, luego de practicar una serie de ocupaciones, viajó al extranjero. En Barcelona, un lugar que ha atraído a varios intelectuales islandeses, entre ellos Halldór Laxness, estudió lengua y literatura españolas y estableció contacto con escritores como Carlos Barral, Gabriel Ferrater, Jaime Gil de Biedma y Jaime Salinas. Adoptó como nombre más fácil el de Han de Islandia, personaje de una novela de V. Hugo, y como tal aparece en algunas historias de la transición política en España. Se dedicó un tiempo a las artes plásticas y luego decidió consagrarse a la literatura: tras varios libros de poemas y de relatos, su primera gran obra fue el poema Flateyjar–Freyr (1971), en la que expresa su pensamiento estético y artístico: cómo y por qué surgen las palabras y se enlazan unas con otras hasta formar una unidad. De hecho, las preocupaciones estéticas tuvieron siempre una importancia fundamental en su obra: sus novelas (como en Las maestras paralíticas, 2004) son, a menudo, tratados de estética. Si a eso se unen profundos intereses filosóficos, centrados en la búsqueda de la naturaleza de las personas (su eðli, concepto específicamente islandés y que responde a aquello que un ser es por su propia existencia), resultan novelas difíciles, exigentes para el lector, aunque la constante ironía hace más amable la lectura. En 1961 inició su actividad como novelista con Músin sem læðist (El ratón que se perdió; no traducido), y enseguida llegó también al relato breve con Leikföng leiðans (1963), del que ha publicado varios volúmenes. La primera novela de auténtica importancia fue Tómas Jónsson. Bestseller (1966), que representó en Islandia la ruptura radical con toda la novelística anterior: se presentan breves historias supuestamente recogidas por Tomas Jonsson de la prensa, y todas ellas, así como la novela en su conjunto (con un final totalmente desconcertante), critican acerbamente algunos de los mitos contemporáneos islandeses. Otras novelas: El cisne (1991), que obtuvo un éxito internacional de considerable magnitud, Sú kvalda ást sem hugarfylgsnin geyma (1993; traducido como Amor duro) y 1 1/2 bók Hryllileg saga (2006), guiño al éxito de la novela de intriga de autores como Arnaldur Indriðason e Yrsa Sigurðardóttir. Además de novelas, relatos cortos y poemas, ha escrito relatos para niños, aunque con un trasfondo que sólo los adultos son capaces de captar, empezando con Tota y el dedo de papá (1982). Se ha adentrado también en la autobiografía con obras como Faðir, móðir og dulmagn bernskunnar (traducido como La magia de la niñez) (1997) y su continuación Eins og steinn sem hafið fágar (1998, Como una piedra pintada por el mar; no traducida). Escritor fundamental en el mundo nórdico, se ha hecho acreedor de numerosos premios y distinciones: el Nacional de Literatura de Islandia (en dos ocasiones) y el de Literatura de la Academia sueca (por los dos volúmenes de su autobiografía). Además de por su actividad de creación, destaca por sus traducciones del castellano, el catalán y el portugués: Don Quijote, el Lazarillo, García Márquez, Mercè Rodoreda y otros muchos autores españoles y latinoamericanos. En reconocimiento a su actividad le fue concedida la orden de Isabel la Católica en grado de comendador.

En el mundo de lengua española, Bergsson ha gozado siempre de espléndidas críticas, sobre todo en Latinoamérica, y aunque su figura está presente en los círculos literarios más avanzados, la recepción por el público ha sido menos entusiasta. Un aspecto de sus traducciones al castellano es que todas ellas han sido vertidas directamente del islandés, a diferencia de lo que ha sucedido tradicionalmente con otros autores nórdicos. Ello se debe, con toda seguridad, a que se empezó a traducir en época muy reciente. Con todo, buena parte de su obra está aún por traducir en España, tal vez porque es una literatura difícil y alejada de lo habitual en el mundo narrativo más familiar. Solo El cisne, en cierto modo la novela menos característica de las preocupaciones filosóficas y estéticas de Bergsson, fue un éxito de público; incluso productores de Hollywood intentaron llevarla a la pantalla, a lo que el autor se negó; en Islandia se realizó finalmente una película, estrenada en enero de 2018 y dirigida por Ása Hjórleifsdóttir, que se ocupó también del guion, en colaboración con Bergsson. No se ha presentado en España. Las traducciones españolas de sus novelas son obra en su mayoría de Enrique Bernárdez: Tota y el dedo de papá (1988) y Tomas Jonsson. Bestseller (1990) fueron publicadas por Alfaguara (Madrid), mientras que Amor duro (1999), La magia de la niñez (2004), Las maestras paralíticas (2008) y Pérdida (2012) lo han sido por Tusquets (Barcelona). El cisne, por su parte, fue traducido por Aitor Yraola (B., Tusquets, 1997). A E. Bernárdez se debe asimismo la traducción del relato breve «El hombre es una máquina de fotos», incluido en el volumen Cien años de cuentos nórdicos (M., Ediciones de La Torre, 1995).

Por regla general se trata de trabajos difíciles, desde el tema general hasta las estructuras literarias, formales e incluso lingüísticas utilizadas. Con apenas excepciones, Bergsson no localiza sus novelas de forma identificable por el lector (islandés o extranjero), sus personajes suelen estar desprovistos de nombre propio y sus historias, así como la organización de éstas (con una fuerte preferencia por la dislocación temporal), no hacen concesiones al lector más habitual. Pese a ello, en Islandia, pero también en otros países, su influencia como gran innovador literario se viene haciendo sentir desde hace ya años y se encuentra en fase creciente, con las primeras traducciones al inglés y la publicación de estudios sobre su obra, al mismo tiempo que en España primaron las consideraciones de mercado y se le dejó de prestar atención por las editoriales.

 

Enrique Bernárdez