Serbocroata, macedonia y eslovena, Literaturas

Serbocroata, macedonia y eslovena, Literaturas

Las literaturas serbia, croata, bosnia, macedonia y eslovena están moderadamente presentadas en España. Aunque se trata de obras de culturas con diferencias en sus raíces históricas, sería muy difícil tratarlas por separado. Para soslayar las divergencias étnicas, religiosas o políticas, se impone una distribución lingüística, por lo que se atenderá a lo que une a las tres primeras literaturas, el idioma serbocroata (desde los años 50 hasta 1992, hoy serbio, croata y bosnio), y se tratará aparte la literatura en lengua macedonia, oficial desde el año 1944, y la literatura eslovena.

 

Serbocroata

La traducción del serbocroata empezó con cuentos populares a los que se unió más tarde la de algunos cuentos del clásico de las letras serbias: Laza Lazarević (1851–1891). El interés se avivó de forma más destacable en dos momentos: la concesión del premio Nobel a Ivo Andrić en 1961 y, a partir de 1990, los acontecimientos de la guerra de los Balcanes. Durante la primera época la mayoría de las traducciones no fueron directas, sino del alemán y el francés. El conocimiento indirecto de la literatura conllevaba una falta de selección sistemática y la escasez de obras y autores traducidos. Aleksandra Mančić se refiere a diez autores y dieciocho libros traducidos en España en una primera etapa (años 1930–1960), entre los que destacan Andrić, Danilo Kiš, Meša Selimović (1910–1982), Miloš Cernianski (1873–1977) y Milorad Pavić (1929–2009).

Un hito en la entrada de la literatura en España fue la publicación de El gallo rojo vuela hacia el cielo (Barcelona, Plaza & Janés, 1961, trad. de Mario Verdaguer) de Miodrag Bulatović (1930–1991), un precursor del realismo mágico. En la misma época la editorial Luis de Caralt (Barcelona) publicó un conjunto de obras de I.Andrić, traducidas del alemán y del francés. Andrić es, con diferencia, el autor más conocido para el público español. La Crónica de Travnik fue traducida ya directamente del original (M., Debate, 2001). Su primera traducción al catalán, también directa, data de 1994 (El pont sobre el Drina; B., Edicions 62). Otro autor ampliamente traducido es D. Kiš, perteneciente a la generación que a mediados de los 60 revolucionó las letras yugoslavas. Residente en Francia en la última etapa de su vida, su obra ha llegado con más facilidad, amplitud y rapidez a España, pero ha encontrado más eco entre la crítica literaria que entre el público.

Autor asimismo de gran impacto, considerado uno de los clásicos de las letras bosnias, Meša Selimović (1910–1982) entró en España con El derviche y la muerte (B., Montesinos, 1989) en traducción de Pilar Gil Cánovas. Esta obra, considerada la mejor de las suyas, adentra al lector en el inquietante mundo interior de los personajes, sumidos en los laberintos burocráticos del imperio turco; la narración metafórica y llena de lirismo oscila entre el presente del protagonista y las numerosas digresiones temporales. De 1990 data la traducción de Migraciones (B., Tusquets, trad. de P. Gil Cánovas), obra de otro de los clásicos de la literatura yugoslava, Miloš Cernianski (1873–1977). Por su parte, Milorad Pavić (1929–2009) ya tenía gran éxito de crítica internacional cuando en 1989 Anagrama (Barcelona) editó su obra más emblemática, el Diccionario jázaro. Novela léxico en 100.000 palabras, en traducción directa de Dalibor Soldatić. En el mismo año la obra fue traducida y editada en catalán por Columna (Barcelona) en traducción de Jardanka Vrsalović y Francesc Prat. En 1991 Anagrama publicó también Paisaje pintado con té en traducción de Luisa Garrido Ramos y Marina Ljujic. El interés de la edición madrileña hacia el autor se materializó en 1993 con La cara interna del viento o la novela de Hero y Leandro (Espasa Calpe), en traducción de L. Garrido Ramos.

Por su parte, Los usos del hombre (M., Anaya & Mario Muchnik, 1997), traducido del francés por Marcelo Cohen, fue el primer libro de Aleksandar Tišma (1924–2003) editado en castellano. A partir de 2004 la editorial Acantilado apuesta fuerte por el autor, primero con dos nuevas traducciones, A las que amamos y El Kapo, esta vez directas, obra de L. Garrido Ramos y Tihomir Pištelek (por la segunda obtuvieron el premio Nacional de Traducción 2005); y más tarde con El libro de Blam (2006), Sin un grito (2008) y El uso del hombre (2013), todos de la mano de los mismos traductores, y con la intención de ampliar el repertorio.

Hay cierta apertura por parte de las editoriales hacia nuevos nombres y obras. Debate (Madrid) ha publicado la obra de David Albahari (1947) El anzuelo (1999), traducida por Aleksandar Grujicic. El autor, representante de la narrativa corta, vuelve al tema de la suerte de los judíos en el este de Europa desde un ángulo muy personal e íntimo. Dragan Velikić (1953) ha aparecido con La plaza Dante (M., Metáfora, 2002) y últimamente con Bonavia (Impedimenta, 2017), los dos en traducción de Garrido Ramos y Pištelek. Mileta Prodanović (1959) se presenta con su novela Baila, monstruo, al son de mi tierna música (B., Littera Books, 2001), en traducción de Kepa–Luis Uharte–Mendikoa y Jelena Popovic: serbio de nacimiento, es uno de los escritores más consolidados de su generación, autor de novelas, cuentos y poesía, y ha alcanzado reconocimiento literario también en la vecina Croacia. Un poco más joven, Vladimir Arsenijevic (1966) ha visto editada por Edhasa (Barcelona, 1998) su novela Entre líneas, en traducción de Silvia Monrós de Stojakovic y Tamara Ivancic, una reflexión sobre la vida del protagonista y su ciudad, Belgrado, a finales del año 1991. Hasta un autor de ciencia ficción como Zoran Živković (1948) ha encontrado su público en España gracias a Historias imposibles (B., Minotauro, 2004) y El libro (M., Ed. 451, 2007) en traducción de Garrido Ramos y Pištelek.

La relación de las editoriales españolas con la literatura serbocroata ha mejorado sustancialmente, pero todavía está lejos de ser directa e inmediata. Pasaba a menudo, y sigue pasando, por la selección personal de los traductores y entre éstos cabe destacar a P. Gil Cánovas, Nevenca Vasiljevic, Dragana Bajic y M.ª Ángeles Alonso Zarza. Especial mención merece la labor de L. Garrido Ramos y T. Pištelek que ya han traducido del serbocroata un nutrido grupo de obras de diversos autores serbios, croatas y bosnios. En primer lugar, la croata Slavenka Drakulić (1949), que tiene por ahora tres libros traducidos en España: Piel de mármol (M., Grupo Libro 88, 1992), El sabor de un hombre (B., Anagrama, 1999) y No matarían ni una mosca: criminales de guerra en el banquillo (B., Global Rhyth, 2008, trad. de Isabel Núñez), además de Como si yo no estuviera (Anagrama, 2001), un relato sobre la vida de un grupo de mujeres en un campo de concentración durante la guerra de Bosnia, que fue traducido también al gallego por Jairo Dorado Cadilla (Como se non existise, Santiago, Xerais, 2005). También se han ocupado del croata Miljenko Jergović (1966), otro de los narradores tocados por la guerra: sus obras reflejan a menudo la rupturade la convivencia y las consecuencias del conflicto. En España están editadas El jardinero de Sarajevo (B., Dèria, 1999), obra que recibió en Alemania el premio Erich Maria Remarque (también en catalán, en la misma editorial y año), Los Karivan (M., Metáfora, 2000), Mama Leone (Metáfora, 2003), así como Buick Rivera (2005), La casa de nogal (2007), Freelander (2012), Ruta Tannenbaum (2014), Volga, Volga (2015), todas ellas publicadas por Siruela (Madrid).

Gracias a los mismos traductores ha entrado en España Predrag Matvejević (1932-2017) con Entre asilo y exilio (Valencia, Pre–Textos, 2003), La otra Venecia (Pre–Textos, 2004), Breviario Mediterráneo (B., Destino, 2008) y Nuestro pan de cada día (B., Acantilado, 2013). Y también el bosnio Dževad Karahasan (1953), escritor y profesor universitario, premio europeo de la Concordia 2004, quien da en Sarajevo: diario de un éxodo (B., Círculo de Lectores–Galaxia Gutenberg, 2005) un testimonio del asedio de la ciudad, la reacción de Occidente y el papel del arte que protege contra la indiferencia (premios Charles Veillon 1994 de ensayo y Bruno Kreisky 1995 de libro político). Los traductores y la editorial siguen apostando por este autor con Sara y Serafina (Galaxia Gutenberg, 2006), una historia ambientada también en Sarajevo en la época de la guerra.

De la misma época es también el interesante autor serbio Svetislav Basara (1953), publicado por la editorial barcelonesa Minúscula: Guía de Mongolia (2010) y Peking by night (2012). En los últimos años se encuentra la obra de algunos autores más jóvenes traducida en España al poco tiempo de su aparición en lengua original: así, por ejemplo, de Zoran Malkoč (1967) la editorial barcelonesa Rayo Verde publicó en 2016 versiones al castellano y catalán de su colección de relatos, El cementerio de los reyes menores y El cementiri dels reis menors, ambas traducidas por Pau Sanchis; de Roman Simić (1972) contamos con De qué nos enamoramos (Tegueste, Baile del Sol, 2008; reed. 2015) en traducción de Gloria Blažanović y Aliméntame (Baile del Sol, 2017), en traducción de J. C. Díaz

 

Macedonia

La joven literatura macedonia es todavía muy desconocida en España. Extrañamente los primeros dos autores traducidos aparecieron de forma casi simultánea en el año 1992. Además, como ya se ha observado en el caso de otras literaturas de la región, se trata de autores y obras estrictamente contemporáneas. El poeta, periodista y profesor Mateja Matevski (1929-2018) fue miembro de la Academia de las Ciencias y Artes de su país y traductor de español, así como miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Ha obtenido numerosos premios literarios, entre los que cabe destacar el de Poesía Mística de la Fundación F. Rielo por el poemario Torre negra (M., Fernando Rielo, 1992), editado en traducción de Kleopatra Filipova en el mismo año de su publicación en macedonio. Boris Višinski (1929), escritor y periodista, galardonado con varios premios literarios, es autor de relatos, novelas y obras teatrales. El cielo lejano (M., Gallardo, 1992) es el libro de relatos que lo ha presentado al público español. En la misma década ha aparecido Terra, mar e lume. Poesía de Bosnia–Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro e Serbia (Pontevedra, Xunta de Galicia, 1996), traducción indirecta al gallego de Úrsula Heinze de Lorenzo. En 2013 (M., Alfaguara) apareció en español La hermana de Freud de Goce Smilevski (1975), obra que obtuvo el premio de literatura de la Unión Europea de 2010, traducción de L. Tabakova y K. Tasev.

 

Eslovena

El interés hacia la literatura eslovena en España surgió a finales de los 80 y se ha visto avivado últimamente por la política de apoyo a la traducción llevada a cabo por Eslovenia. Entre los escritores traducidos cabe mencionar a Vladimir Bartol (1903–1967) con su novela histórica Alamut (B., Muchnik, 1989; varias reed.), obra de Mauricio Wacquez y Slavica Membrado; a Drago Jančar (1948) con El deseo burlón, versión de Marjeta Drobnic y Matías Escalera (M., Metáfora, 2002), y Zumbidos en la cabeza, traducción de Simona Škrabec (M., Sexto Piso, 2015), a las que hay que añadir varias versiones al catalán: La mirada de l’àngel (B., Angle, 2003), Katarina, el paó i el jesuïta (Lleida, Pagès, 2005), ambas por S.  Škrabec, o L’alumne de Joyce (Collbató, La Guineu, 2007) por Jaume Creus. Entre los poetas destaca Šalamun Tomaž (1941–2014) con una acertada Selección de poemas (M., Visor, 1999), traducida por Pablo J. Fajdiga.

 

Bibliografía

Olga García, «Esloveno–español/español–esloveno. Una desigual relación literaria» Quaderns. Revista de Traducció 11 (2004), 105–116.

Eva Llarás, «Puentes y fortalezas de la tradición bosnia», Babab 24 (2004).

Aleksandra Mančić Milić, «Pregled razvoja prevođenja sa srpskog jezika u Španiji (1930–1990)», Beohispánica (1997–1999).

Christian Martí–Menzel, «La literatura serbia editada en español», Carátula 6 (2005).

Simona Škrabec, «Intercanvi literari entre Catalunya i Eslovènia», Quaderns. Revista de Traducció 11 (2004), 89–104.

 

Tania Dimitrova Láleva