Joyes y Blake, Inés (Madrid, 1731–Vélez Málaga, 1808)
Traductora en lengua castellana. Nació en el seno de una familia de ascendencia irlandesa, dedicada a la actividad financiera internacional (con la compañía Patricio Joyes e Hijos) y bien conectada en los círculos de los negocios y la política. Aunque se desconoce la educación que pudo recibir, parece haber sido políglota y de corte ilustrado. En 1752 contrajo matrimonio en Málaga con su pariente el comerciante Agustín Blake, con quien se estableció en esa ciudad para trasladarse posteriormente, entre 1764 y 1771, a Vélez–Málaga, centro de un activo tráfico de exportación de productos agrarios. Fue madre de nueve hijos, cuatro mujeres y cinco varones (el segundo de ellos, Joaquín Blake, general en la guerra de Independencia). Tras enviudar en 1782 se ocupó de los intereses familiares y su casa parece haber sido lugar de reunión y de paso de visitantes distinguidos, como el viajero inglés Joseph Townsend en 1786. En algún momento debió volver a Málaga, donde falleció. No se le conocen actividades públicas, más allá del único volumen que dio a la imprenta.
En 1798 publicó una traducción de la obra de Samuel Johnson Rasselas, prince of Abissinia (1759), acompañada de una Apología de las mujeres escrita por ella misma en forma de una «Carta de la traductora a sus hijas». Era la primera versión castellana de una novela –o más bien cuento moral y filosófico (moral tale, en la edición original)– que se convirtió en una de las obras más populares del siglo XVIII inglés, con 28 ediciones en las islas británicas (además de otras americanas) antes de 1800. Había circulado ya ampliamente a partir de 1760 en traducciones al francés, holandés, alemán, italiano y ruso. La versión española, con el título de El príncipe de Abisinia, apareció en la imprenta madrileña de Antonio Sancha, dedicada a la duquesa de Osuna y condesa de Benavente María Josefa Alonso Pimentel, poderosa y culta aristócrata. Fue la primera obra completa del autor británico que se traducía en España, donde habían aparecido con anterioridad solo algunos artículos de su periódico The Rambler sin indicación de autoría ni procedencia. Hay edición actual a cargo de Helena Establier (U. de Salamanca, 2009). En el siglo XIX vieron la luz otras tres traducciones de la misma novela, a cargo de Felipe Fernández (Londres, Enrique Bryer, 1813), Mariano Antonio Collado (Valencia, José de Orga, 1831) y Marcial Busquets (Barcelona, Librería del Plus Ultra, 1860), ninguno de las cuales menciona a su antecesora dieciochesca.
Al darse a conocer en público con una traducción, Inés Joyes se inscribía entre el nutrido número de mujeres europeas que a lo largo del siglo XVIII habían emprendido esa actividad, entre ellas traductoras de novelas en las décadas finales de la centuria, como la francesa Isabelle de Montolieu y las británicas Charlotte Smith, Mary Wollstonecraft o Mary Charlton, también autoras originales. El dominio que demuestra tanto del inglés como del castellano tiene como resultado una versión fluida, elegante y fiel al espíritu del original, con solo algunas pequeñas modificaciones estilísticas para precisar el sentido del texto o evitar repeticiones. Los dos únicos cambios de cierta entidad son una nota quitando hierro a un comentario de Johnson que podía interpretarse como una crítica a la vida monástica y la supresión de un par de pasajes de entre pocas líneas y dos páginas sobre la misma cuestión o a propósito de la naturaleza del alma, temas que, tratados por un autor protestante, podían resultar sospechosos para la ortodoxia católica y suscitar problemas con la censura gubernamental previa o la Inquisición. A pesar de que las intervenciones de Inés Joyes sobre el texto se reducen a estas y no incluyen más notas o interpolaciones, es posible apreciar su afinidad con la obra original, alejada de la narrativa sentimental de moda en la época, que tiene en la coprotagonista, la princesa Nekayah, hermana de Rasselas, una heroína asertiva e inteligente, y que se muestra crítica hacia la condición social de las mujeres y escéptica acerca de la felicidad conyugal.
En efecto, en la Apología de las mujeres, ensayo original yuxtapuesto a su traducción, se permite expresar con mayor claridad sus propias ideas. En sus treinta páginas vibrantes y polémicas, apoyadas posiblemente en amplias lecturas y desde luego en la propia experiencia y la observación, es posible detectar semejanzas con escritos de autoras contemporáneas como Josefa Amar, Mme. d’Épinay, Mme. de Lambert e incluso Mary Wollstonecraft. Inés Joyes defiende en él la capacidad moral e intelectual de las mujeres y denuncia la desigualdad entre los sexos en las costumbres, la educación y las normas sociales y morales. A los hombres, les reprocha el trato injusto que otorgan a las mujeres, la educación superficial que les reservan y la doble moral sexual de la que se aprovechan. A las mujeres, las exhorta a convencerse de su propia dignidad, dar muestra de independencia y cultivar el estudio y la amistad como fuente de satisfacciones. En definitiva, su texto aporta un enfoque profundamente crítico al señala las paradojas de una Ilustración que no hacía extensiva a las mujeres la plena confianza en el poder de la razón y les regateaba el acceso al conocimiento y la autonomía moral.
Bibliografía
Mónica Bolufer Peruga, «Inés Joyes y Blake: una ilustrada, entre privado y público» en R. Capel (ed.), Mujeres para la historia. Figuras destacadas del primer feminismo, Madrid, Abada, 2004, 27–55.
Mónica Bolufer Peruga, La vida y la escritura en el siglo XVIII. Inés Joyes: «Apología de las mujeres», Valencia, Universitat de València, 2008.
Eterio Pajares, «Contra las “belles infidèles”: la primera traducción al español del Rasselas de Samuel Johnson», Trans 4 (2000), 89–99.
Mónica Bolufer Peruga
(U. de València, proyecto ERC AdG2017-787015)