Ignacio García Malo: «Prólogo del traductor»
Samuel Richardson, Pamela Andrews, ó la virtud premiada. Escrita en ingles por Tomas Richardson. Traducida al castellano, corregida y acomodada a muestras costumbres por el traductor. Segunda edicion, Madrid, Imprenta Real, MDCCXCIX, I, I–IX.
Fuente: M.ª Jesús García Garrosa & Francisco Lafarga, El discurso sobre la traducción en la España del siglo XVIII. Estudio y antología, Kassel, Reichenberger, 2004, 339–340.
[II] He aquí el objeto de nuestra traducción: presentar al público un modelo de modestia y de virtud a toda prueba. Este mismo ha sido el del autor; pero o sea porque las costumbres de Inglaterra están más corrompidas que las [III] nuestras, o porque la índole de la lengua inglesa admite ciertas expresiones e idiotismos que sonarían mal en la nuestra, hemos juzgado oportuno reformarlas o suprimirlas, sin que por esto falte nada a la acción principal, o al fondo de la historia, que es un amo que persigue la virtud de una criada, y una criada que sabiendo conservarla, hace de su amo un hombre de bien y un buen marido. Que esto se diga o no con las mismas expresiones del autor, y aun con los mismos episodios, importa poco para la moralidad que se pretende sacar, y que es y debe ser común a todos los países de la tierra. Por consiguiente sería mucha lástima que careciésemos de esta historia en nuestro idioma, por no reformar en el original las cosas accidentales que se oponen a nuestras costumbres y modo de pensar. Siempre que una mano diestra sepa separar lo perjudicial de lo útil en cualquiera obra extranjera, hará un servicio importante a las buenas costumbres y a las letras. Si don Tomás de Iriarte no hubiera tenido presente esta máxima, propia de todo buen ciudadano, carecería la juventud española de la excelente historia del Nuevo Robinson.