Ballesteros

B. de M. [Antonio Ballesteros de Martos]: «La buena estrella, por Juan Rameau»

El Sol, 4 de febrero de 1925, «Revista de libros», 2.

 

El espectáculo que ofrece actualmente el mundo literario en España, es por demás triste y desconsolador. El 80 por 100 de las publicaciones que lanzan al mercado las casas editoriales es extranjero. El 80 por 100 de las obras que se estrenan en los teatros madrileños es extranjero.

Es inútil que un escritor español ofrezca libros a las casas editoriales, o vaya con obras a los teatros. A lo sumo, recibe unas cuantas cortesías, alguna que otra burla y las consabidas lamentaciones de lo mal que está todo. Si el escritor no tiene dinero, o el azar no acude en su ayuda, quedará inédito. Y si no queda inédito, la indiferencia se encargará de formar a su alrededor el frío que agosta todos los entusiasmos. Nuestro teatro no se renueva; nuestra novela no adquiere cuerpo y vigor; nuestra poesía languidece… Cualquiera que vea los programas de los teatros o los catálogos de las casas editoriales, sacará la impresión de que en España no hay más que cuatro o cinco comediógrafos y dramaturgos, cuatro o cinco novelistas, y acaso un par de poetas. Para vivir hoy en España de las letras el camino más adecuado es montar un taller de traducciones.

Pero que no se quejen empresarios, cómicos y público de que la literatura hispana atraviesa por una aguda crisis. Pues que nadie se ocupa de fomentarla y vivificarla, tiene que caer forzosamente en el marasmo; claro que no en la muerte, porque aunque todos se convirtieran en sayones y se pusieran de acuerdo para matarla, no lo lograrían nunca. En fin…

Una nueva casa editorial –Ediciones literarias, París–Madrid– se ha creado, no para procurar el engrandecimiento y acrecentar el prestigio de la literatura española, sino para seguir inundando el mercado español de obras francesas. Bien está. Que sirva, cuando menos, para acrecer en el público el gusto por la lectura noble. […]