Platón

Platón (Atenas o Egina, ca. 427 a. C.–Atenas, ca. 347 a. C.)

Filósofo griego, de vida poco conocida. Escribió diálogos y su obra ha llegado íntegra hasta nosotros. En ellos se menciona a sí mismo en tres ocasiones, meramente de pasada, aunque existen trece cartas cuya autoría ha sido muy discutida. Pertenecía a una familia de ilustres ascendientes, algunos de cuyos miembros (Critias y Cármides) tuvieron activa participación en los acontecimientos políticos de la época. Según la Carta VII, él mismo «tenía pensado dedicarse a la política tan pronto como llegase a ser dueño de sus actos». Sin embargo, en las diversas ocasiones en las que intentó intervenir en la política de Atenas sus expectativas se vieron frustradas y se abstuvo de hacerlo. Se le atribuyen varios viajes: a Mégara junto a Euclides y a Cirene para visitar al matemático Teodoro; a Italia para ver a los filósofos pitagóricos Filolao y Eurito, y tal vez a Egipto. Sin embargo, los episodios más importantes de su vida son sus viajes a Sicilia, que constituyen el motivo principal del que trata la Carta VII. Aquí se menciona un primer viaje a Siracusa, a la edad de cuarenta años, quizás para estudiar a fondo la filosofía pitagórica, ya que estuvo con Arquitas de Tarento y Timeo de Locris. En este viaje conoció a Dión, que estaba emparentado con Dionisio I, tirano de Siracusa. A su vuelta a Atenas (ca. 387 a. C.) fundó la Academia. Se inició así un largo período de su vida en el que probablemente se dedicó a la enseñanza y la composición de los diálogos. En el año 367 a. C., a la muerte de Dionisio I, Dión le pidió ayuda, porque estaba convencido de que se había presentado ese «azar divino» para lograr la unidad de acción entre la sabiduría y el poder que el filósofo preconizaba como solución de los males de la vida humana. Pero este viaje, como el posterior realizado en el año 361 a. C., acabó en un completo fracaso, de manera que Platón terminó «odiando su extravío en tierras de Sicilia». Finalmente se negó a secundar una expedición contra Dionisio II que terminaría con la muerte de Dión y una Sicilia ensangrentada con las guerras civiles, lo cual debió de influir en el pesimismo que reflejan sus últimas obras.

Respecto a las traducciones al castellano, cabe mencionar en primer lugar las de la obra completa, y en segundo lugar, las ediciones y traducciones de los diálogos más notables. En general, habría que señalar que en España los estudios platónicos se han resentido de la acostumbrada separación entre filosofía y filología y que sólo en las últimas décadas se ha subsanado en gran medida esta deficiencia. La primera edición de la obra platónica en castellano hay que situarla en la tardía fecha de 1871–1872, cuando aparecieron las Obras completas (M., Medina y Navarro, 11 vols.), en traducción de Patricio de Azcárate, con una suscripción de quinientos lectores, la cual aporta datos muy interesantes sobre la difusión que tuvieron las obras platónicas en esa época de penuria filosófica. El autor emprendió esta «ardua empresa» creyendo con razón que hacía «un gran servicio a su país» y, de hecho, esta edición casi completa de los diálogos alcanzó con el tiempo una gran difusión, pues aún hoy se editan estas obras, a veces incluso sin citar su procedencia. Tomó como base la traducción latina de Ficino y tuvo muy presentes las versiones al francés de Cousin y de Chauvet y Saisset. Los traductores posteriores han señalado con razón tanto la fidelidad al texto platónico alcanzada por Azcárate en algunas ocasiones como sus muchos errores. Las deficiencias de esta traducción, anterior a las mejores ediciones críticas del texto platónico, hace difícil comprender que se sigan reeditando, a pesar de la enorme contribución que supuso en su época.

Las Obras completas aparecidas años después en Aguilar (1966), realizadas por varios traductores, constituyen una edición muy desigual, sin criterios homogéneos de calidad. Se encuentran en ella algunas versiones magníficas, como las del Banquete y el Fedón, debidas a Luis Gil, que, junto con el Fedro, han aparecido con posterioridad independientemente. También es digna de mención la traducción del Fedro de María Araujo ya publicada en 1948 (Buenos Aires, Revista de Occidente, con introducción y notas de Julián Marías). En otros muchos casos no se encuentra, por el contrario, ni la más mínima nota sobre el texto adoptado, ya que en realidad no se trata de una traducción del griego, como se anuncia al principio de cada obra, sino de la versión francesa aparecida en «Les Belles Lettres».

En el caso de muchos diálogos, como el Timeo, el Crátilo, el Protágoras o Las Leyes, por citar algunos ejemplos, el traductor (Francisco de P. Samaranch) copió o extractó el preámbulo de la edición francesa correspondiente. Exactamente lo mismo hay que decir de las traducciones al castellano de estos y otros diálogos incluidos en dicha edición. En otras obras la deuda no es menos reconocible, aunque no se trate de una copia literal. Tal es el caso de La República, en la que el autor (José Antonio Míguez), sigue muy de cerca la traducción de José Manuel Pabón y Manuel Fernández–Galiano, aparecida en 1949 (M., Instituto de Estudios Políticos). En otras ocasiones, como ocurre con el Teeteto, el autor tiene a la vista la traducción francesa de A. Diès, pero esto no impide que dicha versión esté llena de errores y disparates.

La publicación de los Diálogos llevada a cabo por Gredos desde 1981 a 1999, con numerosísimas reediciones, es la única edición completa recomendable de la obra platónica en castellano, porque mantiene criterios homogéneos de calidad. Las traducciones, realizadas por especialistas españoles e hispanoamericanos, incorporan una nota sobre el texto griego y las variantes adoptadas por el traductor, así como una introducción, en la que por lo general se informa del estado de la cuestión relativo a cada obra. El lector también puede encontrar en estas introducciones noticias sobre otras versiones al castellano de cada uno de los diálogos. El texto va acompañado de numerosas notas, que versan sobre los realia y suelen remitir a la bibliografía especializada. En el volumen I (1981) se recogieron los llamados diálogos socráticos: Apología, Critón, Eutifrón, Hipias Menor e Hipias Mayor, en traducción de Julio Calonge; Ion, Lisis y Cármides, en versión de Emilio Lledó, a quien debemos también la útil introducción general que precede a toda la obra, y Laques y Protágoras, traducidos por Carlos García Gual. En el II (1983) aparecieron el Gorgias, traducido por J. Calonge, autor de una traducción anterior de la misma obra (1951); el Menéxeno, debido a Emilio Acosta; el Eutidemo y el Menón, traducidos por Francisco José Olivieri, y el Crátilo, en la excelente traducción de José Luis Calvo. En el III (1986) se editaron el Fedón, el Banquete y el Fedro, a cargo de C. García Gual, Marcos Martínez Hernández y E. Lledó, respectivamente, con cuya aportación han venido a enriquecerse las ediciones anteriores ya mencionadas de L. Gil y el excelente trabajo de Conrado Eggers Lan sobre el Fedón (Buenos Aires, 1971). A este último, además de la traducción de la Apología y el Critón, con estudios preliminares y notas (Buenos Aires, 1973), se debe precisamente la excelente traducción de la República, que constituye el cuarto volumen de los Diálogos (1986). En el volumen V (1988) aparecieron el Parménides y el Político, en traducción de M.ª Isabel Santa Cruz, y el Teeteto y el Sofista, traducidos, respectivamente, por Álvaro Vallejo y Néstor Luis Cordero. El VI (1992) recogió el Filebo, traducido por M.ª Ángeles Durán, así como el Timeo–Critias, debidos a Francisco Lisi, que tuvo igualmente a su cargo los volúmenes VIII y IX (1999), dedicados a Las Leyes. Los Dudosos, Apócrifos y Cartas habían aparecido en el volumen VII (1992), en traducción y edición de Juan Zaragoza y Pilar Gómez Cardó.

También es digna de ser reseñada la traducción de Obras completas realizada por el filósofo Juan David García Bacca, en doce volúmenes (Caracas, Presidencia de la República–U. Central de Venezuela, 1980–1982), en los que se recogió finalmente una labor comenzada en la década de los 40. Es imposible, por razones de espacio, hacer justicia a los aciertos y errores que sin duda contiene este enorme intento, que ha tenido una deficiente difusión en España. Sin duda alguna, es deudor de las traducciones en lengua francesa aparecidas en la colección de «Les Belles Lettres», cuyo texto griego se reproduce fotográficamente, con carácter ocasional, al lado de las páginas en castellano. Aunque su estilo ha suscitado comentarios encontrados, no respeta a veces las exigencias propias de la lengua de llegada, con expresiones que resultan incomprensibles en castellano (solioides, boni–oides, los eídoses, etc.).

Mención especial merece el intento editorial del Instituto de Estudios Constitucionales (antes denominado de Estudios Políticos), bajo cuyos auspicios se editaron y tradujeron obras de Platón en griego y castellano, con aparato crítico, introducción y notas: éste es el caso de La República (1949) y Las Leyes (1960), de J. M. Pabón y M. Fernández Galiano, que representan a lo largo del siglo XX, antes de su publicación en Gredos, la única edición que se ha enfrentado en España con el texto griego de estas obras realizando una auténtica aportación original. También son notables las ediciones en esta editorial de las siguientes obras: El Sofista (1970) de Antonio Tovar, Las Cartas (1970) de Margarita Toranzo, El Menón (1958) de Antonio Ruiz de Elvira, El Fedro (1957) de L. Gil Fernández, El Político de Antonio González Laso (1955) o el Critón de María Rico Gómez (1957).

Algunas de estas traducciones (República, Leyes, Fedro) se han vuelto a reeditar en Alianza, donde se han incorporado nuevos traductores que han proporcionado al lector versiones renovadas de otros diálogos: Parménides (1987, Guillermo R. de Echandía), Banquete (1989, Fernando García Romero), Protágoras, Gorgias, Carta VII (1998, Francisco Martínez García), Ión, Timeo–Critias (2004, José M. Pérez Martel), Apología, Menón, Crátilo (2004, Óscar Martínez García), Critón–Político, Sofista (2008 y 2010, Francesc Casadesús).

De la República, por otro lado, tenemos una traducción más reciente con introducción y notas, debida a R. M. Mariño Sánchez–Elvira, S. Mas Torres y F. García Romero (M., Akal, 2009), donde el lector puede hallar versiones de otros diálogos, entre las que merece destacarse la edición bilingüe del Fedro (2010, Armando Poratti). Si tenemos presente lo difícil que resulta en castellano encontrar ediciones críticas de los diálogos, debemos resaltar en este sentido especialmente las aportaciones de la colección «Alma Mater» del CSIC, donde han aparecido en los últimos años traducciones con introducción y notas de la Apología y el Fedón (2002, Enrique A. Ramos Jurado), así como del Gorgias (2000), el Protágoras (2005) y el Timeo (2012, Ramón Serrano y Mercedes Díaz de Cerio).

También debe tenerse muy en cuenta, además, el trabajo realizado en las últimas décadas por especialistas hispanoamericanos, de los que ya se han mencionado las importantes contribuciones de Eggers, Olivieri, Santa Cruz, Cordero o Lisi, y a las que habría que añadir las versiones realizadas por Ute Schmidt de numerosos diálogos (México, UNAM, 1980–2002), la del Timeo llevada a cabo por Óscar Velásquez (Santiago, U. Católica de Chile, 2003) y las traducciones con introducciones y notas del Teeteto y el Fedro realizadas respectivamente por M. Boeri (Buenos Aires, Losada, 2006) y M.ª Isabel Santa Cruz con M.ª Inés Crespo en la misma editorial (2007), así como la edición bilingüe de la Apología, debida a A. Vigo (Buenos Aires, Colihue, 2018). En Cataluña, bajo los auspicios de la Fundació Bernat Metge se han publicado la mayoría de los diálogos en ediciones bilingües (griego y catalán), en traducciones de Joan Crexells (1928–1932), Jaume Olives (1952–1962), Eulàlia Presas (1983) y Manuel Balasch (1986–1997).

 

Bibliografía

Tomás Calvo Martínez, «Ayer y hoy de la Filosofía Griega en España» en L. Rossetti (ed.), Greek Philosophy in the New Millenium, Sankt Augustin, Akademia Verlag, 2004, 283–291.

Francisco Lisi, «Introducción» en Platón, Diálogos. VIII Leyes, Madrid, Gredos, 1999, 143–153.

José Manuel Pabón & Manuel Fernández–Galiano, «Introducción» en Platón, La República, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1981 (3.ª ed.), I, cxxxiv–cxlii.

Álvaro Vallejo Campos & Alejandro G. Vigo, Filósofos griegos: de los sofistas a Aristóteles, Pamplona, Eunsa, 2017.

 

Álvaro Vallejo Campos