Terreros y Pando, Esteban de

Terreros y Pando, Esteban de (Trucios, 1707–Forlí, 1782)

Lexicógrafo y traductor en lengua castellana. Estudió en Madrid e ingresó en la Compañía de Jesús en 1727. Fue profesor en el Seminario de Nobles y en el Colegio Imperial de Madrid, primero de latín y de retórica, después de teología y de matemáticas. Su destierro italiano transcurrió en Forlí, donde publicó una gramática de italiano para españoles (Reglas a cerca de la lengua toscana o italiana, 1771). La faceta más destacada de la actividad de Terreros es la de lexicógrafo, pues a él se debe uno de los más importantes diccionarios generales de la lengua española, y el primero que incorporó de forma masiva léxico especializado: el Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes. Aunque publicado póstumamente, en 1786–1793, la fecha real de su finalización es 1767, pues se estaba imprimiendo cuando se produjo la expulsión de los jesuitas, y fueron dos bibliotecarios de los Reales Estudios de San Isidro quienes, casi veinte años más tarde, culminaron el proceso de edición.

Puede afirmarse que la vocación lexicográfica de Terreros nació de su previa actividad como traductor. Entre 1753 y 1755 (M., Gabriel Ramírez) publicó los dieciséis tomos de la traducción y adaptación de una obra con pretensiones enciclopédicas y divulgativas, el Espectáculo de la Naturaleza o Conversaciones a cerca de las particularidades de la Historia Natural que han parecido más a propósito para excitar una curiosidad útil y formarles la razón a los jóvenes lectores del padre Noël–Antoine Pluche. Esa tarea le enfrentó al arduo problema de emplear la más adecuada terminología española para un diverso conjunto de ciencias y oficios, y le indujo a enriquecer la traducción con unas mil quinientas notas a pie de página que, muy frecuentemente, abordan problemas de índole terminológica.

El esfuerzo de recolección léxica que hizo Terreros fue enorme, y para ella no manejó únicamente fuentes librescas, sino que, según cuenta él mismo, acudió en demanda de información a multitud de expertos (hasta quinientos, asegura), tanto profesores destacados como humildes artesanos, mediante correspondencia epistolar o interrogación sobre el terreno. En el tomo XIII de dicha obra se incluye, en sustitución de una paleografía francesa que tenía el original, una Paleografía española (impresa también en tirada aparte, y de nuevo, con correcciones y adiciones, en 1758) para la que Terreros pidió la colaboración del jesuita Andrés Marcos Burriel; no se ha dilucidado de manera plenamente satisfactoria el alcance de la intervención de éste en el tratadito resultante. El original francés de la obra de Pluche, Spectacle de la nature, se publicó en 1732, conoció numerosas reediciones y se tradujo a las principales lenguas europeas. El éxito de la traducción española también fue notable, pues se reimprimió tres veces (1757–1758, 1771–1773 y 1785), y ha sido objeto de una edición facsimilar en microficha (Oviedo, Pentalfa, 1989).

Al igual que ocurrió con la Paleografía, también hubo una tirada aparte de una sección del Espectáculo (perteneciente al tomo XI): la Carta de un padre de familias en orden a la educación de la juventud de uno y otro sexo (M., Gabriel Ramírez, 1754). Según declaración del propio jesuita, había traducido en Madrid otra obra de Pluche, la Historia del Cielo. Dicha traducción se ha perdido (en 1773–1779 apareció la de fray Pedro Rodríguez Morzo), como también las que en Forlí hizo de algunas obras italianas (por ejemplo, Della pubblica felicità, oggetto de’ buoni principi de Muratori).

Revisten gran interés las consideraciones que hace Terreros en el «Prólogo del traductor» del Espectáculo sobre los retos lingüísticos que la tarea le había planteado: manejo de diccionarios y obras especializadas, consulta con expertos, contrastes entre el francés y el español, evitación de galicismos superfluos, formación de voces nuevas, etc. En suma, concluye, «para sacar esta obra no se ha omitido cuidado que quepa en diligencia humana». Y así es, en efecto: las notas al pie y la posterior confección del Diccionario son buena prueba de ello. Feijoo, en las Cartas eruditas, elogió la traducción de Terreros y valoró su aparición en términos económicos, pues serviría, dice, para «retener dentro de España una mediana porción de dinero» que, de otra forma, iría a parar a Francia, dado que «los inteligentes de la lengua francesa y amantes de la buena literatura» se habrían visto precisados de comprar la edición original.

 

Bibliografía

Pedro Álvarez de Miranda, «El P. Terreros, antes y después de la expulsión» en M. Tietz (ed.), Los jesuitas españoles expulsos. Su imagen y contribución al saber sobre el mundo hispánico en la Europa del siglo XVIII, Fráncfort, Vervuert–Iberoamericana, 2001, 45–75.

Dolores Azorín Fernández & M.ª Isabel Santamaría Pérez, «El Espectáculo de la Naturaleza (1753–1755) traducido por Terreros y Pando como fuente de su Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes (1786–1793)» en J. J. de Bustos Tovar & J. L. Girón (eds.), Actas del VI Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, Madrid, Arco/Libros, 2006, II, 1253–1268.

Mario Salvatore Corveddu, «El léxico técnico y los problemas de traducir un arte en la España ilustrada. Les pelleteries et apprêt de cuir de Noël–Antoine Pluche, análisis léxico de la traducción de Esteban de Terreros y Pando», Anuario de Letras. Lingüística y Filología 6:1 (2018), 35–73.

Josefa Gómez de Enterría, «El padre Terreros traductor de la obras de Pluche» en S. Larrazábal & C. Gallastegui (eds.), Esteban de Terreros y Pando: vizcaíno, polígrafo y jesuita. III centenario: 1707–2007, Bilbao, Universidad de Deusto, 2008, 249–274.

Santiago Larrazábal & César Gallastegui (eds.), Esteban de Terreros y Pando: vizcaíno, polígrafo y jesuita. III centenario: 1707–2007, Bilbao, Universidad de Deusto, 2008.

Antonio Pérez Goyena, «Un sabio filólogo vizcaíno», Razón y Fe 94 (1931), 5–19 y 124–135.

 

Pedro Álvarez de Miranda
[Actualización por Francisco Lafarga]