Premios, ayudas y asociaciones

Premios, ayudas y asociaciones

En España abundan los premios a la traducción, tanto a nivel estatal como autonómico. También se cuenta con diversas ayudas a la traducción. Finalmente, cabe destacar la proliferación de asociaciones de traductores. Todo ello es sintomático de una presencia social cada vez mayor de la labor traductora, a la vez que una respuesta a la diversidad lingüística del Estado. Entre los premios y ayudas a la traducción, el ámbito literario es el que muestra un mayor predominio. De todos los premios otorgados en España, el más importante es el premio Nacional de Traducción, que ha venido experimentando desde su primera convocatoria algunos cambios en los criterios de concesión. En su primera etapa, entre 1956 y 1976, se denominaba premio Nacional de Traducción Fray Luis de León y era concedido a la mejor traducción en castellano de un original escrito en cualquier lengua y que hubiera sido publicada el año anterior a la concesión del premio. Entre 1978 y 1983 distinguió tres premios: a la mejor traducción de una obra en lengua románica, eslava y clásica. En su tercera etapa, pasó ya a denominarse premio Nacional de Traducción y reconoció una única modalidad: mejor traducción al castellano, catalán, euskera o gallego de una obra escrita en cualquier lengua.

A partir de 1989 ha venido reconociendo dos modalidades: el premio a la mejor traducción y el premio a la obra de un traductor a lo largo de su vida. Desde aquel año han sido galardonados los siguientes traductores: M.ª Luisa Balseiro (1989) por El avance del saber de F. Bacon; en 1990 un conjunto de traductores gallegos por A Biblia y Ana Comeno por La Aleixada; en 1991 Basilio Losada por Historia del cerco de Lisboa de J. Saramago, y Antonio Alvar por las Obras de Ausonio; en 1992 Vicente Fernández por Noches en la Acrópolis de G. Seferis, y Laureano Ramírez por Los mandarines de Wu Jingzi; en 1993 Ramón Sánchez Lizarralde por El concierto de I. Kadare, y M.ª Luisa Basteiro por Posesión de A. Byatt; Pedro Bádenas de la Peña (1994) por Barlaam y Josafat, obra anónima bizantina; Juan José del Solar (1995) por Historia del doctor Fausto, de autor anónimo; Francisco J. Úriz y José Antonio Romero (1996) por Poesía nórdica, antología de poesía escandinava; Antonio Melero (1997) por Testimonios y fragmentos, textos presocráticos; Ángel Luis Pujante (1998) por La tempestad de W. Shakespeare; Lucía Rodríguez Noriega (1999) por El banquete de los eruditos de Ateneo de Naucratis.

Ya con el nuevo siglo obtuvieron el premio José Luis Reina Palazón (2000) por Obras completas de P. Celan; Joan Francesc Mira (2001) por su traducción al catalán de La divina comedia de Dante; Mikel de Epalza (2002) por su traducción al catalán del Corán; Vicente González (2003) por Verbos para la rosa de Z. Jatsópulos; Mario Merlino (2004) por Auto de los condenados de A. L. Antunes; Luisa Garrido Ramos (2005) por El Kapo de A. Tišma; José María Micó (2006) por Orlando furioso de L. Ariosto; Baldomero Macías y Fernando Navarro Antolín (2007) por Libro de José o sobre el lenguaje arcano de B. Arias Montano; Miguel Martínez Lage (2008) por Vida de Samuel Johnson de J. Boswell; José Luis Moralejo (2009) por Sátiras. Epístolas. Arte poética de Horacio; Mauro Armiño (2010) por Historia de mi vida de G. Casanova; Olivia de Miguel (2011) por Poesía completa de M. Moore; Luz Gómez García (2012) por En presencia de la ausencia de M. Darwix; Carmen Montes (2013) por Kallocaína de K. Boye; Eva Almazán, María Alonso Seisdedos, Xavier Queipo y Antón Viallo (2014) por Ulises (en gallego) de J. Joyce; Arnau Pons (2015) por Cristall d’alè (en catalán) de P. Celan; Ana M.ª Bejarano Escanilla (2016) por Gran Cabaret de D. Grossman; Salvador Peña Martín (2017) por Mil y una noches; Neila García Salgado (2018) por Encontraste un alma. Poesía completa de E. Södergran; Belén Santana (2019) por Memorias de una osa polar de Y. Tawada. A partir de la edición de 2018 se ha previsto en la convocatoria la posibilidad de premiar las obras traducidas del castellano a las otras lenguas oficiales del Estado y viceversa, tras haberse originado una polémica en 2016 por la retirada del galardón a Luis Baraiazarra por su traducción de las Obras completas de Santa Teresa de Jesús al euskera.

En cuanto a los premios al conjunto de la obra, han sido otorgados a los siguientes traductores: Joan Ramón Masoliver, José M.ª Valverde, Miguel Sáenz, Esther Benítez, Ángel Crespo, Feliu Formosa, Andrés Sánchez Pascual, Salustiano Masó, Clara Janés, Valentín García Yebra, Luis Gil Fernández, José Luis López Muñoz, Francisco Torres Oliver y Carlos García Gual, Eustaquio Barjau, J. J. del Solar, Francisco Rodríguez Adrados, Agustín García Calvo, José Luis Reina Palazón, M.ª Teresa Gallego, Roser Berdagué, Adan Kovacsics, Selma Ancira, Francisco J. Uriz, Josu Zabaleta, Mariano Antolín Rato, Jordi Fibla, Ramón Buenaventura, Malika Embarek, Carmen Gauger y Dolors Udina.

Entre 1980 y 1984 se mantuvo vigente el Premio Nacional de Traducción entre Lenguas Españolas, convocado por el Ministerio de Cultura. Los galardonados fueron los siguientes: en 1980 Mauro Armiño por Poesía de R. de Castro y Pere Gimferrer por Obra poética de A. March; en 1982 Andrés Sánchez Robayna y Pinyol Balasch por Años de aprendizaje, Poesía 2 y Poesía 3 de S. Espriu; en 1984 José Corredor Matheos por Poesía española contemporánea. En 1981 y 1983 el premio se declaró desierto.

Entre 1978 y 1992 el Ministerio de Cultura convocó el Premio Nacional de Literatura Infantil a la Mejor Labor de Traducción de Libros Infantiles, con diferentes modalidades a lo largo de los años. Los traductores premiados han sido los siguientes: María Luisa Balseiro (1978) por Dragón, dragón y otros cuentos de J. Gardner; Concha Hombría (1979) por La familia animal de R. Jarrell; Manuel Ambrosy (1980) por La jangada de P. Pelot; María Jesús Ampudia (1981) por Tomás espantapájaros de O. Preussier; en 1982 Manuel Olasagasti por Año de lobos de W. Fährmann y Jesús Ballaz por El sueño abre una puerta de J. Barceló y por Aventura en la azotea de J.  Vallverdú; Miguel Sáenz (1983) por La historia interminable de M. Ende; Isabel Vicente Esteban (1984) por Cuentos populares rusos; Fernando Pérez–Barreiro y Teresa Barro (1985) por Alícia no país das maravillas de L. Carroll; Salustiano Masó (1986) por El viento en los sauces de K. Grahame; en 1988 Raquel Villanueva y Valentín Arias por Mondo e outras historias de J. M. G. Le Clézio y Luis Alberto de Cuenca por El cantar de Valtario; Santiago R. Santerbás (1990) por Silvia y Bruno de L. Carroll; Francisco Torres Oliver (1991) por Los perros de la Mórrigan de Pat O’Shea. En 1987 y 1992 se declaró desierto.

Otro importante premio es el Stendhal, creado por iniciativa de la traductora Consuelo Berges en 1983 con motivo de la celebración del centenario del autor francés, aunque fue interrumpido entre 1984 y 1990 y entre 2008 y 2011 y se halla suspendido desde 2011. Este premio era concedido por la Fundación Consuelo Berges a la mejor traducción del francés al castellano publicada en el año anterior a la concesión. El premio se financiaba con los derechos de autor percibidos por las traducciones de C. Berges y el jurado estaba compuesto exclusivamente por profesionales de la traducción. En el año de su inauguración fue concedido a Juan Victorio por El cantar de Roldán. En años siguientes los galardonados fueron Antonio Martínez Sarrión (1990) por Lo que dice la boca de sombra y otros poemas de V. Hugo; M.ª T. Gallego e Isabel Reverte (1991) por Impresiones de África de R. Roussel; Luis Martínez de Merlo (1992) por Las flores del mal de Ch. Baudelaire; Francisco Díez del Corral y Danielle Lacascade (1993) por Correspondencia entre G. Flaubert e I. Turguénev; Carlos Manzano (1994) por La caída en el tiempo de E. M. Cioran; Elena del Amo (1995) por Escritos sobre arte de Diderot; Alicia Martorell (1996) por Atlas de M. Serres; Javier Albiñana (1997) por El testamento francés de A. Makine; Marisol Arbués, Mercè Burrel, Marc Parayre, Hermes Salceda y Regina Vega (1998) por El secuestro de G. Perec; Enrique Moreno (1999) por Dieciocho poetas contemporáneos; Jorge Riechmann (2000) por Indagación de la base y la cima de R. Char; Julia Escobar (2001) por el conjunto de su obra; en 2002 quedó desierto; Ramón Buenaventura (2003) por La sangre negra de L. Guilloux; Alicia Yllera (2004) por Pantagruel de Rabelais; Julio Baquero (2005) por Contra Sainte–Beuve de M. Proust; Ascensión Cuesta (2006) por Historias impertinentes de L. Bloy; Miguel Veyrat (2007) por Antología fluvial de J. Darras; Adoración Elvira (2008) por ¿Estáis locos? de R. Crevel; Anne–Helène Suárez (2011) por La tercera virgen de Fred Vargas.

El Premio de Traducción Esther Benítez se creó en 2006 en homenaje a la traductora que lleva su nombre. Es convocado por y para los socios de ACE (Asociación Colegial de Escritores) y ACEtt (Sección Autónoma de Traductores de Libros) y se otorga a la traducción al castellano, catalán, euskera o gallego de una obra literaria escrita en cualquier lengua y publicada por primera vez en el año anterior a la edición del premio. A diferencia de otros, éste carece de dotación económica. Los galardonados han sido los siguientes: Isabel García Adánez (2006) por su traducción de La montaña mágica de T. Mann; Isabel Ferrer y Carlos Millar (2007) por La gran marcha de E. L. Doctorow; Dolors Udina (2008) por Diari d’un mal any de J. M. Coetzee; en 2009 Pedro Pérez Prieto por Los sonetos de Shakespeare y Jesús Zulaika Goikoetxea, por La casa de los encuentros de M. Amis; Daniel Najmías (2010) por París Francia de G. Stein; Montserrat Gurguí y Hernán Sabaté (2011) por Sangre vagabunda de J. Ellroy; Gabriel Hormaechea (2012) por Gargantúa y Pantagruel de F. Rabelais; en 2013 María Teresa Gallego por La señora Bovary de G. Flaubert, y Carmen Francí e Ismael Attrache por La pequeña Dorrit de C. Dickens; José Luis López Muñoz (2014) por Sensatez y sentimiento de J. Austen; Celia Filipetto (2015) por Las deudas del cuerpo de E. Ferrante; Marta Sánchez–Nieves (2016) por Noches blancas de F. Dostoievski; Carlos Mayor (2017) por La noche de los niños de T. Morrison; Concha Cardeñoso (2018) por Mi prima Rachel de D. du Maurier; Eugenia Vázquez Nacarino (2019) por Una noche en el paraíso de L. Berlin.

La Asociación de Directores de Escena de España otorga anualmente, mediante votación de los asociados, los Premios ADE, entre los que se encuentra el Premio María Martínez Sierra de Traducción. Los premiados han sido Rodolf Sirera (2003) por La caiguda de A. Camus; Fernando Gómez Grande (2004) por El objetor y 11 de septiembre 2001 de M. Vinaver; Antonio Ballesteros (2005) por Eduardo III de W. Shakespeare; Miguel Sáenz (2006) por El presidente. Los famosos. La paz reina en las cumbres de T. Bernhard; Miguel Sáenz (2007) por Teatro completo de B. Brecht; Hiltrud Hengst y Pedro Álvarez–Ossorio (2008) por Teatro de cabaret de Karl Valentin; Francisco Lafarga (2009) por El hijo natural, Conversaciones sobre El hijo natural, El padre de familia y De la poesía dramática de D. Diderot; Juan Vicente Martínez (2010) por La costa de Utopía de Tom Stoppard; Luisa Gutiérrez Ruiz (2011) por Teatro finlandés para niños y jóvenes de varios autores; Jorge Saura y Bibicharifa Jakimzianova (2012) por El huerto de los cerezos de A. P. Chéjov; Eladio de Pablo (2013) por Cielos de W. Mouawad; Denis Rafter y Manuel F. Vieites (2014) por Deirdre de los penares de J. M. Synge; Lydia Vázquez (2015) por La isla de los esclavos y La colonia de Marivaux y por Teatro erótico de P. Louÿs; M.ª Yolanda Fernández Suárez (2016) por Traducciones de B. Friel; Ignacio García May (2017) por Moby Dick, un ensayo de O. Welles; Verónica Pacheco (2018) por Teatro sufragista británico de varias autoras; Rosa de Diego (2019) por Compromisos de Philippe Claudel.

El Premio Panhispánico de Traducción Especializada, creado en 2006, era convocado por la Unión Latina y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología en dos modalidades: tres premios y menciones honoríficas a las mejores traducciones al español de obras o ensayos científico–técnico–profesionales realizadas por traductores residentes en cualquiera de los Estados y territorios de lengua oficial española, y cuatro premios regionales: norte, andina, cono sur y española. En su primera edición (2005) el primer premio lo recibió Patricia Willson por su traducción de Diccionario de teoría crítica y estudios culturales de M. Payne; en la segunda (2007) lo obtuvieron M.ª Concepción Vázquez y Camilo Álvarez de Morales por su traducción de El libro de las generalidades de la medicina de Averroes; en la tercera (2008) Juan Francisco Domínguez Domínguez por Cuestiones académicas, o acerca del criterio sobre la verdad de Pedro de Valencia. El premio dejó de convocarse, antes de que las actividades de la Unión Latina fueran suspendidas en 2012.

En el ámbito autonómico cabe mencionar el Premio de Traducción Ángel Crespo, patrocinado por CEDRO y organizado por la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC), en colaboración con el Gremi d’Editors de Catalunya. Este premio se viene concediendo anualmente desde 1998 a una traducción al castellano publicada en Cataluña en los dos años anteriores a la concesión del premio. En los años pares se premian obras literarias; en los impares, obras de ensayo o científico–técnicas. La lengua del texto original puede ser cualquiera de las lenguas modernas de la Unión Europea y también el latín y griego clásico. Los traductores galardonados han sido los siguientes: Carlos Manzano (1998) por Guignol’s Band de L.–F. Céline; Andrés Sánchez Pascual (1999) por El libro del reloj de arena de E. Jünger; Carmen Martín Gaite (2000) por Jane Eyre de C. Brönte; Juan Luis Vernal (2001) por Nietzsche de M. Heidegger; Javier Albiñana (2002) por Pasión fija de Ph. Sollers; Anne–Hélène Suárez–Girard (2003) por Historia del pensamiento chino de A. Cheng; Adan Kovacsics (2004) por El distrito de Sinistro de A. Bodor; Olivia de Miguel (2005) por la Autobiografía de G. K. Chesterton; Carlos Vitale (2006) por Las ocasiones de E. Montale; Bożena Zaboklicka y Francesc Miravitlles (2007) por Diario (1953–1969) de W. Gombrowicz; Anna Becciu (2008) por Lecciones de tinieblas de P. Runfola; Selma Ancira (2009) por Viva voz de vida de M. Tsavietáieva; Monika Zgustová (2010) por Las aventuras del buen soldado Švejk de J. Hašek; Raúl Gabás (2011) por Romanticismo. Una odisea del espíritu alemán de R. Safranski; Gabriel Hormaechea (2012) por Gargantúa y Pantagruel de F. Rabelais; Vanesa Casanova (2013) por Rescate de D. Malouf; Pepa Linares (2014) por El partisano Johnny de B. Fenoglio; Santiago Sanz y Misael Ruiz (2015) por Antología poética de G. Herbert; en 2016 Celia Filipetto (2016) por La niña perdida de E. Ferrante; Carlos Fortea (2017) por Kafka de R. Stach; Juan de Sola (2018) por Correspondencia 1914–1922 de M. Proust y J. Rivière; José María Micó (2019) por Comedia de Dante.

Los premios Ciutat de Barcelona son concedidos anualmente por el Institut de Cultura de Barcelona, organismo dependiente del Ayuntamiento de dicha ciudad. Desde la primera convocatoria (1949) en que se entregó a una única modalidad (Novela), los diversos apartados se han ido incrementando a lo largo de los años hasta los dieciséis actuales. El apartado «Traducción» se concede desde 1995 a una traducción en lengua catalana. Han resultado premiados: Monica Zgustová 1995) por Aventures del bon soldat Svejk de J. Hasek; Margarida Castells, Dolors Cinca y Jaume Creus por Les mil i una nits (1996); Manuel Balasch (1997) por la Iliada de Homero; Annie Bats y Ramon Lladó (1998) por La vida: manual d’ús de G. Perec; Anna Rubió y Jerzy Sławomirski (1999) por Dietari 1953–1956 de W. Gombrowicz; Francesc Parcerisas (2000) por Un esborrany de XXX Cantos de E. Pound; Mikel de Epalza (2001) por L’Alcorà; Salvador Oliva (2002) por Els sonets de W. Shakespeare; Xavier Pàmies (2003) por Relat personal d’un pelegrinatge a Medina i la Meca de R. Burton; Narcís Comadira (2004) por Canti de G. Leopardi; Albert Nolla (2005) por Tòquio blues de H. Murakami; Joan Sellent Arús (2006) por Panorama des del pont de A. Miller; Jordi Llovet (2007) por Les flors del mal de C. Baudelaire; Vicent Alonso (2008) por Assaigs de M. de Montaigne; Josep Rius Camps y Jenny Read Heimerdinger (2009) por Sant Lluc, Demostració a Teòfil. Evangeli i fets dels apòstols segons el codex Beza; Joan Fontcuberta (2010) por La impaciència del cor de S. Zweig; Núria Mirabet i Cucala (2011) por De la meva vida. Poesia i veritat de Goethe; Miquel Casacuberta (2012) por Els papers pòstums del Club Pickwick de C. Dickens; Jordi Martín Lloret (2013) por L’écume des jours de B. Vian; Jordi Vintró (2014) por Noves impressions d’Àfrica de R. Roussel; Ramon Monton i Lara (2015) por Els quaranta dies del Musa Dagh de F. Werfel; Miquel Desclot (2016) por Cançoner de Petrarca; Dolors Udina (2017) por Els dimonis de Loudun de A. Huxley; Anna Soler Horta (2018) por Austerlitz de W.G. Sebald; Arnau Barios (2019) por Eugeni Oneguin de A. Pushkin.

Dentro también del ámbito catalán destaca el premio Rafel Jaume a la mejor traducción poética en lengua catalana. Este premio forma parte –conjuntamente con el premio Josep M. Llompart al mejor libro de poesía en lengua catalana– de los premios Cavall Verd, otorgados anualmente por la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana. Hasta la fecha se han concedido los siguientes premios: Marià Villangómez (1985) por Isabel o el test de l’alfàbrega de J. Keats; Xavier Benguerel (1986) por Les flors del mal de C. Baudelaire; Marià Manent y Dolors Folch (1987) por Vell país natal de Wang Wei; Eduard J. Verger (1988) por Poemes / Versek de A. Joszef; Joan Navarro y Octavi Monsonís (1989) por Ossos de sípia de Montale; Ponç Pons (1990) por Quatre poetes portuguesos; Feliu Formosa (1991) por Obra poética de G. Trakl; Josep M. Jaumà (1992) por D’amor. Trenta poemes de R. Graves; Rubèn Montanyès (1993) por To Axion Estí de O. Elitis; Jordi Llovet (1994) por La mort d’Empèdocles de F. Hölderlin; Xúlio Ricardo Trigo y Júlia Cortés (1995) por Foc blanc de X. M.ª Álvarez Cáccamo; Miquel Desclot (1996) por Per tot coixí les herbes. Versions de la lírica japonesa; Jordi Parramon (1997) por La metamorfosi de Ovidio; Narcís Comadira (1998) por Digue’m la veritat sobre l’amor de W. H. Auden; Robert Caner(1999) por Fragments de Novalis.

En los años siguientes fueron distinguidos Jordi Llovet (2000) por L’arxipèlag y Les elegies de F. Hölderlin; Francesc Parcerisas (2001) por Un esborrany de XXX Cantos de Ezra Pound; Manuel Forcano (2002) por Clavats a la carn del món de I. Amikhai; en 2003 Salvador Oliva (2003) por Sonets de Shakespeare; Jordi Cornudella (2004) por Maleïdes les guerres de varios autores; Narcís Comadira (2005) por Cants de Leopardi; Ricard Ripoll (2006) por Els cants de Maldoror del conde de Lautréamont; Montserrat Abelló (2007) por Sóc vertical. Obra poètica 1960–1963 de S. Plath; Susanna Rafart y Eduard Escofet (2008) por Obra poètica de S. Quasimodo; Antoni Xumet (2009) por Ofici de paciència de E. de Andrade; Maties Tugores (2010) por Complanta dels captaires àrabs de la Casbah i de la petita Jasmina morta pel seu pare de I. Aït Djafer; Josep–Antoni Ysern (2011) por Udols d’un llop de paper de T. Różewicz; Antoni Clapés (2012) por Toma de Lou de D. Desautels; Gemma Gorga (2013) por Vint esmorzars cap a la mort de D. Chitre; Xavier Montoliu y Corina Oprae (2014) por Per entre els dies (antologia poètica) de M. Sorescu; Jaume D. Pons (2015) por Fulles d’herba de W. Whitman; Josep M. Jaumà (2016) por Irlanda Indòmita. 150 poemes de W. B. Yeats; Miquel Desclot (2017) por Cançoner de Petrarca; Jordi Mas López (2018) por Tres veus lligades a Minase de Sōgi, Shōhaku i Sōchō; Ainara Munt Ojanguren (2019) por És morta la poesia? de J. Sarrionandia; Mohamad Bitari (2020) por Jo soc vosaltres. Sis poetes de Síria.

En Galicia la Fundación Plácido Castro, la Asociación de Tradutores Galegos y el Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, convocan el Premio de Traducción Plácido Castro. Se premia a aquellos traductores que tengan publicada su obra en la Biblioteca Virtual de la Literatura Universal en Galego, proyecto gestionado por la ATG. Los premiados han sido en 2001 Lois Tobío por Fausto de Goethe y a Valentín Arias López por O sobriño de Rameau de Diderot; a Xesús Riveiro Costa (2002) por A busca do tempo perdido de Proust; Emma Lázare (2003) por Eugénie Grandet de H. de Balzac; en 2004 Xela Arias Castaño por O Spleen de París de Baudelaire y Moisés Rodríguez Barcia por Do asasinato considerado como unha das belas artes de T. de Quincey; en 2005 Fernando Pérez–Barreiro Nolla por Breviario do pensamento clásico chinés y Iolanda Galanes Santos y Marta Panero Louzán por Historia de Shoah de G. Bensoussan; en 2006 Xoán Montero por O banqueiro anarquista de F. Pessoa y Ekaterina Guerbek por Diario dun tolo de N. Gógol (con revisión de Maite Veiga); Fernando Pérez–Barreiro y Iolanda Galanes (2007) por Breviario do pensamento clásico chinés; María Reimóndez (2008) por Mary Prince, unha escrava das Indias occidentais; en 2009 Emilio Valadé del Río y Natalia Cora por A evolución humana de A. Bracinha Vieira y Rebeca Lemat y Susana Collazo por Lord Jim de J. Conrad; Fernando Moreiras Corral (2010) por Ensaio sobre a crítica de A. Pope; en 2011 Camiño Noia por El gran Meaulnes de A. Fournier y Elena Sherevera y Lourenzo Maroño por Antoloxía da poesía rusa: de Pushkin a Evtushenko; en 2014 Mona Imai por Botchan de N. Soseki y Alejandro Tobar por O forasteiro misterioso de M. Twain; Marta Dahlgren (2015) por Kallocaína de K. Boye; Isabel Soto (2016) por Fosca de I. U. Tarchetti; Antia Veres Gesto (2018) por Unha mulher perdida de W. Cather. En 2012, 2013 y 2017 quedó desierto.

En Galicia se ha contado con otros premios destacados. Así, el Premio Lois Tobío ao Libro Traducido fue un galardón entregado por la Asociación Galega de Editores a la mejor obra traducida en lengua gallega, y que formaba parte de los Premios da Edición. Fueron distinguidos Isabel Soto y Xavier Senín (2008) por A odisea contada aos nenos de R. Navarro; Xesús Fraga (2009) por Lolita de V. Nabokov; Eva Almazán (2010) por Contos completos de E. A. Poe; Ramón Nicolás (2011) por 30 gramos de L. Moura; Ramón Gutiérrez Izquierdo (2012) por Sonetos de Shakespeare; María Alonso Seisdedos, Eva Almazán, Xavier Queipo y Antón Vialle (2013) por Ulises de J. Joyce. Por otra parte, el Premio Ramón Cabanillas de Traducción fue creado por la Xunta de Galicia y se mantuvo vigente durante solo siete años. Los galardonados fueron Gonzalo Navaza (1989) por O can dos Baskerville de A. Conan Doyle; Ramón Lorenzo y Úrsula Heinze (1990) por O ponche dos desexos de M. Ende; Valentín Arias (1991) por O estranxeiro de A. Camus; Xavier Rodríguez Baixeras (1992) por O deserto dos tártaros de D. Buzzati; Benigno Fernández Salgado (1993) por Diario de Eva de M. Twain; Xela Arias por O derradeiro dos mohicanos de J. F. Cooper (1994); Darío Xohán Cabana (1995) por Vida nova de Dante.

Finalmente, en tiempos muy recientes la Asociación Galega de Profesionais da Tradución e da Interpretación ha creado el Premio Xela Arias, con el que no solo se reconoce la labor de Xela Arias como traductora sino que, de forma más general, pretende poner en valor la traducción al y desde el gallego. Premia de forma simbólica a empresas, entidades o personas que hayan desarrollado una destacada actividad en la promoción de este ámbito. Han sido galardonadas María Alonso Seisdedos (2018) y la Facultade de Filoloxía e Tradución de la Universidade de Vigo (2019).

Por su parte, el Departamento de Cultura del gobierno vasco convoca desde el año 1997, dentro del Premio Literario Euskadi, la modalidad de mejor traducción literaria al euskera. Desde entonces han sido premiados los siguientes traductores: Jose Morales Belda (1997) por Gure garaiko heroia de M. J. Lermontov; Jon Muñoz Otaegi (1998) por Harreman arriskutsuak de P. Choderlos de Laclos; Juan Garzia Garmendia (1999) por Ipuin hautatua de J. L. Borges; Irene Aldasoro (2000) por Dublindarrak de J. Joyce; Josu Zabaleta (2001) por Fantasiazko ipuinak de G. de Maupassant; Iñaki Mendiguren (2002) por Harri Potter eta sekretuen ganbera de J. K. Rowling; Koro Navarro (2003) por Zortzi kontakizun de I. Singer; Antton Garikano (2004) por Bederatzietatik bederatzietara de L. Perutz; Karlos Zabala (2005) por Parisen sabela de E. Zola; Xabier Olarra (2006) por Estilo–arizketak de R. Queneau; Fernando Rey (2007) por Pereira dioenez de A. Tabucchi; Josu Zabaleta (2008) por Gaueko gezurrak de G. Bufalino; Anton Olano (2009) por Ilargiharria de Wilkie Collins; Jesus Mari Mendizabal Iraola (2010) por Eruzki golpea de H. Quiroga; Karlos Zabala Oiartzabal (2011) por Zubi bat Drinaren gainean de I. Andrić ; Xabier Olarra Lizaso y Arantzazu Royo Manterola (2012) por Jakobian eraikina de J. Eraikina; Iñaki Mendiguren y Sarah Turtle (2013) por Tom Sawyer–en abenturak de M. Twain; Íñigo Roque Eguzkitza (2014) por Gauzen ordena naturala de A. L. Antunes; Juan Garzia Garmendia (2015) por Sonetoak de W. Shakespeare; Xabier Olarra Lizaso (2016) por Ulises de J. Joyce; Matías Múgica Franco de Medinaceli (2017) por Testamentua de F. Villon; Irene Aldasoro Katarain (2018) por Gailur Ekaiztsuak de E. Brontë; Isabel Etxeberria (2019) por Etsaiak, lagunak, ezkongaiak, maitaleak, senar–emazteak de A. Munro.

La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía convocó el premio Andaluz de Traducción, en el marco del Pacto Andaluz por el Libro, con el fin de contribuir a la promoción de los autores andaluces y potenciar la industria editorial en Andalucía. En 2007 pasó a denominarse Premio Rafael Cansinos Assens de Traducción. Se premiaban traducciones al castellano de originales procedentes de otras lenguas, editadas en Andalucía y realizadas por traductores residentes en Andalucía. El premio fue concedido a Antonio Rivero Tavarillo (2005) por Poemas de J. Keats; Mario Jurado Bonilla (2006) por El circo del Dr. Lao de C. J. Finney; Carmen Vilela Gallego (2007) por La Papisa Juana de E. Roidís; José Miguel Puerta Vílchez (2008) por La luna cuadrada de G. Samman; Antonio Álvarez de la Rosa (2010) por Mi querida maestra de G. Flaubert. En 2009 quedó desierto. No existe constancia de premios concedidos con posterioridad a 2010.

También es destacable la existencia del Premio de Traducción Giovanni Pontiero, que concede anualmente el Centro de Língua Portuguesa Camões y la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad Autónoma de Barcelona a las mejores traducciones del portugués al catalán y al castellano alternativamente. Los premiados han sido Xavier Pàmies (2001) por El manual dels inquisidors de A. L. Antunes; Jordi Cerdà (2002) por El testamento del señor Napumoceno da Silva Araújo de G. Almeida; Joan Casas i Fuster (2003) por No entris tan de pressa en aquesta nit obscura de A. L. Antunes; Perfecto Cuadrado (2004) por Libro del desasosiego de F. Pessoa; Pere Comellas por (2005) Chiquinho de B. Lopes; Ángel Campos (2006) por Nocturno mediodía de S. de Mello Breyner; Gabriel de la S. T. Sampol (2007) por Fetge de tigre de F. Gomes de Amorin; Antonio Sáez (2008) por La pelirroja de F. de Almeida; Núria Prats (2009) por El viatge de l’elefant de J. Saramago; Carlos Clementson (2010) por Alma Minha gentil. Antología general de la poesía portuguesa; Elena Losada (2012) por Queridas mías de A. Lispector; Josep Domènech Ponsatí (2013) por Vides seques de G. Ramos; Cristian de Napoli (2014) por Antología sustancial de poemas y canciones de V. de Moraes; Carles Sans (2015) por La meva planta de taronja llima de J. Mauro de Vasconcelos; Luis María Marina Bravo (2016) por El país de los otros de Rui Knopfli; Pere Comellas (2017) por La confessió de la lleona de Mia Couto; Rosa Martínez–Alfaro (2018) por La vida invisible de Eurídice Gusmão; Gabriel Sampol (2019) por Peregrinació de F. Mendes Pinto. En 2011 quedó desierto.

Recientemente, el PEN Català –asociación dependiente del PEN International, que fue creada en 1922 para favorecer la proyección internacional de los escritores de habla catalana y que desde 2004 publica la revista Visat– ha creado el Premi PEN Català de Traducció Literaria, que ha premiado a los siguientes traductores: Ramon Farrés (2016) por Correspondència amb Goethe de B. von Arnim; Miquel Desclot (2017) por Cançoner de Petrarca; Xènia Dyakonova (2018) por A banda i banda del petó de V. Pàvlova; Pere Comellas (2019) por Teoria general de l’oblit de J. E. Agalusa.

Dentro del ámbito universitario sobresalen dos premios, el Francisco Ayala y el Andreu Fabrer, cuyos títulos honran la memoria de dos destacados traductores. El primero de ellos es convocado por la Fundación Francisco Ayala, la Facultad de Traducción e Interpretación y el Servicio de Traducción Universitario de la Universidad de Granada. Se admiten textos traducidos al castellano desde el inglés, el francés, el alemán o el árabe. El segundo, que en el año 2020 va ya por su vigésimoquinta edición, está organizado por la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universitat de Vic y está dirigido a estudiantes de Traducción e Interpretación, contemplando una modalidad de traducción al castellano y una al catalán, a partir de textos escritos en castellano/catalán, alemán, francés e inglés. Por otra parte, la Universidad Complutense de Madrid instituyó en 2017 los Premios Complutenses de Traducción, con dos modalidades: el «José Gómez Hermosilla» y el «Valentín García Yebra». Con el primero se pretende reconocer la labor de un traductor a lo largo de su vida; con el segundo fomentar la traducción literaria entre los estudiantes universitarios. Hasta ahora, el Premio José Gómez Hermosilla ha sido otorgado a Eustaquio Barjau y a Antonio Guzmán Guerra.

Cabe señalar también que AEDEAN (Asociación Española de Estudios Anglonorteamericanos) ha convocado para el año 2020 su trigésimocuarta edición del premio de traducción, al que puede aspirar cualquier miembro de la asociación que haya publicado la traducción de una obra en lengua inglesa a cualquier lengua del Estado español en el año de la convocatoria o en el anterior. En los últimos años los galardonados han sido Margarita Carretero González (2019) por Frankenstein. El texto de 1818 de M. Shelley; Máximo Aláez Corral (2018) por Desnudo de N. Ní Chonchúir; Jesús Isaías Gómez López (2017) por Poesía completa de G. Orwell; José Francisco Fernández Sánchez (2016) por Relatos y textos para nada de S. Beckett; José R. Ibáñez Ibáñez y Blasina Cantizano Márquez (2015) por Una llegada inesperada y otros relatos de Ha Jin.

En el ámbito internacional cabe señalar que en el año 1996, por iniciativa del Instituto Cervantes y la Consejería de Educación y Ciencia de la Embajada de España en el Reino Unido, se instituyó el premio Valle–Inclán para promocionar en aquel país la literatura en lengua castellana. Con un fin similar, el Instituto Cervantes, a través de sus centros en Roma, Milán y Nápoles, convoca, en colaboración con el diario La Repubblica, el premio de Traducción Literaria del Instituto Cervantes en Italia, dirigido a traductores de cualquiera de las lenguas oficiales de España al italiano. Siguiendo su afán de expansión de la lengua española, el Instituto Cervantes, en colaboración con la Embajada de España en Egipto, la AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional) y las universidades cairotas creó en el 2001 el premio de Traducción Miguel de Cervantes/Naguib Mahfuz de obras de autores españoles al árabe. La Fundación Goethe convoca un premio de Traducción para obras literarias alemanas de autores que estén vivos y que hayan sido publicadas en los dos años anteriores a la concesión del premio. Es también digno de mención que la Asociación Hispano–Helénica convoca el premio de Traducción Antonio Tovar.

En cuanto a las ayudas, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, a través de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas y el Centro de las Letras Españolas, ofrece ayudas económicas para el fomento de la traducción de obras extranjeras, la traducción entre las diferentes lenguas del Estado y la traducción de obras españolas a lenguas extranjeras. Dentro del primer ámbito ofrece diversas ayudas a la Sección de Traductores de la Asociación Colegial de Escritores a través de una convocatoria anual y financia también diversos proyectos diseñados por la propia Sección de Traductores. Algunos países, como es el caso de Francia a través del Ministerio de la Francofonía y la Cultura, proporcionan ayudas económicas a editoriales extranjeras –bien puede ser el caso de las españolas– destinadas a cubrir entre el 30 y el 70 % del coste de la traducción de una obra «de calidad» cuyo contrato haya sido firmado o esté en trámites.

En sentido parecido, los programas de Ayuda a la Publicación del Ministerio de Asuntos Exteriores francés, a través de los servicios culturales de sus embajadas, respaldan en materia de derechos de autor, traducción y publicación a los editores extranjeros que deseen llevar a cabo una política a largo plazo a favor de autores franceses, sobre todo del siglo XX. Por su parte, el Goethe Institut apoya la traducción en otras lenguas tanto de contribuciones científicas relevantes como obras literarias y literatura infantil y juvenil de elevado nivel. Numerosos países han previsto actuaciones semejantes. A nivel ya comunitario, la Comisión Europea ha establecido, a través del programa Cultura 2007–2013, la concesión de ayudas para el fomento de la traducción literaria, con el fin de «promover la cooperación cultural sostenible a nivel comunitario, mediante la promoción de la movilidad transnacional de obras y productos culturales y artísticos».

El gobierno de España, a través del Ministerio de Cultura y Deporte, convoca  ayudas para «fomentar y favorecer el conocimiento en el extranjero de las obras que integran el patrimonio cultural común español mediante la financiación del coste de traducción a una lengua extranjera». A nivel autonómico existen diversas instituciones que otorgan ayudas para la traducción de sus respectivas literaturas o a sus respetivas lenguas: así, el Institut Ramon Llull, la Xunta de Galicia, el Instituto Etxpare, el Institut d’Estudis Baleàrics y la Generalitat Valenciana. Por otra parte, el Programa de Ayudas a la traducción, de la Sociedad Mercantil Estatal «Acción Cultual Española» (AC/E) tiene como misión promover la traducción de obras literarias españolas por parte de editoriales extranjeras, con motivo de la participación de España como País Invitado de Honor en la Feria del Libro de Fráncfort 2021. Este programa tiene dos líneas de apoyo: ayudas a la traducción de obra completa y apoyo a la ilustración, dirigidas a editoriales extranjeras; y ayudas a la traducción de fragmentos, dirigidas a editoriales y agentes españoles.

Dentro de las instituciones públicas destinadas a fomentar el ejercicio de la traducción destaca la Casa del Traductor–Centro Hispánico de Traducción Literaria, entidad pública que persigue «promover, impulsar y gestionar todo tipo de actividades relacionadas con la traducción literaria, así como con los estudios relativos a cualquier aspecto de esta actividad intelectual». Desde su creación en 1988 por iniciativa del traductor Francisco J. Úriz ha sido un centro de documentación e investigación al que acuden traductores profesionales para compartir experiencias con otros colegas y hacer uso de los fondos bibliográficos, lexicográficos y documentales con que cuenta. A la Casa del Traductor, ubicada en Tarazona, acuden también profesores universitarios, escritores y profesionales del mundo editorial, pues son frecuentes los coloquios, talleres y seminarios. Desde el año 1993 ha venido organizando, en colaboración con ACEtt, las «Jornadas en torno a la traducción literaria».

La Casa del Traductor está integrada en la Red Europea de Casas y Colegios de Traductores Literarios. Como residencia que es, acoge en estancias de diferente duración a traductores de todo el mundo que cuenten con cualquiera de las cuatro lenguas oficiales del Estado como lenguas de trabajo. Este centro realiza una encomiable labor de ennoblecimiento profesional del gremio gracias a la financiación otorgada por diversas instancias oficiales y colaboradores altruistas. Entre las diversas publicaciones que desde allí se han editado cabe mencionar los Papeles de Tarazona, colección de poesía consagrada a la difusión de autores extranjeros poco conocidos en España y también a la difusión en el extranjero de poetas españoles; así como los Cuadernos de Tarazona, en edición bilingüe y creados con el propósito de dar a conocer a diversos autores que, a pesar de su importancia literaria, cuenten con escasa obra traducida al castellano.

El asociacionismo en el ámbito de la traducción y la interpretación no es un fenómeno raro en España, lo que denota la necesidad que los profesionales sienten de defender sus intereses y de lograr una mayor presencia en el entorno social. Existen asociaciones nacionales y autonómicas, profesionales y académicas. La más antigua de todas ellas fue APETI (Asociación Profesional Española de Traductores e Intérpretes), fundada en 1954 por Marcela de Juan, eminente traductora e intérprete. Desde su creación pasó a ser miembro de la Federación Internacional de Traductores como representante de España, pero arece que hace tiempo que dejó de tener actividad.. Entre las personas que dieron impulso a la Asociación cabe destacar a C. Berges, traductora de importantes novelistas franceses. Como ya se ha señalado, la Fundación C. Berges concede anualmente el premio Stendhal a la traducción literaria del francés. APETI se marcó como objetivo proteger a los traductores e intérpretes en cuantos aspectos jurídicos su ejercicio pueda verse involucrado, asesorándolos en cuestiones técnicas y laborales. En el seno de esta Asociación se integraron especialistas de todas las ramas de la traducción e interpretación: intérpretes jurados, intérpretes de conferencias, traductores técnicos, literarios, etc. Buena prueba de su interés por defender el reconocimiento social y de la profesión fue su empeño en redactar un Estatuto Profesional de la Traducción e Interpretación.

ACEtt, constituida como Asociación en 1983, es la Sección Autónoma de Traductores de Libros de la Asociación Colegial de Escritores de España; es miembro fundador del Consejo Europeo de Asociaciones de Traductores Literarios y participa en la dirección de CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos). Sus principios fundacionales son los de «defender los intereses y derechos jurídicos, patrimoniales o de cualquier otro tipo de los traductores de libros, así como promover todas aquellas actividades que pudieran contribuir a la mejora de la situación profesional de los traductores, al debate y la reflexión sobre la traducción y al reconocimiento de la importancia cultural de la figura del traductor». Esta asociación reconoce el variadísimo espectro social de cuantos practican la traducción de libros, por lo que no se orienta exclusivamente a los profesionales con dedicación completa ni aboga por la creación de un colegio de traductores. Su ánimo es primordialmente el de defender el valor de la traducción como motor fundamental de desarrollo cultural. Desde 1993 viene publicando –en formato electrónico y tradicional– la revista Vasos Comunicantes, orientada a los aspectos profesionales de la traducción de libros.

Dentro del ámbito estatal cabe mencionar también ASETRAD (Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes), fundada en 2003 «con el fin de impulsar el reconocimiento de la traducción, la corrección y la interpretación y defender los intereses de quienes las ejercen» y editora de la revista La linterna del traductor; APTIJ (Asociación Profesional de Traductores e Intérpretes Judiciales y Jurados), fundada en 2002 y que reúne a «profesionales de la traducción y de la interpretación que actúan en sede judicial y policial, a traductores–intérpretes jurados nombrados por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación o por las comunidades autónomas con competencias en la materia y a docentes e investigadores del ámbito de la traducción e interpretación jurídica o jurada»; ATRAE (Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual de España) «vela por las necesidades e intereses de los traductores audiovisuales, ajustadores y audiodescriptores de España»; TREMÉDICA (Asociación Internacional de Traductores y Redactores de Medicina y Ciencias Afines, editora de la revista PanaceaANETI (Asociación Nacional de Empresas de Traducción e Interpretación), que fue creada en el año 2006 y agrupa a unas cuarenta de empresas  que ofrecen servicios especializados de traducción. Aunque no se trata de una asociación dedicada específicamente a los traductores e intérpretes, cabe mencionar también UniCo (Asociación Profesional de Correctores de Textos y Asesores Lingüísticos).

En el ámbito autonómico existen también diversas asociaciones. Así, en Cataluña se creó en 2009 APTIC (Associació Professional de Traductors i Intèrprets de Catalunya), tras la fusión de ATIC (Associació de Traductors i d’Intèrprets de Catalunya) y TRIAC (Traductors i Intèrprets Associats pro Col·legi). Si la primera de ellas se definía como asociación independiente y sin ánimo de lucro que perseguía como uno de sus objetivos principales el de facilitar la introducción de las nuevas tecnologías en el entorno laboral, a la vez que favorecer la colaboración con otros profesionales de la lingüística aplicada y las industrias de la lengua, la segunda se había marcado como objetivo principal la creación de un colegio oficial, con el fin mejorar las condiciones profesionales del colectivo y combatir el intrusismo. La creación de la nueva asociación tiene por objetivo aunar esfuerzos y unificar un colectivo que se encontraba muy dividido. ATIJC (Associació de Traductors i Intèrprets Jurats de Catalunya) fue fundada en 1992 y durante años publicó su propio Butlletí.

En Galicia se constituyó en 2001 la AGPTI (Asociación Galega de Profesionais da Traducción e a Interpretación). También existe la ATG (Asociación de Tradutores Galegos), que se ha ocupado de constituir la mencionada Biblioteca Virtual de la Literatura Universal en Galego y de editar, desde 1995 y con periodicidad anual, la revista de investigación en traducción Viceversa. En el País Vasco se creó en 1987 EIZIE (Euskal Itzultzaile, Zuzentzaile eta Interpreteen Elkartea, o sea, Asociación de Traductores, Correctores e Intérpretes de Lengua Vasca) para defender los intereses de los profesionales en esa comunidad autónoma. EIZIE publica la revista de estudios sobre traducción Senez, redactada básicamente en euskera. Actualmente es de periodicidad anual y en el año 2020 va ya por su quincuagésimo número. También publica el boletín informativo Kera, dirigido a sus miembros, y la colección «Literatura Unibertsala», en la que se traducen al euskera grandes obras de la literatura universal.

También están presentes ASATI (Asociación Aragonesa de Traductores e Intérpretes) y Xarxa. Red de Traductores e Intérpretes de la Comunidad Valenciana. En el ámbito específico de la interpretación figura AICE (Asociación de Intérpretes de Conferencia de España). Por otra parte, AFITSIP (Asociación de Formadores, Investigadores y Profesionales de la Trducción e Interpretación en los Servivios Públicos) fue creada en 2014, vinculada al grupo de investigación FITISPos (Formación e Investigación en Traducción e Interpretación en los Servicios Públicos) y publica en línea FITISPos International Journal.

Desde una perspectiva más académica, puede mencionarse la existencia de AUnETI (Asociación de Universidades del Estado Español con Titulaciones Oficiales de Traducción e Interpretación), que es el resultado de la renovación de la antigua CCDUTI (Conferencia de Centros y Departamentos Universitarios de Traducción e Interpretación del Estado español) y que agrupa a los representantes de los Centros y Departamentos que imparten dicha titulación, con el fin de coordinar esfuerzos encaminados a mejorar la calidad de la enseñanza. Sus objetivos son los de alcanzar la más alta calidad en la formación profesional del alumnado, velar por su inserción en el mercado laboral y funcionar como centro de documentación sobre los Estudios de Traducción e Interpretación en el Estado español. Por otra parte, en 2003 se constituyó AIETI (Asociación Ibérica de Estudios de Traducción e Interpretación), que agrupa a investigadores y profesionales de la traducción españoles y portugueses, y tiene como objetivo «incentivar la reflexión, el estudio, la investigación, la docencia y el intercambio científico en torno a los fenómenos relativos a los campos de la traducción y la interpretación y a su impacto social y cultural».

Finalmente, en 2003 se constituyó AELETI (Asociación Española de Licenciados en Traducción e Interpretación), a partir de una iniciativa surgida en el I ENETI (Encuentro Nacional de Estudiantes de Traducción e Interpretación), celebrado en Salamanca en 2002. Dicha asociación fue renovada en el ENETI de 2012 celebrado en Córdoba como AETI (Asociación Española Universitaria de Traductores e Intérpretes en Formación), con el fin de «canalizar y coordinar las propuestas para la mejora de las condiciones y las capacidades de los estudiantes universitarios y futuros profesionales de la traducción y la interpretación».

 

Bibliografía

Áurea Fernández Rodríguez, «El Premio nacional a la obra de un traductor y el perfil de los premiados», Transfer 12:1–2 (2017), 29–55.

Luis González Martín, «La política de apoyo a la traducción literaria», Hieronymus Complutensis 9–10 (2000), 79–81.

Itziar Hernández Rodilla, «Trabajo, asesoramiento y formación: qué nos ofrecen las asociaciones de traductores e intérpretes» en P. Meseguer & A. M.ª Rojo (eds.), La profesión del traductor e intérprete: claves para dar el salto al mundo laboral, Gijón, Trea, 63–77.

Luis Pegenaute, «La época actual» en F. Lafarga & L. Pegenaute (eds.), Historia de la traducción en España, Salamanca, Ambos Mundos, 2004, 579–620.

Joan Manuel Verdegal Cerezo, El premio Fray Luis de León de traducción. Historia, sociología y crítica, Castelló de la Plana, Universitat de Jaume I, 2013.

 

Luis Pegenaute & Carmen Valero Garcés