Cabrerizo y Bascuas, Mariano de

Cabrerizo y Bascuas, Mariano de (La Vilueña, 1785–Valencia, 1858)

Librero y editor español que contribuyó de forma decisiva a difundir a los principales autores románticos extranjeros. A los once años estableció ya contacto con el mundo del libro al trasladarse a Zaragoza y entrar de aprendiz de Francisco Ruiz, librero del arzobispo Company. Al pasar éste a Valencia, se trasladó también allí bajo su protección, y trabajó algún tiempo con los encuadernadores Beneito y Carsí. Parece que ya en 1809 abrió una librería con un salón de lectura y tertulia anexo a ella. Durante los años siguientes estudió las tendencias literarias de la época y se relacionó con los literatos más reputados de la región.

En 1813 inició su actividad como editor, con la publicación del muy exitoso Itinerario descriptivo de las provincias de España y de sus islas y posesiones en el Mediterráneo, de Alexandre de Laborde, traducido y prologado por Jaime Villanueva y Estengo. En 1818 lanzó su «Prospecto de una colección de novelas inglesas, alemanas y francesas, traducidas al castellano», donde distinguía los diversos tipos de este género y proponía un plan de traducciones consistente en trece novelas en veintiséis tomos. Según afirma, su propósito es «ofrecer a la juventud una colección de las mejores novelas modernas, tanto originales españolas, como traducidas de otros idiomas», con el fin de facilitarles «la instrucción proporcionada a su edad, y los documentos de una moral pura, que sin duda repelerían fastidiados, si se les presentaran en un curso de filosofía o historia». Para alcanzar tal fin, «se han elegido sólo aquellas que pueden servir de modelos en sus géneros respectivos y que, por tanto, han logrado la aceptación general de toda Europa».

En un catálogo de aquel año se daban ya por traducidos diez de ellos. Según afirma en tal catálogo, «en las traducciones se ha procurado conservar fielmente el texto original, excepto en algunos casos, en los que no lo han permitido nuestras leyes o nuestras costumbres». Lo cierto es que alguna de las obras anunciadas no se pudo publicar por problemas con la censura (así, por ejemplo, Los votos temerarios de Mme. de Genlis), pero cuando en 1820 esta censura desaparece logra sacar Corina o Italia de Madame de Staël, en traducción de Juan Ángel Caamaño «sin las grandes supresiones a las que había obligado la tirana censoría» (en 1818–1819 se había publicado en Madrid la traducción hecha por Pedro M.ª Olive para su «Biblioteca universal de novelas, cuentos e historias»). Es destacable el prólogo de Caamaño a su traducción, no sólo por sus comentarios sobre los avatares de la publicación de su propia versión y la de Olive –al que acusa de competencia desleal– sino también por su ponderada exposición de los principios románticos.

Entre los títulos que configuran esta primera colección se encuentran, por ejemplo, además de Corina, El pícaro de opinión (1818) y Ricardo y Sofía o Los yerros del amor (1818) de La Fontaine; Amor y virtud (1819, trad. de Antonio Sarmiento) y Hermann y Dorotea (1819) y Vérter o Las pasiones (1820) de Goethe, sin mención de los traductores. De la actividad de Cabrerizo destaca su relación con una red de libreros en permanente aumento y el mantenimiento de una cartera de suscriptores. En 1820 anunció una segunda colección, que no pudo ver la luz hasta finales de 1827. Entre 1820 y 1823 se implicó muy activamente en el Trienio Liberal. Con la llegada del régimen absolutista se encontró arruinado y fue encarcelado durante casi tres años tras diversos procesos promovidos por los Tribunales de la Fe. Al salir de prisión logró reanudar sus negocios como librero y editor, pero durante parte de 1826 optó por exiliarse en París, donde entró en contacto con las distintas novedades literarias.

La publicación de La medicina curativa de Le Roy en 1827 provocó cierta polémica sobre las auténticas cualidades curativas del método en cuestión, pero ello contribuyó a convertir la obra en un auténtico éxito de ventas, lo que le permitió afrontar la inversión económica que suponía lanzar su segunda colección de novelas. A finales de 1827 editó Las aventuras del último abencerraje de Chateaubriand. Le siguieron, entre otras, El solitario del monte salvaje (1830), La extrangera o La mujer misteriosa (1830), El amor y la muerte (1832), El renegado o El triunfo de la fe (1833, trad. de Luis Lamarca) del vizconde de Arlincourt; El corsario (1832) de Byron; Alfonso o el hijo natural (1832, trad. de P. H. B.), Las madres rivales o La calumnia (1832, trad. de P. H. B.) y Los votos temerarios o El entusiasmo (1836, trad. de Manuel Vergara) de la condesa de Genlis; Amalia Mansfield (1835, trad. de Pedro Barinaga) de Madame Cottin. También editó Los bandos de Castilla de López Soler en 1830. Cabrerizo acumuló numerosos honores en los últimos veinte años de su vida, además de ser elegido diputado en 1837.

 

Bibliografía

Francisco ALMELA Y VIVES, El editor don Mariano de Cabrerizo, Valencia, CSIC, 1949.

M.ª José ALONSO SEOANE, «El debate sobre el romanticismo y su temprana defensa en la traducción de Corinne, de Mme de Staël, por Juan Ángel Caamaño» en VV. AA., Romanticismo 8. Los románticos teorizan sobre sí mismos, Bolonia, Il Capitello del Sole, 2002, 7–24.

Mariano CABRERIZO, Memorias de mis vicisitudes políticas desde 1820 a 1836, Alicante, Asociación Provincial de Libreros de Alicante, 1996.

Antoni ESPINÓS I QUERO, «Mariano Cabrerizo y la edición romántica», Hibris 15 (2003), 27–31.

Antoni ESPINÓS I QUERO, «La colección de novelas del editor Cabrerizo», Hibris 25 (2005), 30–39 y 26 (2005), 27–39.

Ricardo RODRIGO MANCHO, «Mariano Cabrerizo: energía literaria y liberal en tiempos de Fernando VII», Cuadernos de Ilustración y Romanticismo 24 (2018), 93–114.

 

Luis PEGENAUTE