Fernández Cuesta, Nemesio (Segovia, 1818–Madrid, 1893)
Escritor y traductor en lengua castellana. Su interés por la vida pública lo empujó a participar en los acontecimientos políticos de su tiempo, lo que le acarreó sendos exilios en Portugal y Francia, y lo llevó también a intervenir en la revolución que destronó a Isabel II en septiembre de 1868, aunque más tarde reiterados sinsabores políticos le acabaron apartando de la vida política. Se distinguió como periodista, e intervino en diversas publicaciones periódicas de la época; sobresalió como fundador de El Museo Universal (Madrid, 1857–1869), que luego se convirtió en La Ilustración Española y Americana. Como lexicógrafo publicó un Diccionario enciclopédico de la lengua española (1858) y un Diccionario de las lenguas española y francesa comparadas (1885–1886), en el que muestra, con atinados comentarios y observaciones, un buen conocimiento del francés.
Su faceta de traductor de diferentes lenguas es lo que despierta mayor interés hoy día, ya que fue uno de los traductores más productivos de su tiempo, aunque no siempre estuvo acompañado de la exigencia y del rigor requeridos. La mayoría de sus traducciones son del francés al castellano, y entre ellas destacan las de las obras de Jules Verne. Prácticamente la mayor parte de las primeras traducciones de este autor, todas ellas contemporáneas de sus originales franceses, se deben a Fernández Cuesta. Es el caso de la traducción de La isla misteriosa, cuya primera edición francesa es de 1874 y que tradujo casi inmediatamente, puesto que empezó a publicarse en castellano a partir del año siguiente (M., Gaspar, 1875–1876). Y más significativos aún son los casos de Miguel Strogoff (Gaspar, 1876–1877) o de Un capitán de quince años (M., Agustín Jubera, 1878), que vertió al castellano casi coincidiendo con su publicación en francés. En los diez años que median entre 1875 y 1885 tradujo buena parte de las novelas de la etapa más representativa del novelista francés, aunque no es menos cierto que, por la razón que fuera, no vertió al castellano algunos de los títulos más emblemáticos del autor. Muchas de las numerosas traducciones que han tenido en España y en los países de habla castellana las novelas de Verne, a lo largo de más de un siglo, no se explican sin esas primeras versiones, las cuales, a pesar de que acusan el paso del tiempo, siguen siendo un punto de referencia insoslayable.
Especialmente llamativo es el caso de la traducción de las Memorias de ultratumba de Chateaubriand, cuya primera edición castellana (M., R. Rodríguez Rivera, 1848–1850), a pesar de la extensión de la obra, fue también prácticamente simultánea a su publicación en francés, pero es una traducción que adolece de exceso de apresuramiento e improvisación. Lo que, de algún modo, se pone de manifiesto también en su versión de Los miserables de V. Hugo, que empezó a publicarse el mismo año (M., Las Novedades, 1862–1863) de la edición príncipe de Bruselas. Es su traducción más conocida y tal vez la más importante, como lo prueba que varios editores (Planeta, Destino, RBA) la hayan seguido reeditando hasta la actualidad. Y sin embargo, como se ha señalado, a menudo el tiempo transcurrido no siempre ha jugado a su favor, sobre todo si se tiene en cuenta que la censura ha tenido un papel relevante en algunos períodos de los últimos cien años de nuestra historia, lo que ha dado lugar a que ciertos pasajes de dicha obra hayan podido sufrir modificaciones o amputaciones más o menos interesadas.
Se le debe, asimismo, entre sus muchas traducciones de autores franceses, las de otras novelas de Hugo, Noventa y tres (M., Gaspar y Roig, 1874) y Nuestra Señora de París (B., Seix, 1902), así como las Memorias de Victor Hugo por un testigo de su vida (M., Las Novedades, 1863) que Adèle Hugo escribió sobre su esposo. En menor medida tradujo obras italianas, inglesas y alemanas, todas ellas muy populares en su época, pero apenas conocidas ahora, como la Historia universal de Cesare Cantù, obra de gran éxito en su tiempo (M., Gaspar y Roig, 1854), y la Historia universal de Wilhem Oncken (B., Montaner y Simón, 1894), así como novelas inglesas, entre las que destacan las de aventuras de Thomas Mayne–Reid y de Frederick Marryat, o las de temática religiosa del cardenal Wiseman y de Charles Kingsley. Se han planteado dudas sobre el conocimiento exacto que tenía Fernández Cuesta del inglés y el alemán, lo que ha llevado a algunos a preguntarse sobre la posibilidad de que recurriera al francés como lengua intermediaria, algo nada infrecuente en la época.
Bibliografía
Manuel Bruña Cuevas, «La producción lexicográfica con el español y el francés durante los siglos XVI a XIX», Philologia Hispalensis 22 (2008), 37–111 (Lexicografía bilingüe y plurilingüe del español (siglos XVI-XIX), ed. de M. Bruña).
Juan García Bascuñana, «Le Dictionnaire français–espagnol/espagnol–français de Nemesio Fernández Cuesta et la rénovation de l’enseignement des langues étrangères en Espagne à la fin du XIXe siècle», Bulletin CILA 56 (1992), 117–124.
Juan García Bascuñana, «La obra lexicográfica de Nemesio Fernández Cuesta», Universitas Tarraconensis 14 (1992–1993), 45–61.
Juan García Bascuñana, «Nemesio Fernández Cuesta lexicographe et traducteur (1818–1893): à propos de l’institutionnalisation et formation des professeurs de français en Espagne pendant la seconde moitié du XIXe siècle», Documents pour l’Histoire du Français Langue Etrangère ou Seconde 33–34 (2005), 265–276.
Juan García Bascuñana, «Relación de la labor traductora de Nemesio Fernández Cuesta con el resto de su obra escrita», en F. Lafarga & L. Pegenaute (eds.), Creación y traducción en la España del siglo XIX, Berna, Peter Lang, 2015, 115–126.
Juan García Bascuñana, «Nemesio Fernández Cuesta: creación y traducción» en F. Lafarga & L. Pegenaute (eds.), Autores/traductores en la España del siglo XIX, Kassel, Reichenberger, 2016, 276–287.
José Luis Gómez, «Nota sobre la traducción» en V. Hugo, Los miserables. Ed. de J. L. Gómez, introducción de A. Verjat, trad. de N. Fernández Cuesta, Barcelona, Planeta, 2006.
Juan García Bascuñana