Valera, Cipriano de

Valera, Cipriano de (¿Valera la Vieja?, ¿1532?–¿Londres?, ¿1602?)

Humanista y traductor en lengua castellana. Se implicó desde muy joven en la causa reformista y fue calificado en los Índices inquisitoriales como «el hereje español». Se le conoce por haber sido el revisor y editor de la Biblia del Oso, traducida por Casiodoro de Reina. Estudió teología en la Universidad de Sevilla, donde fue discípulo de Benito Arias Montano. Ingresó en el monasterio de la orden de San Jerónimo de San Isidoro del Campo (Santiponce, Sevilla), de orientación reformista, y allí inició su relación con Reina. Ante el acoso de la Inquisición, en 1557 huyó de España junto con otros frailes de su orden, y se refugió primero en Ginebra y después en Inglaterra, dado que en 1558 la reina Isabel había declarado la libertad religiosa para los protestantes. En Londres participó en el proyecto de Reina de fundar una Iglesia reformista española, pero muy pronto, en 1559, se trasladó a Cambridge, donde su gran erudición le valió un puesto en la universidad. Enseñó también en Oxford y Londres, e hizo numerosos viajes a Ginebra y Ámsterdam con el propósito de difundir las ideas reformistas. Nada se sabe de él a partir de 1602, año en que apareció su edición revisada de la Biblia de Casiodoro de Reina.

Todas las obras de Valera fueron prohibidas por el Santo Oficio en 1640. La mayor parte de sus escritos son traducciones, adaptaciones y revisiones de otros textos. En 1588 publicó en Londres Dos tratados: el primero es del Papa; el segundo es de la misa. Fue el segundo libro en castellano impreso en Inglaterra, y su primera parte es una adaptación de Peageant of the Popes (1574) de John Studley, ajustada a los intereses de los lectores españoles. Es su obra más extensa, y en ella trata de demostrar la falta de base del sistema papal y de la misa. Unos años más tarde, en 1594, apareció el Tratado para confirmar los pobres cautivos de Berbería en la católica y antigua fe y religión cristiana, dirigido a los cristianos que habían caído en manos de los piratas mahometanos de Argel. Su propósito era afianzar la fe de los cautivos, para que no renegaran. En algunas de las ediciones de este tratado se añadió el Enjambre de los falsos milagros con que María de la Visitación priora de la Anunciada de Lisboa engañó a muy muchos, una arremetida contra las prácticas supersticiosas en un tono irónico y mordaz.

Realizó también la traducción de la Institución de la religión cristiana (Londres, 1597) de Calvino, a quien tuvo la oportunidad de conocer personalmente, y de quien fue seguidor. La edición contiene un largo prefacio doctrinal y la traducción presenta modificaciones para hacer el texto más comprensible al lector español. Dos años más tarde apareció el Católico reformado de William Perkins, traducido por Guillermo Massan y prologado por Valera. Algunos investigadores han sugerido, con escaso fundamento, que Massan podría ser un seudónimo del propio Valera. En 1600 publicó anónimamente la versión española del Aviso a los de la Iglesia Romana sobre la indicción del Jubileo por la bula del papa Clemente octavo, basado en un original francés.

Con todo, su obra más importante es la versión de la Biblia (Basilea, 1569). Se la conoce con el nombre de Reina–Valera o Biblia del Oso (por el emblema de la ciudad de Berna, en alusión al compaginador del texto, impreso en la portada de la primera edición). Fue la primera traducción de la Biblia al castellano que alcanzó amplia difusión, alentada por el espíritu reformista y las ideas de Lutero, que propugnaba la lectura directa de las Escrituras y propició su traducción a las lenguas vernáculas. Su labor consistió en la corrección y difusión del trabajo de Casiodoro de Reina. La traducción de Reina está inspirada en la edición del Nuevo Testamento de Juan Pérez de Pineda (1556). Dos años después de la muerte de su autor, en 1596, apareció la revisión de Valera de El Testamento Nuevo de Nuestro Señor Jesucristo, con ligeras modificaciones, entre las que destacan la supresión de algunas notas y de las variantes del texto griego, así como la inclusión de un breve prólogo, que amplió en la edición completa de la Biblia (Amberes, 1602) y que llevaba por título «Exhortacion al Christiano Lector à leer la sagrada Escriptura».

En dicho prefacio intentó justificar la difusión de una traducción que las autoridades eclesiásticas miraban con recelo apelando a las traducciones bíblicas previas y a la necesidad de entender los textos para acceder a un conocimiento profundo de la religión y evitar así las herejías, surgidas de la ignorancia. Concibe su labor, rigurosa y cuidada, como una aportación fundamental a la lengua y la cultura hispanas. Se toma el canon de la Biblia hebrea, que excluye los textos deuterocanónicos incluidos en la traducción griega del Septuaginta y en la Vulgata. En 1625 hubo una reimpresión de la Biblia, seguramente apócrifa, y desde entonces el texto ha sido revisado en varias ocasiones: 1862, 1909, 1960 y 1995. La traducción, esencial para la historia, continúa estando vigente gracias a su gran calidad literaria y a la empresa divulgadora de su autor.

 

Bibliografía

Plutarco Bonilla A., «Cosas olvidadas (o no sabidas) acerca de la versión de Casiodoro de la Reina, luego revisada por Cipriano de Valera», Revista Bíblica 59 (1995), 155–180.

Paul J. Hauben, Three Spanish Heretics and the Reformation: Antonio del Corro, Cassiodoro de Reina, Cypriano de Valera, Ginebra, Droz, 1967.

Arthur G. Kinder, «Cipriano de Valera, Spanish Reformer», Bulletin of Hispanic Studies 46 (1969), 109–119.

Marcelino Menéndez Pelayo, Biblioteca de traductores españoles, Madrid, CSIC, 1952, IV, 323–329.

Juan Luis Monreal Pérez, «Biblismo, lengua vernácula y traducción en Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera», Hikma 13 (2014), 67–96.

Miguel Sáenz, «Traductor y revisor: Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera» en J. C. Santoyo et al. (eds.), Fidus interpres, León, Universidad de León, 1987, I, 91–97.

 

Elisa Martín Ortega

[Actualización por Francisco Lafarga]