Morales, María Luz (La Coruña, 1890–Barcelona, 1980)
Periodista y traductora en lengua castellana. Trabajó para importantes cabeceras como El Hogar y la Moda, El Sol, La Vanguardia y el Diario de Barcelona. Se especializó en temas de moda, cine y teatro, asuntos en que se le reconoció autoridad antes y después de la Guerra Civil. La reescritura de textos ajenos, la mediación cultural y la acomodación de obras literarias al código o las capacidades de públicos que de otro modo no accederían a ellas, fueron facetas profesionales que contribuyeron a su fama.
Tradujo al castellano principalmente narrativa, a veces en colaboración; a menudo seleccionó o adaptó textos, antepuso presentaciones y prólogos a los mismos, e incluso se ocupó de anotar las obras para orientar al lector medio. Su formación la familiarizó con varias lenguas extranjeras y peninsulares: usaba gallego, catalán y castellano, y dominaba el inglés, el francés, el portugués y, probablemente, también el italiano. De ahí sus numerosos trabajos como traductora, que ejecutó en su mayoría desde los años 20 hasta los 60. En la editorial Araluce se encargó de colecciones infantiles y juveniles que albergaban a clásicos españoles y extranjeros de todos los tiempos, así como anécdotas relativas a grandes figuras de la ciencia, la historia y la literatura: la vida o la obra de Cervantes, Lope de Vega, Shakespeare, Tirso de Molina, Eurípides, Goethe, Perrault o el Cid forman parte de este conjunto de narraciones, adaptadas, presentadas y vertidas al castellano.
Desde los años 20 y hasta el primer franquismo tradujo, en solitario o junto a Zoe Morales, novelas sentimentales muy populares en esos años: Los ojos de Alicia de Charles E. Pearce (1921), La puerta cerrada de George Gibbs (1924), Corazones que no se encuentran de Berta S. Ruck (1924), El rosario de Florence L. Barclay (B., Imprenta del Diario de Barcelona, 1925). Las tres primeras le fueron encomendadas por la Sociedad General de Publicaciones, que además sostenía la revista El Hogar y la Moda, que llegó a dirigir. Para esta misma editorial hizo en solitario las primeras traducciones del novelista portugués Júlio Dinis, que así se popularizó en España: Los hidalgos de la casa morisca (1923), La mayorazga de los cañaverales (1925) y Una familia inglesa (1926).
También de los años 20 data su colaboración con la Editorial Juventud, para la que tradujo varios relatos: Deber de hijo de Matilde Alanic, La cuesta encantada de Peter B. Kyne, o novelas de acción de James O. Curwood. Pero su mayor éxito en este sello editorial fue la versión de Peter Pan, de James M. Barrie, en 1926: a partir de entonces se publicaron más de veinte ediciones, que han pervivido hasta principios del siglo XXI. También lograron varias reediciones las novelas de John Galsworthy, que tradujo asimismo para Juventud unas décadas después. Especialmente esforzada fue su traducción de grandes autores catalanes: en 1928 y 1929, El Sol encargó a la periodista la versión de varios cuentos de Víctor Català que fueron apareciendo en el diario madrileño; y del catalán tradujo en décadas sucesivas Suburbio de Xavier Benguerel (B., Apolo, 1938), así como Seis Juanes de Carles Riba (1949), El señor Esteve sobre el texto de Santiago Rusiñol (1949), o la semblanza de Dalí visto por su hermana (1953), las tres publicadas por Juventud.
Tras la Guerra Civil fue represaliada, se atascó su carrera periodística y fundó la editorial Surco, para la que tradujo a grandes autores anglosajones, desde Jane Austen hasta Henry James, sola o en colaboración con su sobrina Zoe Ramírez. Además, en Surco ofreció su traducción de la Historia de Inglaterra, de A. Maurois (1943), que logró varias reediciones; esto propició la aparición de otras Historias de Francia, de Alemania, de la Iglesia, etc., también en versión castellana de la periodista, y además la convirtió en una reputada traductora de Maurois, del que después ofreció en castellano otros títulos, que se incluyeron en la edición de Obras completas de Maurois publicada por José Janés en Barcelona a principios de los años 1950. Surco también publicó colecciones de cartas amorosas (de A. de Musset, V. Hugo, F. Hölderlin, Napoleón), con versión y prólogo. Otros trabajos suyos de traducción fueron cuidadosamente editados, como Manon Lescaut de A.–F. Prévost (B., Maucci, 1941) o El molino junto al Floss de G. Eliot (M., Iberia, 1943). También vertió al castellano obras misceláneas o de carácter enciclopédico, desde El existencialismo de Paul Foulquié (B., Salvat, 1948) al Diccionario de la belleza de Marcelle Auclair (B., Argos, 1950). Recogió algunas de sus reflexiones sobre su esfuerzo y experiencia como traductora en el capítulo dedicado a Víctor Català de su libro Alguien a quien conocí.
Bibliografía
Olga Castro, «Traductoras gallegas del siglo XX: reescribiendo la historia de la traducción desde el género y la nación», MonTI 3 (2011), 107–130.
Amparo Hurtado Díaz, «Caterina Albert y María Luz Morales», Cuadernos Hispanoamericanos 671 (2006), 43–56.
Teresa Julio, «María Luz Morales, traductora: estado de la cuestión y perspectivas de investigación», Confluenze 9:2 (2017), 55–68.
Teresa Julio, «Censura política y otros avatares: María Luz Morales y las Lettres portugaises de Mariana Alcoforado» en G. Zaragoza et al. (eds.), Traducción, género y censura en la literatura y en los medios de comunicación, Granada, Comares, 2018, 27–38.
Noelia Micó, «María Luz Morales: del periodismo a la traducción» en F. Lafarga (ed.), Creación y traducción en España (1898–1936): protagonistas de una historia, Kassel, Reichenberger, 2018, 201–216.
María Luz Morales, Alguien a quien conocí, Barcelona, Juventud, 1973.
Carmen Servén Díez, «Mari Luz Morales (1898-1980): entre la traducción y la adaptación» en D. Romero López (ed.), Retratos de traductoras en la Edad de Plata, Madrid, Escolar y Mayo, 2016, 177–198.
Carmen Servén Díez