García Balmaseda, Joaquina

García Balmaseda, Joaquina (Madrid, 1837–Madrid, 1911)

Escritora y traductora en lengua castellana. Estudió declamación en el Conservatorio y trabajó de actriz durante sus años de juventud. A partir de 1857 empezó a colaborar en la prensa, en la que desarrolló una fecunda labor durante casi cuarenta años en aras de la educación femenina. Publicó artículos, fábulas y cuentos educativos y recreativos para niños, jóvenes y mujeres en La Floresta, El Museo de las Familias, La Aurora de la vida, La América, La Educanda, El Museo Literario y La Violeta.

Desde 1860 y durante más de veinte años, formó parte de la redacción de La Correspondencia de España donde fue responsable de la sección literaria. El notable número de novelas que allí tradujo la convierten en una de las más eficaces introductoras y divulgadoras de la novela por entregas en España. Entre sus traducciones figuran: El crimen de Orcival, El dinero de los otros, El legajo núm. 113, El proceso Lerouge, La canalla dorada, Los esclavos de París y Los secretos de la casa Champdoce, de Émile Gaboriau; Amada, El caballero Fortuna, El paraíso de las mujeres y El pretil de aventureros, de Paul Féval; Dos madres, El conde de Coulange, La encantadora y La hija maldecida, de Émile Richebourg; Cesarina Dietrich, El marqués de Villemer y Flamarandre, de George Sand; El coche número 13, El médico de las locas y El secreto de la condesa, de Xavier de Montepin; La hada de Auteuil, Los amores de Aurora y Los misterios de una raza, de Ponson du Terrail; La muerta viva, Marido y mujer y Pobre Lucila, de Wilkie Collins; Cecilia y Creación y redención, de Alexandre Dumas.

De otros muchos autores solo consta una traducción: Henri Conscience (La dicha de ser rico), Octave Feuillet (Diario de una mujer), Émile Souvestre (Dos miserias), Charles Dickens (El abismo), Antonio Gaccianiga (El beso de la condesa Sabina), Aristide de Gondecour (El caballero de Pampelonne), Mary E. Braddon (El capitán del Buitre),  Albert Delpit (El padre de Marcial), Victor Cherbuliez (El prometido de Simona), Jules Claretie (El renegado), Léon Gozlan (El vampiro de Valdegracia), Alphonse Daudet (Fremont joven y Risler mayor), Emmanuel Gonzalès (La novia), Alfred de Bréhat (Los amores de una gran señora), Fortuné du Boisgobey (Los malvados), Robert Halt (Madama Frainex), Solange de Clésinger–Sand (Santiago Broneau),  Georges Ohnet (Sergio Panine) y Ernest Feydeau (Un estreno en la Ópera).

De hecho, muchas de sus versiones se publicaron luego en la prensa de provincias y en forma de libro en la «Biblioteca de La Correspondencia». Es más, las reediciones posteriores a 1883, sobre todo las de El Cosmos Editorial, aunque vayan sin firmar son de Joaquina García Balmaseda. Así se publicaron El marqués de Villemer de G. Sand o las secciones Los delatores y Los secretos de la casa de Champdocé, de Les esclaves de Paris de Gaboriau.

Los folletines que tradujo eran sobre todo franceses; realizó asimismo versiones de algunos textos italianos e ingleses, procedentes de la colección «Bibliothèque des Meilleurs Romans Étrangers» de Hachette. Los textos que vertió al castellano cubrían todas las tipologías populares y aunque predominasen las sentimentales y trágicas en ámbitos familiares, no por ello desdeñó otros géneros todavía balbuceantes, como el policíaco. Poca información tenemos sobre el papel de mediadora que ella ejerció y nunca comentó su propio quehacer como traductora. No obstante, del análisis de su extensa producción se pueden aportar algunas características de su trabajo de traducción: la reducción del texto original, con la finalidad de ajustarlo a las condiciones de publicación en la prensa; la pérdida de las ilustraciones que acompañaban usualmente a las ediciones originales; la supresión, o modificación, de anexos, dedicatorias o introducciones de las novelas originales; la adaptación o españolización de títulos, subtítulos y nombres propios.

Por otra parte, se aprecia una tendencia a potenciar los diálogos, por lo que sus versiones ganan teatralidad y dramatismo, mantienen un ritmo vivo y enriquecen la pluralidad de voces que confieren dinamismo al relato. Finalmente, cabe decir que las traducciones de García Balmaseda no son neutras y sus propias creencias, o las que el periódico esperaba de una mujer, le indujeron a elevar el tono religioso de los textos. Todo estos elementos paratextuales o textuales forman parte de la poética de la traducción de la época y son, en gran medida, fruto del soporte de publicación.

 

Bibliografía

Helena ESTABLIER, «La literatura “popular” europea en la España decimonónica: las traducciones de Joaquina García Balmaseda para La Correspondencia de España (1861–1884)» en F. Lafarga & L. Pegenaute (eds.), Creación y traducción en la España del siglo XIX, Berna, Peter Lang, 2015, 69–84.

Carmen RAMÍREZ, Dos traductores de letras francesas en el siglo XIX: Alberto Lista y Joaquina García Balmaseda, Barcelona, Trialba, 2015.

Carmen RAMÍREZ, «La fábrica literaria francesa de la traductora Joaquina García Balmaseda» en F. Lafarga & L. Pegenaute (eds.), Autores traductores en la España del siglo XIX, Kassel, Reichenberger, 2016, 390–414.

Dolores THION SORIANO-MOLLÁ, «Joaquina García Balmaseda: una escritora isabelina al servicio de la mujer», Anales de Literatura Española 23 (2011), 381–403

Dolores THION SORIANO-MOLLÁ, «Joaquina García Balmaseda, notas sobre el quehacer de una traductora olvidada» en F. Lafarga & L. Pegenaute (eds.), Creación y traducción en la España del siglo XIX, Berna, Peter Lang, 2015, 437–450.

 

Dolores THION SORIANO-MOLLÁ