Armiño, Mauro (Cereceda, 1944)
Escritor y traductor en lengua castellana, apellidado en realidad Fernández Alonso de Armiño. Ha publicado libros de poesía, de narrativa y de ensayo literario. Ha ejercido el periodismo y la crítica teatral en diversos medios de comunicación, tanto escritos (Cambio 16, El País, El Siglo) como radiofónicos. Es un prolífico y reconocido traductor, galardonado en 1971 con el premio de traducción Fray Luis de León por su Antología de la poesía surrealista (M., Visor), y en 1979 por su versión y edición de la Poesía de Rosalía de Castro. Es uno de los traductores contemporáneos más valorados por su trabajo de especialista en el traslado de la cultura francesa al castellano. Aunque ha traducido a escritores de otras lenguas y procedencias (N. Hawthorne, O. Wilde, R. Tagore, Jalil Gibrán, Vladímir Maiakosvki), sus traducciones de los autores franceses más representativos, así como la difusión conseguida por las representaciones teatrales sustentadas en su trabajo de traductor, lo han situado en esta posición de excelencia. De hecho, en el año 2003 obtuvo el premio Max de las Artes Escénicas, en la categoría de mejor adaptación de obra teatral, por su traducción de París 1940 de Louis Jouvet. En 2007, el Gobierno de la República Francesa lo nombró Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres.
En la larga lista de autores franceses traducidos se hallan poetas (Antología esencial de la poesía francesa; M., Espasa–Calpe, 2006), autores dramáticos (Molière, P. Corneille, Marivaux, J. Genet, A. Camus), filósofos de la Ilustración (J.–J. Rousseau, Voltaire, D. Diderot) y novelistas de los siglos XIX y XX como H. de Balzac, G. Flaubert, A. Dumas, G. de Maupassant, É. Zola, Marcel Schwob y M. Proust. Una mención especial merecen tres ediciones titánicas que ha realizado en solitario: la primera comprende toda la narrativa de Voltaire (Cuentos completos en prosa y en verso; M., Siruela, 2006), nunca reunida en castellano; la segunda, la obra clásica de Proust (A la busca del tiempo perdido; M., Valdemar, 2005), en tres volúmenes, acompañada de abundante aparato crítico; y la tercera, la versión y edición de Historia de mi vida de Giacomo Casanova (Vilaür, Atalanta, 2009). Por la traducción y edición de esta última obra, que corresponde a las memorias íntegras y sin censuras de este complejo personaje histórico, obtuvo en 2010 el Premio Nacional de Traducción. También es destacable su traducción de Cuentos completos de Marcel Schwob (M., Páginas de espuma, 2015).
En cuanto a las traducciones de obras de teatro cabe destacar que han sido llevadas a los escenarios por directores tan reconocidos como Josep Maria Flotats (París 1940 de Jouvet), Adrián Daumas (El triunfo del amor de Marivaux) y Miguel Narros (Salomé de Wilde), entre otros. Como traductor de autores clásicos, responde a los desafíos que las obras alejadas en el tiempo plantean a los lectores de hoy en día, lo que incluye desde la incorporación de los avances filológicos que en relación con los textos se han ido produciendo hasta la elaboración de un copioso sistema de notas y la adopción de una manera de proceder conforme a este tipo de textos, que en su caso podría calificarse de respetuosa fidelidad al estilo y al pensamiento del autor, pese al riesgo de forzar la sintaxis y sorprender en ocasiones al lector. Así lo suele explicar en los sustanciosos prólogos y notas a la edición que preceden sus traducciones. Convencido de que cada generación necesita hacer su propia lectura de los clásicos, ataca la desidia editorial y reclama para estos autores traducciones periódicas. Como traductor de obras teatrales, defiende la idea de hacer traducciones y no versiones. Considera que su trabajo empieza y termina con la traducción del texto: lo que suceda después es responsabilidad del director. La crítica sigue con atención su trabajo y así, frente a la iniciativa de traducir la totalidad de la gran obra de Proust bajo su exclusiva responsabilidad, los críticos han destacado la unidad de estilo que no lograron traducciones anteriores. Del mismo modo, han puesto de relieve los riesgos que entraña la respetuosa fidelidad al pensamiento y al estilo de Proust que Armiño practica, riesgos que son aún más evidentes cuando chocan con lo que hemos leído y conocido dentro de una tradición, a la que él no siempre se acomoda, y que plantean de manera manifiesta la necesidad de nuevas lecturas y traducciones de los clásicos.
Bibliografía
Robert Saladrigas, «Los riesgos de traducir a Proust», Revista de Libros 51 (2001), 8–10.
Mariela Fernández Sánchez