Constant de Rebecque, Benjamin (Lausana, 1767–París, 1830)
Escritor y político francés, de familia de protestantes franceses exiliados en Suiza. Adquirió pronto una sólida formación en Bruselas, Erlangen y Edimburgo. Viajó por diversos países y se instaló en París (1785), donde se involucró en el debate político y en los acontecimientos de la Revolución. Su adhesión al Directorio le valió la nacionalidad francesa (1798). Exiliado en Alemania (1802) por su oposición a Napoleón, regresó a París tras la caída del emperador. Después de Waterloo, recaló en Inglaterra y publicó Adolphe (1816), lúcido análisis del intrincado mecanismo de los sentimientos y testimonio de sus atormentadas relaciones con Mme. de Staël. De nuevo en Francia, fue elegido diputado en la Cámara de Representantes (1819) y se convirtió en uno de los líderes del partido liberal y presidente del Consejo de Estado (1830). Además de sus obras póstumas, Le cahier rouge (1907), relato elegante y cínico de su juventud, y los Journaux intimes (1952), narración austera y sincera de su vida sentimental y pública, es autor de numerosos textos de carácter político: Des effets de la Terreur, Des réactions politiques (1797), De l’esprit de conquète et de l’usurpation (1814), Principes de politique (1815).
El prestigio de Francia en la España intelectual de principios del XIX y la resonancia política de Constant contribuyeron a la pronta traducción de obras donde se encuentran las bases del «poder neutro» de la monarquía constitucional. En 1820 se publicó en Madrid (Imprenta de la Compañía) el Curso de política constitucional (1820), traducido por el académico de la Historia Marcial Antonio López, que contiene, además del Cours de politique constitutionnelle, otros escritos políticos, así como discursos sobre la libertad de prensa. Del éxito de su publicación –libro de texto oficial de la cátedra de Derecho Público y Constitución de la Universidad Central de Madrid–, de las dificultades del liberalismo político en España y de la presencia de «afrancesados» en el país vecino, son prueba sus dos ediciones en Burdeos (1821 y 1823). También en Francia se publicaron en 1825 el Curso de política constitucional (París, Parmentier) y el Comentario sobre la ciencia de la legislación de Filangieri (París, Rosa), en versión de J. C. Pagès, intérprete real.
Hubo que esperar a finales de siglo para que apareciera una nueva versión de Constant, los Principios de política aplicables a todos los gobiernos representativos (M., Imprenta de J. Rodríguez, 1890–1891), obra de Antonio Zozaya. Ya en pleno siglo XX se publicó una nueva versión del Curso de política constitucional (M., Taurus, 1968) por Francisco Luis de Yturbe. El interés de los liberales del XIX por los escritos políticos de Constant resurge en un momento de particular efervescencia política; así, reaparecieron los Principios de política (M., Aguilar, 1970), con traducción de Josefa Hernández Alfonso e introducción del historiador José Álvarez Junco. Ya en democracia, se han editado Del espíritu de conquista (M., Centros de Estudios Constitucionales, 1988), con estudio de M.ª Luisa Sánchez–Mejía y traducción de Magdalena Truyol, que actualiza la versión que hizo en 1820 M. A. López de De la liberté des anciens comparée avec celle des modernes. Una nueva traducción apareció más tarde (M., Tecnos, 2008), obra de Ana Portuondo, a quien se debe asimismo una versión de Una constitución para la república de los modernos (2013), publicada por la misma editorial. La ya citada M.ª L. Sánchez–Mejía es responsable también de la selección, traducción y estudio de un volumen de Escritos políticos (M., Centros de Estudios Constitucionales, 1989). La versión del Curso de política constitucional (1820) de M. A. López sigue vigente en la actualidad con la última edición (2006) en Granada (Comares), al cuidado de José Luis Monereo. Otras obras de carácter político y social han sido objeto de traducción, como De la religión considerada en sus fuentes, formas y desarrollo, obra de Agustín Neira Calvo (M., Trotta, 2008), y una nueva versión de Principios de política aplicables a todos los gobiernos por Víctor Goldstein (M., Katz, 2010).
Pero la obra más traducida y editada es, sin duda, Adolphe. La primera edición en castellano –Adolfo (1828)– se publicó en París (A. Belin) obra de traductor desconocido, en circunstancias poco favorables, en España, para obras «románticas», denostadas y perseguidas por la censura. Mediado ya el siglo, apareció el primer Adolfo (1845) en Barcelona (Borrás), en traducción de P. Vidal, al que siguieron dos ediciones más en Madrid (1889) –sin nombre de traductor– y Salamanca (1892), reedición del texto de P. Vidal. Durante el siglo XX, se suceden, al menos, dieciséis ediciones en castellano y cuatro en catalán.
Por diversas razones –calidad de la traducción, análisis textual, aparato crítico, reflexiones sobre el traductor– hay que señalar la muy cuidada de Manuel Abril (M., Estrella, 1919), la buena versión de Emma Calatayud (B., Bruguera, 1982), el análisis literario y la cronología de Gabriel Oliver (B., Planeta, 1983), el estudio preliminar y excelente traducción de Wenceslao C. Lozano (M., Cátedra, 1985) y, finalmente, la edición de Arturo Ramoneda (M., Júcar, 1989), que utiliza la traducción de M. Abril, con un análisis de la novela y un estudio sobre el traductor. También es reproducción de una versión anterior, en este caso la de la primera que se hizo en España en 1845, la publicada por Trasantier (Valladolid) en 2014. Otras obras, menos conocidas, han sido también traducidas al castellano: es el caso de la novela de corte autobiográfico El cuaderno rojo, vertida por Manuel Arranz y publicada por Periférica (Cáceres) en 2008; el mismo sello editó en 2009 la traducción de Cécile por Wenceslao C. Lozano.
La primera traducción al catalán fue la del escritor Agustí Esclasans (B., Proa, 1928), reimpresa por la misma editorial en 1982, con un estudio preliminar de Lluís M. Todó, y publicada nuevamente en 1992 por Enciclopèdia Catalana; vino luego la versión de Marta Hernández Pibernat (B., Quaderns Crema, 2001) y, más recientemente, la de Josep M. Muñoz (B., L’Avenç, 2013). Al gallego Marie Abraira ha vertido O caderno vermello (Santiago de Compostela, Hugin e Munin, 2016)
Bibliografía
Soledad Díaz Alarcón, «Ediciones y traducciones al español de Adolphe, de Benjamin Constant», Anuario de Estudios Filológicos 39 (2016), 25–43.
Wenceslao Carlos Lozano, «La bibliographie constantienne en Espagne», Annales Benjamin Constant 17 (1995), 191–197.
Wenceslao Carlos Lozano, «La traducción castellana de Cécile, de Benjamin Constant: algunos criterios traductológicos y su aplicación» en E. Alonso, M. Bruña & M. Muñoz (eds.), La linguistique française: grammaire, histoire et épistémologie, Sevilla, Grupo Andaluz de Pragmática, 1996, II, 195–204.
Concepción Lucena, «Adolphe y la versión española de G. Oliver», Estudios de Investigación Franco–Española 10 (1994), 97–110.
Juan Marichal, «Perdurabilidad de Benjamín Constant» en J. Marichal, El secreto de España, Madrid, Taurus, 1995, 47–67.
M.ª Luisa Sánchez–Mejía, «Actualidad de Benjamin Constant, un liberal olvidado», Revista de Occidente 68 (1987), 100–112.
M.ª Luisa Sánchez–Mejía, Benjamin Constant y la construcción del liberalismo posrevolucionario, Madrid, Alianza, 1992.
M.ª Luisa Sánchez–Mejía, «Benjamin Constant en España», Boletín de la Institución Libre de Enseñanza 32–33 (1998), 109–121; reproducido como «El aprendizaje del liberalismo constitucional en España: la recepción de Benjamin Constant» en M. Boixareu & R. Desné (dir.), Recepción de autores franceses de la época clásica en los siglos XVIII y XIX en España y en el extranjero, Madrid, UNED, 2001, 361–370.
Luis Gastón de Elduayen
[Actualización por Francisco Lafarga]