Maeterlinck, Maurice

Maeterlinck, Maurice (Gante, 1862–Niza, 1949)

Escritor belga de lengua francesa, nacido en el seno de una familia de la alta burguesía flamenca francófona. En 1881 inició los estudios de Derecho en la Universidad de Gante, donde se doctoró en 1885. Atraído por la literatura, siguió atentamente la vida literaria tanto flamenca como francesa y terminó dedicándose plenamente a la creación literaria. Murió en Orlamonde, nombre que había dado al castillo de Castellamare en Niza, adquirido a finales de 1930. La riqueza de su obra refleja el amplio campo de influencias que confluyen en su personalidad: el amor a la naturaleza, heredado de su padre, que le lleva a establecer analogías cargadas de poesía; la mística de Ruysbroeck, que le hizo descubrir las riquezas intuitivas de la literatura alemana; las enseñanzas de Villiers de l’Isle–Adam. Abordó la escritura con temáticas y géneros muy variados: poesía, ensayo, teatro, sin olvidar las traducciones de Ruysbroeck y de Novalis, algunos relatos breves y su texto autobiográfico, Bulles bleues. Entre sus obras teatrales más representativas están L’intruse (1890), Les aveugles (1890), Intérieur (1894), Pelléas et Mélisande (1892), Alladine et Palomides (1894), La princesse Maleine (1899), Monna Vanna (1902) y Le bourgmestre de Stilmonde (1919). En cuanto a los ensayos, Le trésor des humbles (1896), La vie des abeilles (1901), L’intelligence des fleurs (1907), Le grand secret (1921) y La vie des termites (1927).

A pesar de su carácter elitista, su obra fue admirada muy pronto en Cataluña. Hacia 1890 podían encontrarse muchas de sus obras en las librerías de Barcelona, y en agosto de 1893 L’Avenç ya publicaba la traducción catalana de L’intrusa por Pompeu Fabra. En septiembre del mismo año se representó en Sitges, en el marco de la segunda Fiesta Modernista. No sucedió lo mismo en el resto de España. Sorprendido del desconocimiento del autor, Azorín tradujo La intrusa para una posible representación, pero el actor Antonio Vico la rechazó por considerarla destinada a una minoría selecta. Tras la negativa, Azorín decidió publicarla (Valencia, F. Vives Mora, 1896), pero el «éxito» de ventas corroboró la opinión de Vico.

Al observar la vasta lista de traducciones se constata que hay dos etapas bien definidas entre las que media un paréntesis de más de medio siglo. De la primera, que va de principios del siglo XX hasta los años 30, recopilamos una traducción de Antonio de Vilasalba (seudónimo de Antonio Palau) que con el título de Trilogía de la muerte reúne La intrusa, Los ciegos e Interior (B., Antonio López, 1904). La revista Electra incluyó en marzo de 1901 una traducción de Intérieur, editada separadamente. Un fragmento de la traducción en verso de Monna Vanna (1902), representada por María Guerrero, se reprodujo, en 1907, en la revista Nuevo Mercurio, año en que apareció una versión completa realizada por J. Jurado de Parra (M., R. Velasco). La revista Alma Española publicó en 1904 un fragmento de Peleas y Melisanda en traducción de Gregorio Martínez Sierra, retomada, en 1914, por Establecimiento Tipográfico y Editorial (Madrid). Asimismo, en el Institut del Teatre de Barcelona existe una traducción, incompleta, de El alcalde de Stilmonde, debida a Enrique Gómez Carrillo; las anotaciones que la acompañan atestiguan su representación. La revista Prometeo publicó, en 1910, Aladina y Palomides, en traducción de Elvira y Ricardo Baeza. Bajo el título Obras (M. Renacimiento, 1916), Martínez Sierra reunió, entre otras, las traducciones de La princesa Malena, La intrusa, Los ciegos, Interior, Peleas y Melisanda, Sor Beatriz y La muerte de Tintagiles, así como los ensayos La sabiduría y el destino y El templo sepultado.

Muestra del interés suscitado por los ensayos son las traducciones de El tesoro de los humildes por Eusebio Heras (Valencia, Imprenta del Pueblo, 1904), que reeditó en 1966 Prometeo sin nombre de traductor; de La vida de las abejas por Pedro de Tornamira (B., Montaner y Simón, 1913), de La inteligencia de las flores por Juan B. Enseñat (Montaner y Simón, 1914), de El gran secreto por Rafael Cansinos Assens (M., Sanz Calleja, 1921), de La vida de los termes por Teodosio Leal (M., J. Pueyo, 1926) y de La vida de las hormigas por José Campo Moreno (M., Aguilar, 1930).

Tras una larga etapa en la que la figura de Maeterlinck pareció totalmente olvidada, irrumpió con fuerza a partir de los años 1980, fruto de un interés creciente por su obra. De esta segunda etapa pueden mencionarse La vida de las abejas. La vida de las hormigas (M., Edaf, 1981; trad. de Agustín Gil), Senderos en la montaña (B., Alta–Fulla, 1987; trad. de R. Cansinos Assens) y El pájaro azul (M., Sopec, 1996; sin nombre de traductor) así como el volumen que reúne La intrusa, Los ciegos, Pelléas y Mélisande y El pájaro azul (M., Cátedra, 2000; reed. en 2009), en traducción de María Jesús Pacheco, con estudio de Ana González Salvador. Se retoman títulos de la primera etapa como El gran secreto (B., Círculo Latino, 2006; sin nombre de traductor); La vida de las abejas traducida por P. de Tornamira (M., Espasa, 1980; con reed. en Orbis, 1983; Planeta, 2008; Ariel, 2018) o La inteligencia de las flores en traducción de J. B. Enseñat (M., Hyspamérica, 1985). Cabe mencionar la traducción de Interior por Miguel Romero Martínez (Sevilla, Ateneo de Sevilla, 2006); así como de Poesía completa, edición bilingüe que contiene Invernaderos cálidos y Quince canciones, con versiones de Mª J. Pacheco (M., Fundación Carlos de Amberes, 2012).

En cuanto a traducciones en lengua catalana siguió, a la primera edición de L’intrusa (1893) de P. Fabra, ya mencionada, otra de 1898 en la revista Catalonia. En la biblioteca del Institut del Teatre de Barcelona se encuentra una traducción manuscrita de La primpcesa Magdalena, obra de Ernest Soler de las Casas, escrita en un catalán todavía no normalizado. La Biblioteca Popular de L’Avenç publicó en 1912 Les set princeses y Sor Beatriu, en traducción de Josep Massó–Ventós. Probablemente también de los primeros decenios de siglo XX es la versión de Quinze cançons de Magí Sandiumenge, sin pie de imprenta, la única que se tiene de poesía. En 1920, traducido por Salvador Vilaregut, se publicó L’alcalde de Stilmonde (B., Editorial Catalana). De las traducciones de Pelléas et Mélisande, la de Joaquim Pena (B., Duran i Cia., 1930) constituye una traducción–adaptación a la música de Débussy, mientras que la de Lídia Anoll (Lleida, Pagès–U. de Lleida, 1999), precedida de una introducción y seguida de una lectura, responde al texto original. El título genérico Quatre variacions sobre la mort (B., Edicions del Mall–Institut del Teatre, 1984) incluye las traducciones de La intrusa, Els cecs, Interior y La mort de Tintagiles, debidas a Jordi Coca.

 

Bibliografía

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Lídia Anoll