Pellico

Pellico, Silvio (Saluzzo, 1789–Turín, 1854)

Novelista, poeta y dramaturgo italiano. Tras vivir hasta los veinte años en varias ciudades, en 1809 se estableció en Milán e inició un periodo clave de su formación literaria y política. En 1815 representó con éxito la tragedia Francesca da Rimini y en 1818 fundó, junto a otros literatos, Il Conciliatore, revista de orientación romántica y liberal, que la censura austriaca suprimió a los trece meses. En 1820 se afilió a la Carboneria, hecho que le supuso la condena a muerte por las autoridades austriacas, conmutada por quince años de reclusión en Spielberg (Moravia); finalmente fue indultado en 1830. Retomó entonces la actividad literaria, con la publicación de trabajos inéditos y tragedias, y de modo particular Le mie prigioni, testimonio de su cautiverio, que tras varias vicisitudes pudo ser impreso por el editor turinés Bocca en noviembre de 1832.

Las ediciones de esta obra proliferaron de inmediato y, a partir del 1833, también las traducciones, convirtiéndose en un best–seller durante todo el siglo XIX en Europa, del que Metternich llegó a decir que había perjudicado a Austria más que una batalla perdida. Ese mismo año su amigo Piero Maroncelli publicó en París las Addizioni a Le mie prigioni, apostillas que enmendaban el tono moderado de la obra. En los años siguientes, además de novelas históricas y tragedias, escribió un ensayo patriótico y de inspiración ético–cristiana, Dei doveri degli uomini (1834), que de nuevo obtendría resonancia a gran escala, dentro y fuera de Italia. En 1836 redactó varios capítulos que completaban Le mie prigioni que, sin embargo, dejó incompletos: aparecieron en 1843 en traducción francesa (y española en 1845), mientras que en italiano no fueron publicados íntegramente hasta 1932. Desde 1838 abandonó paulatinamente su actividad literaria, al tiempo que se implicaba en actividades de beneficencia, y hasta su muerte en 1854, mientras el proceso unitario italiano entraba en sus años decisivos, se mantuvo en un distante escepticismo y en un creciente conservadurismo.

Después del francés (ya desde 1833 y en numerosas versiones y ediciones) y el inglés (1833), el español fue la tercera lengua a la que fue vertida Le mie prigioni, con dos traducciones –cuyo título, Mis prisiones, será constante en todas las futuras traducciones– publicadas en París en 1835: una de Antonio Sánchez de Bustamante (por Lecointe) y otra anónima (por Pillet Aîné). Ambas son las primeras traducciones al español de alguna obra de Pellico. También la tercera traducción, de Pedro Martínez López, vería la luz en Francia (Burdeos, Vda. Laplace y Beaume, 1836), y solo la cuarta versión española de Le mie prigioni, en 1837, fue publicada en España (M., Denné y Cª), en traducción de Antonio Rotondo; la misma editorial dio el año siguiente otra edición con una introducción biográfica y las Addizioni de Maroncelli. La versión de Rotondo tuvo una prolongada vigencia, al ser retomada por diversas editoriales: Imprenta del Semanario y la Ilustración (Madrid) en 1853; Biblioteca Tradicionalista (Barcelona) en 1891; Tipografía Gallega (Tuy) en 1893; Apostolado de la Prensa (Madrid) en 1909, 1915 y 1925.

Regresando al siglo XIX, hay que señalar, en primer lugar, la traducción de José Llausás y Mata incluida en el volumen Obras en prosa (B., Juan Oliveres, 1843, reed. 1853 y 1854), junto a la de Deberes del hombre, por Manuel Milá y Fontanals, que venían acompañadas de una «Noticia biográfico–crítica» de Antoine de Latour (procedente de la edición francesa de 1833) y de las Adiciones de Maroncelli. Más tarde aparecieron la de Juan Sánchez (M., Imprenta del Olivo, 1844), «con un resumen biográfico y literario del autor»; otra sin mención de traductor (M., Mellado, 1863), que incluye los capítulos añadidos por Pellico en 1835, más las Adiciones de Maroncelli y otros apéndices críticos; y la de Amador de Castro (París, Garnier, 1897), conjuntamente con los Deberes del hombre.

Ya en el siglo XX se realizaron nuevas traducciones, empezando por la de 1900 de la vizcondesa Bestard de la Torre, pseudónimo de Alfred Pallardó i Guillot (B., Antonio Virgili). Del mismo año es la primera traducción catalana, anónima: Las mevas presons, en Novelas catalanas y extrangeras publicadas en lo folletí de La Renaixensa (B., La Renaixensa; IX, pp. 149–273). De 1912 es la primera traducción de Le mie prigioni publicada en Hispanoamérica, por Nemesio Vargas Valdivieso (Lima, El Lucero), seguida al año siguiente por la de Pedro Pedraza y Páez (Buenos Aires, Biblioteca de La Nación).

Una notable traducción es la de Ciro Bayo (M., Calpe, 1922), con reediciones en la colección «Austral» en 1942, 1945 y 1962. También hay que señalar, junto a varias traducciones anónimas (M., Revista Literaria Novelas y Cuentos, 1930; M., Lecturas para Todos, 1936; M., Hispano–Americana, 1942; M., Matas, 1943; y M., Imprenta Ibérica, sin año), las traducciones de Vicente Asensio (Buenos Aires, Sopena, 1942), de Javier de Zengotita (B., Reguera, 1946), de Ismael Antich Sariol (B., Fama, 1951), de Eusebio Olondriz (B., Ediciones G. P., 1955; reed., B., Plaza & Janés, 1980) y de Claudio Gancho (Bilbao, Moretón, 1968).

Al margen de que solo un estudio pormenorizado y comparativo podrá valorar cualitativamente estas traducciones, es evidente que el interés por esta obra y autor ha decaído desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días. Este hecho, unido a la represión lingüística del franquismo, ha motivado que también las traducciones catalanas de Le mie prigioni, además de la ya citada de 1900, sean escasas, y todas anteriores a la Guerra Civil: la única publicada es Les meves presons, de Lluís Jordà (B., Llibreria Catalonia, 1936), aunque hay constancia de dos inéditas, también de los años 30: la primera por Maria Maltese d’Alòs Moner, Les meves presons (Biblioteca de Catalunya; anterior a 1939); y la segunda, de igual título, por Manuel Folguera i Duran, datada en 1939, que contiene también las traducciones al catalán de Francesca da Rimini e Iginia d’Asti (Biblioteca de Montserrat).

Una suerte análoga, aunque a menor escala, tuvo en España el otro best–seller de Pellico, Dei doveri degli uomini: mientras en el siglo XIX fueron muy abundantes las traducciones (y en algunos casos, reediciones), quizá espoleadas por la fama de Le mie prigioni, en el siglo XX, por el contrario, el interés por esta obra y su difusión en España apenas sobrevivieron a los primeros decenios. Resulta significativo, en todo caso, el número de publicaciones de esta obra en Hispanoamérica.

La primera traducción española, De los deberes de los hombres, vio la luz en París en 1835, sin indicación del traductor, mientras que el primer traductor conocido es Manuel Cuendías en una edición publicada en Toulouse (Bellegarrigue, 1836), reeditada en 1843 (Toulouse, Bon et Privat) y 1851 (M., Julián Peña). Le siguieron las de José Rodrigo (M., Yenes, 1838), Pedro Reinés (B., Francisco Oliva, 1840; reed., Buenos Aires–Montevideo, 1860), N. Navarro Landete (Puerto Rico, S. Dalmau, 1840) y José Zorrilla y Francisco Pareja de Alarcón con el título Libro de la juventud (M., s. i., 1841; reed., M., Joaquín Bernat, 1864; y posiblemente también Lugo, 1903). De los mismos años es la traducción de Milá y Fontanals, ya mencionada, que apareció en Obras en prosa (1843) y también reeditada en 1848, 1853 y 1864 (Juan Oliveres), 1881 (Garnier) y 1912 (B., Fidel Giró). Con el título Discurso dirijido a un amigo (De los deberes del hombre) fue traducida libremente por J. Rodrigo (Bogotá, 1857). Otra traducción, en este caso anónima, salió en México en 1857. Las últimas traducciones en el siglo XIX son dos de los años 60, ambas anónimas: Gerona, Dorca, 1861 (con el título Consejos a la juventud. Estractados de los deberes del hombre) y Barcelona, Librería Religiosa, 1862; y la de Amador de los Ríos (Garnier, 1897), ya mencionada, junto con Mis prisiones. En el siglo XX se publicaron solo dos traduciones nuevas: por Manuel de Montoliu con notas de R. Forte (B., Resurrección, 1941) y por R. Rovira (Tucumán–Buenos Aires, Difusión, 1944).

En cuanto a las traducciones catalanas, ha habido solo tres, la de Mateu Obrador Bennassar, Devers dels homens: parlament á un jovensà, de 1876 (en Museo Balear, II, n.º 12–23, agosto–diciembre), editada al año siguiente en forma de libro (Palma de Mallorca, Gelabert), y, ya en el siglo XX, las de Joaquim Cases–Carbó (Els deures dels homens, B., L’Avenç, 1915) y de Osvald Cardona (Els deures dels homes, B., Barcino–Ariel, 1953).

La tercera obra en número de traducciones, si bien ya muy inferior a las dos anteriores, es la tragedia Francesca da Rimini (1815), que en el siglo XIX tuvo dos versiones españolas: de Miguel Pastorfido (M., José Rodríguez, 1857; reed., Cádiz, 1861, junto al texto original); y de Telesforo Corada, en Teatro selecto antiguo y moderno (B., Salvador Manero, 1869, VII, pp. 1.007–1.023), reeditada en Buenos Aires (Moro) en 1922. Junto a ambas traducciones, brevísimos fragmentos traducidos de la tragedia fueron publicados por José Llausás y Mata en Cuaderno de poesías y escritos en prosa, en los idiomas español, italiano, francés (B., Tomás Gorchs, 1850, pp. 78–79) y el segundo de tales fragmentos, incluido de nuevo, con el título Paolo, en Antología de poetas líricos italianos traducidos en verso castellano (1200–1889), a cargo de Juan Luis Estelrich, Palma de Mallorca, Escuela Tipográfica Provincial, 1889, p. 437). Al catalán ha sido versionada por Alfons Maseras (B., L’Avenç, 1909; reed., B., Librería Italiana, 1924), si bien desde el francés, según declara el traductor, además de por M. Folguera i Duran, ya mencionado, que dejó inéditas las traducciones de Francesca da Rimini y de Iginia d’Asti (datadas entre 1936–1939 y 1926, respectivamente, y conservadas en la Biblioteca de Montserrat).

También marginales son las traducciones de poesía. El poema narrativo Eugilde dalla Roccia (1832) fue versionado por un traductor anónimo en 1846 (Eujilde de la Roccia o la loca por amor, Palma de Mallorca, Gelabert). Por otro lado, en la mencionada Antología de poetas líricos italianos de Estelrich (pp. 426–437) se incluyen cinco poemas de Pellico, traducidos por Tomás Aguilò i Fuster, José María Quadrado y León Carnicer.

 

Bibliografía

Giancarla Bertero (ed.), Rassegna bibliografica di opere di Silvio Pellico: 18181910, Saluzzo, Assessorato per la Cultura, 1989.

Ermanno Caldera, «Sulla fortuna del Pellico in Spagna» en A. A. Mola (ed.), Saluzzo e Silvio Pellico nel 150º de «Le mie prigioni», Turín, Centro Studi Piemontesi, 1984, 75–76.

Marino Parenti, Bibliografia delle opere di Silvio Pellico, Florencia, Sansoni, 1952.

Proyecto Boscán, Catálogo de las traducciones españolas de obras italianas (hasta 1939).

 

Fernando Molina Castillo