Erasmo, Desiderio

Erasmo, Desiderio (Rotterdam, ca. 1467–Basilea, 1536)

Humanista, filósofo y teólogo holandés. Viajó por toda Europa y mantuvo relaciones con los grandes intelectuales de su tiempo como lo atestigua su voluminosa correspondencia. Fue preceptor y dedicó parte de su obra a cuestiones pedagógicas. Participó en las grandes polémicas de su tiempo como filólogo y teólogo. La obra que, sin ninguna duda, le dio fama en toda Europa y que hoy ha quedado olvidada fue su edición del Nuevo Testamento denominado Novum Instrumentum en su primera edición y sus comentarios al mismo: las Annotationes (1516). Aunque obviamente no era el primero en proponer enmiendas a la Vulgata, su nueva traducción latina tuvo una difusión y repercusión prodigiosas en toda la cristiandad y fue utilizada posteriormente por la mayor parte de los editores o traductores a las lenguas vulgares del Nuevo Testamento. Su crítica de Roma, de un cristianismo demasiado ligado al estricto cumplimiento de ceremonias, que había perdido su autenticidad y sus verdaderos valores evangélicos de paz y amor al prójimo, le acarreó muchos problemas no sólo con los teólogos de París y Lovaina sino también con las órdenes monásticas que en España se expresaron particularmente durante la Conferencia de Valladolid (1527). Esa denuncia de un cristianismo exterior la plasmó el traductor del Enquiridión en el famoso «El hábito no hace al monje».

La idea de inadecuación entre el aspecto exterior de las cosas y su realidad interesó particularmente a los españoles de la época que tradujeron, además del Enquiridion o Manual del caballero cristiano (1503, trad. 1527), los Silenos de Alcibíades (1515, trad. 1529) y el coloquio De las cosas y de los nombres (1527, trad. 1528). Su libertad de palabra, su tolerancia, su antidogmatismo y su rechazo del cisma le granjearon enemigos en el campo de los reformados y su De libero arbitrio (1524), escrito contra Lutero, le privó de su apoyo inicial sin librarle de sus enemigos católicos que opinaban que, por sus críticas, le había preparado el terreno. El respeto y aprecio que le tenían los prelados y príncipes de la época le protegió de los ataques contra su persona y su obra mientras vivió. Su obra más famosa hoy es el Moriae encomium (1511) o Elogio de la locura, una obra menor si se considera su labor de comentarista de los textos sagrados. Sin embargo, desencadenó las pasiones y a Tomás Moro, a quien iba dedicada, le costó mucho trabajo defenderla. Sólo nos constaba la existencia de una Moria en castellano por su inclusión en el Índice de libros prohibidos de 1559. Sin embargo, Jorge Ledo y Harm den Boer descubrieron una traducción manuscrita de principios del siglo XVII probablemente copiada de un texto castellano del siglo XVI de momento desconocido (Moria de Erasmo Roterodamo, Leiden–Boston, Brill, 2014). La segunda traducción castellana conservada, atribuida a Antonio Gironella, es de 1842 (B., J. Tauló) y hasta hoy cuenta con más de veinte traductores distintos en la Península, entre ellos, para la versión castellana, Pedro Voltes Bou (Buenos Aires, Espasa–Calpe, 1953; con numerosas reed. después en España), la edición anotada de Teresa Suero Roca (B., Bruguera, 1974) y la bilingüe de Oliveri Nortes (B., Bosch, 1977). Incluso algunos años vieron la luz tres ediciones de este texto. Tal apego, general en toda Europa, tiene una vigencia particular en España por el vínculo especial que une la Moria a don Quijote.

La obra erasmiana, enteramente redactada en latín, es ingente y todavía no existe en ningún idioma una traducción de la Opera omnia. De la misma vena satírica y amena que la Moria, compuso los Coloquios, que tuvieron mucho éxito y contribuyeron a poner de moda el género del diálogo. Esas dos obras, con los Adagia y Apophthegmata, son las obras que más influyeron en la literatura profana española, pero Erasmo era también un cristiano que escribió para guiar a sus contemporáneos, particularmente a los seglares, en su vida espiritual. El Enquiridión, el Aparejo de bien morir o el Modo de orar han dejado una estela en la literatura espiritual del Siglo de Oro. La época de mayor difusión de la obra erasmiana es el siglo XVI. Entre 1516 y 1617, por lo menos veinticuatro títulos fueron traducidos al castellano (hasta 36 si consideramos cada coloquio individualmente) por catorce traductores identificados. El traductor que más textos de Erasmo tradujo entonces fue Bernardo Pérez de Chinchón y algunas de sus bellas traducciones han vuelto a imprimirse en el siglo XX: La lengua (M., Real Academia Española, 1975; ed. de Dorothy S. Severin); Silenos en Escritos de crítica religiosa y política, edición de Miguel Ángel Granada (B., Círculo de Lectores, 1996; reed. M., Tecnos, 2008), Preparación y aparejo para bien morir (M., FUE, 2000; ed. de Joaquim Parellada); Silenos en la edición facsímil de la de 1529 hecha en Valencia por J. Costilla (Valencia, V. García, 2002), así como en la bilingüe de Andrea Herrán y Modesto Santos (Salamanca, Universidad Pontificia de Salamanca, 2004). Traducir a Erasmo en la época no era tarea fácil y algunos traductores de los Coloquios prefirieron conservar el anonimato. A menudo era necesario intervenir en el texto para darle un giro más ortodoxo y menos crítico. Esas precauciones son patentes en la traducción de fray Alonso Ruiz de Virués de los Coloquios familiares (ed. de A. Herrán y M. Santos; M., Anthropos, 2005) e incluso se encuentran huellas de censura en las versiones modernas de Lorenzo Riber (Obras escogidas; M., Aguilar, 1956).

En estos últimos años vuelven a imprimirse traducciones antiguas, tales como las de Julio Puyol Alonso Veinte coloquios de Erasmo (aparecida en 1936 en el Boletín de la Real Academia de la Historia) y Elogio a la estulticia (1ª ed. M., V. Suárez, 1917), publicadas en 2016 (A Coruña, Órbigo) o el Elogio de la locura en la traducción de Pedro Rodríguez Santidrián (M., Alianza, 1984), reeditada en 2011. En el caso de los Adagia vuelven a editarse las dos colecciones existentes aumentándolas: los Adagios del poder y de la guerra (ed. de Ramón Puig de la Bellacasa; Valencia, Pre–Textos, 2000), con nuevas notas (Alianza, 2008) y Adagios selectos. Nueva antología, traducida por José Campos (Valencia, Artes gráficas Soler, 2008) con una nueva edición, titulada Adagia selecta, que incorpora el coloquio Julio rechazado del cielo (B., La Tempestad, 2018).

Es de notar, asimismo, la aparición de nuevas traducciones de obras ya existentes en castellano en la versión de L. Riber. Es el caso del Ciceronianus traducido recientemente dos veces: El ciceroniano (o sobre el mejor estilo) por Manuel Mañas (M., Akal, 2009) y El ciceroniano (o Del mejor estilo de oratoria) por Fernando Romo (M., Cátedra, 2011); así como Del desprecio del mundo traducido por M. Á. Granada y la Querela pacis (Lamentación de la Paz) por Antonio Serrano Cueto, ambos incluidos en el volumen Erasmo (M., Gredos, 2011; ed. de J. Bayod y J. Parellada). Los demás textos de este volumen son reediciones de traducciones anteriores, tales como la de L. Riber De cómo los niños precozmente y desde su mismo nacimiento deben ser iniciados en la virtud y en las buenas letras de manera liberal (M., Aguilar, 1956); de P. Rodríguez Santidrián los Coloquios (M., Espasa–Calpe, 2001); de Agustín García Calvo De la urbanidad en las maneras de los niños (M., Ministerio de Educación y Ciencia, 1985). También se ha vuelto a traducir la Institutio principis christiani bajo los títulos Educación del príncipe cristiano (por Pedro Jiménez Guijarro y Ana Martín; M., Tecnos, 2007) y La formación del príncipe cristiano (por Julián Solana, M.ª Dolores Rincón y José García Pinilla; M., Deloitte, 2010). Por fin, podemos destacar entre las nuevas traducciones del Encomium Moriae la de Tomás Fanego como Elogio de la estupidez (Akal, 2004; reed. 2011), así como la nueva versión de la Lingua llevada a cabo por M. Mañas y Luis Merino (Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2007).

Han salido asimismo a la luz textos nuevos hasta ahora nunca traducidos al castellano, Así, el Consilium, los Acta y los Axiomata vertidos por Xavier Tubau (Cuestiones luteranas; B., Grup de Recerca en Història de la Creació Literària, 2010; luego editados en el apéndice de su libro Erasmo mediador, Valladolid, U. de Valladolid, 2012), el De copia verborum ac rerum traducido por Eustaquio Sánchez Salor como Recursos de forma y de contenido para enriquecer un discurso (Cátedra, 2011); los Convivia bajo el título Los banquetes traducidos por Emilio Blanco y F. Romo (M., La Oficina de Arte y Ediciones, 2018) así como el De utilitate colloquiorum (1526) traducido por J. Ledo (Pre–Textos, 2018).

Varios títulos han sido traducidos al catalán: Elogi de la follia (B., Henrich y C.ª, 1910), Coloquis familiars (Henrich y C.ª, 1911) y Llibre de civilitat pueril (B., L’Avenç, 1912) por Josep Pin i Soler; Manual del cavaller cristià (B., Enciclopèdia Catalana, 1991), Del lliure albir (B., Edicions 62, 1996), Elogi de la follia (B., Llibres de l’Índex, 2013) y Els adagis (Llibres de l’Índex, 2014) por Jaume Medina; Juli despatxat de les portes del cel por Antoni Seva (Valencia, Universitat de València, 2013), Eduqueu els infants ben aviat en les lletres por Laura Cabré (Martorell, Adesiara, 2015) y por fin una antología de los Adagia: No puc no parlar, por Joan Tello (Girona, Ela geminada, 2018). El Eloxio da loucura fue también traducido al gallego por Manuel Enrique Vázquez Buján (Santiago, U. de Santiago, 2004) y al euskera por Julen Kalzada (Eromenaren laudorioa; Bilbao, Klasikoak, 1994). Existe otra traducción en lengua vasca del Convivium dispar realizada a partir del francés por Patxi Ezkiaga (Otorduak; Bilbao, U. del País Vasco, 2006, reed. en 2015).

 

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Hélène Rabaey