Asturiano

Asturiano, Traducción al

El asturleonés es una de las lenguas romances de la península Ibérica que no tiene carácter oficial en España (es «lengua protegida» en el Principado de Asturias y en Castilla–León), aunque sí en Portugal, bajo el nombre de mirandés (en Miranda do Douro, en la región de Trás–os–Montes e Alto Douro), desde 1999. Fue la lengua romance del antiguo Reino de Asturias, transformado después, según avanzaba la conquista, en Reino de León. Por ello, en época medieval la lengua es conocida como asturleonés. Su dominio lingüístico se expande, en mayor o menor grado, por Asturias, León, Zamora, Miranda (Portugal), Salamanca y Extremadura. Donde más se habla en la actualidad es en Asturias, por lo que nos vamos a referir a ella como asturiano o llingua asturiana. En el resto de los lugares se mantienen en el habla algunas características del asturleonés. También se ha denominado bable, aunque el término, que figura como sinónimo en el Diccionario de la Real Academia Española, se ha politizado y es considerado hoy día despectivo en determinados sectores, ya que fue utilizado en plural para referirse a las variedades diatópicas de la lengua (negando su unidad lingüística), asociado al mito de Babel.

Los primeros escritos en asturiano datan de época medieval, cuando el romance comienza a utilizarse en lugar del latín. Así se percibe en varios textos del siglo XII como documentos notariales, pleitos o fueros. Entre los más importantes destacamos el Fuero de Avilés y el Fuero Juzgo. Aunque no se conocen textos literarios de época medieval, sí se remonta a esta época una abundante transmisión oral en cuentos, romances y canciones que se recopilaron tardíamente, como, por ejemplo, el Cancionero musical de la lírica popular asturiana (1920) de Eduardo Martínez Torner. Con la unión de los reinos de Castilla y de León (1065–1230) bajo la corona de Castilla, el asturiano comienza a retroceder por la pujanza del castellano, perceptible, por ejemplo, en los numerosos asturianismos que se encuentran en algunos textos literarios castellanos de la época (así, el Libro de Alexandre). La política centralista e intervencionista en época moderna, tanto en el ámbito político como eclesiástico, provocará la consolidación del castellano (como lengua de Estado) y el abandono progresivo del asturiano, que se verá afectado por la diglosia y relegado a las clases populares.

En el siglo XIX, en el marco del Romanticismo, se da una preocupación por la lengua y la literatura asturiana. Aparece entonces la antología de José Caveda, Poesías selectas en dialecto asturiano (1839), que recopilará los textos literarios asturianos desde el siglo XVII hasta su época, con Antón de Marirreguera como príncipe de los poetas asturianos o M.ª Josefa Jovellanos, hermana del insigne ilustrado gijonés, entre otros. Aquí no se recoge ninguna traducción; sin embargo, en su segunda edición, llevada a cabo por Canella y publicada en 1887, aparece ya la traducción del Beatus ille horaciano realizada por Justo Álvarez Amandi. Desde entonces, la traducción al asturiano sirvió en gran medida para renovar la literatura asturiana, tanto en la forma como en el contenido, y dignificarla, al compararla con las literaturas de otras lenguas modernas occidentales o con las modélicas lenguas clásicas. Este movimiento regionalista del XIX y principios del XX supuso un avance importante para la lengua y literatura asturiana, pero el verdadero renacimiento de las letras asturianas (Surdimientu) tendrá lugar a partir de los años 70 del siglo XX. Debemos tener presente que el contexto sociocultural de las distintas épocas va a condicionar la traducción (qué se traduce y por qué, quién traduce, cómo se traduce, dónde –si lo hace– aparece publicada, etc.), además de fomentar la diversidad lingüística.

Señalábamos que la lengua asturiana ha tenido un largo y variado historial literario. Sin embargo, durante el siglo XIX, el uso y la promoción de esta lengua fueron bastante limitados debido a una serie de factores, como la predominancia del castellano, la falta de apoyo oficial y el nulo interés en su promoción, a diferencia, por ejemplo, de otras lenguas regionales de España que, durante este siglo y especialmente en su segunda mitad, viven su renacimiento (la Renaixença catalanovalenciana, el Rexurdimento gallego o el Euskal Pizkundea vasco). A todo ello debemos unir la pésima consideración social de la llingua y un costumbrismo literario que incitaba a la chanza y burla del mundo rural, identificado con la cultura asturiana. Por ello, hasta que no se superen estos prejuicios, las letras asturianas tendrán que esperar un siglo para contar con su Surdimientu.
En el siglo XIX se vive un pequeño renacimiento de la lengua y la literatura asturiana, pero sin tener ese carácter reivindicativo de los movimientos de otras regiones de España. En Asturias encontramos un ambiente distinto. Cuando en 1839 Caveda publica Poesías selectas en dialecto asturiano reivindica la lengua asturiana por sí y para sí misma, con el empeño de «complacer a nuestros paisanos», sin ir contra nada ni contra nadie. Al no ser una lengua conflictiva, tampoco era reivindicada. Ciertamente, la lengua oficial vio al asturiano como una variedad arcaica propia y no como una unidad lingüística diferente, prestando más atención a las semejanzas que a las diferencias. La iniciativa de Caveda, además de dar a conocer una literatura que estaba cayendo en el olvido, contribuyó a que algunas publicaciones periódicas reservaran un espacio a composiciones en lengua asturiana y se mimara el idioma. Años después (1887) Fermín Canella ofrece una segunda edición de la obra, considerablemente ampliada, y en la que se percibe ese fomento del idioma propiciado por Caveda. Como la alfabetización se hizo en la lengua oficial del Estado, los asturianos eran analfabetos en su propia lengua y muchos no llegaron, ni siquiera, a dominar la castellana. Se asocia el ser rústico y sin formación con el empleo de la lengua asturiana. Una buena muestra es la copiosa literatura costumbrista diglósica que encontramos a fines del siglo XIX y a principios del XX, donde los personajes emplean una lengua u otra según su posición social (el médico, el cura y el abogado, por ejemplo, hablarán en castellano). Por otro lado, era incómodo leer y escribir en una lengua que todavía no contaba con una ortografía unificada ni con una normativa «oficial». Los autores de finales del XIX intentarán cambiar las cosas. Si en el terreno literario la lengua asturiana estaba especializada en «materia popular», estos autores intentarán romper esa barrera y poder extender el uso literario del asturiano fuera de ese ámbito. Lo conseguirán solo en parte, pues siguen arrastrando la carga de la diglosia y se enfrentan a los que hacen todo lo posible para que la llingua no ocupe el espacio social y cultural que le pertenece como idioma. Todo esto contribuye a que a comienzos del siglo XX podamos apreciar dos tendencias: por un lado, la que defiende la unidad de la lengua asturiana y tiene en cuenta la tradición literaria (que se remonta a Jovellanos, González de Posada, Caveda, Junquera Huergo) y, por otro, la que no quiere que el asturiano consiga un estándar literario, apoyándose en sus variantes diatópicas y en sus aspectos divergentes (Menéndez Pidal, postura que después se potenciará durante el franquismo a través de la Universidad de Oviedo y del Instituto de Estudios Asturianos).

Por lo tanto, las traducciones al asturiano durante este período son bastante escasas en comparación con esas otras lenguas regionales que conocieron en el siglo XIX su renacimiento. Aun así, hubo algunos esfuerzos aislados para traducir obras literarias. La primera traducción a lengua asturiana data del año 1861, cuando en Londres se imprimió el Evangelio según San Mateo en versión de Manuel Fernández de Castro. La aparición de esta obra debe enmarcarse en el proyecto del príncipe Luis Luciano Bonaparte para traducir la Biblia a diversas lenguas, aunque la versión asturiana no procede del griego original, sino de la traducción castellana de Félix Torres Amat. Este traductor, obispo de Mondoñedo, también vierte otros textos en prosa al asturiano: la bula Ineffabilis Deus sobre el dogma de la Inmaculada Concepción (entre 1863 y 1868), promulgada en 1854 por el papa Pío IX (este texto forma parte de una colección en veinte tomos con la traducción desde el latín a la mayor parte de lenguas conocidas), y el Magnificat in Lingua Asturiana (1887), pequeño rezo que aparece en el Evangelio de San Lucas y publicado en un libro que recoge 150 versiones. En los tres casos, la traducción asturiana es una más que se suma a otras lenguas conocidas. Después de Fernández de Castro no se encuentra ninguna iniciativa más desde el ámbito eclesiástico hasta casi un siglo después. A pesar de ser los primeros textos vertidos al asturiano, estas publicaciones fueron más simbólicas que populares: no tuvieron una impronta inmediata ni importante entre la población. Podemos decir que reivindican y dan visibilidad a la lengua asturiana, al incluirlas en obras multilingües, tratando incluso de normativizarla, pero no tuvieron divulgación (se publican en el extranjero en formato libro) ni supusieron un papel importante en la difusión de la fe cristiana entre la población asturiana, a pesar de que, probablemente, en algunos lugares del territorio se empleaba el asturiano de forma oral en la vida religiosa cotidiana, como modo de acercamiento entre Iglesia y pueblo.

En la Asturias de esta época, la poesía estaba en su mayoría escrita en lengua castellana. El asturiano se admitía con carácter marginal, vinculado a una poesía de tipo festivo y costumbrista. Sin embargo, los autores que emplean la lengua regional quieren que ésta tenga un mayor prestigio, se enriquezca y se valore. La forma de dar fuerza a la literatura asturiana era traducir al asturiano la obra de autores universales, de tal forma que se generen modelos literarios y, también, modelos lingüísticos. En este sentido, el trabajo al que se enfrenta el traductor va a ser titánico, pues, además de traductor, tiene que ser normalizador, investigador y lingüista. El objetivo es demostrar que el asturiano no es una lengua de segunda fila y que es capaz de expresar literariamente lo mismo que obras literarias modélicas y universales, además de vincular a autores consagrados con la lengua asturiana. Se rompe, por tanto, una barrera sociológica, no sin críticas, y las traducciones superaron la prueba: se vierten textos cultos y modélicos a una lengua calificada de folclórica e intranscendente. Así se demostró que la lengua asturiana, usada con el cuidado y rigor artísticos necesarios, era capaz de tratar cualquier asunto. Por tanto, esas traducciones adquieren un significado importante, pues sirven de enriquecimiento cultural para Asturias y constituyen un instrumento necesario en esos primeros pasos de normalización y recuperación lingüística, aunque su incidencia social, fuera de círculos literarios, fuera prácticamente nula.

Entre los autores traducidos se encuentran clásicos grecolatinos como Horacio: en 1878 el Epodo II, más conocido como Beatus ille, cuenta con dos versiones diferentes, la de Juan M.ª Acebal y la del catedrático Justo Álvarez Amandi, publicadas en la prensa de la época. La segunda será la que Canella recupera en la edición y ampliación de la antología de Caveda. La polémica surgida por verter la obra de Horacio al asturiano propiciará nuevas traducciones de otros poemas del autor latino. Será ya a finales del siglo XIX y comienzos del XX cuando las traducciones, especialmente de poesía, comienzan a ser habituales. Estas primeras traducciones contribuyeron a enriquecer el panorama cultural y a fortalecer la identidad lingüística y cultural del pueblo asturiano. Tuvieron, también, un valor de carácter perfomativo por el hecho de que se hicieron rompiendo con prejuicios lingüísticos. Así, cuando en 1925 Enrique García Rendueles publica Los nuevos bablistas. Las mejores poesías en dialecto asturiano de poetas del siglo XIX, aparecen no solo las versiones horacianas de Acebal y Amandi, sino también otras traducciones de Francisco González Prieto (de los franceses Xavier Marmier, Alphonse Poirier, Victor Hugo, Théodore Botrel), Ricardo García Rendueles (Horacio), o el propio antólogo que vierte textos griegos clásicos como el himno homérico «A la Luna» o unos versos sobre Prometeo y Pandora de Trabajos y Días de Hesíodo. Otras traducciones realizadas durante este periodo, y no recogidas en esta antología, permanecerán inéditas más de un siglo.

Pero, sin lugar a duda, el traductor más importante de todo este periodo fue Fernán Coronas, pseudónimo del padre Galo (Galo Antonio Fernández, 1884–1939), uno de los autores asturianos reivindicados después en el Surdimientu y que emplea la variante diatópica occidental en sus textos. Su preocupación por la lengua de Asturias hizo que tradujera poemas de varios autores de diferentes lenguas, como las de la península ibérica, la francesa, alemana, inglesa, italiana, húngara, corsa, clásicas (latín, griego y hebreo), incluso japonesa. También realizó traducciones al castellano. A pesar de que se conocen algunas, muchas de ellas aún siguen inéditas, aunque se están digitalizando sus manuscritos para la red. En 2021 se inauguró en Cadavedo la Casina de la Traducción en su casa natal, con el objetivo de que sirviera de centro de fomento de la traducción hacia y desde el asturiano.

Podemos decir que antes del Surdimientu existe un «colonialismo interior» en España por parte del castellano al resto de las lenguas del estado. La enseñanza de la época utilizaba como lengua de expresión la castellana, por lo que las traducciones al asturiano no tienen la influencia de las versiones castellanas. Todos los textos que se traducen, salvo algunos del P. Galo, contaban con versión castellana. Además, la aparición de poemas sueltos en prensa periódica o dentro de antologías y no en formato de libro único mermaba sus posibilidades, a las que se añade la cantidad de textos inéditos (aún hoy) o recuperados y rescatados en años posteriores.

Será con el Surdimientu, a comienzos de los 70 del siglo XX, cuando hay una preocupación por la recuperación y dignificación de la lengua asturiana. Destaca el trabajo llevado a cabo por la asociación Conceyu Bable, que retoma el interés por los textos en asturiano (literarios o no) e influirá en la percepción de la llingua en la sociedad asturiana. Podemos decir que en Asturias la restitución democrática trajo consigo la necesidad de recuperación de su lengua autóctona. Conceyu Bable fomenta publicaciones, concursos y varios eventos para esa promoción y difusión del asturiano. Será a comienzos de la década de los 80, con la creación de la Academia de la Llingua Asturiana (1980) –en adelante, ALLA–, cuando adquiere cada vez más importancia la difusión del libro en asturiano, acrecentada después con el estatuto de autonomía (1982) y la creación del Servicio de Publicaciones del Principado de Asturias –en adelante, SPPA–, a través de la Consejería de Cultura y su Dirección de Política Lingüística. Por ello, con el Surdimientu, no solo va a aumentar la creación de literatura propia, sino también la traducción. Sin embargo, la producción en asturiano se enfrenta a problemas fundamentales como la falta de cooficialidad de la llingua en Asturias y su escasa presencia en la educación. En la década de los 90 se sumarán varias editoriales privadas, como Trabe, Editora del Norte, Alvízoras, Alborá, Vtp o Llibros del Pexe que reciben algún tipo de subvención pública por parte del gobierno autonómico para garantizar la viabilidad del libro en asturiano.

El ímprobo trabajo realizado por la ALLA durante estos años consigue la normalización de la lengua gracias a la publicación de la Gramática de la Llingua Asturiana (1998, 2.ª ed. 1999, 3.ª ed. 2001, reimpr. 2008) –culmen de unas previas Normes ortográfiques (1981) varias veces reeditadas– y del Diccionariu de la Llingua Asturiana (2000, reimpr. 2001 y 2007). La ALLA también se preocupó no solo de recuperar y poner la literatura anterior en lengua asturiana al alcance de todos (gracias a colecciones como «Llibrería facsimilar» o «Cartafueyos de lliteratura escaecida»), sino también de fomentar nueva literatura gracias a varios concursos y a colecciones donde los autores podían publicar. Entre ellos, durante unos años, el de traducción, que la ALLA solía publicar, resultando premiado en su primera edición (1982) el relato Retornu a Tagen Ata, traducido por Alejandro Rodríguez Alonso del original gallego de Méndez Ferrín, y publicado en 1985 en la colección «Llibrería Académica», siendo la primera traducción de narrativa del Surdimientu ajena al ámbito de la literatura infantil y juvenil. También la ALLA fomenta la práctica de la traducción con varios cursos que siguen vigentes, como los que organiza en verano.

El Surdimientu cambió las posibilidades de traducir al asturiano, pues hasta entonces no había una tradición literaria que ofreciera modelos por la falta de algunos registros literarios y de un corpus léxico que una lengua va creando, entre otras circunstancias, cuando traduce. La traducción comienza a tener, por tanto, una importancia fundamental en la literatura asturiana a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, en los autores de la segunda generación del Surdimientu. Si los poetas de la primera generación con una «poesía militante» estaban preocupados en reivindicaciones políticas y lingüísticas, los de la siguiente promulgarán «el arte por el arte». Se preocupan por cuidar el plano formal y estilístico, además de buscar referencias literarias en otras culturas. Así, los autores de esta generación abrieron las ventanas para que entrara una bocanada de aire fresco en la literatura asturiana con temas, actitudes, referencias e influencias de otras literaturas y, aquí, la traducción tiene mucho que decir. Se aceptan como fuente a escritores modernos catalanes, portugueses, castellanos, gallegos, italianos, además de algunos de la Antigüedad clásica, que precisamente serán traducidos en esta época. Los autores de esta segunda generación del Surdimientu miran especialmente a otras literaturas más que a sus clásicos, reformulando el sistema de modelos literarios e influencias, fijando su atención no solo en los mejores poetas vivos del ámbito peninsular (Andrade, Gil de Biedma, Ángel González) sino también en autores de otras épocas pero que resultaban cercanos a su sensibilidad (Safo y Anacreonte o Catulo y Sulpicia, por ejemplo, de las literaturas clásicas griega y latina).

La primera traducción de esta época, y principal hito en la en la literatura asturiana (pues con seis ediciones es el libro más editado en asturiano) es El Principín (1983), el clásico del francés Antoine de Saint–Exupéry (Le Petit Prince) publicado por la ALLA en la colección «Escolín» y traducido por quien fuera su director, Xosé Lluis García Arias, y Marta Suárez Estrada. A esta primera traducción en formato libro se suman al año siguiente (1984) Riscar de mar, del poeta catalán Mateu Pugibet (traducida por Ramón d’Andrés), y Pinocho, del italiano Carlo Collodi, en versión de Vicente García Oliva. Al año siguiente ya serán tres: la citada Regresu a Tagen Ata, Poemes y fragmentos de Safo (por Xosé Gago) y Memoria d’outru ríu de Eugenio de Andrade (por Antón García). Sin embargo, en 1986 solo se publica como libro la traducción de literatura infantil del estadounidense Munro Leaf, La hestoria del xatu Fernando, en la colección «Escolín» de la ALLA, a cargo de M.ª Teresa Rodríguez y Rosa Serdio. Este retroceso se compensa cuando en 1987 se publican seis traducciones: el cuento ¡Adiós, Cordera! de Leopoldo Alas Clarín por Genaro Alonso Megido; el Evanxeliu de San Xuan por Etelvino González; los Cuentos tradicionales asturianos de Constantino Cabal por Ramón d’Andrés, quien también realizó las traducciones de literatura infantil para la editorial Júcar: Ánxela Mur, mensaxera exprés de Mercè Company, Mio pá y yo somos pirates y Un viaxe al país de les fades de Jesús Zatón.

A partir de 1988 el número de libros traducidos crece de forma notoria (10, 32, 21 y 23 hasta 1991), principalmente en literatura infantil y juvenil (casi un 70 %). Entre los traductores destacan por el número de obras traducidas Ramón d’Andrés, Esther Castro y Milio Rodríguez Cueto. La demanda de literatura infantil y juvenil se explica por la necesidad de textos en la enseñanza primaria, al introducirse la asignatura de lengua asturiana. En el caso de lenguas minoritarias, este tipo de literatura es fundamental para construir las bases de un polisistema propio, pues se crean lectores y potenciales autores para un futuro. Así surgen traducciones que se publican en colecciones como la citada «Escolín», «Xuvenil Alfaguara», «Mazana Máxica» (Júcar) o «Lleo lleo» y «El barcu de vapor» (SM). También el asturiano cuenta con la serie Astérix de René Goscinny y Albert Uderzo; aunque hubo un anticipo, Astérix en Britania (Xixón, Alborá Llibros, 1992) traducido por X. Antón González Riaño, desde 2013 Salvat lleva publicando diecisiete números en los que intervienen varios traductores, como Xosé M.ª Rodríguez, Xesús González Rato y, especialmente, M.ª Xosé Rodríguez López, que también tradujo varias aventuras de Tintín de Hergé (Oxetivu la lluna y Pasiando pela lluna, ambos editados por Zephyrum en 2020; en 1988 se publicaron otras dos aventuras de Tintín, traducidas por X. Antón González Riaño y X. Ignaciu Llope: La islla prieta y Stock de cock).

Si este tipo de publicaciones infantiles y juveniles tienen su explicación social y económica, el resto de las traducciones responde a una forma de superar y enriquecer lo local a través de lo universal. En este periodo del Surdimientu, desde 1983 a 1991, y solamente en formato libro, se han traducido obras de quince lenguas diferentes, siendo las mayoritarias el francés (sobre todo por las traducciones de la colección infantil «Lleo lleo»), el castellano y el inglés, pero encontramos también otras lenguas llamativas como el danés, el noruego, el sueco o el ruso. En este sentido, también ha surgido el debate sobre la lengua de la que se traduce. Si la traducción es un acto de comunicación que trasciende las barreras lingüísticas y culturales, permitiendo a personas que no comparten el mismo idioma que el autor original el acceso a obras de diferente tipo, no tendrían sentido muchas de estas traducciones, hechas desde el castellano o lenguas cercanas, a las que los receptores pueden acudir sin precisar traducción (35,4 % de las traducciones están hechas del castellano y un 10,2 % del gallego). En este sentido, es significativa la traducción de obras eminentemente asturianas, pero escritas en la otra lengua de Asturias, el castellano. Por su temática, tiene que contar con versión en asturiano; es el caso de la traducción de la novela costumbrista realista L’aldea perdida de Armando Palacio Valdés, realizada por Sixto Cortina (Xixón, VTP, 1998).

Sin embargo, en un mundo cada vez más globalizado, la traducción es una herramienta indispensable para la promoción y la diversidad cultural y, en el caso del asturiano, es crucial en su salvaguarda como lengua minoritaria. Por otro lado, y en este mismo sentido, no sería censurable que un traductor recurriera a una lengua «puente», normalmente la castellana, cuando no tiene una competencia suficiente en la lengua original, sobre todo en esos inicios donde cualquiera que supiera asturiano era poeta, narrador, crítico, historiador, pedagogo, editor, articulista e, incluso, traductor. Por ello debemos ser benévolos, pues muchas veces realizan la traducción lo mejor que pueden o saben, para mayor gloria del asturiano y su literatura. Esta práctica ha tenido defensores (González Arias, o los propios traductores que lo confiesan) y detractores (Gago, Cortina, Martino), con actitudes poco éticas cuando, en algunos casos, no se indica la lengua desde la que se traduce o, en otros, se ofrece el texto original junto a una traducción que recurre claramente a lenguas «puente».

Podemos señalar varios factores que determinan qué se traduce al asturiano, o qué traducciones se publican. En muchos casos es la iniciativa del traductor, que elige al autor y la obra; por otro lado, está el editor, que tiene que aceptar esa propuesta o encarga/elige la obra en función de sus diferentes colecciones (especialmente en literatura infantil y juvenil, para satisfacer las necesidades de mercado) y, también, de la subvención pública. Afortunadamente en los últimos años se perciben interesantes proyectos editoriales, como el ya materializado de la traducción de la Biblia, la colección «Clásicos n’asturianu» de la editorial Laria, o Ediciones Radagast, especializada en literatura fantástica, de ciencia ficción y de terror.

Aunque hablamos de traducciones en formato libro, debemos apuntar que, al igual que antes del Surdimientu, la prensa y las diferentes revistas literarias ofrecen diversas traducciones de obras más cortas, como cuentos o poemas. Es lo que sucede con Lletres Asturianes (1982–), la revista oficial de la ALLA, que hasta el 2008 contaba anualmente con un número especial literario (conmemorando el «Día de las letras asturianas») en el que se incluían las novedades, entre las que había traducciones, al igual que la sección «Lletres nueves» del resto de volúmenes. Su lugar pasó a ocuparlo otra revista de la institución, Lliteratura. Revista lliteraria asturiana (1990) reforzada así desde 2009 y que sigue contando con una sección de traducción. Otras revistas, la mayoría con muy pocos números en su haber, pero donde la traducción tiene un papel importante, son Adréi. Revista de Lliteratura (1986–1992); Al bellume. Fueyes lliteraries (1986–1987); Sietestrellu. Revista de lliteratura (1996–1997); Zimbru, Cuadernos lliterarios (1996–1997); Entellunu. Revista de lliteratura (2000–2005); Reciella Malory. Cartafueyos de lliteratura asturiana (2004–2010); Formientu. Revista de lliteratura mui moza (2007–); EsTandoriu. Revista lliteraria (2008–2010); Brixel. Revista de Lliteratura (2010–2019) vinculada en sus orígenes al semanario Les Noticies (1996–2012) como suplemento literario mensual (17 números) y, en una segunda época (2013–2019) como revista independiente anual; o Campo de los Patos. Revista asturiana de cultura (2010–2019), en la que nos vamos a detener como ejemplo, ya que ha dado una especial importancia a la traducción, sobre todo en los primeros volúmenes, donde podemos leer varias versiones formando interesantes antologías.

Así, en el caso del primer volumen (números 1–2, dedicado a la cultura germánica), hay traducciones al asturiano de poemas de Rainer Maria Rilke (cinco elegías de Duino), Friedrich Hölderlin, Gerhard Kofler… o de narrativa corta de Heinrich Böll, Ingrid Noll, Franz Hohler, entre otros; los números 3 y 4, a la poesía norteamericana, con muchos autores traducidos entre los que citamos por ejemplo a Ezra Pound, poetas modernistas, Marianne Moore, Weldon Kees, Frank O’Hara, Linda Pastan, Raymond Carver o Ted Kooser; los siguientes números, también monográficos, no dan tanta importancia a la traducción: el número 5–6, dedicado a la poesía en la Gran Guerra, incluye Feuillets d’Hypnos (1946) de René Char, pero también sonetos de Shakespeare; el 7 (2016–2017), dedicado al escritor Xuan Bello, presenta traducciones de Paul Valéry y una selección de poesía joven occitana; el último número publicado de esta revista, el 8 (2019), es un experimento de traducción. Recoge todos los trabajos poéticos generados en torno al asturiano del Taller Internacional de Traducción Poético en la isla de San Simón (Galicia) en las dos ediciones en que participaron poetas asturianos. En el taller conviven varios poetas que van traduciendo la obra de los demás participantes, por lo que encontramos varios textos traducidos del asturiano y al asturiano en diferentes lenguas. Así, varios poemas del húngaro (Anna Szabó), estonio (Kätlin Kaldmaa), turco (Gökçenur Ç) y gallego (Isaac Xubín), participantes de la segunda edición de 2013, fueron traducidos por Xuan Bello y seis poemas del autor asturiano fueron traducidos por los citados autores al turco (cuatro poemas), estonio, húngaro e inglés (dos, por Lawrence Schimel); en la sexta edición, que tuvo lugar en 2017, Antón García vierte poemas del portugués e italiano (de la brasileña Francesca Cricelli), finés (Rita Dahl), gallego (Estevo Creus), chino (Hu Xudong) y croata (Tomica Bajsić), además de ofrecer la traducción del gallego de diez poemas de Yolanda Castaño, organizadora del evento; seis poemas de Antón García son traducidos a cinco lenguas (italiano, finés, gallego, chino y croata) por los citados autores. En todos estos casos, la traducción incorpora novedades y vivifica el panorama literario próximo. Esta experiencia supone para los autores reflexionar sobre su propia obra, a la vez que empaparse de las técnicas originales y traductoras de otros autores contemporáneos.

Xuan Bello y Antón García pertenecen a la denominada segunda generación del Surdimientu, la que más activamente se dedicó a la traducción, además de ser escritores conocidos y, también, reconocidos por autores posteriores. Así, sus producciones, tanto original como traductora, nutren la literatura asturiana y se convierten en modelo para escritores más jóvenes, que llegan a la obra de determinados poetas gracias a esas traducciones. Indudablemente, con el empeño de enriquecer la lengua materna, los traductores veían en la traducción una práctica estilística en la que importaba más el resultado que el original. Por ello, las traducciones tienen mucho de creación y deben estudiarse dentro de la historia de la literatura asturiana. Se traduce por necesidad cultural, sociológica y estética, pues se necesita crear y completar una nueva literatura, que se encuentra en proceso de construcción, que sirva como referencia. Así, las traducciones constituyen un instrumento imprescindible, tanto para la literatura como para la lengua asturiana, pues el futuro de ambas es el mismo y lo que importaba en los inicios del Surdimientu era la supervivencia de la llingua, no la creación de una literatura. Por eso ya, los autores de la segunda generación intentan ennoblecer la expresión poética en asturiano, eligiendo bien unos textos que se traducen muy cuidadosamente en el plano formal. Poco a poco las traducciones introducen nuevos géneros y tendencias, rompiendo con la habitual literatura costumbrista y popular, además de ir recuperando progresivamente una lengua a la que todavía le queda un largo y dificultoso camino hacia su total reconocimiento. Por otro lado, las dificultades, retos y desafíos que entrañaba la práctica de la traducción en el Surdimientu, están en parte ya solucionadas por la ALLA con la aparición de la gramática y el diccionario de la lengua asturiana.

A pesar de todo, el Surdimientu supuso un impacto en la revitalización de la lengua asturiana y la traducción sirvió como herramienta de normalización lingüística y afirmación cultural. Si pasamos a la década de los 90, desde el inglés, por ejemplo (un 23 % de las traducciones al asturiano, el porcentaje más alto de lenguas extranjeras, reemplazando así al francés, que era la mayoritaria hasta esta década), se han traducido al asturiano múltiples autores, de diferentes lugares, épocas y géneros literarios. Así, Dellos sonetos de William Shakespeare (Uviéu, Alvízoras, 1994) por Faustino Álvarez Álvarez, que prologó, hizo la selección y tradujo los principales poemas. También del gran autor inglés se tradujeron El rei Ricado’l terceru (Uviéu, SPPA, 1994) y El rei Enrique’l quintu (SPPA, 1995) por Milio Rodríguez Cueto, que también tradujo a Oscar Wilde: La pantasma de Canterville. El crime de Lord Arthur Savile (Xixón, Llibros del Pexe, 1990). Otras obras fueron La tierra ermo (Uviéu, Trabe, 1994), traducción realizada por Alfonso Velázquez a The Waste Land de T. S. Eliot; Lo que vio’l mayordomu (ALLA, 1995) por Lluis Aique Iglesias a la pieza teatral de Joe Orton. Las conocidas obras de Lewis Carroll fueron vertidas por Xilberto Llano: Alicia nel país de les maravíes y L’otru llau del espeyu y lo qu’Alicia atopá allí (Llibros del Pexe, 1989 y 1992). Peter Pan de James M. Barrie fue traducido por Pablo Antón Marín Estrada (Llibros del Pexe, 1992). Del británico Arthur Conan Doyle, Xuan Bello tradujo Tres aventures de Sherlock Holmes (Trabe, 1995). Robert Louis Stevenson cuenta en asturiano con las traducciones de El casu raru del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (Trabe, 1995) por Xuan Bello y La isla’l tesoru (Llibros del Pexe, 1989) por Milio Rodríguez Cueto. Esta última obra se considera fundacional de la traducción narrativa al asturiano por varios motivos: el prestigio del autor, ser un clásico universal, pertenecer a la literatura inglesa, la extensión del texto, el carácter intergeneracional, aparecer en una editorial asturiana, etc.; además, al apartarse la versión del estándar lingüístico, se convirtió en clave para la construcción de la lengua literaria). El gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald fue vertido por Alfonso Velázquez (Trabe, 1998); Richard Bach cuenta con Xuan Salvador Gaviota, por Inaciu Iglesias y Sixto Cortina (SPPA, 1991), John Christopher, George Orwell, H. G. Wells. Por supuesto, se sigue traduciendo del francés (13 %) la obra de Molière, Honoré de Balzac, Jules Verne, Albert Camus, Charles Perrault, Paul Valéry, el marqués de Sade, Raymond Radiguet; del alemán (3,15 %: Franz Kafka, Peter Handke, Friedrich Nietzsche, Thomas Mann, Georg Trakl), del italiano (2 %: Giovanni Papini, Cesare Pavese, Giuseppe Ungaretti, Rustichello de Pisa [Marco Polo]), del portugués (2 %: Álvaro de Campos [Pessoa], Mário de Andrade, Miguel Torga, Clarice Lispector), etc.

También, al ser una lengua minoritaria, muchos traductores han querido verter la literatura de otras lenguas minoritarias de España, o extranjeras menos conocidas en nuestro país. Sirvan de ejemplo: Obabakoak, del vasco Bernardo Atxaga (Mieres, Editora del Norte, 1995), realizada por Pilar Fidalgo Pravia (bajo el seudónimo Lena Rodríguez Coalla); del aragonés Chusé Raúl Usón, Les cien llaves, en traducción de Héctor Xil (Trabe, 2004); del gallego (una de las que más se traduce, con obras Méndez Ferrín, Casares o Cunqueiro) Land Rover, de Suso de Toro, por Xandru Fernández (Editora del Norte, 1993) o Un millón de vaques, de Manuel Rivas por Pablo Antón Marín Estrada; del catalán Piedra de llerón, de Maria Barbal, por Humberto González (Trabe, 1992); del valenciano Tirán el Blancu, de Joanot Martorell, por Pablo Suárez García (Uviéu–València, ALLA–AVL, 2012); entre las lenguas extranjeras, Poesíes llíriques, del ruso Aleksandr S. Pushkin (ALLA, 1991), por Federico G.–Fierro Botas, a las que sumamos las traducciones también del ruso de Cesáreo García Fernández (Cuentos rusos o Un héroe del nuesu tiempu de Lérmontov), que, junto a Eva Kocanova, realizó una edición bilingüe de Cuentos eslovacos de Pavol Dobšinský (Trabe, 2008), o, del checo La guerra de les sacaberes, de Karel Čapek (Trabe, 2014); o Antoloxía del escocés Robert Burns (SPPA, 1990), por Alfonso Velázquez.

A través de esta larga nómina de traducciones, vemos que muchos autores del Surdimientu fueron también traductores, aunque hay otros que se dedicaron más a la traducción, como por ejemplo, las citadas M.ª Xosé Rodríguez López o Pilar Fidalgo; esta última tradujo, entre otros, el Manifiestu del Partíu Comunista (Editora del Norte, 1999) de Karl Marx y Friedrich Engels, las novelas Un vieyu que lleía noveles d’amor e Historia d’una gavilueta y del gatu que la deprendió a esnalar (Editora del Norte, 1998 y 2000) del escritor chileno –afincado en Gijón– Luis Sepúlveda, o Exercicios d‘estilu (ALLA, 2024) de Raymond Queneau, texto de ejercicio lingüístico y literario que terminó por convertirse en manual de teoría estilística.

Un proyecto ambicioso, serio e importante que comienza en la época del Surdimientu es el de la traducción de La Biblia, financiado por la Sociedad Bíblica Internacional. Su primer fruto fue la versión del Evanxeliu de San Lluques (1991). Ya antes Etelvino González había traducido del griego el Evanxeliu de San Xuan (1987), si bien no llegó a publicarse su Apocalipsis; desde el castellano, Lorenzo Novo Mier vertió en 1981 el Evanxeliu de San Marcos (inédito) y Xicu Monteserín la Carta a los Gálates en 1984. En lo referente a textos cristianos, F. González–Fierro Botas y Alejandro Rodríguez Alonso tradujeron Lliturxa católica (1991), Rezos comunes y bendiciones n’asturianu (1991) y Oraciones, bendiciones, pidimientos y cancios relixosos (1993). También González–Fierro, en colaboración con José Manuel García de Jesús y José Daniel Rodríguez Arias, tradujeron desde varias lenguas (latín, griego, hebreo y castellano), Lliturxia de les hores (Diurnal) (2000). La finalidad de estas traducciones es distinta a las otras que estamos viendo. Si bien todas surgen como reacción de orgullo lingüístico y asturianismo, las traducciones de textos sagrados responden a una funcionalidad utilitaria, para acercar y extender el mensaje religioso a la población, mensaje que se sentiría más cercano al emplearse en la lengua familiar cotidiana. No cabe duda de que la traducción de La Biblia (2021) supuso un gran prestigio para la lengua asturiana. Esta traducción, llevada a cabo por un equipo interconfesional de biblistas (católicos y protestantes), lingüistas y teólogos, se inició en 1988, y en 1997 se presentó la primera edición del Nuevu Testamentu y Salmos. El proyecto, no exento de dificultades e interrupciones (se retrasó más de tres décadas) dio como resultado la publicación de una biblia ecuménica y de estudio, pues en nota aclara información y circunstancias, pero no entra en interpretaciones (es neutral para servir a distintas iglesias doctrinales). Recibió el Premio Florina Alías, concedido por la Dirección General de Política Lingüística del Principado de Asturias, en su primera edición. Dicho premio a la mejor traducción al asturiano va por su cuarta edición en este año 2024.

Además de la Biblia, y de otras traducciones que recibieron este galardón, como La palabra final. Diariu d’un suicidiu de Roberta Tatafiore por M.ª Antonia Pedregal Montes (Trabe, 2021) y Cándidu o l’optimismu de Voltaire por Javier Martínez Concheso (Trabe, 2022), entre los últimos hitos de la traducción a la llingua asturiana se encuentran el romance medieval inglés Sir Gawain y el Caballeru Verde, por Carlos Ealo y Álvaro Arias Cabal (ALLA, 2000); Odisea de Homero (primer volumen, cantos i–xii) por Xosé Gago (Trabe, 2007), quien tradujo también Los 154 poemes de Constantino Cavafis (Uviéu, Saltadera, 2013); Harry Potter y la piedra filosofal de J. K. Rowling, primer volumen de la saga, puede leerse en asturiano en versión de Xesús González Rato (Trabe, 2009); L’inxeniosu fidalgu Don Quixote de La Mancha (2 vols.) de Miguel de Cervantes (Uviéu, Laria, 2015), ilustrado por Juan Hernaz y traducido por Pablo Suárez García, que también vertió al asturiano varias obras de la literatura universal en la colección «Clásicos n’asturianu» de la editorial Laria, como Llazarín de Tormes (2017), La Celestina (2018), el Decamerón de Boccaccio (2018), Drácula de Bram Stoker (2019) o La semeya de Dorian Gray de Wilde (2023). También tradujo Suárez García varias obras catalanas y valencianas, como el mencionado Tirán el Blancu, El suañu de Bernat Metge (Trabe, 2015), Proses profanes de Joan Rois de Corella (Trabe, 2015), la novela de caballería humanística Curial ya Güelfa (Trabe, 2016) o las Obres completes de Ausiàs March (Saltadera, 2017). Se convierte, así, en el traductor más importante de la literatura asturiana.

La actividad traductora va en aumento. Las dos últimas obras premiadas con el Florina Alías aparecen publicadas en la colección «Calume» de Trabe, en donde podemos encontrar varias e importantes traducciones en estos últimos años: 1984 (2019) de George Orwell por Xesús González Rato, La naranxa mecánica (2020) de Anthony Burgess por José Luis Piquero, Los amigos de Bernhard (2022) de Annemarie Schwarzenbach por María García Díaz, Guillém (2022) de Núria Cadenes por Miguel Sánchez Canella, Kim (2022) de Rudyard Kipling por Eloy Antuña Zamarro, Nós, los del Makulusu (2023) de José Luandino Vieira por Iván Cuevas, En llucha incierta (2023) de John Steinbeck por Daniel García Granda, Cacofonía (2024) de Ken Bugul por Marta Mori, o L’home de choque (2024) de Joseph Peyré por Javier Martínez Concheso. De este año destacamos El señor de los aniellos: El regresu del rei, tercer volumen y último de la conocida saga de J. R. R. Tolkien, traducido por Nicolás Bardio (Trabe, 2020, 2022 y 2024).

El panorama de la traducción al asturiano ha cambiado radicalmente desde los años 80 del siglo pasado. Si Xosé Lluis García Arias solo pudo introducir dos pequeñas traducciones cuando publicó en 1981 su Antoloxía de la prosa bable (un fragmento de Platero y yo de Juan Ramón Jiménez en versión de L. Esteban Bedia y un cuento de Antón P. Chéjov de Ramón d’Andrés a partir de una versión castellana –y por eso su autor no la llama «traducción daveres»–), hoy día tendría una amplia muestra para elegir y, con total seguridad, con una mayor presencia de la traducción.

Si durante la segunda generación del Surdimientu (años 80 y 90) la traducción supuso la renovación de la literatura asturiana, tanto en forma como en contenido, con el cambio de siglo y la publicación de los instrumentos indispensables para el traductor, como son la Gramática y el Diccionario de la Llingua Asturiana por porte de la ALLA, se han traducido en estas dos últimas décadas importantes obras de la literatura universal, gracias a concursos que las fomentan y diversas colecciones en editoriales. Incorporar nombres y textos de otras literaturas a la asturiana sigue contribuyendo a superar los variados prejuicios que la llingua sigue teniendo hoy día, con una nociva realidad social diglósica. También en estos años aparecen ediciones bilingües y traducciones a otras lenguas de la reciente literatura asturiana. Además, la traducción se fomenta en la red y en los medios audiovisuales. Así, La nueche de los muertos vivientes (2010), el clásico del cine del año 1968 que dio origen al género de zombis, fue el primer filme en traducirse; le seguirán la película de animación de Disney Los viaxes de Gulliver (2010), El tercer home (2011), y los westerns McLintock (2011), El rostru impenetrable (2013) o Harry el suciu (2015) para la Televisión del Principado de Asturias a cargo de Gonzali Producciones. Esta difusión ha recibido en general buena acogida, aunque no estuvo exenta de polémica. Ya antes, entre los años 2008–2009, hubo cine mudo rotulado en asturiano, como, por ejemplo, los clásicos Nosferatu o L’Acorazáu Potemkin.

Por otro lado, la traducción también se convierte en motivo literario en la reciente literatura asturiana. En Hestoria de la l.literatura primera en Pesicia (2014) de Roberto González–Quevedo, se recurre a las pseudotraducciones filológicas que tienen por objeto revelar obras antiguas y supuestamente desconocidas cuyos autores, bajo la máscara de traductores–filólogos, ofrecen a un público culto. En este caso encontramos una antología comentada de traducciones de los ‘pésicos’, pueblo prerromano que habitó en el occidente asturiano y que legitimaría la literatura en lengua asturiana.

La autotraducción es más frecuente del asturiano al castellano que del castellano al asturiano: tal y como se ha puesto de manifiesto, frente a los 18 títulos del primer caso, tan solo hay dos en el segundo. Los datos son inversos en el caso de los traductores (seis del asturiano al castellano, frente a los 36 del castellano al asturiano). Aunque la traducción de obras de la literatura asturiana a otras lenguas es menos frecuente en comparación con otras literaturas de España, el interés en la cultura y la literatura asturianas ha experimentado un crecimiento y reconocimiento en los últimos años, lo que podría llevar a una mayor difusión internacional de estas obras en el futuro. Es importante este trabajo, pues permite difundir y potenciar la transcendencia de la lengua y la cultura asturianas. La autotraducción está muy activa en situaciones de diglosia entre lenguas jerárquicamente desiguales, como es el caso asturiano. Es lo que sucede, por ejemplo, con el escritor más importante de literatura asturiana: Xuan Bello. En La vida perdida (Llibros del Pexe, 1999) realiza una selección de sus poemas publicados –de El llibru de les cenizes (1988), Los nomes de la tierra (1990), El llibru vieyu (1994) y Los caminos secretos (1997)– y ofrece una antología bilingüe; sin embargo, la fama le llegará con Historia universal de Paniceiros (B., Debate, 2002), versión castellana del autor (Premio Ramón Gómez de la Serna y uno de los libros destacados por la crítica en 2003) de la asturiana (Uviéu, Ámbitu, 2004), también traducida al catalán por Jordi Raventós (Martorell, Adesiara, 2008) y al gallego por Esperanza Mariño Dávila (Santiago de Compostela, Positivas, 2008), que también tradujo en 2010 para esta misma editorial, en edición bilingüe, Os nomes da terra. Lo mismo sucede con Al dios del llugar (Ámbitu, 2007), Al dios del lugar (Valladolid, El Pasaje de las Letras, 2007). Sin embargo, La nieve y otros complementos circunstanciales (Ámbitu, 2007) fue traducida al castellano por José Luis Piquero (Zaragoza, Xórdica, 2012), al igual que Unas poucas cousas guapas (Ámbitu, 2009) como Las cosas que me gustan (Xórdica, 2015), también traducida al catalán por Raventós: Unes quantes coses boniques (Adesiara, 2015). Ponemos como ejemplo a Xuan Bello, del que hay más de un centenar de traducciones publicadas (70 al castellano, 14 al inglés, 10 al gallego, 7 al catalán, 2 al valenciano y otras 2 al euskera).

Otro ejemplo es Miguel Rojo. Cuenta también con publicaciones bilingües asturiano–castellano como Territorios (Llibros del Pexe, 2007), El paséu (Xixón, Seronda, 2011), L’amor suicida (y otros cuentos d’encargu) (Trabe, 2014) o La edá de la memoria (Trabe, 2024), así como varios libros de literatura infantil para la editorial Pintar–Pintar. Sin embargo, Histories d’un seductor (memories d’un babayu) (Trabe, 1993) fue versionada en castellano por Asunción Martín: Historias de un seductor (memorias de un gilipollas) (Oviedo, Tal y Cual, 2002).

Hay otras ediciones bilingües llamativas (ruso–asturiano), como la antología de poesía asturiana de Yéschenko. También hay casos de ediciones trilingües (asturiano, castellano e inglés) como sucede con más de una decena de libros de Milio’l del Nido, seudónimo de Emilio Rodríguez López, de literatura infantil y juvenil con clara función didáctica (con versión inglesa de Daniel Barker e ilustraciones de Blanca Fumanal, publicados en Oviedo, Nobel, 2010), como, por ejemplo, El calderu d’oru / El caldero de oro / The magic pot o Los finxos del cielu / Los hitos del cielo / The stone markers from heaven.

Se cuenta además con otras variantes lingüísticas en Asturias. Así, en la zona más occidental del Principado, entre las cuencas de los ríos Navia y Eo, se habla el gallego–asturiano o eonaviego, reconocido como oficial en el concejo de Vegadeo. La peculiaridad lingüística de la zona plantea conflictos políticos e identitarios. Por un lado, la ALLA defiende que es una lengua de transición entre el gallego y el asturiano; por otro, para la Junta de Galicia sería un dialecto oriental del gallego y reclama tutelar este territorio desde su Oficina de Política Lingüística, al igual que sucede con algunos territorios limítrofes con la Comunidad de Castilla–León. Esto afectaría a la educación de la lengua en las escuelas, algo a lo que se niega el gobierno del Principado. Además, están las reivindicaciones anexionistas del nacionalismo gallego (el Bloque Nacionalista Galego propuso en su estatuto de autonomía que territorios limítrofes pudieran unirse a Galicia). Sin embargo, la conciencia identitaria de los habitantes de la zona es ser asturianos.

Desde la Secretaría lingüística del Navia–Eo de la ALLA se han publicado unas Normas ortográficas del gallego–asturiano (2007). También editan la revista Entrambasauguas (1996–). Si revisamos el compendio bibliográfico de Barcia, vemos que no hay un apartado específico para traducciones; sin embargo, en el apartado de literatura y revistas (A Freita o, especialmente, O Espello), se encuentran traducciones de pequeños textos –muchas ofrecidas junto al original–, como poemas desde diferentes lenguas (asturiano, castellano, catalán, aragonés, friulano) a cargo de Xavier Frías Conde, Crisanto Veiguela y Xosé Miguel Suárez Fernández.

En formato libro se han publicado en la colección «Os llibros d’Entrambasauguas» de la ALLA las obras infantiles traducidas del asturiano (de su colección «Escolín»), Esta é a mía casa (2005) de Enrique Carballeira y A bruxa (2007) de Miguel Solís Santos, ambas traducidas por Xosé Miguel Suárez Fernández. El eonaviego cuenta también con ediciones bilingües, junto al castellano, como, por ejemplo, las obras de Fredo de Carbexe (Alfredo González Fernández) publicadas en Andolía: los poemarios Soños de Pelegrín / Sueños de peregrino (2006), Fruxes da nebra / Estirpes de la niebla (2007) y Mourén dos fondales / Penumbra de las hondonadas (2017), o el ensayo Parzamique en Brañavara / Conversación en Brañavara (2014).

La ALLA también publicó la primera traducción de una obra original en eonaviego. Se trata del libro de literatura juvenil Xunta de mitos (2003) de Rafael Cascudo Noceda, publicada en original con título homónimo en el año 2000 (A Caridá, Xeira) y traducida al asturiano por Xosé Miguel Suárez Fernández.

Hay que mencionar también la presencia de la traducción en el mirandés. Señalábamos que el asturleonés era oficial en Portugal desde 1998 y su normalización y promoción corre a cargo del Anstituto de la Lhéngua Mirandesa (2003). En las tierras portuguesas donde se habla mirandés, la producción literaria en «la nuesa llingua» fue tardía (comienza en torno a 1940). Antes, entre finales del siglo XIX y principios del XX, hubo traducciones de pequeños textos, cuentos y diálogos por diversos autores (Bernardo Fernandes Monteiro, Manuel Sardinha y José Leite de Vasconcelos). En los años 80 del siglo pasado, António Maria Mourinho tradujo varios textos sagrados publicados en el periódico O Mensageiro de Bragança.

Amadeu Ferreira (1950–2015) fue el escritor que mejor encarnó la renovación y modernización de la literatura mirandesa. Abogado, político y profesor de la Universidad de Lisboa revitalizó el asturleonés de Portugal presidiendo la Associaçon de la Lhéngua i Cultura Mirandesa. Comenzó a escribir poesía en los años 70, bajo la influencia de Antonio Mourinho, pero, sobre todo, serán reconocidas sus traducciones al mirandés bajo diferentes seudónimos. Su hito más importante, con el nombre de Fracisco Niebro, fue la traducción íntegra del poema épico de Camões, Ls Lusíadas (Lisboa, Âncora, 2010), del que ya había traducido una edición en cómic. Bajo este seudónimo también publicó libros de poesía, algunos bilingües, con traducciones de poetas portugueses (Mensaige, de Fernando Pessoa), españoles, alemanes, franceses e ingleses. Como Marcus Miranda dio Poetas Lhatinos, donde incluye versos de Horacio, Virgilio y Catulo, entre otros. También son conocidas sus traducciones, como Amadeu Ferreira, de Ls Quatro Eibangeilhos, y dos aventuras de Astérix (L Goulés y L Galaton, Lisboa, Edições ASA, 2005 y 2006).

En 2011 Ana Afonso tradujo el clásico de Saint–Exupéry: L Princepico. En 2015 aparece un tercer volumen de las historias del galo: L Papiro de César, a cargo de José Pedro Ferreira y de Carlos Ferreira. En la actualidad, internet ofrece muchas posibilidades como soporte de traducción para los mirandeses repartidos por el mundo.

 

Bibliografía

Margarita Acosta Corte, «Les traducciones del italianu del Padre Galo: un averamientu al traductor, al poeta y al home», Lletres Asturianes 128 (2023), 97–127.

Rosa Agost, «Literatura traducida, garante de la diversidad lingüística y cultural: un viaje de ida y vuelta», Lletres Asturianes 117 (2017), 39–61.

Olga Álvarez Huerta, «La primera traducción del llatín al asturianu: el Fueru de Lleón», Lletres Asturianes 122 (2020), 41–62.

Ramiro Javier Barcia López, Guía bibliográfica del gallego–asturiano y la tierra Navia–Eo, Uviéu, SPPA, 1999.

M.ª Josefa Canellada Llavona, «Observación sobre la traducción en asturiano», Lletres Asturianes 28 (1988), 23–29.

Sixto Cortina, «De la traducción de narrativa al asturianu. Posibilidaes, oportunidaes, llogros y perspectives», en La emancipación de la lliteratura asturiana. Crónica y balance de la narrativa contemporánea, Uviéu, Conseyería de Cultura, Comunicación Social y Turismu, 2007, 149–158.

Ramón D’Andrés, «La Traducción a la llingua d’Asturies» en VV. AA., Primeres Xornaes de Lliteratura. 1991. Ponencies, Xixón, FMC, 1992, 39–48.

Ramón D’Andrés, «La Traducción a la llingua asturiana», Lletres Asturianes 45 (1992), 21–34.

Ramón D’Andrés, «El asturiano en La aldea perdida de Armando Palacio Valdés» en E. de Lorenzo & Á. Ruiz de la Peña (eds.), Palacio Valdés. Un clásico olvidado (1853–2003), Laviana, Ayuntamiento de Laviana, 2005, 13–47.

Raquel Díaz Orviz, Publicaciones n’asturianu (catálogu bibliográficu) 1997, Uviéu, SPPA, 1998.

Carlos Ealo López, «Últimas traducciones en lengua asturiana de textos literarios ingleses», Livius 11 (1998), 57–71.

David Fernández Fernández, «La traducción al asturianu como ferramienta d’espardimientu de la llingua nel Surdimientu. El casu del teatru», Lletres Asturianes 124 (2021), 67–81.

Paz Fonticiella, «Dalgunes cuestiones sobre la teoría y la práutica de la traducción», Lliteratura 7 (1994), 43–53.

Paz Fonticiella, Marina Lobo & Guadalupe Valdés, Publicaciones en bable (1975–1996), Uviéu, SPPA, 1997.

Sérgio Ferreira & Cláudia Martins, «Capital traductológico e defesa da língua mirandesa» en Ecolinguismo e Línguas Minoritárias, Aveiro, Universidade de Aveiro, 2016, 183–222.

Florencio Friera Suárezz, «Galo Antonio Fernández y Fernández–Cantera» en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico electrónico, 2018.

Xosé Gago, «La traducción n’Asturies: problemes y perspectives» en Lliteratura asturiana y futuru, Uviéu, Conseyería d’Educación, Cultura y Deportes, 1987, 53–77.

Inaciu Galán González, «De “Amigos del Bable” a “Conceyu Bable”: reivindicación llingüística nel tardofranquismu», Lletres Asturianes 124 (2021), 99–154.

Héctor García Gil, «La traducción al asturianu de Retorno a Tagen Ata: notes pal so análisis», Lletres Asturianes 127 (2022), 83–97.

Ismael González Arias, «Apoloxía de la traducción», Trébole 5 (1990), 37–39.

Ramiro González Delgado, «Les traducciones d’Horacio al asturianu», Lletres Asturianes 85 (2004), 57–84.

Ramiro González Delgado, «La lliteratura grecollatina en llingua asturiana», Lletres Asturianes 97 (2008), 53–102.

Ramiro González Delgado, «Safo nel Surdimientu», Lletres Asturianes 99 (2008), 77–106.

Ramiro González Delgado, «La Bernat Metge y las traducciones de clásicos grecolatinos al gallego, vasco y asturiano», Hermēneus 11 (2009), 145–160.

Ramiro González Delgado, «Los idilios griegos de Félix Aramburu y Zuloaga», Campo de los Patos. Revista asturiana de cultura 1–2 (2010–2011), 357–372.

Ramiro González Delgado, Canta, musa, en lengua asturiana. Estudios de traducción y tradición clásica, Saarbrücken, Editorial Académica Española, 2012.

Ramiro González Delgado, «Primeras traducciones del griego a la lengua asturiana» en J. M.ª Maestre et al. (eds.), Humanismo y pervivencia del mundo clásico. V. Homenaje al profesor Juan Gil. Alcañiz–Madrid, IEH–CSIC, 2015, II, 1003–1017.

Ramiro González Delgado, «Los poemas helénicos inéditos de Fabriciano González», Archivum 71 (2021), 151–182.

Carlos González Espina, Biblioteca d’Autores Asturianos. El sombreru de Virxilio.

Federico González-Fierro Botas, «El Magnificat de 1887 n’asturianu nel contestu d’un llibru espublizáu en 150 llingües del mundu», Lletres Asturianes 30 (1988), 197–201.

Federico González-Fierro Botas, «Les tornes llitúrxiques n’asturianu nos caberos XX años», Lletres Asturianes 33 (1989), 69–85.

Federico González-Fierro Botas, «Les traducciones bíbliques al asturianu: métodos y resultancies», Lletres Asturianes 50 (1993), 110–112.

Newton Sabbá Guimarães, «Traduzir: por qué e para qué», Lletres Asturianes 57 (1995), 73–77.

Sara Gutiérrez Rodríguez, «Alredor de la torna», Lliteratura 13 (1998), 41–51.

Xilberto Llano, «Interferencia llingüística y traducción», Trébole 7 (1992), 31–34.

Xilberto Llano, Catálogu de publicaciones n’asturianu 1998, Uviéu, SPPA, 1999.

Mariano Martín Rodríguez, «Clásicos pseudotraducidos: un acercamiento a las traducciones filológicas modernas de textos literarios antiguos inventados» en F. Lafarga & L. Pegenaute (eds.), Planteamientos historiográficos sobre la traducción en el ámbito hispánico, Kassel, Reichenberger, 2023, 229–244.

Adrián Martínez Expósito, «El Proyectu Fernán–Coronas y la poesía inédita del Padre Galo», Lletres Asturianes 127 (2022), 6–33.

Pelayo Martínez Olay, «Traduzione fra lingue minoritarie: siciliano ed asturiano. Analisi contrastiva delle perifrasi verbali e proposta traduttologica», Lletres Asturianes 124 (2022), 51–56.

Xandru Martino Ruz, «Averamientu a dellos problemes de la traducción lliteraria al asturianu», Lliteratura 11 (1997), 41–49.

Xandru Martino Ruz, «Un cuartu de sieglu de traducción al asturianu» en VV. AA., Actes del I Conceyu Internacional de Lliteratura Asturiana (CILLA), Uviéu, 5–6–7 y 8 de payares de 2001, Uviéu, ALLA, 2003, 153–162.

Llucía Menéndez Menéndez, «Averamientu a la lliteratura n’asturianu al traviés de les publicaciones periódiques lliteraries (1975–2015)», Lletres Asturianes 117 (2017), 161–180.

Conceição Fernanda Marcelo MeirinhoA Influência da Tradução na Renovação Lexical do Mirandês, Braganza, Instituto Politécnico de Bragança, 2016.

Xoán Montero Domínguez, «Traducción y doblaxe na Televisión del Principáu d’Asturies (TPA): un enfoque paratraductivu», Lletres Asturianes 126 (2022), 117–132.

Marta Mori d’Arriba, «Traducción y autotraducción en la poesía contemporánea en lengua asturiana» en E. Gallén, F. Lafarga & L. Pegenaute (eds.), Traducción y autotraducción en las literaturas ibéricas, Berna, Peter Lang, 2010, 295–309.

Marta Mori d’Arriba, «La palabra importada: una güeyada a les traducciones del alemán del Padre Galo», Campo de los Patos. Revista asturiana de cultura 1–2 (2010–2011), 147–155.

Marta Mori d’Arriba, «La traducción nel sistema lliterariu asturianu (I). Les Fábules d’Antón de Marirreguera», Lletres Asturianes 105 (2011), 111–120.

Marta Mori d’Arriba, «La traducción nel sistema lliterariu asturianu (II). La poesía del sieglu XVIII», Lletres Asturianes 108 (2013), 107–127.

Berta Piñán, «La poesía asturiana» en VV. AA., Lliteratura asturiana y futuru. Actes de la I Xunta d’Escritores Asturianos, Uviéu, SPPA, 1987, 15–26.

Berta Piñán, «La traducción poética al asturianu: del sieglu XIX a Fernán Coronas» en Alcordanza del Padre Galo «Fernán Coronas», Uviéu, Conseyería d’Educación, Cultura, Deportes y Xuventú, 1993, 47–56.

José Luis Piquero, Llibros 1999. Catálogu de publicaciones, Uviéu, SPPA, 2000.

Miguel Ramos Corrada (ed.), Historia de la Lliteratura Asturiana, Uviéu, ALLA, 2002.

Leopoldo Sánchez Torre, «Tres décades de poesía asturiana: dinámica xeneracional, arquetipos estéticos y estratexes critiques» en L. Álvarez (ed.), Poesía en movimientu. 30 años de poesía asturiana, Uviéu, Gobiernu del Principáu d’Asturies–Trabe, 2005, 11–19.

Xuan Xosé Sánchez Vicente, «L’Evanxeliu en bable según San Matéu: una xera de normalización llingüística», Lletres Asturianes 9 (1983), 20–27.

Xuan Xosé Sánchez Vicente, «1910–1930: al rebuscu d’una lliteratura lliteraria», Lletres Asturianes 30 (1988), 23–31.

Xuan Xosé Sánchez Vicente, Crónica del Surdimientu (1975–1990), Uviéu, Barnabooth, 1991.

Jorge A. Sierra Álvarez, «Aspeutos pragmáticos y comunicativos de la traducción lliteraria a llingües minoritaries: la traducción de poesía al asturianu», Campo de los Patos. Revista asturiana de cultura 8 (2019), 201–216.

Helena Trejo Fombella, «El llabor de tornar dende la óptica femenina» en VV. AA., Actes del II Conceyu Internacional de Lliteratura Asturiana (CILLA), Uviéu, 5–6–7 y 8 de payares de 2007, Uviéu, ALLA, 2009, 477–480.

Cristina Valdés Rodríguez, «Un enfoque polisistémicu a la traducción n’asturianu: normes y estratexes», Lletres Asturianes 114 (2016), 101–118.

Xulio Viejo Fernández, «La traducción y otros xéneros averaos na tradición lliteraria n’asturianu» en VV. AA., Actos de la XVIII Selmana de les Lletres Asturianes dedicada a Manuel Fernández de Castro, Uviéu, Conseyería de Cultura, 1997, 30–57.

Alexey Ýéschenko, «El lecho de Procusto de la traducción literal: algunos comentarios sobre la primera Antología bilingüe de poesía asturiana», Lletres Asturianes 68 (1998), 113–122.

 

Ramiro González Delgado