Neerlandesa, Literatura

Neerlandesa, Literatura

La literatura neerlandesa comprende toda la literatura escrita en esta lengua, tanto en los Países Bajos (Holanda) como en Flandes (parte neerlandófona de Bélgica). Incluye también la literatura escrita en Surinam y en las Antillas neerlandesas. El primer autor de lengua neerlandesa que se dio a conocer en castellano fue el místico franciscano Enrique Herp (†1477), cuyo Espejo de perfección fue publicado en Alcalá de Henares en 1551, a partir de una traducción latina. La misma obra está disponible en la actualidad como Directorio de contemplativos en dos traducciones modernas, debidas a Juan Martín Kelly (M., Fundación Universitaria Española, 1974) y a Teodoro Martín (Salamanca, Sígueme, 1991; reed. en 2004). Algo más tardía fue la introducción del místico brabanzón Jan van Ruusbroec, activo en el siglo XIV, que fue leído en círculos espirituales de toda Europa a través de la traducción latina del cartujo Lorenzo Surio y cuya obra completa fue traducida por primera vez al castellano por Blas López en 1698, a partir de esta versión en latín. Las primeras traducciones directas de este autor se deben a T. Martín (Obras, M., Fundación Universitaria Española, 1984; reed. en 1989 y 1997). También existe una versión al catalán de L’ornament de les noces espirituals y La pedra brillant, obra de Pep Orriols (B., Enciclopèdia Catalana, 1993). Las traducciones tempranas de los místicos constituyen el mayor fruto literario del intercambio entre los Países Bajos y España cuando aquéllos formaban parte de la monarquía hispánica. Para otras traducciones del neerlandés, no siempre directas, hubo que esperar hasta el siglo XX.

En el período anterior a la segunda Guerra Mundial se sitúa la introducción de la obra de un gran pensador holandés, Johan Huizinga (1872–1945), cuyo best seller internacional, El otoño de la Edad Media (1919), fue traducido por José Gaos del alemán en 1930 (M., Revista de Occidente; numerosas reimpresiones en M., Alianza, hasta 2001); en 2006 se publicó una nueva traducción de Luis Blanco Vila (M., Torre de Goyanes). La misma editorial publicó el mismo año 1934 las traducciones realizadas por María de Meyere de Sobre el estado actual de la ciencia histórica: cuatro conferencias (reed. M., U. Internacional Menéndez Pelayo, 2002) y Entre las sombras del mañana: diagnóstico de la enfermedad cultural de nuestro tiempo (nueva ed. B., Península, 2007, revisada por María Rossich). Otras obras de Huizinga que llegaron al lector español fueron: Homo ludens (1938), traducido por Eugenio Imaz (Alianza, 1972; varias reed.); En los albores de la paz: estudio de las posibilidades para el restablecimiento de nuestra civilización, vertido por Juan de Benavent en 1946 (B., Los libros de nuestro tiempo) y la biografía de Erasmo (1924) traducida primero a partir de la versión inglesa por José Farrán y Mayoral (B., Zodíaco, 1946) y más tarde del francés a cargo de Cristina Horanyi (B., Salvat, 1987). Esta permanencia de casi ochenta años en el panorama español hace de la obra de este pensador y crítico cultural un caso excepcional.

Con todo, el libro más traducido de la literatura en lengua neerlandesa es Het achterhuis (1947), el diario de Anne Frank (1929–1945), la adolescente judía que murió en un campo de concentración nazi. La primera traducción al castellano fue la de M.ª Isabel Iglesias en 1955 (Las habitaciones de atrás; B. Garbo), seguida en 1959 por la versión catalana de Ramon Folch i Camarasa, a partir del alemán, titulada Diari (B., Selecta, 1959; varias reed.); existe otra traducción castellana del Diario, a partir del francés, por Juan Cornudella (B., Plaza & Janés, 1964), que conoció numerosas reediciones hasta que en 1993 la misma editorial publicó una traducción directa por Diego Puls. A partir de esta versión castellana, la misma editorial publicó en 1998 una traducción al catalán por Ester Roig. En 2004 salió una versión al euskera por Josu Zabaleta, titulada Anne Franken egunkaria (Donostia, Erein) y basada en anteriores versiones (castellana, francesa e inglesa). El caso de Huizinga y el de Anne Frank demuestran asimismo que la preocupación por disponer en el mercado español de traducciones directas del neerlandés no surgió hasta décadas recientes.

Cabe destacar el papel pionero de Francisco Carrasquer, que en 1975 tradujo un monumento de la literatura del siglo XIX, Max Havelaar o las subastas de café de la Compañía Comercial Holandesa (B., Los libros de la frontera) de Multatuli (1820–1887), que fue objeto de una nueva traducción en 2017 por Malou van Wijk (M., Cátedra). En 1979 se encargó de verter una novela social experimental de Louis–Paul Boon (1912–1979), El camino de la capillita (B., Destino). Hasta principios de los años 60 el volumen de libros neerlandeses traducidos en España se limitaba a unos pocos títulos al año, mientras que en la segunda mitad de la década se produjo una lenta aceleración que culminó en 1968 con la publicación de 38 títulos nuevos. Llama la atención el papel preponderante de libros religiosos traducidos, la categoría más representada, con quince nuevos títulos. El autor más presente es el teólogo progresista Edward Schillebeeckx (1914–2009), con cinco obras traducidas al castellano y una al catalán, a partir del alemán y del francés, traducciones revisadas por el propio autor. El auge de la traducción de libros religiosos puede explicarse en el contexto del concilio Vaticano II, cuando los teólogos holandeses estaban en la vanguardia de la renovación de la Iglesia católica.

A mediados de los años 70 el interés por estas publicaciones, y por consiguiente el número de traducciones, disminuyó drásticamente puesto que la vida religiosa era cada vez menos tema de debate público. Paralelamente se inició la introducción de un nuevo género, la literatura infantil y juvenil. A partir de los años 80, los clásicos entre los libros para niños se abren ancho camino en las librerías de España, con obras de Annie M. G. Schmidt (1911–1995), Paul Biegel (1925–2006), Thea Beckman (1923–2004), cuya Cruzada en jeans (trad. de Guillermo Solana; M., Ediciones S. M., 1982; con más de 30 reed.) sigue encontrando lectores hasta hoy, o Jan Terlouw (1931), que es el único autor neerlandés con obras traducidas a las cuatro lenguas oficiales de España. En la actualidad, los autores de una generación más joven como Tonke Dragt (1930), Toon Tellegen (1941) Guus Kuijer (1942) o Bart Moeyaert (1964) también se pueden dar a conocer en España. En los últimos años, alrededor de un tercio de los libros neerlandeses traducidos al castellano se destinan a un público joven.

En 1985 no se traducen más títulos al año que en 1965, una decena; en la primera mitad de los 90, por término medio se traducen algo menos de veinte libros anuales. Esta tendencia continúa en la segunda mitad de la década, pero 1999 marca un cambio, con veintisiete títulos, ritmo que continúa en la primera década del siglo XXI, con una media de veintinueve traducciones al año. El año 1995 fue fundamental para la divulgación del libro neerlandés en España: para la edición de aquel año de la feria del libro Liber en Barcelona, todas las instituciones de Flandes y de los Países Bajos relacionadas con la divulgación del libro unieron sus fuerzas para promocionar la literatura neerlandesa contemporánea, lo que dio lugar a la publicación de dos antologías: Narrativa contemporánea en lengua neerlandesa, obra de Jaap Goedegebuure y Anne–Marie Musschoot, con traducciones de Julio Grande, Felipe Lorda y otros, y Poesía contemporánea en lengua neerlandesa de Hugo Brems y Ad Zuiderent, con versiones de M.ª del Carmen Bartolomé y D. Puls, editadas ambas por Stichting Ons Erfdeel (Rekkem), así como un Compendio de la literatura flamenca y neerlandesa realizado por Annette van Soest y Rudi Wester (Ámsterdam–Bruselas, Stichting Liber ‘95), destinado a informar a los editores españoles. Desafortunadamente, no se ha vuelto a producir ningún nuevo esfuerzo concertado para dar a conocer las letras neerlandesas en el mundo hispánico.

El desconocimiento de la lengua neerlandesa sigue impidiendo un acceso de primera mano a las obras y explica que, en líneas generales, sólo los autores que han tenido éxito en otros mercados del libro (el alemán o el inglés) lleguen al mercado español. Un destacado ejemplo es la traducción de Guerra y trementina de Stefan Hertmans (1951), obra de Gonzalo Fernández Gómez (B., Anagrama, 2018), que tal vez no se habría realizado a no ser porque la novela fue declarada mejor libro del año 2017 por The New York Times y The Economist, a pesar de que este autor ya contara con una Antología de poemas (Palma, Calima, 2002; trad. de José Luis Reina Palazón y Bart Vonck) y varios ensayos traducidos al español. Tanto el Fondo Flamenco de las Letras como el Fondo Neerlandés de las Letras y el Fondo para la Promoción y Traducción de la Literatura Neerlandesa otorgan subvenciones a traductores y editores, lo que ha decidido a varios editores españoles a publicar a autores neerlandeses. Además, existe un grupo limitado de excelentes traductores que contribuyen a configurar la presencia de la literatura neerlandesa, entre otros Marta Arguilé, Goedele de Sterck, Catalina Ginard, Julio Grande, Isabel–Clara Lorda, D. Puls o Fernando García de la Banda. Se puede afirmar que a partir de 1999 se aprecian los resultados de estos esfuerzos en la calidad creciente de las traducciones, aunque una media de unos treinta títulos nuevos no deja de ser una gota en el mar de los miles de libros que se publican al año en España. Teniendo en cuenta estos datos cuantitativos, se comprende que muchos autores contemporáneos de gran relieve en el área neerlandófona no lleguen al público lector español.

Siguen sin traducirse novelistas de la talla de Paul de Wispelaere, Ivo Michiels, Frans Kellendonk, Walter van den Broeck, Kristien Hemmerechts. De Gerard Reve (1923–2006) se han vertido dos novelas, El lenguaje del amor por Felipe Lorda (B., Ultramar, 1989) y Las noches por Ronald Brouwer (B., Acantilado, 2011). Willem Frederik Hermans (1921–1995) obtuvo su introducción en lengua española de la mano de Catalina Ginard, que se encargó de traducir El cuarto oscuro de Damocles (2009) y No dormir nunca más (2010), ambas para Tusquets (Barcelona). El panorama es aún más desalentador para la poesía, que se conoce algo gracias a antologías colectivas, y para el teatro y el ensayo.

El autor más difundido en España es, sin lugar a dudas, Cees Nooteboom (1933), novelista, poeta y autor de ensayos y relatos de viaje. Se dio a conocer en el ámbito hispano con la novela Rituales, traducida por Francisco Carrasquer (B., Edhasa, 1987; reed. B., Anagrama, 1995 y M., Siruela, 2009). El catálogo de Siruela contiene una veintena de títulos de Nooteboom, lo que implica que la mayor parte de su obra en prosa esté disponible en español. El libro de poesía Así pudo ser: poesía selecta, fue traducido por Fernando García de la Banda (M., Huerga & Fierro, 2003).

El poeta, dramaturgo y novelista Hugo Claus (1929–2008) se conoce en España, sobre todo, gracias a sus novelas. Su obra maestra, La pena de Bélgica, fue traducida por M.ª del C. Bartolomé y P. J. van de Paverd (M., Alfaguara, 1990, reed., 2011); las otras novelas de Claus disponibles en castellano han sido traducidas por Malou van Wijk (El pez espada y Una dulce destrucción, 1992; El deseo, 1993; El asombro, 1995; Belladonna, 1996, todas en Anagrama). Sólo hay un libro de poesía de Claus traducido, Cruel felicidad, obra de Ronald Brouwer (M., Hiperión, 2005). Al catalán existe una traducción de una selección de poemas con el título El gatpenat (B., Columna, 1998; obra de Ferran Bach) y de la novela Una dolça destrucció por Alphonsus van Campen y Jordi van Campen (B., Empúries, 2003).

Del tercer gran novelista contemporáneo, Harry Mulisch (1927–2010), ya se tradujo una novela en 1963, La cama de piedra por F. Lorda (B., Praxis y Seix Barral); el mismo traductor se encargó también de El atentado y Dos mujeres (Tusquets, 1986, reed. 1988 y 2000). La gran novela El descubrimiento del cielo fue traducida por I.–C. Lorda (Tusquets, 1997), que también vertió al castellano El procedimiento y Sigfrido (Tusquets, 2001 y 2003), mientras que en 2014 se editó el ensayo El juicio a Eichman traducido por C. Ginard (B., Ariel).

En años recientes, varias nuevas voces han aparecido en el mercado del libro español. De Herman Koch (1953) se ha traducido primero La cena, gran éxito de ventas internacional varias veces llevado al cine (B., Salamandra, 2010; trad. de Marta Arguilé), seguida por Casa de verano con piscina (2012) y Estimado señor M. (2016), vertidas por Maria Rossich (Salamandra). De Kader Abdollah (1954), autor holandés de origen iraní, se han traducido La casa de la mezquita (2008, trad. M. Arguilé) y El reflejo de las palabras (2013, trad. D. Puls), editadas ambas también por Salamandra. La novela Wil del autor flamenco Jeroen Olyslaegers (1967) ha sido traducida en 2018 tanto al español con el título de Voluntad (Seix Barral; trad. M. Arguilé) como al catalán, Voluntat (B., Ara Llibres; trad. M. Rossich).

 

Bibliografía

Ann Duez & Stella Linn, «Bibliografía selectiva de traducciones de literatura en lengua neerlandesa» en A. van Soest & R. Wester (eds.), Compendio de la literatura flamenca y neerlandesa, Ámsterdam–Bruselas, Stichting Liber ‘95, 1995, 39–52.

Stella Linn, «Perspectieven voor de Nederlandstalige literatuur in Spanje», Ons Erfdeel 41 (1998), 411–421.

Nederlands Letterenfonds, Translation Database.

 

Lieve Behiels