Portuguesa de África, Literatura
El interés por las literaturas africanas de lengua portuguesa en España ha sido en general minoritario. Se trata de literaturas sujetas a una doble marginación, por el hecho de surgir en un espacio cultural considerablemente ignorado, África, y en una lengua que en los cánones literarios europeos tradicionales tiene posición periférica. Sin embargo, es evidente que a pesar de todo gozan de mayores posibilidades de recepción que sus hermanas orales –e incluso escritas– en lenguas consideradas autóctonas, casi absolutamente desconocidas. Las primeras traducciones de literaturas africanas de lengua portuguesa en España coinciden con un incipiente interés más político que cultural por una África en proceso de descolonización. En 1972 apareció una pequeña antología, Poesía de la negritud (M., Fundamentos; ed. de Publio L. Mondéjar), teóricamente circunscrita a ese movimiento pero que en realidad incluía una muestra de autores algo más heterogénea, entre ellos el angoleño Agostinho Neto (1922–1979)y los mozambiqueños José Craveirinha (1922–2003) y Kalungano (1929, seudónimo de Marcelino dos Santos).
La caída del régimen autoritario de Salazar en Portugal y el fin de la guerra colonial hicieron posible la aparición de numerosas obras que la situación bélica y la censura habían ocultado. Sin embargo, el reflejo en España fue mínimo. En 1975 se publicó la traducción de algunos fragmentos de poemas en un artículo de la Revista de la Universidad Complutense firmado por José Gerardo Manrique de Lara: textos de los angoleños A. Neto y António Jacinto (1924–1991), de los mozambiqueños Craveirinha, Kalungano y Rui Nogar (1935–1993), e incluso un fragmento de una morna –género musical de Cabo Verde– de Gabriel Mariano (1928–2002), en realidad escrita originalmente en criollo caboverdiano, que entonces aún se consideraba a menudo como un dialecto del portugués. En ese mismo año Júcar (Madrid) publicó otra antología de poesía africana de lenguas europeas: Poetas africanos contemporáneos, que incluía también a los poetas ya mencionados y añadía otros como los santotomenses Alda do Espírito Santo (1926–2010) y Francisco José Tenreiro (1921–1963), la mozambiqueña Noémia de Sousa (1926–2002) o el angoleño Viriato da Cruz (1928–1973), la mayoría estrechamente relacionados con algún momento de la lucha de liberación anticolonial. La traducción era de Manuel Cabrera, algo apresurada en algunos casos. Tres de los poemas antologados allí aparecieron también en la edición de Fundamentos de 1972, por lo que ofrecen una interesante posibilidad de comparación.
En 1980 se publicó la primera antología de un único autor, A. Neto, con traducción de los poetas José Agustín Goytisolo y Xosé Lois García. Éste es también responsable de la antología poética exclusivamente de una literatura africana de lengua portuguesa: Poesía en acción: poesía mozambicana del siglo XX, publicada por Olifante (Tarazona) en 1987 en versión bilingüe. La primera traducción de narrativa no llegó hasta 1991: se trata de la novela Mayombe, del angoleño Pepetela, seudónimo de Artur Pestana, sobre la lucha guerrillera contra el ejército portugués (Tafalla, Txalaparta), y la circunstancia política seguía siendo decisiva en la elección. Al año siguiente se publicó otra antología en edición bilingüe portugués–castellano a cargo de X. Lois García, esta vez de poesía angoleña: Poemas a la madre patria (antología de la poesía angolana del siglo XX), en Ediciós do Castro (A Coruña), que incluye diecisiete poetas que abarcan desde la primera generación claramente anticolonialista –conocida como la generación de Mensagem– hasta la etapa inmediatamente posterior a la independencia. También en 1992 apareció en la revista Quimera un cuento del autor mozambiqueño Mia Couto, a cargo de Ignacio Cabria.
En 1995, con motivo de la celebración en Barcelona de las jornadas de literatura Translit, se publicó una antología de textos de literaturas africanas y asiáticas, Nómadas de las palabras (Virus editorial), en la que está incluido el cuento Mutaciones, de la autora caboverdiana Orlanda Amarílis (1924–2014), traducido tanto al castellano como al catalán por Assumpta Forteza. Se trata del único texto de esta autora aparecido en España hasta aquel momento. A partir de ese año se sucedieron las traducciones con mayor frecuencia. También de 1995 es Cronicando, de M. Couto, conjunto de crónicas periodísticas breves en las que el autor ya despliega su peculiar estilo. Couto es uno de los pocos autores africanos en lengua portuguesa con cierta continuidad en el panorama español de la traducción. Una de sus novelas, Tierra sonámbula, publicada en 1998 por Alfaguara (Madrid) en traducción de Eduardo Naval, fue reeditada en 2003 en Suma de Letras (Madrid), más tarde por Alfaguara (2016) y en 2018 traducida al catalán por Pere Comellas en la editorial Periscopi (Barcelona).
En 1999 apareció otra muestra de narrativa, esta vez angoleña: Nación criolla: la correspondencia de Fradique Mendes, de José Eduardo Agualusa (1960), traducida por Basilio Losada para Alianza (Madrid), también con una versión al catalán de Rosa Martínez Alfaro para La Magrana (Barcelona). De ese mismo año son dos traducciones de Pepetela, ambas para Alianza: El deseo de Kianda (versión de Eduardo Naval) y Parábola de la vieja tortuga (versión de B. Losada). También en 1999 unas nuevas jornadas literarias organizadas por la Asociación Translit en Barcelona motivaron la publicación, en la antología Intersecciones (B., Virus), de un cuento inédito de M. Couto, El amante del comandante (traducción de Goretti López Heredia), de un fragmento de la primera novela de la mozambiqueña Paulina Chiziane (Balada de amor al viento) y de tres cuentos del también mozambiqueño Suleiman Cassamo (1962), en traducción de Martínez Alfaro. La correspondiente versión catalana, Interseccions, contenía esos mismos textos en traducción de Pere Comellas.
En 2000 aparecieron por primera vez en castellano tres autores: el poeta mozambiqueño Rui Knopfli (1932–1997), con el libro La isla de Próspero: itinerario poético por la isla de Mozambique, en traducción de Mario João Neves y Darío Suárez (edición bilingüe de la Diputación de Málaga); el angoleño Manuel Rui (1941), con la novela breve Si pudiera ser una ola, en versión de Isabel Soler para Seix Barral (Barcelona), y el caboverdiano Germano Almeida (1945), también con una novela, El testamento del señor Napumoceno, traducida por Jordi Cerdà (B., Ediciones del Bronce). De esta misma novela aparece la versión vasca en Txalaparta en 2002 (Napumuceno da Silva Araujo Jaunaren: testamentua, por Bego Montoro). La breve incursión poética protagonizada por Knopfli es excepcional, ya que la narrativa es desde finales de la década de los 90 prácticamente el único género que ha interesado a las editoriales españolas. En 2001, además de una nueva traducción de M. Couto, apareció un libro de cuentos de S. Cassamo, en versión de Joaquín García–Medall (El regreso del muerto; Valladolid, Universidad de Valladolid). Cassamo utiliza una lengua híbrida absolutamente interferida por el ronga, lengua histórica de la capital de Mozambique, que el traductor intenta recrear en castellano con un gran respeto y con evidente voluntad contrastiva (se trata de una edición bilingüe). Uno de los cuentos, Laurinda, tú va a mbunhar, ya había sido traducido en 1999 en la antología de Translit con el título de Laurinda, no lo conseguirás, lo que hace posible una interesante comparación entre las dos versiones: una más exotizante, la otra más domesticadora.
En 2002 Ediciones del Cobre (Barcelona) publicó tres novelas: Estación de lluvias, de J. E. Agualusa, traducida por R. Martínez Alfaro; Los dos hermanos, de G. Almeida, traducida por José Luis Sánchez, y Doña Pura y los Camaradas de Abril, también de Almeida, en versión de J. García–Medall. También en 2002 Alfaguara sacó una nueva novela de Couto, El último vuelo del flamenco, en traducción de Mario Merlino. Al año siguiente aparecieron dos obras más de Almeida, La isla fantástica (Ediciones del Cobre), en versión de P. Comellas, e Historias de dentro de casa, cuentos traducidos por Bego Montorio para Txalaparta, editorial que también ha publicado por primera vez una novela completa de P. Chiziane, Vientos del apocalipsis, en versión de Martha Rosa Sardiñas y Teresita Urra, y La generación de la utopía, de Pepetela, traducida por Milene Illas. Asimismo, en 2003 surgieron nuevos autores en el panorama de las literaturas lusófonas traducidas. Por una parte, el caboverdiano Baltasar Lopes (1907–1989), considerado uno de los clásicos y pioneros de la literatura de aquel país: La Campana (Barcelona) editó la versión catalana de su única novela, Chiquinho, en traducción de P. Comellas, y Ediciones del Cobre hizo lo propio en castellano, en versión de Lluís Agustí y P. Comellas. Por otra parte, en ese año se celebraron unas nuevas jornadas de Translit, con la habitual publicación de una antología en la que figuran, además de un cuento de G. Almeida (La señora Guiomar), tres autores hasta entonces inéditos en España: Ondjaki (1977) con el cuento La libélula; Ruy Duarte de Carvalho (1941–2010) con un fragmento de Vou lá visitar pastores, y Ana Paula Tavares (1951) con algunos poemas.
En 2004 se repitieron autores y editoriales: Ediciones del Cobre publicó Niketche de P. Chiziane, en versión de P. Comellas (reed. en 2008 por Altaya), y El año en que Zumbí tomó Río de Janeiro de J. E. Agualusa, traducido por P. Comellas y R. Martínez Alfaro. Asimismo, apareció un nuevo libro, esta vez de narraciones cortas, de M. Couto en Alfaguara: Cada hombre es una raza, traducido por Mario Morales Castro. A su vez, Lengua de Trapo (Madrid) publicó la antología Alta velocidad: nueva narrativa portuguesa con obras de diecisiete autores jóvenes, que incluye un cuento de Agualusa. En 2006 volvió a escena Pepetela con El tiempo de los flamencos nuevamente en Alfaguara, versión de M. Merlino; en 2007 el angoleño Ondjaki publicó el libro de cuentos Y si mañana el miedo en la editorial Xordica (Villanueva de Gállego) en versión de Félix Romeo; el año siguiente apareció una nueva novela de P. Chiziane, El séptimo juramento, en versión de Àlex Tarradellas (B., Takusan), y en 2009, el extraordinario libro de relatos del también mozambiqueño Luís Bernardo Honwana (1942) Nosotros matamos al perro tiñoso, en traducción de Rebeca Hernández (M., Baobab). Ese mismo año Destino (Barcelona) sacó a la luz El vendedor de pasados, novela de J. E. Agualusa, traducida por Rosa Martínez Alfaro, y Edicions 62 (Barcelona) Un riu que es diu temps, una casa que es diu terra, traducida al catalán por Núria Prats para la prestigiosa colección «Les Millors Obres de la Literatura Universal. Segle XX». 2009 es un año prolífico para este autor mozambiqueño, que también publica el libro de poemas Raíz de rocío –su primer libro y otra de las escasísimas muestras de traducción de poesía recientes– traducido por José Ángel Cilleruelo; Venenos de Dios, remedios del diablo (Txalaparta), traducida por Ana M. García Iglesias, y El otro pie e la sirena (Ediciones del Bronce) en traducció,n de P. Comellas y L. Agustí.
En 2010 de nuevo Txalaparta publica la novela Buenos días, camaradas de Ondjaki en versión de Ana García Iglesias, un relato de la Angola independiente desde los ojos de un niño. En 2011 aparece la traducción de Luuanda, del angoleño José Luandino Vieira (1935), un autor conocido por su experimentación lingüística, premio Camões 2006, en versión de Àlex Tarradellas, sin duda un ejercicio traductológico difícil (Pollença, Sol de Ícaro).
La segunda década del siglo XXI no es demasiado afortunada para la literatura lusófona africana. Destacan únicamente dos autores ya consagrados. Por un lado, Mia Couto, con Jerusalén (2012) en versión de Roser Vilagrassa, La confesión de la leona (2016), traducido al castellano por Rosa Martínez Alfaro, y la Trilogía de Mozambique: las arenas del emperador (2018), a cargo de R. Vilagrassa y R. Martínez Alfaro, las tres publicadas por Alfaguara. También de 2018 es La confessió de la lleona, versión catalana de P. Comellas para Periscopi. Por otro lado, J. E. Agualusa publica en 2017 Teoría general del olvido en Edhasa (Barcelona), en versión castellana de Claudia Solans, y Teoria general de l’oblit en Periscopi traducida al catalán por P. Comellas, novela con la que el autor había obtenido el premio Dublin 2017 y que ganó el Premi Llibreter 2018. Del mismo autor también Edhasa publica en 2018 El vendedor de pasados en versión de Rosario Peyrou y La sociedad de los soñadores involuntarios, de Claudia Solans. Este mismo año Periscopi saca la versión catalana, La societat dels somiadors involuntaris, traducida por P. Comellas. Tras un período inicial de interés por la poesía comprometida con el anticolonialismo, el género poético casi ha desaparecido de la traducción y ha sido sustituido por propuestas narrativas temáticamente más heterogéneas. En cuanto a las traducciones, tres de ellas han merecido el premio Giovanni Pontiero otorgado por la Universitat Autònoma de Barcelona y el Instituto Camões: El testamento del señor Napumoceno de Germano Almeida (2002), Chiquinho de Baltasar Lopes (2005) y La confessió de la lleona de Mia Couto (2017).
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Pere Comellas