Comte, Auguste

Comte, Auguste (Montpellier, 1798–París, 1857)

Pensador francés, de gran relevancia para el siglo XIX europeo. Considerado uno de los padres de la sociología, inició una corriente de pensamiento cuyo objeto principal son las sociedades modernas. Nacido en la Francia posterior a la Revolución de 1789, vio formarse y caer el imperio de Napoleón con los ideales que modificaron el marco geopolítico de la época moderna, así como los ideales de la razón, y luego la expansión de la industria a través de la revolución industrial, y la creación de nuevas formas de organización social, que asumían sus reivindicaciones específicas. Su obra gira fundamentalmente en torno a la construcción de una doctrina sobre la sociedad que denominó positivismo, y que aparece definida a lo largo de sus obras: Cours de philosophie positive (1830–1842), Discours sur l’esprit positif, prólogo del Traité philosophique d’astronomie populaire (1844), Système de politique positive (1851) o Catéchisme positiviste (1852). El positivismo, en su concepto, equivale a ordenar los ámbitos que a lo largo de la historia se han considerado fuera del dominio de las leyes exactas de la naturaleza. La historia, según Comte, mirada desde el punto de vista del progreso, ha pasado por tres estadios fundamentales: el teológico, que explica los fenómenos aludiendo a la divinidad; el metafísico, en el que los fenómenos son explicados a través de esencias que se encuentran no ya en lo divino, sino en las cosas mismas, y el positivo, en el que al fin se atreve la humanidad a explicar sus quehaceres desde las leyes exactas de la matemática y la ciencia. Es tan sólo en este último donde la historia llega a esa madurez del progreso –de corte ilustrado– en la que al fin se observa la realidad social desde sus leyes mismas.

La llegada del positivismo al ámbito del pensamiento español resultó algo tardía, ya que en esa época había una tendencia predominante, la del krausismo, introducida por Sanz del Río a mediados del siglo XIX. Mientras Comte daba un espacio secundario a la cuestión metafísica en la historia del presente, el krausismo partía de la identificación del ser humano con el ser, donde la ciencia y sus leyes eran un espacio secundario que servía más como instrumento que como fin en sí. Hasta la década de 1870 no se introdujo, a través de José Perojo y sus contemporáneos, un interés por la filosofía positivista. A este período corresponde la traducción del Catecismo positivista por Antonio Zozaya en la «Biblioteca Económica Filosófica» (M., Minuesa, 1886–1887).

Ya de principios del siglo XX es la traducción de Luis de Terán de los Principios de filosofía positiva (M., La España Moderna, s. a.). Francisco Giner de los Ríos se hizo cargo de la traducción de los Primeros ensayos (M., FCE, 1942; reed. 1997 y 2001). Del Discurso sobre el espíritu positivo existen tres ediciones en castellano notables por la calidad de su traducción y prólogo: la de Consuelo Berges, con prólogo de Antonio Rodríguez Huéscar (Buenos Aires, Aguilar, 1962; luego reed. en España); la de Julián Marías (M., Revista de Occidente, 1934; reed. M., Alianza, 1980, 2007, 2017); y la más reciente de Eugenio Moya para Biblioteca Nueva (Madrid, 1999), que recoge el detalle considerable de la visión del texto basándose en lo que originariamente fue, el discurso preliminar del Tratado filosófico de astronomía popular.

Otras traducciones de los años 80 son las de La física social por Dalmacio Negro (M., Aguilar, 1981) y el Catecismo positivista por Andrés Bilbao (M., Editora Nacional, 1982). La traducción de C. Berges del Discurso ha sido incluida en un volumen (B., Orbis, 1984; reed. B., Folio, 2002), juntamente con una selección del Curso de filosofía positiva por José Manuel Revuelta, publicada ya en 1974 (Buenos Aires, Aguilar). En el año 2000 Cristina B. Negro tradujo el Plan de los trabajos científicos necesarios para reorganizar la sociedad (M., Tecnos), con prólogo de Dalmacio Negro. El Curso de filosofía positiva ha sido publicado de forma íntegra, en sus doce lecciones, en 2012 (M., Akal) con traducción y prólogo de Juan R. Goberna. En lengua catalana existe la traducción del Discurs sobre l’esperit positiu por Jaume Melendres (B., Laia, 1982).

 

Bibliografía

Juan R. Goberna, «Relación bibliográfica de las traducciones de la obra de Auguste Comte a las principales lenguas del mundo», Empiria 31 (2015), 173–198.

 

Nieves Soriano Nieto