Lucano (Córdoba, 39–Roma, 65)
Escritor latino, nacido en el seno de la ilustre familia de los Anneos. Su corta existencia estuvo muy ligada, hasta el final, a la de su tío Séneca el filósofo: se vieron obligados a quitarse la vida al descubrirse su implicación en la conjura de Pisón. De las muchas y variadas obras que la tradición literaria antigua le atribuye, sólo se ha conservado –probablemente incompleto– el poema épico La Guerra Civil o Farsalia, en diez libros que cantan la guerra entre César y Pompeyo. Es visible en él la voluntad de superar las normas del género épico, dentro de una reacción general en su época contra el clasicismo augusteo. Dos rasgos sobresalen en el poema: el marcado historicismo realista, en el que se ha querido ver un antecedente de la épica española, y la expresión retorizante y recargada.
Las tres versiones más antiguas de la obra al castellano señalan y ejemplifican tres momentos de la historia cultural de España: Edad Media, Renacimiento, Barroco. El rey de Castilla Alfonso X el Sabio debió de encargar la primera de ellas con el fin de utilizarla para sus obras históricas; de hecho, se encuentra inserta en la General Estoria. Se han puesto de relieve los muchos defectos de esta versión anónima, que al menos confirma la autoridad medieval del poeta como fuente historiográfica. La primera traducción propiamente dicha, la de Martín Laso de Oropesa, data de hacia 1535, y es una muestra muy estimable de nuestro mejor humanismo. Con todas sus imperfecciones (errores, licencias interpretativas), suele trasladar fielmente el sentido del poema; su elegante castellano se lee todavía con gusto. En cambio, las octavas reales en que Juan de Jáuregui vertió la Farsalia constituyen una paráfrasis de lucimiento poco escrupulosa con el original latino. Tal vez Jáuregui no pretendía traducir, sino tomar a Lucano como materia de su propio estro poético, y aun cabría pensar si tal exceso no habría agradado al excesivo Lucano más que otras versiones ceñidas y sobrias. No le han faltado lectores entusiastas; entre los más destacados, Benito Jerónimo Feijoo, quien protagonizó una famosa polémica al poner a Lucano por delante de Virgilio como poeta épico. Una parte de la traducción de Jáuregui salió póstuma en Madrid, en 1684, publicada con su Orfeo (ya en sus Rimas de 1618 había incluido un fragmento, también en octavas, del libro iii). Entre dicha versión, varias veces reimpresa, y la serie de traducciones más modernas (la primera de ellas, la de Herrero Llorente, no empezó a publicarse hasta 1967) median tres siglos largos en los que, seguramente, se llevaron a cabo o se iniciaron nuevas versiones que quedaron inéditas.
En la Biblioteca de la Universidad de Navarra se conserva manuscrita una traducción, anónima, que podría datar del primer tercio del XIX. Algún dato en relación con ella apunta a José del Castillo y Ayensa, pero no hay constancia de su autoría; va precedida de un interesante prólogo y está escrita en endecasílabos sueltos muy logrados. Hubo además, claro es, traducciones parciales motivadas por el especial atractivo de determinados pasajes. Como muestra de tales versiones fragmentarias puede señalarse la de los versos 544 a 586 del libro ix, donde se narra la visita del ejército de Pompeyo, comandado por Catón y Labieno, al templo libio de Amón: realizada por Cándido María Trigueros en endecasílabos blancos (arcaizantes, pues se presentan como escritos en el siglo XVI por un desconocido Melchor Díaz de Toledo), recrea bien la gravedad de Catón y su indiferencia ante el oráculo del dios. Más reciente, de 1952 (Lérida, La Editora Leridana), es la digna traducción en prosa de casi la mitad del libro iv (versos 1 a 401), obra de Manuel Guallar, titulada César frente a Afranio y Petreyo en la campaña del Segre y enmarcada en la conmemoración del bimilenario de dicha campaña. En este caso prima el interés histórico y local de lo traducido, en tanto que el apócrifo de Trigueros remite al secular fervor por la figura de Catón como exemplum y encarnación de ideales estoicos. Aun cuando se conocen los detalles de la difusión de Lucano en España, convendría ahondar en la valoración literaria e ideológica del poeta en épocas diversas, ponderando los factores varios que han intervenido en las vicisitudes de su pervivencia y prestigio: un aspecto quizá menor, pero no desprovisto de interés, sería la difusión en nuestro país de las versiones de la Farsalia a otras lenguas (sobre todo al francés y al italiano) y su posible influencia en los traductores españoles.
En las últimas décadas se han publicado en España hasta seis versiones de La Guerra Civil o Farsalia. Las tres primeras, en prosa y de gran calidad, tanto en la traducción como en sus páginas introductorias y notas, son las de Víctor–José Herrero Llorente (B., Alma Mater, 1967–1982), Sebastián Mariner (M., Editora Nacional, 1978) y Antonio Holgado (M., Gredos, 1984). De las posteriores, dos, la de Mariano Roldán (Córdoba, U. de Córdoba, 1995) y la de Jesús Bartolomé (M., Cátedra, 2003) optan por el verso, o la «disposición en verso», mientras la prosa de Dulce Estefanía (M., Akal, 1989) aspira, sobre todo, a recoger el sentido del texto. La de M. Roldán es una excelente traducción en alejandrinos de muy buena factura, bastante ajustada al número de versos del original (lo aumenta en un 14%); en rigor, sería la primera versión poética impresa en castellano si se juzga la de Jáuregui una paráfrasis. A pesar de la ausencia total de notas, sin duda necesarias para comprender cabalmente la difícil poesía lucánea, los alejandrinos de Roldán trasladan bien el contenido y, como obra de poeta que son, saben y suenan mejor. En cuanto a J. Bartolomé, si bien niega que la suya sea una traducción en verso, el lector no infiere lo mismo de la disposición tipográfica, que mantiene la correspondencia de versos con el original. Tal procedimiento, equívoco y –tal vez– equivocado, no empaña la solidez filológica del traductor, bien visible en la completa y cuidada introducción. Se advierte en ésta el empeño –nada nuevo, por lo demás– en una lectura de la Farsalia como poema de exaltación de los vencidos y de la libertad. Los peligros que semejante lectura acarrea son fáciles de imaginar: ahí está, en el pórtico mismo del libro, la cita de Herrumbrosas lanzas de Benet planteando un falaz paralelismo entre dos momentos históricos dispares (la Guerra Civil española de 1936–1939 y la de la Farsalia), reducidos a un esquema inaceptable.
La traducción más reciente al castellano es la de Rubén Bonifaz Nuño y Amparo Gaos Schmidt (México, 2004). Realizada en versículos que mantienen la correspondencia numérica con el original, sigue sin más el texto establecido por A. Bourgery y M. Ponchont (París, 1976). También Roldán y Estefanía han seguido esta edición francesa, al parecer sin mayor preocupación crítica. Presumiblemente con mejor criterio, Holgado y Bartolomé eligen la de Housman (1926) como edición de base y señalan los lugares en que prefieren otra lectura. En lengua catalana, ha aparecido el primer volumen de La Guerra Civil, libros i–iii, que incluye introducción, texto latino revisado, traducción (en prosa) y notas de Joan Carbonell Manils (B., Bernat Metge, 2014); todo ello acorde con el nivel de calidad y las directrices de la colección fundada por Francesc Cambó en 1922.
Bibliografía
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José–Ignacio García Armendáriz