Persa, Literatura
Las relaciones entre las sociedades que han tenido alguna variante de lengua irania como lengua materna o de cultura (esto segundo amplía enormemente el espacio geográfico, no limitándolo al Irán actual) y el mundo hispánico han sido muy escasas y esporádicas, desde la embajada de Ruy González de Clavijo (siglos XIV–XV) hasta el actual avestólogo Alberto Cantera, los politólogos latinoamericanos (Luciano Zaccara y Moisés Garduño) o el traductor Joaquín Rodríguez Vargas. Mientras países como Alemania, Francia, Estados Unidos o Reino Unido cuentan con una larga tradición de intercambios y conexiones culturales, sobre todo a nivel académico y cultural, con España la relación es otra. Históricamente (casi) no ha habido contactos directos, geográficamente son países que se encuentran lejos y están mal conectados. Por otro lado, razones de peso explican el distanciamiento cultural. La iranología nació en Europa como una rama dentro de los estudios de lingüística indoeuropea, y en España estos estudios se iniciaron tarde y no dieron frutos comparables a los de los países antes mencionados. Y en lo que respecta al islam, es el Magreb, por razones obvias, el foco de interés entre los estudiosos de la Península. Cabe mencionar, aunque sea muy brevemente, que en la otra dirección sucede lo mismo: desde que en el mundo iraní se despertó el interés por Occidente, España no ha estado en el centro de su atención (la versión persa del Quijote ha usado el francés de lengua puente, y en el caso de la poesía de Federico García Lorca ha sido el inglés, por citar a los dos autores de más renombre internacional).
Si bien el panorama presentado no es alentador, y supone un serio déficit cultural para ambos lados, no deja de tener una contrapartida positiva: las relaciones culturales entre ambos espacios, cuando se han dado, han sido y son fruto de una inclinación desinteresada, porque no ha hecho falta que las justifique una crítica de carácter postcolonial o una relación externa, ni siquiera una razón editorial en su acepción más comercial. Los traductores del persa moderno al español han sido académicos o profesionales de la cultura, como vamos a tener oportunidad de comprobar.
Así las cosas, no es de extrañar que las primeras traducciones del persa moderno al español no hayan sido directas sino a partir de otras traducciones, y aunque algo se ha avanzado, en la actualidad lo habitual siguen siendo las traducciones indirectas. Lo que predomina son las traducciones hechas a cuatro manos, o pasadas por diversos revisores, o incluso hechas con finalidades devocionales. Sólo excepcionalmente son el trabajo puntual de un iranólogo o de algún experto de una disciplina afín.
Respecto a la nómina de autores traducidos, y fruto de las condiciones arriba mencionadas, el español cuenta con traducciones de muchos de los más grandes autores del canon iraní, tanto clásicos como modernos, y todas ellas de factura reciente (la mayor parte del corpus pertenece a la última década del siglo XX y sobre todo a lo que ha transcurrido del XXI). Empleando la terminología usual entre nosotros, podemos decir que están presentes tanto los autores del «Siglo de Oro» iraní: Ferdusí, Jayyam, Rumi, Hafez, Nezamí, Attar, Saadi, la mayoría, aunque no exclusivamente, en formas versificadas, así como los de la «Edad de Plata», con Sepehrí y Farrojzad a la cabeza de los poetas, y con el autor más relevante en prosa, Sadeq Hedayat, entre otros.
Se erige pionero como traductor del persa directamente al español el intelectual de la Generación del 14 y conocido traductor Rafael Cansinos Assens con su Antología de poetas persas (M., Lipari, 1991; reed. M., Arca, 2006), que sufrió un sinfín de vicisitudes hasta ver la luz en su integridad. Sin embargo, el mismo autor señala que solo tres poetas (Khayyam, Jamí y Hafez, por respetar su transcripción) han sido vertidos directamente del persa moderno al español, mientras que el resto lo ha sido a partir de traducciones de varias lenguas europeas. Dadas las ediciones de las que disponemos, la falta de indicación de fuentes del mismo Cansinos, el estado de los originales por aquel entonces, y las dudas que ha acabado suscitando su labor como traductor, no es por ahora posible confirmar sus afirmaciones.
Si tenemos en cuenta la segunda traducción que presume de ser la primera directa del persa moderno al español nos encontramos con la versión de Omar Jayyam (1048–1131) hecha por Carlos Muzzio Sáenz–Peña (Rubáiyát; M., Francisco Beltrán, 1914, varias reed., con prólogo de Rubén Darío), quien desconoce la labor de Cansinos Assens. Como el mismo traductor menciona en su introducción, la situación es la siguiente: un erudito indio que se sabe de memoria gran número de los versos de Jayyam los recita y parafrasea al inglés a su amigo argentino, que los vierte al español. Si bien la anécdota no deja de tener su interés, lejos queda de los estándares que exigimos hoy en día para hablar de una traducción directa.
En cuanto a los traductores actuales, pioneros en la traducción directa, hay que dar un salto hasta las últimas décadas del pasado siglo, en las que se constata tanto la existencia de traducciones hechas a cuatro manos como por una sola persona (tanto de lengua materna el persa como el castellano). Encontramos también traductores ocasionales, traductores de textos devocionales y también traductores al catalán.
Dentro del primer grupo cabe destacar a la poetisa y galardonada traductora Clara Janés, quien, salvo excepciones (en los casos de Attar, Ehmadí y Sepehrí) ha contado siempre con la ayuda de algún colaborador iraní, Ahmad Taherí en la mayoría de los casos. Para las otras, como su versión de Attar, reconoce haber tenido presente la versión francesa. A Janés debemos, aparte del valor de sus traducciones, el acompañarlas de ricos paratextos y sobre todo el proporcionar una lengua literaria de traducción para verter el rico universo poético-simbólico persa.
En el siguiente grupo entran las iraníes que han acercado su cultura al español: Homa Dadbín y las profesoras Nazanin Armanian y Nadereh Farzamnia. Todas ellas comparten la necesidad de revisión para sus traducciones al español; aunque sus versiones han alcanzado cierto éxito al tratar autores contemporáneos, sus carencias de orden filológico (las dos últimas son politólogas) se acusan al acercarse a textos más antiguos. Por ejemplo, la traducción de la Gatha (B., Obelisco, 1999) por parte de N. Armanian, hecha a partir de una traducción al persa moderno y con escasos conocimientos del original (cuyo título debería ir en plural), aunque se presente en un texto bilingüe, o la tentativa, poco conseguida, de H. Dadbín de traducir un episodio de la epopeya nacional El libro de los reyes de Ferdusí (Shah-Naméh. El Libro de los Reyes. Historia de Siawash; M., Hiperión, 2006).
Una mención especial merece Joaquín Rodríguez Vargas, quien aparte de ser traductor jurado y profesor de persa, es autor de una espléndida Gramática general del persa moderno (2011), obra que permite acercarse a esa lengua con garantías. Sus traducciones son excelentes y maneja todo tipo de registros (clásico, contemporáneo, literario, filosófico) hasta el punto que su última traducción, Los arcanos de la Unicidad de Dios en las estancias espirituales del sheij Abū Sa’īd (M., Mandala, 2015) de Mohammad b. Monavvar (siglo XII) fue galardonada por el gobierno iraní como libro del año a la mejor traducción y edición crítica de una obra en persa dentro del apartado dedicado a libros extranjeros en 2017.
Un intento en otra dirección ha sido la traducción del Leyli y Majnún (Salamanca, Sígueme, 2010) de Nezamí (siglo XII) llevada a cabo por el filólogo Mohammad Kangarani, quien para tender un puente con el lector de poesía en español intentó mantener un diálogo con la tradición poética española, pese a que en algunos casos se tuviera que alejar algo del original, pero respetando en la medida de lo posible la forma del masnaví.
Otros traductores ocasionales han sido diferentes profesores universitarios, ya iraníes ya españoles, como Fereydun Djam, Rogelio Lemosín, José F. Cutillas Ferrer, con la publicación de su tesis La vida de Buda según la versión persa (Alicante, Universidad de Alicante, 2006), o Saeid Hooshangi. Javier Hernández, alumno de J. Rodríguez Vargas, ha publicado ya Cuentos persas para niños españoles (Mandala, 2001).
Irán es la patria del sufismo, dimensión espiritual del islam que está muy de moda en Occidente en su vertiente más New Age, con finalidades devocionales, y no literarias ni académicas. Han publicado este tipo de textos al español sobre todo las editoriales Sufi y Nur (ambas en Madrid), así como Halil Bárcena. Este último está más centrado en el turco, pero, dados sus intereses, no ha podido evitar presentar Perlas sufíes. Saber y sabor de Mevlânâ Rûmî (B., Herder, 2015). No es raro ver que quien firma las traducciones para la editorial Sufi sea el mismo grupo, el centro o el equipo editorial. El nombre de Mahmud Piruz aparece en más de una ocasión, a veces con José María Bermejo, como en el Diwan de poesía sufí (M., Trotta, 2001) de Javad Nurbakhsh (1926–2008), con lo cual el lenguaje literario ha ganado enteros. Pero no hay que olvidar que es el carácter devocional el que guía a estas traducciones y no otro interés.
Otra lengua en la que nos hemos de detener es el catalán, en la que hay dos nombres sobresalientes: Alexandre Queraltó y Ramon Gaja. En el 2010 aparecieron sendas traducciones de Omar Jayyam, tituladas Quartetes (Martorell, Adesiara) por el primero y Els Robbaiyat (B., Quaderns Crema) por el segundo. Gaja también ha traducido al persa a autores como A. March, J. Carner, C. Riba y R. Pla, y en su traducción del persa mantiene la forma original de los robbaiyats en un catalán muy elegante. Por su parte, Queraltó, que no es iranólogo, también ha traducido El jardí de les roses de Sa’di (Adesiara, 2014) en un esmerado catalán literario. Ambas traducciones suplen la traducción indirecta hecha más de cien años atrás (1907) por Ramon Vives Pastor para L’Avenç (reed. B., Edicions del Mall, 1985).
Bibliografía
Mohammad Kangarani, «Los traductores del persa moderno al castellano y al catalán. Una visión panorámica» en H. Aguilà, J. Linder & D. Siviero (eds.), Sfaccettature della traduzione letteraria, Roma, Artemide, 2016, 105–121.
Mohammad Kangarani