Diego 1970b

Gerardo Diego: «Larrea traducido» (Panorama Poético Español, 22 de abril de 1970)

Fuente: Obras completas. Prosa. Tomo VIII. Prosa literaria (Volumen 3). Ed. de José Luis Bernal, Madrid, Alfaguara, 2000, 275–277.

 

[277] En la poética que juntos [Juan Larrea y Gerardo Diego] profesamos en nuestra juventud y que sigue fundamentalmente vigente para los dos el valor poético de la palabra, del poema no reside tanto en su piel, en su sonoridad y matices lingüísticos intraducibles, sino en su significado. Tanto nosotros como Vicente Huidobro estimábamos que lo profundo de la poesía es lo que tiene de traducible. Si un poema sólo posee valores intraducibles no es poema cabal, es poema medio vacío, impotente. Ahora bien, también es igualmente cierto que si un poema no pierde mucho, muchísimo, al ser vertido de modo magistral a otra lengua, también será, aunque de modo menos hondo, poema inválido y en el sentido etimológico de la palabra, imperfecto, es decir, no acabado. La poesía es, pues, a la vez el desnudo y el vestido de la palabra poética, como la rosa de Juan Ramón. La palabra en el poema transparenta su concepto y oculta o secretea su milagroso encanto. Y todo ello por modo normalísimo, inevitable, ingenuo y virgen de cualquier artificio. Hay una suerte de traducción que es absolutamente imposible, la traducción de poema a la literatura de comercio, al lenguaje lógico, a lo prosaico utilitario. Por eso hemos hablado siempre de lenguaje creado. Aunque no haya que tomar el participio al pie de la letra forzosamente. «Creado» en cuanto deseo, no reñido con la comunicación humana y expresiva.