Urrea 1549

Jerónimo Jiménez de Urrea: «Aviso del autor al letor» (1549)

Ludovico Ariosto, Orlando furioso, Amberes, Martín Nucio.

 

Porque muchas personas en España aficionadas a la leción de Orlando furioso dejaban de gozar de la dulzura y primor de aquel Poema a causa de no tener tan entero conocimiento de la lengua toscana en el que está escrito, me pareció tomar trabajo de le traducir y poner en Romance Castellano cuan acertada y fielmente supe, y porque la mayor virtud de la traslación es la fidelidad y en esta por ventura parecerá a algunos yo haber faltado comparando este libro con su Original estancia por estancia, quiero aquí declarar mi intención. Es verdad que en el número de cantos ay variedad, porque los cuarenta y seis que el Ariosto compuso están reducidos a cuarenta y cinco, hecho del segundo y tercero uno, en lo cual allende que yo tuve atención a quitar la confusión y tinieblas que la aspereza y desgusto de nombres antiguos e ignotos allí contenidos engendraba, también seguí el consejo y voto de varones prudentes y sabios que me persuadieron a tal mudanza, en que intervino y fue principal el señor Don Francisco de Este, a quien particularmente este cuidado podía tocar, por ser toda la obra enderezada a celebrar la obra de su tío y padres los Duques de Ferrara, especial que todo lo que allí tan obscuro y perplejo dellos se refiere, está repetido más abierto y claro en diversas partes del libro, así mismo del Canto terciodécimo y treinta y tres me pareció remover dos o tres estancias, porque aunque son ingeniosas, no esperé que en España serían tan acetas. Sólo pido a los lectores que me perdonen, si por la afición de mi patria he usurpado demasiada licencia, en lugares vacíos y ociosos entremetiendo la memoria de algunas personas della, famosas y dignas de mucha e inmortal fama, pues en ello se guarda la templanza y moderación que se debe, sin quitar a nadie lo suyo, como algunos tradutores hemos visto señaladamente franceses, que los hechos y trabajos ajenos huelgan de los atribuir y transferir a los hombres de su nación.