Polaca, Literatura

Polaca, Literatura

Aunque no se puede afirmar con rotundidad que la traducción de la literatura polaca en España sea una actividad reciente, la verdad es que, exceptuando unos pocos libros, la presencia de obras polacas traducidas al castellano, y aún más a otras lenguas oficiales, es relativamente escasa y nueva, pues son pocos los autores polacos que se han hecho un sitio, con sus correspondientes traducciones, entre los lectores españoles. No fue hasta muy entrados los años 70 del siglo XX cuando la literatura polaca se abrió camino en el ámbito editorial español. Hasta entonces no llegaba a medio centenar el número de títulos polacos traducidos en España, mientras que entre los años 70 y el final del siglo XX vio la luz, aproximadamente, un centenar de nuevos títulos. Una revisión del catálogo de la Biblioteca Nacional de España aporta el dato de la existencia de algo menos de doscientos títulos traducidos en España, lo que resulta escaso a la luz de la milenaria tradición de la cultura polaca, con más de cinco siglos de rica y abundante producción literaria. Por otro lado, al revisar la nómina de autores se percibe que ésta no responde a unos criterios cualitativos de la literatura polaca, sino que junto a nombres de relevancia mundial es fácil encontrar autores que podríamos calificar de coyunturales y que, con el paso del tiempo, no han alcanzado un lugar en la historia literaria polaca.

El espacio de tiempo de casi seis décadas que separa la concesión de los premios Nobel de Literatura a Henryk Sienkiewicz (1905) y Władysław Stanisław Reymont (1924) por un lado, y a Czesław Miłosz (1980) y a Wisława Szymborska (1996) por otro, está salpicado de nombres y títulos de muy desigual nivel. Los mencionados cuatro autores galardonados por la Academia sueca han gozado, en general, de una digna representación en cuanto al número de sus traducciones en España y, avalados por el Nobel, han suscitado un interés, en algunos casos muy dispar, entre el público lector. El primer autor relevante con presencia en España es H. Sienkiewicz, quien con su novela Quo vadis? supera a todos los escritores polacos traducidos en España en decenas de ediciones. El caso de la traducción de Sienkiewicz, como el de la mayoría de los polacos traducidos hasta hace unas décadas, responde a un fenómeno habitual y generalizado, consecuencia del escaso conocimiento de la lengua polaca en España: la traducción desde una tercera lengua, muy a menudo el francés. Sienkiewicz está ampliamente representado en España, sobre todo con numerosas traducciones de sus novelas históricas (A sangre y fuego, El diluvio, Un héroe polaco) y de aventuras (A través del desierto y la selva).

Por el contrario, W. S. Reymont (1867–1925) es un autor bastante desconocido entre los españoles. De su amplia obra se ha traducido su novela capital, Los campesinos (M., Aguilar, 1955, por R. J. Słaby y Fernando Girbal), además de Justicia. El condenado número 437 (B., Orbis, 1983, por R. J. Słaby y Vicente Díez de Tejada), El matrimonio de Maciej Boryna (M., Rueda, 2002) y La tierra de la gran promesa (B., Belacqva, 2006, por Pilar Gil Cánovas). El libro Viajeros polacos en España, editado por Agnieszka Matyjaszczyk Grenda y Fernando Presa González (M., Huerga & Fierro, 2001), contiene traducida al castellano la novela corta Los toros (por F. Presa González), elaborada por Reymont a partir de su experiencia como espectador en el coso de San Sebastián durante un viaje por España.

La verdadera labor de difusión de la literatura polaca en España no se produce hasta finales de los años 40. El libro del general Władysław Anders (1892–1970), Sin capítulo final, traducido por I. R. García (B., Los libros de nuestro tiempo, 1948) y dos obras de Ferdynand Antoni Ossendowski (1878–1945), El capitán blanco y El halcón del desierto, ambos publicados en castellano en 1948 (M., s. i.), son buena muestra del incipiente interés de los lectores españoles por la literatura polaca, que ya en la década siguiente cuenta con varias traducciones de Jan Dobraczynski (1878–1945), autor bastante popular en los años 50 en España, sobre todo por sus Cartas de Nicodemo (B., Herder, 1957, varias veces reeditadas en años posteriores), traducidas por Anna Rodón Klemeniewicz, a quien se deben también las versiones castellanas del mismo Dobraczynski de La santa espada (Herder, 1959) y Una iglesia en Podhale (Herder, 1964).

Ya en la década de los 60 el autor polaco más relevante en España fue Marek Hłasko (1934–1969), de quien se tradujeron hasta cinco obras: la antología de relatos El octavo día de la semana (B., Caralt, 1960, por Rafael Sarro y Mariano Orta Manzano, reed. cinco veces en esa década), Cementerios (B., Caralt, 1960; trad. de M. Orta), El próximo en el paraíso (Caralt, 1962; versión de M. Orta), El látigo de la ira (Caralt, 1967) y Todos se desentendieron (Caralt, 1970; trad. de Ramón Alonso). También Jerzy Andrzejewski (1909–1983) fue traducido en esos años: su libro Cenizas y diamantes se publicó en 1966 en una primera versión del alemán por M. Blancafort (Caralt) y dos décadas después ya del polaco por A. Orzeszek y R. Mansberger (M., Alianza, 1985). Gabriela Makowiecka es la traductora del curioso libro de Andrzejewski titulado Helo aquí que viene saltando por las montañas (M., Alianza, 1969). En 2004 se publicó una obra más de este autor, Las puertas del paraíso, de cuya traducción fue autor Sergio Pitol (Valencia, Pre–Textos).

Sergiusz Piaseczki (1901–1964) apareció en España con La canción de los ladrones (Caralt, 1954; trad. de Leszk Wróbel), a la que siguieron Nadie se salva (B., Planeta, 1955; trad. de Enrique de Juan), Un mundo desconocido (Planeta, 1966; trad. del propio De Juan) y La quinta etapa (B., Plaza & Janés, 1965; trad. de G. y L. Gosse), aunque el libro con el que se ganó al público español fue El enamorado de la Osa Mayor, traducido del francés en 1965 por José Farrán Mayoral y publicado por Plaza & Janés, con numerosas reediciones desde entonces y hasta la actualidad. Existe una versión catalana, L’enamorat de l’Óssa Major, obra de Anna Rubió y Jerzy Sławomirski (B., Quaderns Crema, 2001).

El autor polaco por excelencia en España en los años 70 fue Stanisław Lem, traducido fundamentalmente por Jadwiga Mauricio (en ocasiones en colaboración con Pilar Giralt) y cuya popularidad rebasó la década de los 80 y los 90 hasta el punto de ser, en la actualidad, un autor en plena vigencia comercial con su lugar propio en el mercado del libro: la «Biblioteca Lem» en Alianza. Títulos como El hombre de Marte, Los astronautas, Los diarios de las estrellas, Edén, Solaris (llevada al cine en 1972 por el director ruso A. Tarkovski, y en 2002 por el estadounidense S. Soderbergh, con G. Clooney como protagonista), Relatos del piloto Pirx, La voz de su amo, etc., lo han convertido en un clásico de la literatura de ciencia ficción y uno de los autores polacos más populares en las librerías españolas.

La obra dramática de Tadeusz Różewicz (1921–2014) también apareció en España en estos años. La editorial Fundamentos ofreció a los lectores españoles versiones traducidas por Jorge Segovia y Violetta Beck de dos obras fundamentales: El fichero (1974) y Testigos o nuestra pequeña estabilización (1975). Años más tarde la Asociación de Directores de Escena publicó dos nuevos dramas de Różewicz traducidos por J. Bielski y E. Bortkiewicz: Matrimonio blanco y El ayunador se va (Madrid, 2001).

Otro autor destacado en esta década es Stanisław Ignacy Witkiewicz, cuya obra dramática ha sido minuciosamente estudiada en España por A. Matyjaszczyk Grenda en su libro El teatro de la forma pura (M., GRAM, 2001). La entrada de Witkiewicz en España estuvo muy ligada a la editorial Fundamentos y las figuras de sus primeros traductores indirectos, Juan Caño, Miguel Narros y Jorge Segovia. Años más tarde su prosa también despertó el interés del público, sobre todo en los 80 y 90.

La literatura polaca entró por la puerta grande en España de la mano del Nobel de Literatura de 1980, C. Miłosz. Sus ensayos, editados una y otra vez, abren un nuevo espacio literario a lectores y editores españoles: el del otro lado del telón de acero. En aquellos años se tradujeron Las señoritas de Wilko de Jarosław Iwaszkiewicz (1894–1980) por Bożena Żaboklicka y J. R. Monreal (B., Bruguera, 1984) y por D. Kuźmińska (M., Cátedra, 1993). Esta obra fue publicada en euskera en 2004 con el título Wilkoko andereñoak, en versión de Adam Zawiszewski (Donostia, Elkar).

Desde que en 1987 Agata Orzeszek tradujera El Sha o la desmesura del poder (B., Anagrama, 1897) de Ryszard Kapuścinśki, éste no ha dejado de estar presente en el panorama literario español con más de una veintena de versiones de sus libros. Fallecido en 2007, cuatro años antes había sido galardonado en España con el premio Príncipe de Asturias de Comunicación. Otro autor con buena aceptación es Andrzej Kuśniewicz (1904–1993), cuyos libros El rey de las Dos Sicilias y La lección de lengua muerta, traducidos por B. Żaboklicka (Anagrama, 1983 y 1984, respectivamente) han acompañado en estos años en las librerías españolas a los de Tadeusz Konwicki (1926–2015) Nochebuena polaca (trad. de Elena Penteleeva; B., Seix Barral, 1984) y Un pequeño Apocalipsis (B., El Aleph, 1987; trad. de B. Żaboklicka). Y junto a ellos, los del exiliado Józef Wittlin (1876–1926) La sal de la tierra (El Aleph, 1990; trad. de E. Bortkiewicz) y Mi Lwow (Valencia, Pre–Textos, 2002; trad. de E. Bortkiewicz).

La Obra completa de Bruno Schulz (1892–1942), en versión de J. C. Vidal, se publicó en España en 1998 (M., Siruela), si bien su libro Las tiendas de color canela había llegado ya en traducción del alemán de S. Puig en 1972 (B., Barral), a la que siguieron otras nuevas ya en los años 90 (por J. C. Vidal, B., Montesinos, 1990; por S. Puig, B., Debate, 1990) y también una nueva traducción de la segunda obra narrativa de Schulz, Sanatorio bajo la clepsidra (trad. de J. C. Vidal; B., Montesinos, 1986). En los últimos años, Maldoror (Vigo) ha acercado al público nuevas traducciones de este autor, todas ellas realizadas del polaco por Jorge Segovia y Violetta Beck: El libro idólatra (2003), Las tiendas de canela fina (2003), El sanatorio de la clepsidra (2003), Correspondencia (2004), Ensayos críticos (2004) y La república de los sueños (2005). Schulz también puede leerse en catalán desde 2001 gracias a la publicación de sus dos obras principales en el volumen Les botigues de color canyella. El sanatori de la clepsidra (trad. de A. Rubió y J. Sławomirski; Quaderns Crema, 2001).

El final del siglo XX y primeros años del XXI han visto multiplicarse la presencia de libros de autores polacos en España. Hanna Krall (1935) y Teofila Reich–Ranicki (1920–2011) con Fue en el último instante. La vida en el gueto de Varsovia (trad. de A. Matyjaszczyk Grenda; B., Galaxia Gutenberg, 2001), Tadeusz Borowski (1922–1951) con Nuestro hogar es Auschwitz y la edición de textos preparada por Michał Grymber titulada Voces del gueto de Varsovia, ambos libros traducidos por K. Olszewska y S. Trigán (B., Alba, 2004), representan la mejor literatura traducida al castellano sobre los campos de concentración nazis y la persecución de los judíos en Polonia. Junto a las ediciones y reediciones de autores ya presentes en décadas anteriores, en el panorama literario español han irrumpido nombres nuevos como Joanna Chmielewska(seudónimo de Irena Kühn, 1932–2013) y su Mala suerte y Saco de sorpresas (B., Ediciones B, 2004 y 2006, respectivamente; trad. de J. Orzechowska), Andrzej Stasiuk (1960) y su libro Nueve (B., Acantilado, 2004; trad. de A. Bortkiewicz), Olga Tocarczuk (1962) y Un lugar llamado antaño (B., Lumen, 2001; trad. de E. Rabasco), también en versión catalana, Un lloc anomenat antany (B., Proa, 2001; trad. de A. Rubió y J. Sławomirski), los libros de Paweł Huelle (1957) Quién es weiser Dawidek (B., Seix Barral, 1991; trad. de Pilar Gil) y Mercedes Benz (B., El Aleph, 2003; trad. de P. Gil).

La madrileña editorial Bibliópolis ha editado buena parte de la literatura fantástica de Andrzej Sapkowski (1948): El último deseo (2002), La sangre de los elfos (2003), La espada del destino (2003), La tarde dorada (2004), Tiempo de odio (2004), Bautismo de fuego (2005) y La torre de la golondrina (2006), todos ellos traducidos al castellano por J. M. Faraldo. También la barcelonesa Acantilado ha llevado a las librerías españolas algunas de las obras más recientes de la literatura polaca, como es el caso de Jerzy Pilch (1952) y su Casa del Ángel Fuerte (2004) y Otros placeres (2005), traducidos ambos por J. Albin, traductora también para la misma editorial de El pequeño verano (2004) y La mosca (2005) de Sławomir Mrożek (1930–2013). En el 2000 Ediciones Turpial y Amaranto Editores (Madrid) publicaron la famosa novela llevada al cine por Roman Polański titulada El pianista del gueto de Varsovia, de Władysław Szpilman (1911–2000), traducida del inglés por M.ª Teresa de los Ríos. La versión catalana del mismo título es obra de J. Marco y J. Sławomirski (B., Empúries, 2002).

Algunos de los autores polacos que ya habían sido traducidos en España en décadas anteriores han regresado a las librerías españolas en nuevas traducciones o reediciones. Es el caso de Witold Gombrowicz, de quien, junto a reediciones de obras ya conocidas desde los años 60 y 70, se publican otras nuevas, como sus Diarios (1953–1969), traducidos por B. Żaboklicka y F. Miravitlles (B., Seix Barral, 2005). También los Nobel de Literatura W. S. Reymont y H. Sienkiewicz han vuelto a la actualidad: el primero con La tierra de la gran promesa (B., Belacqva, 2006; trad. de P. Gil) y el segundo con una selección de su narrativa breve agrupada con el título Relatos (M., Cátedra, 2006; trad. de F. Presa González). Al mismo traductor se debe la versión de una de las escasas obras teatrales polacas en castellano, la del drama romántico La no Divina Comedia de Zygmunt Krasinski (1812–1859), aparecida en 2009 (M., Cátedra). La prosa no ficcional, las memorias de viajes y los textos epistolares, sobre todo del siglo XIX, han sido también objeto de estudio y de traducción en España por parte de F. Presa González, A. Matyjaszczyk, G. Bak, R. Monforte y A. Pasiecznik, editores literarios y traductores de los volúmenes Viajeros polacos en España, Madrid a los ojos de los viajeros polacos y Soldados polacos en España (Huerga & Fierro, 2001, 2003 y 2004, respectivamente), donde se recogen numerosos testimonios literarios de escritores, artistas y otros polacos insignes que conocieron y escribieron sobre España: H. Sienkiewicz, W. S. Reymont, W. Kossak, T. Czyżewski, A. Pawiński, W. Lutosławski, A. Daleki, St. Broekere y J. Mroziński, entre otros.

La poesía polaca ha tenido una buena aceptación entre los lectores españoles. En 1993 Hiperión publicó Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas de Zbigniew Herbert (1924–1998), traducido por Xaverio Ballester, cuya versión en catalán de Grzegorz Gryc apareció con el título Informe des de la ciutat assetjada (Valencia, Vicent Berenguer, 1993). Al año siguiente la colección «Adonais» (Rialp) publicó un volumen doble preparado por F. Presa González titulado Poesía polaca contemporánea. De Czesław Miłosz a Marcin Hałaś, el cual sirvió de presentación en España de más de cuarenta poetas polacos, entre ellos Wisława Szymborska (1923–2012), Nobel de Literatura en 1996. En 1997 Lumen publicó una antología de toda la obra poética de Szymborska con el título Paisaje con grano de arena, preparada por Ana M.ª Moix y J. Sławomirski, y ese mismo año apareció el volumen traducido al catalán por Josep M. de Sagarra con el título Vista amb un gra de sorra. Antologia poètica (B., Columna, 1997).

El poeta Adam Zagajewski (1945) cuenta con varios libros traducidos: En la belleza ajena (Pre–Textos, 2003; trad. de A. Díaz–Pintado), Tierra de fuego (Acantilado, 2004; trad. de X. Farré), cuya versión catalana del mismo traductor es Terra del foc (Quaderns Crema, 2004), En defensa del fervor (Acantilado, 2005; trad. de J. Sławomirski y A. Rubió), Poemas escogidos (Pre–Textos, 2005; selección de M. López–Vega y trad. de E. Bortkiewicz) y Dos ciudades (Acantilado, 2006; trad. de J. Sławomirski y A. Rubió). La concesión en 2017 del Premio Princesa de Asturias de las Letras reavivó el interés por su obra, apareciendo nuevas traducciones como la de X. Farré titulada Asimetría (Acantilado). Por su parte, Jerzy Liebert (1904–1931) está representado con una Antología poética, preparada por A. Sobieska y A. Benítez Burraco (Rialp, 2005). A F. Presa González se deben varias traducciones publicadas por Huerga & Fierro: Guijarros (1997) de Konstanty Puzyna (1929–1989) y las antologías poéticas Fresas blancas (2001) de Ewa Lipska (1945), Poesía abierta (2003) de Tadeusz Różewicz (1921–2014) y Hablando no solo para uno mismo (1946-2013) (2013) de Julia Hartwig (1921–2017). J. Antoni Ysern ha traducido al catalán Eixida d’emergència (Lleida, Pagès, 2004) de Lipska y Angoixa de Różewicz (Carcaixent, Edicions 96, 2002).

En 2006 Gredos publicó en su «Biblioteca Universal» la obra preparada y traducida por F. Presa González titulada Antología de la poesía polaca. Desde sus orígenes hasta la primera guerra mundial, extensa selección de la mejor poesía polaca, precedida de un amplio estudio inicial, que abarca desde los primeros textos poéticos escritos en polaco en el siglo XIII hasta la poesía vanguardista del siglo XX. En los últimos años Cátedra ha apostado por sacar al mercado obras clásicas de la literatura polaca. Es el caso de la extensa antología en edición bilingüe de F. Presa González titulada Poesía polaca del Romanticismo (2014), que contiene obra lírica selecta de Adam Mickiewicz (1798–1855), Juliusz Słowacki (1809–1949), Zygmunt Krasiński (1812–1859) y Cyprian Kamil Norwid (1821–1883); y también la obra de Mickiewicz titulada Libros de la nación polaca y del peregrinaje polaco (2018) en edición bilingüe preparada por F. Presa González.

 

Bibliografía

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Fernando Presa González