Madrigal_Comento

Alonso Fernández de Madrigal (El Tostado): Comento o exposición de las crónicas o tienpos de Eusebio (ca. 1450-1451)

Madrid, Biblioteca Nacional de España, R-14417.

Fuente: Tomás González Rolán & Antonio López Fonseca, Traducción y elementos paratextuales: los prólogos a versiones castellanas de textos latinos en el siglo XV, Madrid, Guillermo Escolar, 2014, 148–178.

 

Capítulo primero. Del prólogo en el qual se pone la entención del autor. Comiença el comento

[f. IIIr] Propósito mío fue en el comienço del trabajo, en esta interpretatión de Eusebio, escrivir algunos comentos o breves glosas por las quales algunas de las cosas obscuras o menos entendidas más abierto podiessen seer conoscidas. A lo qual, ansí el mandamiento suso puesto como la razón inclinava, seyendo la obra de tal condición que agora por brevedat de palabra, agora por diverssidad de cosas, algunas obscuridades necessario oviesse de contener.

Ni fue mi entención proseguir en este vulgar comento toda la exposición que las cosas por Eusebio tocadas rescibir podrían, ca esto sería relatar por menudo las istorias de todas las gentes –como Eusebio las successiones de todos los famosos reinos fasta su tiempo aya escrito–; ca esto, nin se podría acabar, nin sería provechosa obra relatar lo que todos los otros ya dicho oviessen. Mas tanto pensé ser aquí provechoso dezir quanto abastasse para poder conprehender la ententión de la letra de Eusebio.

Otrosí, non cuidé aquí escrivir todas las declaraciones e doctrinas que en los comentos por mí fechos en palabra latina <sobre el testo de Eusebio latino, largamente proseguí, como el stilo vulgar non reçiba muchas cosas, las quales la palabra latina> non solamente sufre, mas aun por necessidad demanda; mayormente que al que pluguiere más largo et curioso las declaraciones de las dichas cosas veer, podrá los mencionados comentos latinos leer. Nin por esto pensé o este comento ser demasiado o el latino ser más de razón largo, ca aquél contiene todo lo que al stilo latino paresció ser conveniente contener, e éste tiene lo que a la vulgar interpretación abasta; quánto más por estos diversos comentos ser fechos para diversos estados e condiciones de personas. Mas, aun nin por esto crea el que toviere el latino comento ser demasiado este vulgar, ca éste no es interpretación de aquél, nin parte suya, mas cosa por sí fabricada, teniente otros algunos concibimientos o doctrinas que en el latino non fueron assentados. Por lo qual, aun a los conoscientes la palabra latina e usados por el latino comento, puede éste assaz ser provechoso, ansí como otra apartada exposición.

E por que cada una cosa sea más prestamente fallada, será esta obra de comento partida por capítulos, no solamente tantos quantos en el testo son, mas aun por más menuda división, por que los capítulos non ayan de ser muy largos. E como suso diximos, faremos sus vírgulas e truncaciones de bermellón, ansí en el texto como en el comento, o siquier en el comento, sobre aquellas partes sobre las quales la glosa començare, por que sea presto a cada uno saber cada parte del testo quál glosa le responde.

E esto abaste por breve prólogo de este comento. E luego començaré a exponer el primero prólogo del libro, el qual es de Próspero. […]

 

Capítulo sesto. Del prólogo de Hierónimo. E fabla de las dificultades de trasladar

[f. XIr] Grande dificultad: Después que Hierónimo mostró los defectos que avienen en la traslación, es a saber, que non es de tanta apostura ni claridad de parescer como las otras obras del interpretador, ni como era en el lenguaje en que fue principalmente escripta, enseña aquí las causas de estos defectos; e son las dificultades e durezas que a los interpretadores de necessario acontecen. E esto prueva primero Hierónimo en general, después en especial, poniendo las causas de las dificultades e estorvos en el párrafo seguiente que comiença: Significase alguna cosa. E aquella prueva en especial se parte en dos, ca primero pone algunas causas de dificultad, después añade otras, onde dize: Alléganse aun a esto.

Cerca de lo primero dize: Grande dificultad es. No avenir al interpretador alguna dureza es grande dificultad, porque muy pocas vezes esto acontesce, e es quasi maravilla alguna vez acontescer. E la razón es porque tanta es la diversidad de lengua a lengua, e en tantas cosas, que es quasi maravilla en cada lugar non avenir dureza al interpretador, queriendo guardar la apostura. Et apenas aviene: Quiere dezir pocas vezes o nunca, e la razón es ya dicha. Aquél que ha de seguir las lenguas agenas: Esto es en los interpretadores, los quales siguen lenguas ajenas, ca non escriven lo suyo, mas trasladan lo ageno. E esto se puede tomar en dos vías. La una es quanto a la diversidad de lenguaje a lenguaje, ca el que es latino e de griego en latín traslada, sigue el ageno a él lenguaje, que es griego. O si alguno fuesse principalmente griego et supiesse latín e quisiesse alguna obra en latín trasladar de griego, sigue el ageno lenguaje, ca sigue el griego, el qual, aunque a él non sea estraño para sí mismo, es mucho ageno para lo inclinar a la condición de la latina lengua. O se puede allí llamar ageno el latino lenguaje en el qual ha de trasladar e halo de seguir, porque ha de concordar con él la condición de la griega fabla.

En otra manera se puede llamar diversas lenguas quanto a aquellos cuyas obras son las que interpretamos, ca el que interpreta non sigue nin tiene su lengua o manera de fablar, mas sigue la agena manera de fablar, la qual de la suya es diversa.

E en ambas cosas se entender puede la letra: ca en todo ha dificultad, si alguno de ageno lenguaje interpreta, por la diversa condición de las lenguas, aviénenle durezas; si la agena scriptura interpreta, otrosí dificultades vienen por no concordar el modo del concebir e de fablar de uno con el del otro. Empero hase de entender la letra de diversas lenguas, que son lenguajes, ca en esto consiste la interpretación: tornar de un lenguaje en otro. E seguimos en la interpretatión las agenas lenguas, porque, dexada la condición e propriedad de la nuestra natural o usada lengua, trabajamos de nos conformar a aquella de la qual trasladamos, seguiendo su condición.

Non fallar alguna dureza o altura: Llámase dureza o altura dificultad de poder llegar a la cosa que deseamos. Todos los que de una lengua en otra interpretan desean apuesto escrivir lo que trasladaren, según condición de la lengua en que escriven, guardando toda la fermosura de la original lengua por que non paresca menos digno el traslado que el original. E esto siempre averían los interpretadores si non occurriesse alguna dureza. E quando aviene alguna dificultad, non puede el interpretador alcançar esto que deseó. E porque solas aquellas cosas alcançar non podemos, que sobre nos altas están, llámase aquella dificultad altura, porque nos faze non alcançar. Dureza se llama condición de la cosa según la qual non se dexa ligeramente quebrantar o fazer. E porque las ocurrientes dificultades fazen que los intérpretes non puedan fazer toda la fermosura en la traslación que era en el original, llámanse durezas.

Para que lo que en agena lengua dicho bien suena: Esta es la dureza que los intérpretes non pueden fuír, ca non solo requiere la interpretación exprimir complidamente la sentencia de la scriptura que interpretamos –porque esto fazer se podía, aunque más palabras oviesse o por otra manera dichas–, mas requiere quedar la apostura de la original scriptura en la traslación. E esto non se puede fazer por las muchas dificultades ocurrientes, pues necessario es en las interpretaciones aver algunos defectos, e éste es uno e el principal. Bien suena: Esto se [f. XIv] faze quando las palabras, ajuntadas según la condición de la lengua cuyas son, bien corren e son dulces a las orejas, ca otras hay que estancan en processo e fazen sonido mal agradable a las orejas.

Aquel grado de fermosura, después que trasladado, tenga: Esto se requiere en la translación, si fazerse puede; que non sólo quede fermosura en la traslación, mas aun aquella o tanta quanta era en la lengua original. E quando non queda tanta, es defecto en la traslación. E este defecto non pueden desviar aun los esclarecidos varones, como suso fue provado de Tulio.

 

Capítulo séptimo. Del prólogo. E dize si ha de aver sólo tantas palabras en el traslado como en el original e de la diferencia de trasladar versso o prosa

Signifícase: Aquí pone Hierónimo en especial los defectos de la traslación. E pone otro defecto, allende el suso puesto, e esso mismo la su causa. El defecto es que non se ponen tantas palabras solamente en la traslación quantas son en el original lenguaje e scriptura. E la causa es porque non hay tales nin tantos vocablos en un lenguaje como en otro.

E dize: Signifícase alguna cosa en la original lengua: Llámase lengua original aquella de que trasladamos; quiere dezir que en la traslación han de ser tantos vocablos o nombres como en el original. E esto no se puede fazer, porque en la lengua original avrá algún vocablo que signifique una cosa, e en el lenguaje en que trasladamos no fallamos otro vocablo respondiente e es necessario poner muchos en lugar de uno. E ansí fázese más largo el traslado que el original, e esto es vicio.

Por propriedad de un solo vocablo: Quiere dezir un vocablo solo; según su propriedad en la lengua cuyo es, significa alguna cosa cierta. Et en la mi lengua en la qual traslado: No sólo es esto entre lengua griega e latina, mas entre qualquier lengua en conparación de otra, ca en cada una lengua son algunos vocablos significantes de algunas cosas e en otras lenguas no fallamos vocablos por aquellas cosas; e por ende avemos de usar de supleción o circumlocución, poniendo muchos vocablos en lugar de uno para una cosa significar, a la qual un solo vocablo avía de responder. E esta diferencia paresce entre el latín e la vulgar lengua, ca muchos vocablos ha en latín significantes algunas cosas, para las quales cosas non ha vocablos en el vulgar; e, por el contrario, en el vulgar ha vocablos para los quales fallescen correspondientes en latín. No fallo otro el qual solo le iguale: No ha cosa que sea significada por vocablos de un lenguaje que no pueda ser significada por vocablos de otra lengua. Mas la diferencia es que en un lenguaje, para una cosa, ha un vocablo e en otro lenguaje non ha un vocablo, mas pónense muchos vocablos por uno. E ansí no igualan los vocablos de un lenguaje a los vocablos de otro. Et quando quiero complir toda la sentencia de aquel vocablo: Para ser buena la traslación es necessario que sea verdadera e complida. E por ende quanto significa el vocablo en la lengua original, tanto se ha de exprimir en la traslación. E si todo aquello non abasta un solo vocablo, hanse de poner muchos. Con luengo rodeo: Llámase rodeo, cirumloquio o supleción, para significar lo que un vocablo non abasta. E quando esto se faze, para una cosa se ponen muchos vocablos, e ninguno de ellos significa la cosa, mas todos ellos juntos dan entendimiento de ella. E esto es como si non oviesse vocablo alguno en el vulgar para significar ‘hombre’ e en lugar de aquel vocablo dixiéssemos «animalia fablante e entendiente, teniente dos pies»; ca estas todas palabras suplen lugar de un vocablo que significa «hombre», porque no ha animalia de dos pies fablante e entendiente, salvo el hombre. Esta figura de supleción se llama perífrasis o circumloquio e úsase mucho entre los poetas. Ansí como dize Ovidio en el libro XV De methamorfoseos, onde Micilo llamava al dios Hércules que le ayudase, e por dezir: «¡o, Hércules!», dixo: «¡o, tú al qual los doze trabajos al cielo levaron!». E es buena supleción, ca non ay otro alguno al qual los doze trabajos deificassen, salvo Hércules. Llámase esta supletión rodeo propriamente, porque rodeo dezimos quando a la cosa cercamos e a ella no tocamos. Quando un vocablo ha sólo por una cosa, aquella significa derechamente e la toca, en sí la encerrando; quando muchos son, non ay alguno de ellos que la signifique, ni llegue a ella, mas todos ellos están como en torno e juntos la cercan; e esto es rodeo. E llámase luengo, porque por uno ponemos muchos, como por uno avíamos de poner uno. Apenas la brevedad del espacio o original stilo guardo: Como que dixiesse «non la puedo guardar», ca, poniendo muchos por uno, más luengo será el traslado que el original.

En esto es de entender que el traslado ha de seer igual en largura del original. E esto deve el interpretador siempre guardar, en tanto que guardar se puede. E quando no puede, es defecto de la traslación, mas no aviene por error del intérprete et no le deven de ello accusar.

Alguno dirá que esto no es necessario, ca quando la traslación se faze en verso, porque los versos consisten en cierta medida, se ha de guardar el espacio del stilo; mas quando se faze en prosa, la qual [f. XIIr] non es subjecta a cierta medida, no es necessario guardar quantidad de espacio. E esto dixo Hierónimo suso: «que los varones letrados trasladavan libros griegos en lengua latina e aun, lo que en sí tiene mayor dificultad, los libros de poético stilo subjectos a necessidad de medida trasladavan». Empero, si en la interpretación prosaica se guardasse quantidad de espacio, non avría diferencia de verso a prosa, lo qual es falso, pues no es de guardar espacio cierto en la interpretación de prosa.

La respuesta es que, ansí en verso como en prosa, el intérprete ha de guardar quantidad de espacio, según que aquí Hierónimo dize, ca en otra guisa non se pornía por dificultad de interpretación aver más vocablos o otramente significantes en un lenguaje que en otro, lo qual Hierónimo suso puso por dificultad. Empero, ha diferencia en la quantidad del espacio que se ha de guardar en el verso e en la prosa.

La primera es que en el verso han de ser tantas sílabas en el verso latino como en el griego, o siquier tantos pies, por que si el verso griego fuere exámetro o pentámetro o de otra especie, tal sea el latino verso interpretado; e añadida o tirada siquier una sílaba contra la condición del arte, quítasse la specie del metro. En la traslación de prosa no se guarda quantidad o cuento de sílabas o de pies, ca solos los versos corren por pies e las prosas non tienen pies. Otrosí, non tiene la prosa cuento alguno de sílabas, mas quantas el auctor poner pluguiere o quantas poner acontesciere. E ansí como el principal auctor en su original lengua no es astriñido poner determinado cuento o quantidad de sílabas, otrosí no es obligado a lo fazer el interpretador; mas requiere la interpretación que aya un vocablo por otro, ca esta diferencia ha entre interpretación e glosa o comento.

Glosa llamamos quando una cosa declaramos por más luengas palabras e otramente dichas. Interpretación es quando palabra damos por palabra, sin fazer alguna declaración, ca quando ponemos tres o muchas palabras por una, paresce ser glosa o declaratión e non testo interpretado. Ca ansí como una cosa ha de responder a una palabra, deve responder una palabra de interpretación a otra de la original lengua, para que ambas escripturas parescan testos. Empero no es aquí necessario haver tantas sílabas o de una quantidad en ser breves o luengas quanto a la prolación en el vocablo de la interpretación, como en el de la lengua principal, ca esto es propio del verso. Mas quanto quier que sea un vocablo más luengo, de más sílabas que otro o de diverso acento o de otra quantidad de tiempos en brevedad o longura, no faze daño a la traslación de prosa.

E esto es tan necessario, que si alguno saliesse de ello, sin necessidad poniendo muchos vocablos por uno, dexaría de ser interpretador. Ansí lo dize Hierónimo abaxo: «et si por necessidad algo o de la orden o de las palabras mudare, pareceré salir del oficio del trasladador».

La segunda diferencia es que en el verso trasladado es más necessaria la quantidad cierta de espacio que en la prosa, ca si en el verso interpretado non guardare el interpretador tantas sílabas, o siquier pies, en la interpretación, agora lo faga con necessidad, agora sin necessidad, no sólo no recibe excusación, mas aun non es traslación de verso, porque dexa de ser verso aviendo más o menos pies que requiere la medida del arte. No es ansí en la prosa, ca si el intérprete, con necessidad, de los vocablos del lenguaje posiere más en la traslación que en el original, no sólo es traslación, mas aun no es digna de reprehensión; e si sin necessidad esto fiziere, será digno de reprehensión, empero será siempre interpretatión prosaica.

Empero aún alguno dubdará, como Hierónimo ponga aquí los defectos que avienen en las interpretaciones, cómo no puso otros mayores, ansí como no ser verdadera la traslatión o non ser complida. La respuesta es que mayor defecto es no ser verdadera o complida, que non ser de igual fermosura la traslación con el original, o ser más larga poniendo muchos vocablos por uno. Empero no dixo de aquellos dos defectos.

La primera razón es porque algunos defectos son tolerábiles, otros no. Ser la traslación falsa, non guardada la verdad de la sentencia del original, no es tolerábile, ni se puede por alguna legítima causa escusar. Otrosí, non ser complida, dexando algo de la sentencia del original, no es de sofrir, ca faze non ser traslación, mas manera de flores sacadas de la obra, e no de la obra trasladada o interpretada. Los otros dos defectos son tolerábiles porque se fazen con causa razonable, e por ende de esto devió fablar.

La segunda, porque ser falsedad en la sentencia o no aver complimiento no se llaman defectos, mas son errores. Porque defecto se dize quando queda la substancia de la causa et falleçe alguna cosa de accidental perfeción. E ansí es quando no se guarda tanta fermosura en la traslación como en el original scripto o quando se ponen muchos vocablos por uno, ca todo es fallescimiento de fermosura. Error se dize quando no es aquella cosa que se [f.  XIIv] busca. E esto es quando quier que fallesce algo de la substancia de la cosa, ca, qualquier cosa de lo substancial faltando, no queda algo de la naturaleza de la cosa, e ansí no es aquella cosa que demandamos; ansí como en lugar de «piedra», poniendo «árbol», ca non son de una substancia o naturaleza. Esto aviene no seyendo verdadera la traslación o no seyendo complida, ca falta lo substancial de la traslación, lo qual es la sentencia, puesta en un lenguaje, passarla en otro; pues no se llama esto defecto, mas error. Et Hierónimo sólo quiso fablar de los defectos que acaescen en la traslación, quedando ella interpretación; e aquellos dos tiran el ser de la traslación e por ende non los puso por defectos.

La tercera et principal es porque Hierónimo fabló de los defectos que no se pueden escusar, nin estorcer, por alguna vía e avienen a los letrados varones; e por ende no son de redargüir. Tales son los dos nombrados: Del primero se prueva, ca no es en poder del interpretador quanto quier letrado que sea la traslación ser bien sonante en la lengua en que la faze e guardar toda la fermosura de la lengua original, ca, como dos lenguas sean de diversas condiciones, lo que en una es apuesto, no suena bien en la otra. E porque, para quedar la condición de traslación, deve el traslado seguir la propriedad del original quanto pudiere, es necessario que algún defecto de fermosura sea en la traslación. Otrosí en la igualdad de los vocablos desfallecer non es en poder de los intérpretes, quanto quier sean letrados, ca en una lengua ha vocablos que no son en otra, e allí es necessario poner muchos en lugar de uno, como dicho es.

E estos tales defectos, porque no se pueden estorcer aun por los muy letrados, súfrense, e no son dignos de reprehensión. E tales dize Hierónimo que avía en su traslación. Los otros dos, es a saber, ser falsa la traslación o no complidamente sacada, son errores que se pueden esquivar; ni en ellos caen algunos letrados, mas los solos ignorantes, cuyo oficio non era trasladar, mas de los trasladantes aprehender. E por ende Hierónimo de esto no fabló, ca no da a entender aver tales menguas en su interpretación.

 

Capítulo octavo. Del prólogo de Hierónimo. E fabla del mudamiento de la orden o de las palabras e cómo lo puede fazer el intérprete o trasladador e de las figuras e cadencias

Alléganse aun: Puso suso Hierónimo algunas durezas o dificultades de la traslación en especial, aquí añade otras. E dize: Alléganse aun a este. Quiere dezir «aun encima de la dificultad que se faze en la traslación por la variedad de los vocablos de una lengua e otra, se allegan otras dificultades que aquí se exprimen». Las quiebras o los rodeos de los modos de ipérbaton: Esta es grande diversidad entre las maneras de fablar de diversas lenguas, según que en diversa manera usan de los modos de ipérbaton. Es a saber que ipérbaton es nombre de figura que en la fabla se faze, et es nombre griego. E dize Isidoro en el libro primo de las Ethimologías: Yperbaton est transcensio cum verbum aut sententia ordine commutatur; quiere dezir, «ipérbaton es traspassamiento o salto quando la palabra sola o sentencia entera se quita de su orden devida». E es ipérbaton figura general, e tiene so sí muchas figuras que se llaman modos de ipérbaton. E son cinco, según dize Isidoro: anástrophe, ysteron prótheron, parénthesis, thémesis, sínthesis. De cada una de estas figuras usan los scriptores en los lenguajes que son por arte, ansí como es el latino e el griego. E por esto aviene grande dificultad en la traslación, queriendo el interpretador seguir la condición de la lengua original, ca para esto, onde quier que oviere anástrophe o sínthesis o parénthesis o otra figura en el original lenguaje, hase de guardar en el traslado; e no se puede bien fazer, ca en un lugar sufre el lenguaje griego anástrophe o sínthesis o parénthesis o otra figura, en el qual non la consiente la lengua latina, por lo qual, ya allí averá desemejança entre el original e el traslado.

Estas figuras de ipérbaton no es usan en el vulgar todas, ni tantas vezes como en el latín o griego, porque el vulgar non es artificioso lenguaje. E por esto será mayor diversidad e desemejança entre la traslatión fecha de latín o griego en vulgar, que de la interpretación fecha de griego en latín. E es por ende mayor dificultad interpretar de latín en vulgar queriendo guardar la condición de la interpretación, la qual es seguir la propiedad del original lenguaje, que interpretar de griego en latín, ca el vulgar pocas figuras sufre e pocos colores de fabla recibe.

E de estas figuras de ipérbaton non pornemos exemplos, porque en el vulgar poco se usan e, quando se reciben, non las pueden conoscer salvo aquellos que en latín las conoscen, de lo qual largamente escrivimos en el comento latino sobre Eusebio.

E dize aquí las quiebras o los rodeos: porque en latín dize anfractus, e quiere dezir «rodeos o caminos tuertos o quebrados». E cada cosa propiamente conviene, ca en [f.  XIIIr] todas las figuras de ipérbaton hay rodeo, porque la palabra o oración non está en su orden, mas múdase. Otrosí llámase quiebra o ruptura como sea quitada la palabra o sentencia de su lugar e puesta en otro. E toda cosa que tiene las partes quitadas de su lugar está quebrada o ropta. Dixo de los modos de ipérbaton porque la figura de ipérbaton no se faze en una sola manera, mas tiene cinco maneras suso nombradas.

Alguno dirá por qué Hierónimo nombró a los modos de ipérbaton e no a otra figura, ca no se faze esta sola figura en la oración como non aya alguna figura que alguna vez non avenga en la fabla. La respuesta es que todas las figuras acontencen algunas vezes en la fabla, empero nombró a ipérbaton más que a otra alguna porque ésta es la más usada, ca, como tenga muchas especies, una o otra aviene en la fabla; e non ha alguna de las otras que tantas maneras tenga. Lo segundo e principal, porque aunque otras muchas figuras aya e sean usadas en la fabla, no ayudan tanto a la diversidad de la traslación e principal scriptura como éstas. E esto pueden bien ver los que saben la condición del lenguaje latino e cómo contescen ende.

Dessemejanças de casos: Ésta es otra dificultad para ser semejante la traslación al original, porque ha dessemejança de casos en los diversos lenguajes. E entiéndese en dos maneras: la una es tomando caso por nominativo genitivo e por los casos que son en las partes que declinamos. E ansí son diversos casos en los lenguajes, ca los griegos, non teniendo ablativo, usavan genitivo por ablativo; e por esta diversidad de casos era algún tanto desemejante la scriptura trasladada en latín que el original griego.

Esto no ha en el vulgar, porque el lenguaje vulgar no es artificioso e no tiene alguna diferencia de casos, los quales por ingenio fueron fallados. E ansí, lo que en latín está en algún caso trasladado, en vulgar está en ningún caso.

En otra manera se llaman casos, cadencias o terminationes. E esto aviene en el latín, como cada un nonbre en cada caso tiene diversa terminatión del otro caso; e esta diversidad faze fermosura. E por ende como las terminaciones de los casos en las declinaciones griegas no sean tales como en las latinas declinaciones, piérdese alguna fermosura, ca con unas terminaciones o cadencias suena bien una oración e con otras suena mal. Por lo qual, según estas diversidades, lo que en griego escripto es fermoso, alguna vez en latín interpretado será mal sonante o menos apuesto que en griego.

Esto fallamos mucho entre el latín e vulgar, por lo qual es necessario toda scriptura en latín puesta, después en vulgar interpretada, ser muy menos paresciente; ca en latín ha diversidad de casos e cadencias o terminaciones, en vulgar no ha diversidad alguna, porque en todo en singular ha una sola terminación e en el plural otra sola. Por lo qual, por mucho artificiosa que sea scriptura alguna vulgar, agora principal, agora interpretada, non puede igualar con la apostura de la oración latina.

Diversidades de figuras: Ésta es otra dificultad para no poder guardar igual fermosura en el traslado: porque en diversos lenguajes son diversas figuras; e aquéllas dan o tiran fermosura; e en un lenguaje las ha e en otro no. Dize aquí de las figuras, porque suso dixo de las diversas maneras de ipérbaton que fazen dificultad en la traslación. E porque no crea alguno que estas solas lo fazen, dixo aquí de todas las otras, es a saber que todas las figuras pueden fazer esta dificultad, empero porque los modos de ipérbaton fazen esto más comúnmente, dixo de ellos en especial.

E esto puede en dos maneras entender. La una es que en un lenguaje ha figuras que non ha en otro; e por esto, como las figuras se fagan por fermosura de la fabla, en la lengua en que aquellas figuras no oviere, no avrá aquella fermosura. En otra manera, se entiende que la interpretación ha de seguir la condición de la original scriptura, por lo qual, quando en lo original oviere oración con figura, ha de haver en el traslado figura; en otra guisa abría diversidad. E porque algún lenguaje ha que non recibe las figuras de otro, no se puede ende guardar la condición de la traslación. Que una lengua no reciba las figuras de otra paresce bien en el vulgar, ca pocas figuras ende se fazen porque no es lengua artificiosa. E en latín e griego se fazen muchas, ansí como son todas aquellas que quitan o ponen letra o sílaba, como aféresis, síncopa, apócopa; estas tres quitan: aféresis quita letra o sílaba de comienço de la dicción o vocablo; síncopa tira del medio; apócopa tira del cabo; ansí son tres que añaden: próthesis, epénthesis, paragoge, ca próthesis añade letra o sílaba en comienço de la dicción; epénthesis en medio; paragoge en el cabo. E non hay alguna de estas en el vulgar, porque ende non añadimos letra o sílaba, ni tiramos en los vocablos, ca sería error e no se en[f. XIIIv]tendería la fabla e sería fea. E en el latín e griego son estas figuras para mucha fermosura e especialmente en el metro, onde muchas vezes son necessarias. E ansí son otras muchas figuras que el latín tiene e el vulgar no reçibe, por lo qual será grande diversidad del traslado al original.

E puesto que tantas e tales figuras aya en un lenguaje como en otro, en un lugar se fará apuestamente en griego una figura, la qual en latín en aquel lugar non asienta, especialmente si es de aquellas que tiran o ponen letras o sílabas en el vocablo. Ca no sólo de griego a latín avrá diversidad, mas aun en el mismo latín en un logar se faze figura, en otro no se puede fazer, ansí como la síncopa no se faze en todos los tiempos del verbo ni en todos los casos del nombre, mas en ciertos lugares. E a quien estrechamente quisiesse guardar la semejança entre el traslado al original, estas diversidades de figuras farían dificultad.

El allende del todo: Aquí pone Hierónimo otra dificultad en la traslación, e es la condición propria de la fabla de cada lengua, por la qual no puede concordar el traslado con el original. E esta es la mayor dificultad, ca lo que en un lenguaje bien suena, en otro mal suena. E si quesiéremos temprarlo, mudando algunas palabras de su orden o tirando o añadiendo por que suene agradable, no será semejante el traslado al original e cessaremos de ser interpretadores; si por seguir la condición de la interpretación escriviéremos como está en el original, sonará mal, e no havrá alguna fermosura en el proprio lenguaje.

Esse suyo, porque ansí lo diga, linage o modo de fabla: Quiere dezir «allégasse a estas dificultades o durezas otra, es a saber, esse suyo linage o modo de fabla». E aquí parece bien el exemplo de la diversidad de la traslación, ca esto en latín, según lo pone Hierónimo, es apuesto e en nuestro vulgar parece fabla barbaresca. E esto aviene por la propiedad del lenguaje, ca lo que en latín bien suena, en nuestro vulgar es áspero. E esto parece otrosí en diversos lenguajes vulgares ca mucho son apartados en los modos, e algunos fablan mucho por infinitivos, otros por verbos finitos; e en un lenguaje es alguna oración donosa e, tornada en otro lenguaje, según aquella misma sentencia, es frialdad o desdón.

E aquí es una de las maneras de los rodeos o figuras de ipérbaton que se llama parénthesis. E ésta es quando quier que en meitad de alguna oración no aún acabada se entrepone otra oración complida e después acaba la primera. E comúnmente la entrepuesta es declaración o causa de aquella en que se entrepone, ca aquí avía de dezir: «esse suyo linage o modo de fabla», e dize: «esse suyo, porque ansí lo diga, linage o modo de fabla». Esta oración «porque ansí lo diga», es complida oración e es entrepuesta en medio de otra.

E esta figura algunas vezes se usa en el vulgar, aunque los fablantes no saben si usan de figura o de qué tal, como diziendo: «yo, aunque tú no lo pienses, te faré plazer». Aquí se parte la oración primera por interponer otra, ca avíamos de dezir: «yo te faré plazer». E es ésta una oración complida en medio de la qual se entrepuso otra que dize: «aunque tú no lo pienses»; e ésta otrosí es oración complida.

Dize Iherónimo: porque ansí lo diga, porque esto es tempramiento de la fabla quando ha fablado alguno non propiamente e quiere en alguna manera lo emendar o escusarse de redargución agena. E usamos a menudo este color o tempramiento en el latín; e en el vulgar non es tan bien sonante, ni tanto se conoce su virtud.

E la correctión o emienda que aquí se faze es que Hierónimo dixo: Esse suyo linage o modo de fabla serviente e subjugado a cada una lengua; empero, serviente o subjugado no conviene salvo al hombre o, a lo más, a las animalias, e non a la propiedad de la lengua. E porque non paresciesse por ignorancia aver aplicado el ageno nombre, tempró la fabla, diziendo: «porque ansí lo diga»; como que dixesse, «aunque no sea propia fabla, quiérolo ansí dezir por alguna razón. E no entendades que por ignorancia lo dixe, pues yo mismo lo tiempro».

Dize Iherónimo: esse suyo linage o modo. Abastava dezir «el su linage o modo», empero puso «esse», lo qual en latín faze demostración. E grande diferencia es ponerlo o no lo poner, empero la virtud o diferencia de esto non cabe, ni se entiende, en el vulgar. E yo esso mismo no lo posiera, ca abastava otramente dezir para complir la sentencia latina en vulgar, empero por no fazer contra las doctrinas que aquí Hierónimo pone de las interpretaciones et, otrosí, por trasladar fielmente el latín en vulgar, puse como estava en latín.

Llámase «linage o modo de fabla» propiedad de qualquier lenguaje, ca ansí como en las cosas naturales tiene cada una alguna condición propia a ella, en la qual tiene diferencia de las otras cosas, ansí los lenguajes tienen sus condiciones e propiedades, e la que es de uno, no es de otro. Por la qual propiedad, lo que en uno bien suena, en otro mal paresce.

Serviente e subjugado a cada una lengua: Quiere dezir, «es de cada lengua propio». E es fabla methaphórica, ca ansí como el siervo de alguno es suyo propio e está a él subjecto en tal guisa que apartar d’él se no puede, ni irse a otro, mas a él necessario ha de servir, ansí tiene cada [f. XIVr] lenguaje una propriedad de fabla, la qual es suya e no de otro lenguaje, ni se puede d’él apartar; ni otra lengua puede usar de aquella manera o condición de fabla; ni aquella lengua, cuya es la propiedad, puede desechar aquella condición de fabla usando de otra. E por esto el linage o modo de la fabla es serviente e subjecto al lenguaje. Si palabra por palabra trasladare: Aquí pone el inconveniente o defecto que se sigue en la interpretación por causa de la propiedad del lenguaje. E es uno de dos, ca o será mal sonante e fea la interpretación que feziéremos o saliremos de condición de interpretador. E dize «si palabra por palabra trasladare», ca esto es quando en logar de una palabra ponemos otra sola e quando guardamos todo el tenor de la escriptura, no mudando palabra alguna de su lugar, mas teniendo toda la orden de la escriptura. Sonará mal: En el lenguaje original bien sonava, mas en la interpretación mal suena por la diversidad de la propiedad de los lenguajes. Et si por esta necessidad: Ésta es la otra parte del inconveniente en la traslación. E dize «si por esta necessidad», es a saber, de estorcer el mal son, ca a todos los interpretadores es necesario, en quanto podieren, desviar el mal son por que non sean las interpretaciones torpes; e por esta necessidat querrían algo fazer, lo qual por ventura sería contra condición de la interpretación. Algo o de la orden o de las palabras mudare: Aquí se da a entender que en la traslación todo se ha de guardar si ser puede: las palabras e la orden de ellas, por quanto dize que «si mudare algo de la orden o de las palabras, saliré del oficio del interpretador». E ansí quando suso dixo que para guardar la condición de interpretador avía de trasladar palabra por palabra, no sólo se entendía de las palabras que no falte alguna o que ponga una por una, mas aun que las ponga en aquella orden en que están, no mudando algo de la orden.

Otrosí paresce que, mudadas las palabras o orden de algunas de ellas, se estorcía el mal son, ca para esto sólo se fazía el mudamiento, porque en otra guisa sería contra razón tirar de la orden o palabras del original, non adobando cosa en la traslación. Empero aunque por este mudamiento de orden o de palabras se estorciesse al mal son, paresce non ser lícito fazerlo, porque aún queda inconveniente contra la traslación.

Mudar en la orden es anteponer o posponer, quedando todas las palabras que primero estavan e significando aquella cosa e por una misma manera. Mudar las palabras es no quitándolas, mas poniendo otras por ellas, ca si se quitassen algunas en la traslación, como aquéllas algo significassen en la original scriptura, faltaría algo de la sentencia en la traslación e non avería complimiento. E este es un error que no se podría sofrir. Ca non es defecto, mas error, porque ansí como la traslación ser falsa, poniendo otra sentencia que la que el original contiene, es error que no se sufre e quita la substancia de traslación, ni se puede llamar propiamente interpretación; ansí, non aver complimiento de la sentencia quita la substancia de interpretación e non es de sofrir, según diximos en el capítulo precedente.

Pues mudamiento de palabras se llama quando se pone en la traslación la sentencia de todas las palabras que son en el original, mas no se ponen palabras respondientes a aquellas derechamente, mas otras palabras suplientes el seso de aquellas. Ansí como si en latín dixiessen homo currit, que quiere dezir «hombre corre». Si trasladando en vulgar aquella oración latina dixiéremos «hombre corre», guardamos las palabras, ca, aunque no sean esas mismas las palabras de la traslación e del original –como las palabras latinas e vulgares sean diversas–, son essas mismas en correspondencia, ca lo que significa homo currit, significa «hombre corre»; e todo se significa por una misma vía; e ansí no ha mudamiento de palabras.

Dízense mudar palabras si en lugar de homo currit en latín trasladáremos en vulgar «la animalia entendiente e fablante e de dos pies se mueve apriessa»; porque en lugar de «hombre», ponemos «animalia entendiente, fablante et de dos pies», ca non ha otra cosa tal, salvo el hombre; e en logar de «correr», dezimos «muévesse apriessa», ca esto es correr. Empero aquí se dizen mudadas palabras, ca, allende de non ser unas palabras las vulgares e latinas, seyendo diversas lenguas, son estas diversas, porque, aunque todo lo que se significa en el latín se significa en el vulgar, en este caso non se significa por una manera, ca non significan derechamente las palabras del vulgar lo que está en latín, mas por circunloquio o supleción lo significan. E ésta es una figura que se llama perífrasis.

E si alguno en esta manera trasladar quisiesse, faziendo supleción en toda la traslación, aunque pone la sententia toda de la escriptura original, non se llamaría interpretatión o traslación, mas sería otra obra nueva o edición por sí.

E fazer este mudamiento de palabras paresce algunas vezes ser necessario en la traslación, porque algunas sentencias son en la original, las quales, trasladadas según palabras que derechamente respondiessen, sonarían mal o serían torpes; e fecho algún mudamiento, aunque la sentencia toda quede, quítasse o estórcese el mal son.

[f. XIVv] Paresceré salir del oficio de interpretador o trasladador: Éste es otro inconveniente, ca el interpretador deve guardar lo que a su oficio pertenece; e es de su oficio del todo remedar al original por que non haya diferencia otra, salvo estar en diversas lenguas. Empero, quando se muda algo de la orden o de las palabras, hay alguna diversidad allende de las lenguas, pues esto fará no ser translación, mas otra cosa alguna.

Cerca de esto, es de saber que, propiamente, interpretación non es ál salvo una sentencia tornarla de una lengua en otra; et, por ende, todo lo que es allende, sale de condición de interpretatión. Mudar orden en las palabras, alguna cosa es; e requiere ingenio; e es allende de interpretar, pues será fuera del oficio de interpretador, e faze no ser interpretador al que esto fiziere. Mudar las palabras en la manera suso dicha es figura de circumlocución o perífrasis e esto es special obra e allende de la interpretación. E no puede alguno fazer allende de la interpretatión que se llame interpretador, ca será otra cosa.

E es de saber que el mudamiento de orden o de palabras, según suso dicho es, o se faze con alguna necessidad o sin ella. Con necessidad se faze quando, esto non faziendo, sería fea la traslación o mal sonante. Empero el interpretador, quanto pudiere, deve fazer fermosura la scriptura e evitar las fealdades e malos sones, pues entonçe será conveniente algo o de la orden o de las palabras mudar. E esto no será fuera del oficio del interpretador, mas a él converná, ca dize Hierónimo en el libro De optimo genere interpretandi, que la mejor e mas noble manera de interpretar non es sacar palabra de palabra, mas seso de seso.

E quando el intérprete puede juntamente fazer fermosa fabla en su lengua, guardando del todo la orden de las palabras e no mudando algunas de ellas, dévelo fazer. E, si no puede, más deve, mudando algo de la orden o de las palabras, fazer la oración fermosa et propria en su lenguaje, que no, mudando cosa, sofrir que sea la interpretatión mal sonante. E esto fizo Hierónimo en todas sus interpretationes, como paresce en los libros que trasladó de hebraico, e ansí lo dize en el suso dicho libro, De optimo genere interpretandi.

E por eso dixo aquí cuerdamente «pareceré salir del oficio del interpretador»; como que dixiesse, «parescerá que salgo, mas no saliré». Ca ansí como del interpretador es mudar la sentencia verdadera e complida de un lenguaje en otro, ansí es de su oficio fazer todas aquellas cosas sin las quales no se puede bien aquello acabar. E porque aviene, queriendo guardar la orden e palabras del original del todo, no poder complida trasladar la sentencia, o mal sonante, es de oficio del interpretador entonce mudar algo o de las palabras o de la orden, tanto quanto abaste para poder dar clara e complida e bien sonante la sententia de la interpretación. E esto no muda el oficio de interpretador, ni allende faze, mas faze todo aquello que es de condición del interpretador, aunque a los que poco consideran parece el contrario.

Si alguno, sin necessidad, o en la orden de las palabras o en ellas, mudasse algo, saliría de oficio de interpretador. E éste, o faría esto añadiendo más palabras para declarar, e entonçe sería comentador o glosador; o faría esto non añadiendo, mas mudando las palabras o la orden, usando de otras figuras de fabla, e éste sería nuevo auctor, faziendo otra edición.