Sánchez Caro 2

Las traducciones de la Biblia entre los siglos XIX y XXI

José Manuel Sánchez Caro (Universidad Pontificia de Salamanca)

 

Introducción

El período comprendido entre 1835, año en que se publica la segunda edición de la Biblia de Torres Amat, y nuestros actuales días es de una gran variedad. Comienza con escasas iniciativas a lo largo del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, para convertirse en la época más abundante y rica de versiones bíblicas a partir de la segunda mitad de este siglo. De hecho, una vez agotado el impulso de la Ilustración, los estudios bíblicos, y con ellos las versiones de la Biblia, caen en uno de sus puntos más bajos. La inestabilidad política, el bajo nivel de los estudios superiores en España y las fricciones entre la autoridad civil y la Iglesia, a pesar de mantenerse España como estado confesional católico, no favorecieron la investigación tranquila y a fondo, necesaria para cualquier empresa intelectual de importancia (Arnaldich 1957, García Villoslada 1963: 526, Pablo Maroto 1987, Rodríguez 1987: 659–696, Sánchez Caro 2004, Ramos 2018).

Por otra parte, durante todo el siglo XIX y primera mitad del XX España padece un porcentaje muy elevado de analfabetismo. Además, entre los católicos no era costumbre leer personalmente la Biblia, herencia inevitable de doscientos años largos de prohibición expresa. Por todo ello, nada tiene de extraño que las versiones de la Biblia sean escasas y no siempre de buena calidad. Sólo a finales del siglo XX empezará a nacer una conciencia de recuperación, asentada en la creación de la Escuela Bíblica y Arqueológica de Jerusalén, fundada por el dominico Marie–Jean Lagrange en 1890, y el Pontificio Instituto Bíblico de Roma (1909), al que asistieron como alumnos no pocos clérigos españoles, A partir de aquí los estudios bíblicos y las versiones de la Biblia iniciarán una admirable carrera, con versiones y estudios de alta calidad.

 

Tiempos de escasez: versiones bíblicas de 1835 a 1923

Durante todo el siglo XIX se siguen editando la Biblia de Scío y, sobre todo, la de Torres Amat (Sánchez Caro 2021). Merece especial mención la labor divulgadora de los jesuitas, que editan varias veces el texto de los evangelios según la versión de Torres Amat, aunque con introducciones y anotaciones de Anselmo Petite, como Los cuatro evangelios de Nuestro Señor Jesucristo (Madrid, Apostolado de la Prensa, 1895, 1921); o acompañada de notas propias, como la edición del jesuita Severiano del Páramo, Los Cuatro Evangelios de Nuestro Señor Jesucristo (Madrid, Apostolado de la Prensa, 1930, 1932). Este autor hizo varias ediciones de la Biblia de Torres Amat en la misma editorial a partir de 1928. Por otra parte, de este mismo traductor merece recordarse la edición de El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Mateo (Barcelona, Librería Religiosa, 1859), llevada a cabo por san Antonio María Claret, mientras era arzobispo de Santiago de Cuba. También los evangelios de Anselmo Petite se editaron a finales del siglo XIX. Un ejemplo, junto con una versión del ordinario de la Misa y ayudas para la confesión y comunión: Los cuatro evangelios de N. S. J. C. (Salamanca, Imprenta y Encuadernación Salmanticenses, 1898). En la misma línea, quede constancia de la edición de Evangelios y Hechos, en la versión de Torres Amat, del jesuita vizcaíno Florentino Ogara Gorruño en 1916 (La Santa Biblia. El Nuevo Testamento, los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles; Bilbao, La Editorial Vizcaína, 5.ª ed. en 1926). A partir de 1926 se añade el Antiguo Testamento (AT), siempre en la versión de Torres Amat: La Santa Biblia. Antiguo Testamento (2 vols., 2.ª ed. en 1927–1928).

Sin embargo, la actividad traductora de primera mano en este siglo a partir de la segunda edición de la Biblia de Torres Amat en 1835 es más bien escasa (Menéndez Pelayo 1933: 172–173). Merece reseñarse la particular traducción de los salmos del hebraísta Antonio María García Blanco, presbítero discípulo del hebraísta Francisco Pascual Orchell y catedrático de hebreo en la Universidad de Madrid, titulada Nuevo Salterio de David o Traducción de los Salmos según la verdad hebraica (Madrid, Tomás Rey y Compañía, 1869). Su singular versión se sustenta en los principios teóricos de la gramática hebrea «analizada filosóficamente», escrita por él mismo (Didduq. Análisis filosófico de la escritura y lengua hebrea, Madrid, 1846–1851). La versión nos recuerda la lejana de la Biblia de Ferrara, en este caso por querer traducir a toda costa palabras hebreas por otras castellanas que, teóricamente y según su autor, provendrían de la misma raíz que la hebrea. Se trata de un ejercicio académico, cuyo resultado es imposible de comprender para el lector normal y, por ello, no tuvo trascendencia alguna en nuestra lengua.

Diferente es el trabajo del sacerdote Francisco Javier Caminero y Muñoz, funcionario de la Biblioteca Nacional y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (Caminero 1923: 28–29, Mateos Pérez 2011). Desde el punto de vista bíblico, aparte su importante introducción general a la Biblia en latín para los estudios teológicos y otros escritos de controversia, parece que tenía traducidos varios libros del Pentateuco además del libro de Daniel, pero sólo nos ha llegado su versión castellana del original hebreo del libro de Job, terminada ya en 1892, pero editada más tarde por el jesuita Sandalio Diego, El Libro de Job (Madrid, Voluntad, 1923). Su versión es, sin duda, la mejor de todas las hechas hasta ese momento, tanto por su ajuste al texto original, como por el correcto y, con frecuencia, bello castellano que usa. Tiene también cierto interés, más literario que traductor, la versión en verso de El Cantar de los Cantares de Salomón, puesto en verso castellano, realizada por el benedictino Román Ríos a partir del texto hebreo (Málaga, Revista Española de Estudios Bíblicos, 1928).

En catalán apenas si hay traducciones bíblicas en este tiempo (Casanellas 2010). La más notable es la del Nuevo Testamento (NT), hecha por Josep Melcior Prat i Colom sobre la Vulgata (Lo Nou Testament de nostre Senyor Jesu–Christ, traduhit de la Vulgata Llatina), publicada por la Sociedad Bíblica de Londres en 1832, y reeditada en Barcelona en 1836 y en Madrid en 1888 (Cortés 1982, Prat 2008).

En lengua vasca se debe subrayar la traducción de la Biblia hecha por el capitán Jean Pierre Duvoisin aparecida en Londres Bible Saindua edo Testament zahar eta berria (Strangeways and Walden, 1859-1865): traduce de la Vulgata y, según afirman los conocedores, su vasco labortano es rico en léxico, pero poco espontáneo y flexible. El franciscano José Antonio Uriarte intentó la misma tarea, pero sólo se publicaron Génesis, Éxodo y Levítico; traduce de la Vulgata al dialecto vizcaíno: Biblia (Londres, Strangeways and Walden, 1859). En 1894 se publica la versión del Génesis y parte de Éxodo, realizada probablemente a partir de la Biblia de Ginebra por el sacerdote católico de San Juan de Luz, convertido al anglicanismo, Pierre d’Urt o Urte: The Earliest Translation of the Old Testament into the Basque Language (a Fragment), by Pierre d’Urte of St. Jean de Luz, circ. 1700 (Oxford, Clarendon Press, 1894) (Urquijo Arregui 2012).

Por lo que se refiere a la versión de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, a mitad del siglo XIX se inicia la numerosa serie de revisiones de un texto que había permanecido inamovible desde 1602 (Darlow & Moule 1903–1911, Bada 2016: 339–360). La primera verdaderamente importante es la que lleva a cabo Lorenzo Lucena Pedrosa, sacerdote católico convertido al anglicanismo, y profesor de español en Oxford, por encargo de la Society for the Promotion of Christian Knowledge (SPCK): La Santa Biblia que contiene los sagrados libros del Antiguo y Nuevo Testamento. Antigua versión de Cipriano de Valera cotejada con diversas traducciones y revisada con arreglo á los originales Hebréo y Griego (Óxford, Imprenta de la Universidad, 1862), con reediciones en Londres en 1866, 1867 y 1869. Se centra en la ortografía y la modernización de términos. Una leve modernización de esta revisión, con el mismo título y publicada por el Depósito Central de las Sociedad Bíblica, Británica y Extranjera en 1869 es la que, por primera vez, se imprime en España, al amparo de la constitución de ese mismo año. De las posteriores la más importante es la que se llevó a cabo en 1909 bajo el patrocinio, como tantas veces, de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, que recoge el trabajo ya realizado por Juan Bautista Cabrera y Cipriano Tornos (Madrid, Valentín Tordesillas, 1909). Será por muchos años, para algunos incluso hasta hoy, la versión típica de la Biblia Reina–Valera, que empieza entonces a denominarse así.

Entre las traducciones parciales no católicas en castellano, recordemos la del NT hecha por Guillermo H. Rule, misionero metodista inglés en Andalucía, publicada en Gibraltar y Londres: Cuatro Evanjelios traducidos del griego al español e ilustrados con notas por don Guillermo Harris Rule, presbítero de la Iglesia Protestante Metodista (Londres, sin editorial, 1841); Los Hechos de los Apóstoles y las Epístolas de San Pablo a los Romanos y Corintios (Londres, David Nutt, 1877); Las Epístolas de San Pablo a los Gálatas, Efesios, Filipenses … y la Revelación de San Juan, traducidas del griego al español y anotadas (Londres, David Nutt, 1880). Así mismo, la muy literal del NT, titulada Las Escrituras del Nuevo Pacto, de Guillermo Norton, ayudado por Juan Calderón y el mencionado Lucena Pedrosa (Nueva York, American Bible Union, 1858 y Edimburgo, Tomás Constable, 1858).

Recordemos además algunas versiones protestantes en la América hispana, patrocinadas por grupos protestantes originarios de los Estados Unidos. Así, la llamada «Versión moderna», hecha por Henry Barrington Pratt, misionero protestante en Colombia desde 1856: La Santa Biblia: constando del Antiguo y del Nuevo Testamento (Nueva York, Sociedad Bíblica Americana, 1893), traducción muy literal y con numerosos anglicismos, corregidos en parte en la segunda edición (1929). Merece también recordarse el NT de Pablo Besson, pastor bautista suizo (Canclini 1933): El Nuevo Testamento (Buenos Aires, publicada por el autor, 1919; Buenos Aires, Convención Evangélica Bautista, 1948). Finalmente, una comisión de traductores realizó una versión del NT a partir del texto crítico de Eberhard Nestle: El Nuevo Testamento de Nuestro Señor Jesucristo. Versión Hispano–Americana (Madrid, Sociedad Bíblica Británica y Extranjera y Sociedad Bíblica Americana, 1916; 2.ª ed. revisada, El Paso, TX, Mundo Hispano­–Casa Bautista de Publicaciones, 1953).

 

En la transición del siglo XIX al XX

Del Salterio se publican algunas versiones en el siglo XIX y comienzos del XX, con distintas finalidades y diversa calidad. Comenzando por las publicaciones más antiguas, dejemos constancia de la obra del presbítero Justo Barbagero Villar, presbítero, catedrático de lengua hebrea en la Universidad de Alcalá. Se trata de una versión libre, en verso, de los salmos y cánticos bíblicos, hecha a partir de la Vulgata, teniendo en cuenta el texto hebreo: Salmos de David (Madrid, A. Pérez Dubrull, 1871); Los himnos de la Iglesia y Cánticos de la Biblia (misma editorial, 1873). Unos años posterior es la voluminosa obra del párroco en Madrid José Vigier y Díaz Álvaro, seis gruesos tomos de más de 400 páginas de Comentarios a los Salmos (Madrid, Vda. e Hija de Gómez Fuentenebro, 1900–1901). Ofrece una traducción propia que dice hecha del original hebreo. En realidad, es el soporte de su comentario y resulta bastante dura en castellano. Más orientada a la práctica y traducida del latín es la obra del archivero José María Álvarez de Luna, benedictino del monasterio de Silos, Los Salmos (Valladolid, Revista Eclesiástica, 1912–1913, 2 vols.). La versión, que renuncia a ser literal, es aceptable para su tiempo y para los instrumentos con los que trabaja.

En la misma línea, con una introducción más completa, se sitúa la obra del futuro cardenal Isidro Gomá y Tomás, titulada El Nuevo Salterio del Breviario Romano (Barcelona, Subirana, 1914). Hecha del latín, responde, como otras de este tiempo, a la reforma para uso litúrgico del Salterio, llevada a cabo por el papa Pío X en 1911. Versión aceptable, prescindiendo de un inevitable lenguaje eclesiástico, que todavía le acompaña. La segunda edición se titula El Nuevo Salterio del Breviario Romano (Barcelona, Casulleras, 1949) y es en realidad una obra nueva. Parte de la versión de la Neovulgata, oficial en la liturgia romana. En realidad, los editores de la obra y nuevos traductores de los salmos fueron los sacerdotes Isidro Gomá Civit, sobrino del cardenal, y Pablo Termes Ros, ambos conocidos especialistas y estudiosos de la Biblia. El resultado final es una versión quizá con menos fuerza literaria que la anterior, pero ciertamente más fiel al original. Justo el mismo año de la primera edición de Gomá se publica una versión en verso del Salterio, ajustado al orden del breviario romano. Su autor es V. Alegre Simarro y Gayón: Selva Sagrada. Versión poética en castellano del Nuevo Salterio, reformado por S. S. Pío X (Barcelona, Auber y Pla, 1914). Se trata en realidad de una paráfrasis de los salmos en distintos tipos de estrofas, generalmente no muy acertadas.

Por otra parte, el mismo Isidro Gomá menciona en la introducción a su versión de los salmos dos traducciones contemporáneas. Una en castellano, del presbítero José Iglesias Vidal: Sepher Tehil.lim o sea Salterio traducido del hebreo y comentado (Tarragona, F. Arís, 1891), y otra en catalán del canónigo de Tarragona y profesor de hebreo en el seminario Tomás Sucona i Vallés; Puig i Tàrrech 1995), Los Salms de David traduits directament del hebreu, publicada en la misma editorial en 1901. También se deben a éste versiones de Cantares en catalán y en castellano, traducidas igualmente del hebreo: Lo Cantar dels Cantars de Salomón (1892) y El Cantar de los Cantares de Salomón (1906), publicadas también por F. Arís. Ambas son calificadas por Gomá como «muy recomendables por su fidelidad y por el aparato crítico que las acompaña» (Nuevo Salterio del Breviario Romano: xxxii).

De interés especial por su clara conciencia de estar manejando textos literarios es la obra del jesuita Romualdo Galdós Baertel. Edita, en primer lugar y en Italia, una completa versión de los salmos hecha directamente de la lengua hebrea, en la que intenta, aunque no siempre logra, poner de relieve la belleza literaria de la obra: Salterio Davidico (Roma, Fratelli Lestini, 1933). En España fue más conocida la bella colección titulada Las cien mejores poesías de la Biblia (Madrid, Luz y Vida, 1942). Es una colección de textos poéticos bíblicos, traducidos directamente de las lenguas originales e introducidas con un gusto literario notable. Posteriormente hizo una edición del libro de Rut a partir del texto de la Biblia de Alba: La Biblia de la Casa de Alba. El libro de Ruth (San Sebastián, Nueva Editorial, 1928) y una versión anotada de El Libro de la Sabiduría (Roma, Alfi, 1939).

De mayor envergadura es la obra del capuchino Ruperto María de Manresa. Su programa de trabajo era traducir del hebreo los libros poéticos y sapienciales de la Escritura. Por lo que conozco, sólo pudo cumplirlo en parte. Presentados en bellos tomos, editados por la Librería Bastinos de José Bosch, publicó tres volúmenes de Libros sapienciales: El libro de los Salmos (1935, 2 vols.), Eclesiastés (1935) y El libro de los Proverbios (1936).

De esta época es también la curiosa obra del jesuita Jaime Pons, Los tres libros del cristiano: el Nuevo Testamento, el Salterio y la Imitación de Cristo (Barcelona, Subirana 1916, 1921, 1927; Barcelona, Casulleras, 1947). Ofrece el NT y el Salterio bíblico, ambos en la versión de Torres Amat, y lo acompaña, en el mismo volumen, de la Imitación de Cristo en la versión de fray Luis de Granada y Juan Eusebio Nieremberg, refundidas en una por el editor. En 1947 publica por separado el mismo NT y la versión del Salterio, revisada en este caso por el jesuita José Solá, El nuevo Salterio (Barcelona, Casulleras).

En idéntica línea, aunque algo más tardíos, son los trabajos del jesuita Severiano del Páramo y del redentorista Juan G. Prado. El primero traduce directamente del hebreo los salmos en 1941 (Santander, Sal Terrae), haciendo dos ediciones posteriores (1949 y 1960), en las que ajusta su versión –correcta y escrita en buen castellano– a la Neovulgata oficial. Por su parte, J. G. Prado publica en 1942 su versión del Nuevo Salterio latino–español (Madrid, Perpetuo Socorro). En la tercera edición de 1948, la más conocida, se ajusta, como el anterior, a la nueva versión latina de los profesores del Instituto Bíblico de Roma. A ellas hay que añadir la versión, sin pretensiones científicas y en un castellano aceptable, del jesuita Valentín M. Sánchez Ruiz, hecha esta vez directamente de la nueva versión latina oficial en Roma: Nuevo Salterio Latino–Español (Madrid, Apostolado de la Prensa, 1946). El mismo autor, editor de un popular misal de los fieles, publicó una versión de Los cuatro Evangelios que tuvo varias ediciones (Madrid, Huelves, 1934; Rivadeneyra, 1936 y 1940; Aldus, 1942 y 1944).

En relación al NT, tiene especial interés para nosotros la obra del sacerdote madrileño Daniel García Hughes, quien en 1924 publica Los Santos Evangelios de Nuestro Señor Jesucristo, en versión directa del griego (Madrid, Ediciones Populares Católicas, 1924); apareció más tarde en cuatro volúmenes sueltos (Madrid, Ediciones Populares Católicas–Luz y Vida, 1933) y sin ilustraciones (Madrid, Luz y Vida, 1943). Es una versión aceptable, bien documentada, aunque deudora aún del lenguaje eclesiástico de la época.

No debemos omitir las bellas ediciones del NT y de los evangelios que llevó a cabo el religioso paúl Carmelo Ballester Nieto, obispo de León y Vitoria, todas con el texto de Torres Amat: El Nuevo Testamento de Nuestro Señor Jesucristo (Barcelona, Casulleras, 1920; Tournai, Desclée, 1933; Barcelona, ELE, 1934); El Nuevo Testamento de Nuestro Señor Jesucristo en latín y castellano (Tournai, Desclée, 1936); El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y los Hechos de los Apóstoles (Madrid, Luz y Vida, 1942).

En América Latina no es éste tiempo de muchas versiones bíblicas. Dejo aquí constancia de tres de ellas. En 1833 José Manuel Valdés, catedrático de la Universidad de San Marcos de Lima, emula al otro peruano Pablo de Olavide con una versión amplia parafrástica de los salmos en verso, no siempre de calidad, aunque algunos de ellos se leen con gusto: Salterio peruano o Paráfrasis de los ciento cincuenta Salmos de David y de algunos cánticos sagrados en verso castellano (Lima, J. Masias). Dos años antes, y a poco de consumarse la independencia de México, el impresor Mariano Galván Rivera publica el primer tomo de una monumental Biblia en castellano, traducida de la cuarta edición francesa de la llamada Biblia de Vence (1820): Sagrada Biblia en latín y español con notas literales, críticas e históricas, prefacios y disertaciones, sacadas del comentario de D. Agustin Calmet, Abad de Senopes, del Abad Vence y de los más célebres autores (México, Galván, 1831–1833, 25 vols.). El texto bíblico es una leve adaptación del de Torres Amat. Ha sido editado recientemente en un solo volumen: Sagrada Biblia en español con notas (México, Sociedad Bíblica de México, 2010). La última empresa traductora de este tiempo hay que situarla en Concepción (Chile), en cuyo seminario era profesor de griego el sacerdote Wilhelm Jünemann Beckschäfer, hijo de inmigrantes alemanes. Realizó una versión completa de la Biblia, traducida del griego, que finalizó en 1928. Sólo pudo publicar el Nuevo Testamento (Concepción, Librería Diocesana, 1928). Pero el AT quedó sin publicar, hasta la edición póstuma de toda la Biblia, hecha por discípulos suyos en 1992: La Sagrada Biblia. Versión de la Septuaginta al español (Santiago de Chile, Seminario Conciliar de Concepción, 1992). Se trata de una versión muy literal, con un castellano correcto, pero más bien duro. Es la primera biblia completa traducida al español en América Latina (Uribe Ulloa 2011).

 

De 1944 hasta el final del Concilio Vaticano II (1965)

En junio de 1923 se celebra en la universidad de Salamanca el IX Congreso para el Progreso de las Ciencias. La teología acude por primera vez, presentando entre otras una sección de estudios bíblicos. Asisten, entre otros, Alberto Colunga y Francisco Barbado Viejo, Eloíno Nácar, Mariano Revilla, José María Bover, Sandalio Diego, Lino Murillo y Romualdo Galdós. A propuesta de este último comienzan a reunirse con el propósito de traducir la Biblia y promocionar los estudios bíblicos. Es el inicio de lo que al año siguiente será la Asociación para el Fomento de los Estudios Bíblicos en España (AFEBE), que marca el renacer de este campo de estudio (Sánchez Caro 2017). Pero el proyecto de una traducción de la Biblia pensado por el grupo no pudo llevarse a cabo. Sin embargo, comienzan a aparecer ahora versiones bíblicas de una calidad muy superior a las hasta entonces existentes. Así, la versión de Las epístolas de San Pablo, hecha del griego por José M.ª Bover (Barcelona, Balmes, 1940, 1950).

El primer fruto de todos los trabajos de investigación bíblica previos a la guerra civil desemboca en la versión que abre la colección de la BAC el año 1944, realizada de las lenguas originales por el canónigo de Salamanca Eloíno Nácar y el dominico del convento de San Esteban y profesor de la recién creada Universidad Pontificia de Salamanca, Alberto Colunga: Sagrada Biblia (Madrid, La Editorial Católica; última edición, Madrid, BAC, 2020). Se trata de la primera versión católica completa de la Biblia a la lengua castellana hecha de las lenguas originales. Los traductores se proponen llevar a cabo una versión «enteramente fiel» al texto sagrado, lo que no significa seguir servilmente la letra del original, porque esto daría como resultado «un verdadero galimatías ininteligible y enteramente insoportable». De aquí que a la fidelidad al texto original debe añadirse la claridad en la lengua receptora, es decir, que sea una versión castellana lo más fiel, clara y limpia posible. El resultado fue que por primera vez se podía leer la Biblia, traducida realmente de las lenguas originales, en un castellano claro, que no sonase arcaico, y con una cierta dignidad literaria. Por todo ello el éxito fue fulminante. En la edición de 2013 se habla de haber publicado ya unos ocho millones de ejemplares. Tras el fallecimiento de los dos traductores iniciales, se ocuparon de las ediciones a partir de la 17.ª (1965) sus discípulos los dominicos Maximiliano García Cordero (hasta 2002) y José Luis Espinel Marcos.

Las ediciones parciales son muy numerosas, especialmente del NT. Existe una edición monumental en seis volúmenes, dirigida por José Luis Martín Descalzo: La respuesta está en… la Biblia (Madrid, BAC–Miñón, 1970), adaptación de En ce temps là. La Bible (Malinas, 1969). Por otra parte, en 1944 E. Nácar había publicado una versión en verso –sin rima, como corrige el mismo autor– de Los Salmos y los Proverbios en verso castellano (Madrid, Aguilar), que alcanza en 1961 su tercera edición, la más difundida.

Tres años después y en la misma editorial, aparece en dos tomos otra traducción completa de la Biblia, hecha igualmente de las lenguas originales, Sus autores son esta vez el hebraísta Francisco Cantera Burgos y el citado José M.ª Bover: Sagrada Biblia (Madrid, La Editorial Católica, 1947, 2 vols.) (Bover 1949: 163–164). Esta versión, más literal, más útil por tanto para el estudio del texto bíblico, pero con un lenguaje duro para el lector medio, cuenta con introducciones y notas eruditas. En relación con el AT, Cantera sigue la tradición hispana de los traductores judíos de la Biblia, primando una versión todo lo fiel posible al texto original, sin que se resienta su comprensión. En cuanto al NT, se trata en realidad de la culminación de muchos trabajos previos de Bover, quien había hecho ya una edición crítica del texto griego del NT y había publicado algunas traducciones e incluso harmonías de los evangelios, traducida en este caso voluntariamente del latín: El Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Los cuatro evangelios harmonizados y ordenados cronológicamente (Madrid, Lux Mundi, 1943, 1957, 1959). Del Nuevo Testamento de Bover se hicieron en la BAC numerosas ediciones a partir de 1955, alguna de la cuales alcanzó una tirada de 50.000 ejemplares. Tras la muerte de Bover, las sucesivas ediciones hasta la sexta fueron preparadas por el también jesuita Félix Puzo.

La séptima edición en 1975 supone un cambio sustancial de esta Biblia. En la versión del AT participa el mismo Cantera, ahora con la colaboración de un nutrido grupo de especialistas, que redactan nuevas introducciones y notas especializadas. Como traductores se incorporan Ángel Sáenz–Badillos y Natalio Fernández Marcos. En cuanto al NT, la versión de Bover fue sustituida por la del jesuita Manuel Iglesias González, profesor del Instituto Bíblico de Roma: Sagrada Biblia (Madrid, BAC, 1975). Es una Biblia con notas técnicas e introducciones al día. La traducción, al querer ser muy fiel a los originales, es algo dura. Por su parte, Iglesias publicó en 2003 una versión profundamente revisada del Nuevo Testamento (Madrid, Encuentro, 2003), que se usó en la revisión de la Biblia Cantera–Iglesias del año 2009 (Sagrada Biblia, Madrid, BAC), donde se mejoran algunas traducciones y se ponen al día varias notas. En la introducción a su versión del NT Iglesias explica el método y teoría de traducción empleada, que quiere ser «atenta, especialmente, a lo que podemos denominar características gramaticales» de la lengua del NT. Desde su origen, esta Biblia ha querido ser una versión crítica y útil sobre todo para el estudio, reflejando lo más exactamente posible, y sin detrimento de la lengua receptora, los originales bíblicos.

Relacionadas de un modo u otro con esta importante versión, mencionamos brevemente otras publicaciones menos conocidas o más técnicas. Así, la versión incluida en el Comentario a los libros de Esdras y Nehemías (Madrid, CSIC, 1950) del jesuita Andrés Fernández, profesor del Instituto Bíblico de Roma. O un voluminoso comentario al Cantar de los Cantares (Barcelona, Tipografía Emporium, 1950) del mercedario Amerio Sancho Blanco, con una versión ajustada a la letra en buen castellano y una paráfrasis en verso, menos del gusto actual. Una década más tarde aparece una versión de la Biblia que pasó desapercibida, y que se dice hecha también de las lenguas originales, dirigida por el jesuita Félix Puzo: Sagrada Biblia (Barcelona, Montaner y Simón, 1961, 1968; edición monumental 1991). Se basa en la edición italiana dirigida por Alberto Vaccari de la Sacra Bibbia (Florencia, 1957–1958). Eduardo Bosch, Luis Brates y Rafael Giménez adaptaron (teniendo delante los textos originales, según afirman) la versión italiana del AT, mientras que el mismo Puzo adjuntó la versión del NT, hecha por Bover, con una revisión suya. El resultado de conjunto es una Biblia bien presentada, correcta, en la línea de las traducciones más bien literales y en un castellano no demasiado fluido. De otro jesuita ilustre, Juan Leal, es la publicación en Sinopsis concordada de los cuatro evangelios (Madrid, BAC, 1954), a la que siguió una versión completa de Los cuatro evangelios (Madrid, BAC, 1962) y otra completo del Nuevo Testamento. Texto y comentario (Madrid, Apostolado de la Prensa, 1966). En conjunto, es una versión más preocupada por lo doctrinal que por lo literario, interesante, pero no siempre de fácil comprensión.

Traducciones acompañadas de amplio comentario científico son tres obras que nacieron al calor de la renovación bíblica y teológica alimentada en el Centro Español de Estudios Eclesiásticos, situado en la iglesia española de Montserrat, en Roma, a partir de 1953. Me refiero a la traducción y comentario de las Cartas de la cautividad de san Pablo en 1956, obra del canónigo de Málaga José María González Ruiz (Roma–Madrid, Instituto Español de Estudios Eclesiásticos); la versión y el magno comentario a El Evangelio según san Mateo del mencionado Gomá Civit (Madrid, Marova, 1966–1976, 2 vols.); y la bella traducción de El libro de los Salmos de Ángel González Núñez, con un ajustado comentario, (Barcelona, Herder, 1966, 1977, 1984); y con sólo el texto, Los Salmos (Barcelona, Herder, 1965, 1992). Las tres son obras hechas concienzudamente, con versiones ajustadas al texto original y cuidadosas de nuestra lengua, además del comentario serio y documentado de que se acompañan.

En el año 1961 aparece por primera vez la publicación del Nuevo Testamento (Estella, Verbo Divino) del capuchino Felipe de Fuenterrabía, traducido del original griego; es versión escrita en un castellano sencillo y limpio, que sigue editándose, con algunos ajustes, en la actualidad. De esta obra se han hecho múltiples ediciones, al menos hasta 2012.

Finalmente, en este apartado, recordemos a otro de los difusores bíblicos de las vísperas del concilio Vaticano II, el también capuchino Carlos de Villapadierna. En 1963 publica la versión de Los Santos Evangelios de Nuestro Señor Jesucristo (León, Colegio Mayor Teológico de PP. Capuchinos y Madrid, Castilla; Madrid, Difusora Bíblica, 81978); fue seguida de una edición de los Evangelios concordados (Madrid, Difusora Bíblica, 1964; varias reed.) y de su obra más importante, la versión completa del Nuevo Testamento (Madrid, Difusora Bíblica, 1967; reed. en 1968, 1977 y 1999). Se trata de una aceptable versión, aunque todavía resultan duros algunos párrafos de las cartas paulinas y no siempre se logra una fluida traducción de algunos pasajes evangélicos.

Otro gran hebraísta, Alejandro Díez Macho, catedrático de la Universidad de Barcelona y maestro de varias generaciones de estudiosos del hebreo y el arameo, llevó a cabo entre sus más conocidos proyectos, La Sagrada Biblia más bella del mundo. Antiguo y Nuevo Testamento (Buenos Aires, Codex, 1964, 8 vols.). Editada en tamaño folio con gran riqueza de ilustraciones, es obra de un nutrido grupo de colaboradores españoles, especialistas en filología semítica y griega, además de escrituristas. La obra no pudo revisarse adecuadamente y la editorial desapareció en 1978, quedando esta Biblia como testigo de un esfuerzo colosal, que no llegó a tener proyección alguna ni influencia popular.

Conviene hacer ahora una breve alusión a los dos grandes comentarios bíblicos que comienzan a publicarse en España en las vísperas mismas del concilio Vaticano II. Me refiero a la Biblia comentada de profesores de Salamanca (Madrid, BAC, 1960–1965, 7 vols.) y a La Sagrada Escritura. Texto y comentario de profesores de la Compañía de Jesús (Madrid, BAC, 1961–1971, 9 vols.). En cuanto a la versión, que es de lo que aquí tratamos, el primero añade poco, ya que tiene como base del comentario la versión de Nácar–Colunga, si bien cada comentarista tiene libertad para retocar el original en lo que considere oportuno. El segundo, sin embargo, supone una nueva versión de toda la Biblia, bien es verdad que hecha individualmente por cada comentarista como versión instrumental, para apoyar el comentario.

La Asociación para el Fomento  de los Estudios Bíblicos en España (AFEBE), que había nacido a comienzos del siglo XX, se convierte a mediados de los años 50 en un centro de promoción y divulgación del conocimiento de la Biblia. Es así como nace, patrocinada por algunos profesores del Seminario Hispano–Americano de Madrid, la iniciativa de traducir la Biblia de los originales y editarla en ediciones populares y baratas, como hacían hasta ese momento las sociedades bíblicas protestantes (Andrés 1961). La primera publicación de este grupo, bajo la marca AFEBE, es la versión de los Santos Evangelios el año 1952 en un modesto tomito de bolsillo en rústica y a precio muy asequible (Segovia, AFEBE). Se harán numerosas ediciones y en 1959 se publica ya la séptima reimpresión. Más importancia tuvieron las numerosísimas ediciones del NT. La primera es el Nuevo Testamento (Segovia, AFEBE, 1953, 1954), publicada luego bajo distintos sellos editoriales (Madrid, Centro Bíblico Hispano Americano, 1958, 1961; Salamanca, Sígueme, 1966; Madrid, Casa de la Biblia, 1967). Las ediciones, siempre de bolsillo, fueron muy numerosas y variadas en un claro intento de acercar el NT a todos los lectores. En cuanto a la traducción, en los evangelios se hace una versión literal, intentando un lenguaje sencillo y comprensible que no siempre se logra. La frase con frecuencia es gramaticalmente rebuscada para un lector popular en castellano.

El año 1964 un grupo de estudiosos de la Biblia funda la Casa de la Biblia, un centro y asociación para el estudio y la promoción popular de la Biblia, constituyéndose prácticamente en la heredera de la AFEBE de los últimos años. Fruto de este trabajo, entre otras actividades, es la versión completa de La Santa Biblia (Madrid, Ediciones Paulinas, 1964; varias reed. hasta 1974). Es traducción de los textos originales, a la vez que tiene como objetivo ser una Biblia popular y de fácil acceso. El director y alma del proyecto fue el sacerdote Evaristo Martín Nieto, primer director de la Casa de la Biblia, si bien la versión se presenta como hecha «en equipo», una novedad en España. La nómina de participantes es grande y la intención es situarse al lado de otras versiones hechas también en equipo, como la francesa Biblia de Jerusalén, cuya edición española se publicaría tres años más tarde. La traducción se lee con facilidad, aunque no acaba de desprenderse del lenguaje eclesiástico del ambiente, ni puede reflejar del todo la belleza de los textos poéticos, quizás porque se esfuerza en ser lo más exacta posible con el original. En conjunto, una versión bastante clara y suficientemente legible. Fue promocionada ampliamente por las Ediciones Paulinas. En 1969 Plaza & Janés de Barcelona utiliza esta versión para su monumental edición de La Santa Biblia. Primera Edición Ecuménica (Madrid–Barcelona, Ediciones Paulinas–Plaza & Janés, 3 vols.).

Hacia 1980 la Casa de la Biblia pasa a depender de la Hermandad de Sacerdotes Operarios y es dirigida por el sacerdote y profesor de la U. Pontificia de Salamanca Santiago Guijarro, quien organiza, con Miguel Salvador, un equipo de trabajo, compuesto por algunos de los escrituristas más conocidos del momento, para revisar la traducción. El resultado es una versión prácticamente nueva: La Biblia (Salamanca, Sígueme; Madrid, Atenas; Madrid, Promoción Popular Cristiana; Estella, Verbo Divino, 1991). Inmediatamente, la Casa de la Biblia preparó una edición específica para América, cuyo resultado es la Biblia de América (Madrid, PPC; Salamanca, Sígueme; Estella, Verbo Divino, 1994). De ambas se han publicado ya no pocas ediciones con distintos complementos. Recordamos por su interés la Biblia para jóvenes (Estella, Verbo Divino, 2005), La Biblia didáctica (Madrid, PPC y SM, 1995), y La Biblia cultural (Madrid, PPC y SM, 1998). Hay edición de estudio con un comentario asequible Comentario al Antiguo Testamento I–II; Comentario al Nuevo Testamento (Madrid, PPC–Salamanca, Sígueme–Estella, Verbo Divino 1995–1996, 3 vols.).

Por otra parte, en 1988 aparece una segunda revisión del texto de la Casa de la Biblia de 1965. Un nuevo equipo de especialistas, coordinados por Martín Nieto, revisa levemente el texto e introduce nuevas introducciones y notas más ajustadas al avance de los estudios bíblicos: La Santa Biblia (Madrid, San Pablo). Se reeditó en una veintena de ocasiones en vida del coordinador. De especial importancia ha sido su abundante distribución en América, especialmente en Colombia, donde es conocida como Nuestra Sagrada Biblia (Bogotá, San Pablo, 2008). La última edición de la Biblia que conozco es de 2017; la última del NT, de 2020.

Por su parte, en los años 50, la editorial Herder de Barcelona decidió editar una versión de la Biblia al castellano, encargando esta tarea al capuchino Serafín de Ausejo. El resultado fue la Sagrada Biblia Popular (1964), edición que no era traducción propia del coordinador. El Nuevo Testamento, revisado por un amplio equipo, se publica de nuevo poco después (1968) por la misma editorial, que saca algomás tarde (1976) una versión revisada de La Biblia (2.ª ed. en coedición con el Círculo de Lectores, 1986). El último capítulo de esta historia bíblica es la revisión de la anterior versión, llevada a cabo por el conocido traductor Marciano Villanueva Salas: La Biblia (2003). El resultado es una biblia más voluminosa, bien editada, con un castellano comprensible. El mismo texto se usa en una Biblia monumental, coordinada por el profesor Armand Puig Tàrrech, La Biblia. Antiguo Testamento. Nuevo Testamento (Barcelona, Centro Editor PDA, 2008–2009, 16 vols.) y La Biblia de Rembrandt (Barcelona, Centro Editor PDA, 2008, 2 vols.).

 

Versiones bíblicas desde el final del concilio Vaticano II (1965) hasta hoy

El período de mayor ebullición de versiones bíblicas completas en España es, sin duda, el que se inicia en 1944 con la carta de Pío XII sobre estudios bíblicos, Divino Afflante Spiritu, se refuerza con la publicación de la constitución Dei Verbum sobre la revelación, emanada del concilio Vaticano II en 1965, y llega hasta la publicación de la versión oficial de la Biblia por la Conferencia Episcopal Española en enero de 2011. Se debió a un doble factor: el mayor uso de la Biblia, especialmente en la liturgia, que requería una mejor presentación lingüística y editorial, y la mejor preparación científica de los escrituristas españoles (Sánchez Caro 2004).

Tuvo gran difusión la Biblia de Jerusalén, cuyos orígenes se encuentran en la Bible de Jérusalem (París, 1956), que recoge los trabajos de profesores de la Escuela Bíblica y Arqueológica Francesa en Jerusalén (Venard 2009). En España, a iniciativa de la editorial Desclée de Brouwer (Bilbao), adapta esta edición al castellano el sacerdote José Ángel Ubieta, alumno de la citada escuela, con un equipo de diez colaboradores. Se traducen la Biblia de las lenguas originales y las notas e introducciones de la edición francesa, publicándose la primera edición española de la Biblia de Jerusalén en lengua castellana (1966). En la traducción se prima la fidelidad al pensamiento bíblico, aunque con la exigencia de un correcto castellano. El resultado fue un éxito, convirtiéndose esta edición en la Biblia preferida de estudio. Sin embargo, la traducción al castellano es muy irregular. La segunda edición (1978), que se ajusta a la nueva francesa de 1973, mejora la versión castellana. En 1998 se lleva a cabo una tercera edición con más revisiones y nuevos miembros colaboradores. A partir de la edición de 2009 el coordinador es el escriturista Víctor Morla, profesor en Deusto. De esta edición existe una variante adaptada al español de Latinoamérica, Biblia de Jerusalén Latinoamericana (2006). La quinta y última edición de esta Biblia (2019) contiene una nueva revisión de la traducción y un cuidado especial de los textos poéticos del AT, aparte de ampliar las notas. La Biblia de Jerusalén hoy es un buen instrumento de estudio con un texto bíblico fiable y una aceptable sonoridad castellana.

Por otra parte, una de las más importantes aportaciones a las versiones bíblicas españolas la ha contado su máximo protagonista, el jesuita Luis Alonso Schökel, profesor en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma (Alonso Schökel 1974 y 1977). Se inicia con la colaboración entre Alonso Schökel y el poeta José María Valverde en una versión de los evangelios, que busca un lenguaje castellano sencillo y contemporáneo: Las buenas noticias de reino: Mateo, Marcos, Lucas, Juan (Madrid, Guadarrama, 1960), ampliado años más tarde en el Nuevo Testamento (Madrid, Cristiandad, 1966). Sigue la publicación entre 1966 y 1977 en la misma editorial de la colección en equipo Los libros sagrados, con la versión de cada libro bíblico y un breve comentario. Este texto revisado y la versión del NT de Juan Mateos (Madrid, Cristiandad, 1975; 31989) dan lugar a la Nueva Biblia Española (Madrid, Cristiandad, 1975). La había precedido una importantísima edición de Salmos y Cánticos del breviario por Alonso Schökel y J. Mateos (Madrid, Cristiandad, 1966; 61986) y de El Cantar de los Cantares, esta vez de Alonso Schökel y José Luz Ojeda, con la colaboración de José Mendoza de la Mora y revisión de J. M.ª Valverde (Madrid, Cristiandad, 1969; 61982). Revisada por el autor, da lugar a su versión definitiva de Alonso Schökel, El Cantar de los Cantares o La dignidad del amor (Estella, Verbo Divino, 1989) con muchas reediciones.

Entrelazado con estos quince años en que se va gestando la Nueva Biblia Española aparece en el ámbito de la Iglesia de España una novedad absoluta: el 11 de enero de 1963 se concede a la Iglesia española que puedan proclamarse en lengua vernácula las lecturas bíblicas de la misa. Este hecho, cuya importancia para la historia y el desarrollo de nuestra lengua aún está por estudiar, comienza a exigir unas versiones de textos bíblicos que puedan leerse en voz alta y ser comprendidas por oyentes que no tienen por qué poseer una preparación teológica o bíblica. Con gran acierto, el entonces director del Secretariado Nacional de Liturgia, José Miguel Sustaeta, encarga en septiembre de 1963 a Alonso Schökel la preparación del nuevo leccionario litúrgico español, es decir, de los libros que han de contener las lecturas bíblicas en castellano de la misa y de otros sacramentos. Se crea así un equipo, que coincidirá en gran parte con el que lleva a cabo las versiones de Los libros sagrados (Alonso Schökel 1965, Martínez Camino 2015: 27–29). La tarea concluye definitivamente en 1971. Construir una versión en castellano actual, para ser proclamada en voz alta en la liturgia, sin perder rigor traductor son las coordenadas básicas de esta ingente labor traductora y de su resultado final, la Nueva Biblia Española (Alonso Schökel 1977). Según sus responsables, la traducción se hizo preferentemente buscando las equivalencias dinámicas de ambas lenguas en cada caso, siguiendo y perfeccionando los procedimientos traductores de Eugen Nida (Nida 1986). El resultado fue en aquellos momentos sorprendente y brillante, convirtiéndose en la mejor versión castellana para la recitación en voz alta.

La Nueva Biblia Española (NBE) se reeditó varias veces en la misma editorial sin cambio alguno, salvo en el título, que desde 2006 es Biblia Popular (Madrid, Cristiandad, con varias reediciones). Pero pronto surgieron las necesidades de perfeccionar la versión. El primero en proponer cambios fue J. Mateos en la traducción del Nuevo Testamento, publicada en colaboración con otros especialistas (Madrid, Cristiandad, 1987). Tiene numerosas variaciones respecto a la anterior. Cuando Alonso Schökel intenta introducir mejoras en la versión de la Nueva Biblia Española se encuentra con que, debido a problemas con la editora original, hubo de cambiar de editor y dar nuevo nombre a su Biblia. La antigua Biblia revisada se publica por primera vez el año 1993 en las editoriales jesuíticas EGA y Mensajero con el nombre de Biblia del Peregrino, primero sin notas, luego las notas sueltas y, finalmente, el texto con las notas (Bilbao, 1993 Bilbao, 1994) (Martín Rodríguez 1998: 79–86). El autor principal calcula en más de dos mil las correcciones. El resultado, a su parecer, es una mejora de la aportación literaria. En cuanto al NT, Alonso Schökel decide llevar a cabo una versión propia, con alguna colaboración. Hay varias reediciones de esta obra hasta hoy. El texto se usa también para una edición en América Latina: La Biblia de nuestro pueblo. América Latina (Mensajero & Pastoral Bible Foundation, 2006, reed. 2009), así como en una presentación con comentarios, Biblia del peregrino. Edición de estudio (Estella, Verbo Divino–Bilbao, Mensajero, 1996–1998).

En cuanto a la denominada Biblia de Navarra constituye el logro final de una larga tarea llevada a cabo por profesores de Sagrada Escritura de la Universidad de Navarra a lo largo de veinticinco años, coordinados por José María Casciaro. Las versiones se inician con el NT: Marcos y Mateo en 1976, Lucas en 1977 y Juan en 1980, todos publicados en la editorial de la Universidad de Navarra. Se traduce de las ediciones críticas en lenguas originales y se concede una importancia especial primero al texto latino de la Vulgata, después al texto de la Neovulgata, oficial en la liturgia romana desde 1979. En la versión se prefiere el vocabulario tradicional de la Iglesia y fidelidad al texto que se traduce, expresado en un castellano sencillo y correcto. El título completo del primer volumen de estas versiones parciales es Sagrada Biblia, traducida y anotada por la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Tomo I: Evangelio según san Mateo (1976). Con el mismo formato se editan hasta 1989 los doce tomos de que consta la primera edición de esta versión de los libros del NT. Una especial importancia tiene la aparición el año 1983 de los cuatro evangelios en un solo tomo y en una traducción levemente revisada con respecto a las anteriores: Sagrada Biblia. Santos Evangelios (reimpresión en 1985).

El año 1997 aparece el primer volumen de los cuatro de que se compone la versión del AT con los cinco libros del Pentateuco: Sagrada Biblia. Antiguo Testamento. Pentateuco (2.ª ed. corregida 2000). La traducción castellana se lee sin especial dificultad, es correcta y responde bien a los criterios establecidos: fidelidad al texto bíblico, literalidad, pero respetando el curso y la intelección de la frase castellana, y la conexión siempre que es posible con la versión Neovulgata. El lenguaje, sin ser especialmente bello, es por lo general correcto y agradable. Se notan más dificultades a la hora de trasladar los acentos líricos de algunos poemas. En 2005 se publica el último volumen del AT, Sagrada Biblia. Antiguo Testamento. Libros históricos. Un año antes se publicaba la editio maior del NT: Sagrada Biblia. Nuevo Testamento (2.ª ed. corregida 2008; de bolsillo 2013). Existe una edición de esta Biblia en un volumen bajo el título de Biblia de Navarra (Woodbridge, IL, Midwest Theological Forum; Pamplona, Eunsa, 2008). De ella y de todos los volúmenes editados hay versión digital. En su conjunto, esta Biblia supone una aportación seria e interesante en el panorama traductor de la Biblia del siglo XX español. Recupera el estilo tradicional de traducir los libros bíblicos, y lo hace teniendo en cuenta las aportaciones exegéticas más actuales, pero optando voluntariamente por soluciones razonablemente tradicionales.

Por su parte, La Biblia. BTI. Biblia traducción interconfesional (Madrid, BAC; Estella, Verbo Divino; Madrid, Sociedades Bíblicas Unidas, 2008) se trata de una versión de la Biblia en sus lenguas originales por un equipo interconfesional coordinado por representantes de las Iglesias protestantes en España y la Conferencia Episcopal Española: Se cerraba con ello un largo proceso comenzado en 1973, con varias etapas: NT en 1978, traducción catalana en 1993, vasca en 1994, traducción al asturiano del NT y los Salmos en 1997. Sobre la base textual elegida se aplicó el principio de «equivalencia dinámica», tratando de ser siempre fieles al contenido de los textos hebreo, arameo o griego, pero sin dejarse dominar por la literalidad estricta del texto fuente. El resultado es una versión en buen castellano, con riqueza de vocabulario y que presenta un exigente nivel de lectura. Pero, sobre todo, es un acontecimiento que cierra definitivamente el histórico panorama controversístico español en torno a la Biblia. Existe una edición para el español de América con el nombre de La Biblia Hispanoamericana (Estella, Verbo Divino, 2013). El mismo texto tiene La Biblia Carismática (México, Sociedad Bíblica, 2014).

Existen otras versiones completas de la Biblia editadas en este período en España, que, a pesar de su valor intrínseco, no alcanzaron la misma difusión. Así, por ejemplo, la Biblia Claretiana o Biblia Regina, elaborada por Pedro Franquesa y José María Solé Romá, religiosos claretianos, publicada en su editorial: Sagrada Biblia (Barcelona, Regina, 1965, 111996). Es edición manual, en pequeño formato, que intenta ofrecer una versión lo más fiel posible a los originales, dejando a veces incluso la oscuridad que el mismo texto ofrece. Previamente J. M.ª Solé había editado aparte la versión del Nuevo Testamento (Barcelona, Regina, 1965) en un formato algo mayor y con los mismos criterios. En conjunto, se trata de un trabajo serio, notable, aunque con cierta dificultad para una lectura seguida. Se hicieron algunas ediciones posteriores, pero esta biblia no tuvo en general gran difusión.

De naturaleza bien distinta es la publicación en 1969 de la adaptación española de la Biblia de la editorial italiana Marietti bajo la dirección de Salvatore Garofalo: La Biblia (Barcelona, Labor, 1969, 3 vols.). El texto bíblico es una adaptación en lengua española de la versión italiana, teniendo «a la vista constantemente las versiones originales y los documentos necesarios, que han operado a lo largo de todo el trabajo como control de traducción» (I, XXIII). En realidad, la versión es en la mayoría de los casos una adaptación aceptable de la traducción italiana en una edición monumental.

Dentro también de la sempiterna moda de biblias monumentales se encuentra La Santa Biblia de Carroggio (Barcelona, 1969; reediciones en 1971, 1975, 1976, 1981). El AT se dice traducido directamente de los originales por el jesuita Sebastián Bartina. El NT es traducido por Ramón Roquer, sacerdote y profesor de Filosofía en la Universidad de Barcelona. Nada se dice del método de traducción. La lectura del AT muestra una versión literal con un castellano poco ágil, a veces difícil de entender. En conjunto una bella edición, un esfuerzo editorial notable y una versión que nada aporta de especial.

Perteneciente también al apartado de Biblias de lujo es La Santa Biblia de Planeta (Barcelona, 1961, 71980). En realidad, se trata del ensamblaje de diversos elementos, presentados en una cuidada veste editorial. El texto del AT es una versión revisada de las varias que llevó a cabo F. Cantera Burgos. Para el NT cuenta con José Manuel Pabón, catedrático de griego de la Universidad de Madrid, junto con un grupo de colaboradores. La versión del AT es fiel al original, con frecuencia dura a los oídos de un lector hispano actual. La del NT sigue las mismas orientaciones. Las notas se han traducido en gran parte de la edición inglesa de The Holy Bible for the Family (Londres, 1958), adaptadas en la quinta edición de 1967 por el benedictino Justo Pérez de Urbel, abad del Valle de los Caídos.

A finales del siglo XX aparecieron en el mercado español de manera simultánea dos ediciones de los libros bíblicos en pequeños volúmenes, prologado cada uno por escritores y personajes del mundo cultural español. Estas dos colecciones llevan respectivamente los títulos generales de La Biblia laica (Barcelona, Muchnik, 1998) y La Biblia. El libro de los libros (Barcelona, Planeta, 1998). La primera reproduce el texto de Reina y Valera, actualizado ortográficamente según la edición de Juan Guillén y Gonzalo Flor, La Biblia del Oso (Madrid, Alfaguara, 1987; 22001, 4 vols.). La segunda usa el texto de La Santa Biblia (Barcelona, Planeta, 1967), ya mencionada. No supone ciertamente un gran avance en el campo de las versiones bíblicas y ha pasado justamente desapercibido para gran parte de los críticos y para casi todos los lectores de la Biblia. Ninguna de las dos colecciones tuvo éxito editorial y ambas dejaron de publicarse muy pronto.

 

Versiones en otras lenguas españolas

A comienzos del siglo XX se aprecia un notable esfuerzo en Cataluña y en lengua catalana en el campo de las versiones bíblicas (Ferrer 2009, Casanellas 2010). Primero es la obra del Foment de Pietat Catalana, en cuyo centro de estudios religiosos, la Biblioteca Balmes, se crea una comisión de especialistas en Sagrada Escritura. Allí nace la traducción de los evangelios de Marià Serra i Esturí: El Sant Evangeli de N. S. Jesucrist i Fets dels Apòstols (Barcelona, Subirana, 1912). La tercera edición, revisada por Pere Ginebra es editada en Barcelona por la Obra del Sant Evangeli en 1924. El éxito de estas ediciones impulsó su mayor realización, el intento de edición completa de la Biblia, traducida de la Vulgata, que no pudo completarse a causa de la Guerra Civil. Se editaron sólo cuatro volúmenes, dos del AT y dos del NT, ambos incompletos: La Sagrada Bíblia. Versió i notes de la Comissió de l’Obra del Sant Evangeli (Barcelona, Foment de Pietat Catalana, 1928–1935).

Por otra parte, son notables las versiones hechas del hebreo por el sacerdote Frederic Clascar y publicadas en Barcelona por el Institut de la Llengua Catalana (Massot i Muntaner 2012): El Gènesi (1915), El Càntic dels Càntics de Salomó (1918), L’Èxode (1925), a las que hay que agregar la de parte del evangelio de Mateo, Los Sants Evangelis, I: Matheu (1908).

Pero, sin duda, es el renacimiento bíblico del monasterio de Montserrrat lo más notable en este tiempo. El benedictino Buenaventura Ubach, tras sus estudios bíblicos en Roma y Jerusalén, crea en el monasterio un equipo para llevar adelante la traducción de la Biblia al catalán a partir de los textos originales y con un comentario adecuado (Díaz i Carbonell 1963). Comienza a traducir el Génesis en 1926, inicio de la monumental versión con comentarios que al final constará de 22 volúmenes, algunos dobles y triples, bajo el epígrafe de Biblia de Montserrat, aunque sin los evangelios de Marcos y Lucas: La Bíblia. Versió dels textos originals i comentari pels monjos de Montserrat (Montserrat, Monestir de Montserrat, 1928–1982). La misma Biblia, con revisiones, se publica después en cinco volúmenes: La Bíblia. Versió dels Monjos de Montserrat (Andorra, Casal i Vall, 1965–1970), incluyendo la primera edición ya publicada por la misma editorial del Nou Testament (1961). En un solo volumen la misma Biblia se publica el año 1975, reeditándose varias veces.

La otra gran realización de este tiempo es la edición de la Biblia de la Fundació Bíblica Catalana, iniciada en 1928: La Sagrada Bíblia (Barcelona, Fundació Bíblica Catalana–Alpha, 1928–1948, 15 vols.), traducida por un equipo dirigido por Miquel d’Esplugues. Su característica es «la pulcritud y elegancia de la lengua catalana, aunque no siempre sea fiel reflejo de los textos originales» (Arnaldich 1957: 21). Esta Biblia, con nuevos nombres, se publica en un volumen veinte años después: Bíblia (Barcelona, Fundació Bíblica Catalana–Institut Cambó–Alpha, 1968).

Aun dejando otras versiones parciales de lado, la necesidad de traducir los textos litúrgicos bíblicos llevó en 1965 a los obispos catalanes a constituir una comisión al efecto, que va preparando esos textos a partir de las dos grandes biblias anteriores citadas, con las modificaciones oportunas. Un año después nace la Fundación Bíblica, creada por protestantes evangélicos. En contacto con los biblistas de Montserrat, y de acuerdo con los criterios de traducción de Nida, se inicia una versión ecuménica, que cristaliza en el Nou Testament, traducido del griego por Enric Capó, Guiu Camps y Jordi Sànchez Bosch, y editado en Barcelona en 1979 gracias a la colaboración de la Associació Bíblica de Catalunya, la Fundació Bíblica Evangèlica de Catalunya, las Publicacions de l’Abadia de Montserrat y las Societats Bíbliques Unides (reed. en 1986, 1989 y 1992). La obra se culmina con la publicación de la Biblia completa: La Bíblia. BCI. Bíblia catalana: Traducció interconfessional (Barcelona, Associació Bíblica de Catalunya–Editorial Claret–Societats Bíbliques Unides, 1993). Muchos traductores colaboraron en esta obra, cuyo comité de redacción está formado por Agustí Borrell, Guiu Camps, Enric Capó, Pere Casanellas y Armand Puig, coordinador general. Las reediciones y reimpresiones son numerosas hasta hoy, convirtiéndose en la Biblia en lengua catalana más utilizada en este momento. Existe una edición adaptada al balear (Mallorca, Claret, 1994, 2002).

La actividad traductora de la Biblia a la lengua vasca es importante en el siglo XX (Urquijo Arregui 2012). En primer lugar, tiene interés la traducción de toda la Biblia, al parecer de las lenguas originales, hecha por el jesuita y miembro de la Real Academia de la Lengua Vasca, Raimundo Olabide Carrera. La publicación completa y póstuma de la Biblia, tras ser revisada y concluida por el también jesuita Patxi Etxeberria, se hizo bajo el título de Itun zâr eta Berria (Bilbao, Yesu’ren Biotzaren Deyaen, 1958) (Areitio 1959). De ella hay reediciones en los años 1969 y 1972. En 1976 el sacerdote y poeta Jaime de Kerexeta, a petición de sacerdotes bilbaínos, publica su Euskal Biblia Bizkaierak, traducción completa de la Biblia al vasco vizcaíno, hecha básicamente desde la versión castellana de la Biblia de Jerusalén. De mayor transcendencia es la versión del NT desde el griego, hecha por un equipo de biblistas católicos y protestantes, y publicada en 1980 con el título Itum Berria (San Sebastián, Idatz–Editorial Diocesana, 1980). Esta publicación es el origen de la iniciativa para traducir toda la Biblia. Así, a partir de 1986, comienzan a trabajar conjuntamente un equipo de biblistas y conocedores del euskera, tanto católicos como protestantes, para llevar a cabo la traducción del AT directamente de los originales, completando el NT ya publicado. El resultado es la Biblia interconfesional o «entre Iglesias», como prefieren decir los autores, versión hecha de las lenguas originales, preferentemente mediante el sistema de traducción dinámica, a la lengua vasca normalizada o batua: Elizen Arteko Biblia (EAB) (San Sebastián, Idatz–Editorial Diocesana, 1994). Existen numerosas ediciones posteriores.

También este siglo ha conocido una actividad importante en el campo de las letras gallegas por lo que se refiere a la literatura bíblica. En primer lugar, tiene interés la traducción de los evangelios, hecha del griego original por Xosé Morente Torres y Manuel Espiña Gamallo, A Palabra de Deus. Evanxelios (La Coruña, SEPT, 1965). Más amplia, aunque más interesante para el gallego que para el texto bíblico, es la obra de Manuel Casado Nieto, escritor de formación jurídica, que lleva a cabo entre los años 1965 y 1975 varias traducciones del AT (Pentateuco, Job, Eclesiastés, Cantar de los Cantares) y del NT, hechas sobre la Vulgata. Su obra principal, con introducciones y comentarios de Jesús Precedo, ha sido recogida en la Sagrada Biblia en galego (Santiago de Compostela, Bibliófilos Gallegos–Fundación Pedro Barrié de la Maza, 1982–1984, 4 vols.). A este conjunto se añadió en 1985 un quinto volumen, en traducción del griego por Avelino López Ledo, O Novo Testamento, versión ya publicada en 1974 (Santiago de Compostela, Biblioteca de Galicia). Pero la gran obra bíblica gallega es, sin duda, la coronación de la traducción completa de toda la Biblia, hecha de las lenguas originales por un equipo de biblistas gallegos, coordinados por Andrés Torres Queiruga y Xosé Fernández Lago, que había empezado su trabajo en 1974: A Biblia (Santiago de Compostela, SEPT, 1989). Es la primera versión de la Biblia al gallego hecha desde las lenguas originales y con un serio cuidado del texto bíblico y de la lengua gallega.

 

Revisiones de la Biblia Reina–Valera en el siglo XX y otras versiones de las Sociedades Bíblicas

La revisión más importante de la Biblia Reina–Valera es sin duda la que concluye con su edición en 1960: La Santa Biblia, Antiguo y Nuevo Testamento. Antigua versión de Casiodoro de Reina, revisada por Cipriano de Valera (Londres, Sociedades Bíblicas de América Latina, 1960). Sus trabajos comenzaron en 1946 y se contó con la activa colaboración de E. A. Nida, entonces secretario del Comité de Traducciones de la Sociedad Bíblica Americana. Su historia la ha contado con detalle C. Georg (2005). Aunque no siempre fue bien recibida, esta versión, que vuelve a actualizar ortografía y léxico y diferencia tipográficamente prosa y poesía, es hoy la más aceptada en el mundo protestante de lengua española. Pero no es la última actualización. De entre las posteriores, subrayamos la de 1995, Santa Biblia: Reina–Valera 1995 (Sociedades Bíblicas Unidas, 1995), muy usada en la actualidad. La última revisión en España es la Biblia Reina Valera 2020 (Las Rozas, Sociedad Bíblica Española, 2020) elaborada por un grupo multidisciplinar de expertos, coordinado por José Luis Andavert. Sin olvidar las raíces del clásico Reina–Valera, se ha modernizado el lenguaje y se ha traducido de las actuales ediciones críticas. Para otras revisiones anteriores véanse Darlow & Moule (1903–1911) y Bada (2016: 360–369).

Aunque ya no se trate de la Biblia Reina–Valera, dejemos constancia de un par de versiones bíblicas, que intentan responder a la situación actual. Así nace en la América de lengua hispana la Biblia Dios habla hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1979), que fue reconocida por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) como Biblia católica, convirtiéndose de hecho en una Biblia interconfesional. Parte de las lenguas originales y utiliza voluntariamente un lenguaje sencillo, pensando sobre todo en lectores de una cultura elemental. La versión para el castellano en España es posterior: Santa Biblia. Dios habla hoy (Las Rozas, Sociedad Bíblica de España, 1992, con varias reediciones). La última versión de la Sociedad Bíblica de España es la hecha a partir de las actuales ediciones críticas del AT y NT (y no del textus receptus), La Biblia. Nueva versión internacional, NVI (Las Rozas, Sociedad Bíblica de España, 2005, 2006, 2008). Es la adaptación al castellano peninsular de la versión elaborada por expertos biblistas de varias denominaciones evangélicas y de diferentes países de habla española, que publicaron la Biblia completa en español en 1979, heredera de la iniciativa en lengua inglesa New International Version (NIV), publicada en los Estados Unidos el año 1978. Su propósito es lograr una versión clara, fiel y elegante en nuestra lengua. Finalmente, aunque nada tiene que ver con las versiones anteriores, dejemos constancia aquí, a modo de información, de la versión de la Biblia de los Testigos de Jehová, Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (Nueva York, Watchtower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 1967, 1974), que es versión castellana del original inglés de 1961, New World Translation of the Holy Scriptures.

 

Biblias en la América hispana (siglos XX–XXI)

Comenzando por México, la Secretaría para la Educación Pública, bajo la dirección del entonces rector de la Universidad Autónoma de México, José Vasconcelos, edita los Evangelios (1923), en versión de Juan Valdés y Reina–Valera, con una introducción de Tolstoi, en la que se rechaza la forma adulterada de los evangelios llevada a cabo por las Iglesias cristianas, y se propone el «auténtico» texto evangélico deducido por el escritor. En 1978 se edita La Santa Biblia en las Ediciones Paulinas, versión revisada de la Biblia de la Casa de la Biblia por Evaristo Martín Nieto y colaboradores, reeditada muchas veces con distintas presentaciones y nombres por la editorial. Particular interés tiene la iniciativa del sacerdote Agustín Magaña Méndez, que publicó, también en las Ediciones Paulinas, La Sagrada Biblia (México, 1978). Tuvo mucho éxito y muchas ediciones. Desde la edición número 105 (noviembre de 2002) contiene introducciones y notas elaboradas por un equipo de biblistas de la Universidad Pontificia de México. Su valor científico es modesto, aunque como iniciativa de divulgación de la Biblia es muy interesante. Citemos también La Biblia Carismática (México, 2014), preparada por la Renovación Carismática de México para celebrar el 50 aniversario de su presencia en la archdiócesis de México. Utiliza el texto de la Biblia Interconfesional editada en España.

En Chile, los sacerdotes misioneros franceses Bernard Hurault y Ramón Ricciardi, queriendo ofrecer una Biblia en lenguaje asequible y con un pequeño aparato comprensible para todos, comienzan en 1967 a trabajar con diversas versiones existentes, ajustando el texto a la comprensión de sus lectores. Poco después varias editoriales españolas publicaron la primera edición de la que se llamó Biblia latinoamericana: La Biblia (Madrid, Ed. Paulinas–Estella, Verbo Divino–Valencia, E. A. Ortells, 1970). Tuvo gran repercusión pastoral, y no poca oposición, debido especialmente a las ilustraciones y a algunos comentarios, que usaban un lenguaje supuestamente revolucionario. Poco a poco se fue corrigiendo y se consolidó la iniciativa. La consecuencia fueron las múltiples ediciones de la Biblia latinoamericana hasta hoy. Treinta años después de la primera edición, en el homenaje que la editorial Verbo Divino dedicó a Hurault se habla de más de 50 millones de ejemplares vendidos. En 2021 va por la edición 124 (Cabré Rufatt 2010: 13–54, Uribe Ulloa 2011).

En Argentina, sin ninguna duda, sobresale a lo largo del siglo XX la figura pionera del sacerdote alemán Johannes Straubinger (VV. AA. 1984). Edita en 1941 el NT en una revisión de Torres Amat. El año 1943 publica la Biblia completa, traducida de la Vulgata. No contento con esto, traduce con notas llenas de erudición e interés todo El Nuevo Testamento del griego (Buenos Aires, Desclée de Brouwer, 1948) y hace lo mismo con el AT a partir del texto hebreo y la Vulgata, ayudándose de las versiones de Nácar–Colunga y Bover–Cantera, de manera que el año 1951, último de su estancia en Argentina, publica completa la Biblia, traducida de las lenguas originales y repartida en cuatro tomos con buenas introducciones y notas llenas de interés: Biblia comentada (Buenos Aires, Desclée de Brouwer). Los deuterocanónicos, al no tener un original griego, parece que los tradujo directamente de la Vulgata. Es la primera Biblia traducida de las lenguas originales en la América hispana. Denominada a veces Biblia Platense por su origen, se ha publicado, y se sigue publicando, en muchísimas formas, sin los comentarios y con algunas inevitables revisiones. Una de sus ediciones más conocidas es la norteamericana Sagrada Biblia (Chicago, The Catholic Press, 1958,  41968).

El más notable continuador de la tarea de Straubinger fue Armando Jorge Levoratti, que elabora en colaboración con Alfredo B. Trusso una traducción de la Biblia de gran repercusión popular El Libro del Pueblo de Dios. La Biblia (Estella, Verbo Divino, 1981). Se trata de una versión a partir de las lenguas originales, con el sistema de correspondencia dinámica, y teniendo en cuenta el lenguaje de aquellos a quienes iba destinada, los cristianos de Argentina y de otros países cercanos. Ha sido reeditada varias veces, su lenguaje es sencillo y claro y fue pensada sobre todo para emplearse en la instrucción cristiana y en la liturgia. La Conferencia Episcopal Argentina y algunas otras en América adoptaron su texto como texto litúrgico oficial, siendo además la versión española que figura en la página web de la Santa Sede. Pero Levoratti siguió trabajando en su obra, junto con un grupo de colaboradores. Nace así La Biblia. Libro del Pueblo de Dios (Estella, Verbo Divino, 2015). El resultado, en una bella presentación editorial, es una Biblia clásica y plenamente actualizada en introducciones y notas, sin perder el equilibrio que desde el principio quiso buscarse: ilustración sobria de la historia, cuidado del lenguaje y explicación teológica de la exégesis de algunos pasajes.

Concluimos esta sintética reseña con el último logro americano: la versión de la llamada Biblia de la Iglesia en América, BIA (Bogotá–BuenosAires–México–Madrid, PPC, 2019), que ampliaba la del Nuevo Testamento publicada por la misma editorial cuatro años antes. Tiene su origen en una petición de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, que deseaba un texto acreditado de la Biblia en español. Esta iniciativa fue asumida por el CELAM–Consejo Episcopal Latinoamericano, quien la amplió en el sentido de elaborar una versión con todas las garantías científicas, pero hecha desde la comunidad cristiana y para la comunidad cristiana de América Latina. Los trabajos comenzaron en 2004 con un equipo coordinador de cuatro escrituristas, que elaboró un manual del traductor con los criterios que habrían de seguir todos los colaboradores, bajo la coordinación general del sacerdote y profesor mexicano Carlos Junco Garza. El trabajo ha sido intenso estos años y los colaboradores muy numerosos, predominando mexicanos, argentinos y chilenos, además de estudiosos de Colombia, Ecuador y Estados Unidos. La coordinación, sostenida económicamente por los obispos de Estados Unidos y animada por el CELAM, ha sido eficaz, y hoy disponemos de una Biblia cien por cien hispanoamericana, bellamente presentada y seriamente elaborada. La traducción tiene la pretensión de usar un lenguaje que pueda ser entendido por todos los cristianos, especialmente los de la América de lengua hispana, incluyendo los alejados de la Iglesia.

 

La Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Los orígenes de esta versión son los mismos de la Nueva Biblia Española, ya presentada. La iniciativa se plantea de manera concreta en un encuentro de obispos y teólogos, a propósito de un documento sobre interpretación bíblica de la Pontificia Comisión Bíblica (1993), en setiembre de 1995. El punto de partida fueron precisamente los leccionarios bíblicos entonces en uso en la liturgia; y la finalidad, elaborar una versión de la Biblia hecha con todas las garantías y con un cuidado especial del lenguaje, de manera que pudiese ser texto común en la liturgia, en la catequesis y en la escuela. Se designa así un grupo de especialistas bajo la dirección de Domingo Muñoz León, miembro del CSIC y profesor en la Facultad San Dámaso de Madrid, actuando como secretario Juan Miguel Díaz Rodelas, profesor en la Facultad de Teología de Valencia. El proceso de elaboración ha sido contado detalladamente en una publicación específica (Martínez Camino 2015, Muñoz León 2015, Díaz Rodelas 2015). La primera edición se presentó en Madrid en febrero de 2011: Sagrada Biblia (Madrid, BAC). A partir de esta fecha se han publicado miles de ejemplares en dos ediciones, la segunda con pequeñas correcciones e infinidad de reediciones completas y parciales en diferentes formatos.

En casi veinte años de trabajo, esta versión acepta en un primer término los textos de los leccionarios, traducidos por Alonso Schökel y su equipo con el método preferente de la equivalencia dinámica y el especial cuidado a la calidad del resultado en lengua castellana. Pero, dado el tipo de versión que es (texto oficial de la Conferencia Episcopal Española, texto para ser proclamado en voz alta en la liturgia católica romana en España, además de texto para la catequesis y la escuela) ha introducido otra serie de criterios. Se ha cuidado la exactitud de los textos con alto significado teológico, se ha recuperado en algunas expresiones el lenguaje tradicional de la Iglesia en España, se ha temperado en no pocos casos la versión dinámica con una referencia más directa a la literalidad del texto, se ha cuidado especialmente la expresión castellana, se ha consultado, sobre todo para las decisiones textuales del original, la última revisión de la Neovulgata latina de 1986, y se ha tenido muy en cuenta la edición típica vaticana en latín de los textos litúrgicos. El resultado es una versión en la mayoría de los casos correcta, escrita en buen castellano, muy comprensible casi siempre y adaptada para la proclamación pública en voz alta. Por supuesto, una iniciativa de este tipo, a pesar de todo el tiempo que se ha empleado en ello, por ser humana, no puede gozar de la unanimidad de críticos y lectores. Se trata de un texto perfectible y que, con la prudencia y el tiempo que una obra así necesita, seguirá corrigiéndose en los años venideros. La iniciativa es, a pesar de todo, de una importancia grande no solo para la Iglesia, sino también para el uso de la lengua castellana en España. Por primera vez en la historia de España existe un texto de referencia preferente, que puede ser considerado como una «Vulgata castellana» con amplio futuro.

 

Otras versiones bíblicas recientes

Para concluir, dejemos constancia de tres versiones de la Biblia de carácter preferentemente instrumental o erudito, y de alguna versión interesante del NT.

En cuanto a lo primero, conviene tener en cuenta La Biblia. Hebreo–Español (Tel Aviv, Sinaí, 2007). Se trata de una edición bilingüe de la Biblia hebrea judía en dos pequeños volúmenes, donde la versión castellana de Moisés Katznelson, «conforme a la tradición judía», tiene una función puramente de ayuda a la lectura del original. Algo parecido sucede con la Biblia Peshitta en español (Nashville, Tennessee, Holman, 2006). Es una versión directa del siríaco o arameo, lengua en que se publicó la Biblia Peshitta (sencilla, clara), AT y NT, hecha en un castellano legible. No se dice con exactitud de qué originales se traduce ni con qué criterios. Mucho más interesante es la edición bilingüe siríaco–español de los evangelios llevada a cabo por Joan Ferrer y Juan Pedro Monferrer–Sala, Los Evangelios en arameo (Salamanca, Universidad Pontificia de Salamanca–Madrid, Sindéresis, 2018). Es la versión castellana del texto arameo–siríaco de la Peshitta, calificada por sus autores como «traducción de estudio». La última de estas versiones, y la más importante sin duda, es La Biblia griega. Septuaginta (Salamanca, Sígueme, 2008–2015, 4 vols.), traducida por un equipo de especialistas bajo la coordinación de los profesores Natalio Fernández Marcos y M.ª Victoria Spottorno. Se trata de una notable importante para el estudio de la literatura cristiana antigua, cuyos misioneros usaron precisamente esta versión griega de las comunidades judías de Alejandría para predicar el evangelio de Jesús, y que tiene gran importancia en el establecimiento del canon largo de la Biblia. Un poco después apareció, dentro del mismo proyecto, una versión del NT hecha con los mismos criterios de la elaborada para la Septuaginta, siguiendo así la tradición de las biblias cristianas de los códices griegos completos, como el Sinaítico y el Vaticano del siglo IV, y el Alejandrino del siglo V. Es obra de N. Fernández Marcos, M.ª V. Spottorno y José Manuel Cañas Reíllo: Nuevo Testamento. Biblia griega. Septuaginta (Salamanca, Sígueme, 2020). Anotemos también la existencia de una edición de todo el Antiguo Testamento en versión interlineal, con intención claramente instrumental, Antiguo Testamento Interlineal Hebreo–Español (Terrassa, Clie, 2009).

En cuanto a ediciones parciales recientes, conviene mencionar la notable versión incluida en el volumen Comentario filológico a los Salmos y al Cantar de los Cantares (Madrid, BAC, 2012), del profesor claretiano Ángel Aparicio Rodríguez, nacida en el contexto de los trabajos para la Biblia de la Conferencia Episcopal Española. Así mismo, dentro de las versiones parciales de los evangelios, tiene cierto interés la del escritor valenciano Joan Francesc Mira, que intenta traducir del modo como lo entendería un lector no cristiano en el Mediterráneo del siglo I, aligerando la traducción de supuestas claves doctrinales: Evangelios de Marcos, Mateo, Lucas y Juan, con los Hechos de los Apóstoles y el libro del Apocalipsis (Barcelona, Edhasa, 2006). Su obra tiene un interés básicamente literario. Más importantes son algunas versiones recientes del NT. Así, la voluminosa edición preparada por el sacerdote leonés Senén Vidal, Nuevo Testamento (Maliaños, Sal Terrae, 2015). Se trata de una versión ampliamente anotada, que según su autor intenta conservar la frescura y la fuerza del texto original. En realidad, es una traducción preferentemente literal, orientada incluso tipográficamente a poner de relieve las diversas tradiciones que, a juicio del editor, componen los textos neotestamentarios.

Cerramos la lista de versiones del NT con aquellas que se acompañan del texto original griego. La más antigua es la preparada por el jesuita José O’Callaghan, experto papirólogo, a partir del proyecto de J. M.ª Bover, reeditada varias veces: Nuevo Testamento Trilingüe (Madrid, BAC, 1977). La versión castellana es la ya conocida de Bover de 1947; el texto griego es el preparado por él mismo en su edición crítica (Madrid, CSIC, 1943), revisada y actualizada por O’Callaghan, mientras que el texto latino reproduce la versión de la Neovulgata de 1974. Función claramente instrumental tiene la edición de Francisco Lacueva, Nuevo Testamento Interlineal Griego–Español (Terrassa, Clie, 1984). Finalmente, la edición más reciente es la Biblia bilingüe. Tomo II. Nuevo Testamento (Estella, Verbo Divino, 2020); espléndidamente presentada y seriamente preparada, ofrece el texto griego de la edición de Nestle–Aland, acompañado de la versión de Iglesias González de 2003.

 

Reflexión final

La historia de las versiones de la Biblia a las lenguas españolas ha pasado por etapas muy diversas y en ocasiones muy difíciles y duras. Pero desde mediados del siglo XX, coincidiendo con el florecimiento de los estudios bíblicos, ha alcanzado en España y en algunas naciones de la América de lengua española un desarrollo notable, tanto en cantidad como en calidad. Sin lugar a dudas puede calificarse este tiempo como edad de oro de las versiones bíblicas. Ahora bien, una versión nunca alcanza la perfección plena. Al fin y al cabo, traducir es interpretar. Y como sucede con la interpretación de textos, estamos ante una tarea interminable, es decir, ante una actividad siempre perfeccionable y que nunca tendrá fin.

 

Bibliografía

Alonso Schökel, Luis. 1974. «Hacia una Nueva Biblia Española», Razón y Fe 190, 342–352.

Alonso Schökel, Luis, 1977. «Tarea y aventura de una nueva traducción de la Biblia» en L. Alonso Schökel & E. Zurro, La traducción bíblica: Lingüística y estilística, Madrid, Cristiandad, 391–430.

Alonso Schökel, Luis, José María González Ruiz & Juan Mateos. 1965. «La elaboración del Leccionario litúrgico para las celebraciones en lengua castellana», Ecclesia 24 (1225), 26–30.

Alonso Schökel, Luis & Eduardo Zurro. 1977. La traducción bíblica: Lingüística y estilística, Madrid, Cristiandad.

Andrés, Melquiades. 1961. «El Seminario Teológico Hispanoamericano de Madrid», Seminarios 7, 101–112.

Areitio, Félix. 1959. «La Biblia vasca de Olabide», Estudios Eclesiásticos 33, 347–352.

Arnaldich, Luis. 1957. Los estudios bíblicos en España desde el año 1900 al año 1955, Madrid, CSIC.

Bada, Constantino. 2016. La Biblia del Oso de Casiodoro de Reina. Primera traducción completa de la Biblia al castellano, Salamanca, Universidad Pontificia de Salamanca (tesis doctoral).

Bover, José María. 1949. «La AFEBE en el XXV aniversario de su fundación», Estudios Bíblicos 8, 135–168.

Cabré Rufatt, José Agustín. 2010. «La Palabra de Dios no está encadenada». Bernardo Hurault, el gran autor de la Biblia Latinoamericana, profeta de nuestro tiempo, Buenos Aires, Editorial Claretiana.

Caminero, Francisco Javier. 1923. El Libro de Job. Ed. del P. S. Diego S. J., Madrid, Voluntad.

Canclini, Santiago. 1933. Pablo Besson. Un heraldo de la libertad cristiana, Buenos Aires, Convención Evangélica Bautista.

Casanellas, Pere. 2010. «Les traduccions catalanes de la Bíblia», Qüestions de Vida Cristiana 236, 9–37.

Cortés, Ángel. 1982. «Lo Nou Testament de Josep Melcior Prat i Colom», Butlletí de l’Associació Bíblica de Catalunya 21, 14–15.

Darlow, T. H & H. F. Moule. 1903–1911. Historical catalogue of the printed editions of Holy Scriptures in the Library of the British and Foreign Bible Society, Londres, Bible House, 2 vols.

Díaz i Carbonell, Romuald M. 1963. Dom Bonaventura Ubach. L’home, el monjo, el biblista, Barcelona, Aedos.

Díaz Rodelas, Juan Miguel. 2015. «La Biblia de la Conferencia Episcopal Española: criterios exegéticos y teológicos» en J. J. Fernández Sangrador & J. A. Mayoral (eds.), La Sagrada Escritura en la Iglesia, Madrid, BAC, 59–70.

Ferrer, Joan. 2009. «Aproximació panoràmica a les traduccions bíbliques catalanes de començament del segle XX» en M. Ortín & D. Pujol (eds.), Llengua literària i traducció, Lleida, Punctum, 33–50.

García Villoslada, Ricardo. 1963. Historia de la Iglesia Católica. IV: Edad Moderna, Madrid, BAC.

Georg, Calvin. 2005. La historia de la Biblia Reina–Valera 1960, Kearney (NE), Morris Publishing.

Martín Rodríguez, Guillermo, 1998. «La Biblia del Peregrino, operación cultural. Entrevista» en G. Martín Rodríguez (ed.), Saberes y sabores. Homenaje a Luis Alonso Schökel, S. J., Bilbao, Mensajero, 79–86.

Martínez Camino, Juan Antonio. 2015. «La Biblia de la Conferencia Episcopal Española: historia del proyecto eclesial y editorial» en J. J. Fernández Sangrador & J. A. Mayoral (eds.), La Sagrada Escritura en la Iglesia, Madrid, BAC.

Massot i Muntaner, Josep. 2012. Frederic Clascar i Sanou. Semblança biográfica, Barcelona, Institut d’Estudis Catalans.

Mateos Pérez, Juan Antonio. 2011. «Francisco Javier Caminero y Muñoz: un precursor de los estudios bíblicos en España», Naturaleza y Gracia 58, 633–668.

Menéndez Pelayo, Marcelino. 1933. «Inventario bibliográfico de La Ciencia Española» en La ciencia española. Ed. de M. Artigas, Madrid, Victoriano Suárez, II.

Muñoz León, Domingo. 2015. «La Biblia de la Conferencia Episcopal Española: criterios técnicos y desarrollo de la obra» en J. J. Fernández Sangrador & J. A. Mayoral (eds.), La Sagrada Escritura en la Iglesia, Madrid, BAC, 41–58.

Nida, Eugene A. 1961. «Reina–Valera Spanish Revision of 1960», The Bible Translator 12: 3, 107–119.

Nida, Eugene A. & Charles R. Taber. 1986. Teoría y práctica de la traducción, Madrid, Cristiandad.

Pablo Maroto, Daniel de. 1987. «La Teología en España desde 1850 a 1936» en M. Andrés (dir.), Historia de la Teología Española, Madrid, Fundación Universitaria Española, II, 523–658.

Prat, Josep Melcior. 2008. Lo Nou Testament (1832). Ed. de A. Coll i Casals & P. Alegre i Nadal, Barcelona, Associació Bíblica de Catalunya–Publicacions de l’Abadia de Montserrat («Biblicum Catalanicum» 38).

Puig i Tàrrech, Armand. 1995. «Tomàs Sucona, primer traductor modern del salms al català», Revista Catalana de Teologia 20, 277–292.

Ramos González, J. Alfonso. 2018. La Biblia con Ñ. Las traducciones católicas en español del siglo XVIII al XXI, México, Último Sello.

Rodríguez, Isaías. 1987. «Introducción a la teología española contemporánea (1937–1975)» en M. Andrés (dir.), Historia de la Teología Española, Madrid, Fundación Universitaria Española, II, 659–774.

Sánchez Caro, José Manuel. 1989. «Recensión a Juan Mateos (trad.), Nuevo Testamento», Salmanticensis 36, 102–108.

Sánchez Caro, José Manuel. 2004. «La investigación bíblica en España desde la Providentissimus Deus. Un siglo de estudios bíblicos en España» en Á. Galindo García & J. Barrado Barquilla (eds.), León XIII y su tiempo, Salamanca, Universidad Pontificia de Salamanca, 595–628.

Sánchez Caro, José Manuel. 2017. «Apuntes para una historia de Estudios Bíblicos», Estudios Bíblicos 75, 9–49.

Sánchez Caro, José Manuel. 2021. «Traducciones de la Biblia en el siglo XVIII» en F. Lafarga & L. Pegenaute (eds.), Historia de la traducción en España. Porta digital de Historia de la traducción en España.

Sánchez Caro, José Manuel & José Antonio Calvo (eds.). 2015. La Casa de Santiago en Jerusalén. Instituto Español Bíblico y Arqueológico en Tierra Santa, Estella, Verbo Divino.

Uribe Ulloa, Pablo. 2011. «Pasado y presente de los estudios bíblicos en Chile», Analecta Theologica 13, 373–395.

Urquijo Arregui, Pedro M. 2012. «Evolución de criterios de traducción bíblica al euskera», Revista Internacional de los Estudios Vascos 57: 2, 346–394.

Venard, Olivier–Thomas & Jean–Michel Poffet. 2009. «Éditer la Bible à l’École Biblique et Archéologique Française de Jérusalem» en La Bible en ses traditions, París–Jerusalén, Cerf, 3–16.

VV. AA. 1984. «Secundum Scripturas. Según las Escrituras. 1 Cor 15. Homenaje a Mons. Dr. Juan Straubinger en el centenario de su nacimiento (1883–1983)», Revista Bíblica 46, 7–22.