Ranz Romanillos, Antonio

Ranz Romanillos, Antonio (Barcones, 1759–Madrid, 1830)

Helenista y traductor en lengua castellana. Se graduó de bachiller en Artes en Sigüenza (1775). Posteriormente obtuvo los grados de bachiller en leyes (1778) y en cánones (1780), y de licenciado y doctor en cánones (1780) en la Universidad de Zaragoza, donde fue profesor entre 1780 y 1800. Opositó, con buenos resultados pero sin obtener plaza, a dos canonjías y un cargo de bibliotecario en los Reales Estudios de San Isidro. Participó muy activamente en la vida política de su tiempo, por lo que su dedicación a la traducción fue discontinua. Desempeñó cargos de importancia en la administración pública. Fue diputado de las Cortes de Bayona y consejero de Estado en 1808, lo que le valió ser acusado de afrancesado; participó luego en la elaboración de la Constitución de Cádiz. Al regreso de Fernando VII sufrió un apartamiento forzoso de la vida política entre 1814 y 1820. Con la subida al poder de Riego se reincorporó al Consejo de Estado, pero renunció nuevamente a la política tras la imposición del absolutismo. Fue miembro de varias de las academias más importantes de su tiempo: la Real Academia Española, la de la Historia y la de Nobles Artes de San Fernando. Como crítico literario orientó a un joven duque de Rivas, que le hizo llegar su tragedia Doña Blanca de Castilla, solicitando su opinión y consejo.

Aunque es más conocido por sus traducciones del griego, su primera traducción fue del francés, el poema La Religión (M., Imprenta Real, 1786), de Louis Racine, que le enfrentó a Bernardo María de Calzada en una de las muchas polémicas sobre traducciones y traductores del siglo XVIII y que presentaba un interesante «Prólogo del traductor». Su traducción de Isócrates (Las oraciones y cartas del padre de la elocuencia; M., Imprenta Real, 1789) incluye una Vida de éste, notas basadas en fuentes antiguas griegas y latinas, así como modernas, y el Juicio de las obras de Isócrates de Dioniso de Halicarnaso. Se basa en la edición de Ginebra (1613), no muy fiable, pero la coteja con la parisina del P. Auger (en ambas el texto griego se acompañaba de sendas traducciones latinas). También allí incluye un interesante «Prólogo», en el que diserta sobre su propia labor traductora.

Más apreciada por los helenistas ha sido la traducción de las Vidas paralelas de Plutarco (M., Imprenta Nacional, 1821–1830; con numerosas reed.), primera completa y vertida directamente del griego. Partió del texto de Brian, y conoció la versión francesa de Dacier y quizás la de Amyot. La literalidad de la traducción no es obstáculo para la corrección y buen estilo de la lengua castellana. En el prólogo a su traducción de Isócrates aboga por la máxima fidelidad en la traducción, postura común entre los traductores de lenguas clásicas. En el mismo texto, y en su prólogo a las Vidas de Plutarco, señala que en nada es el castellano inferior al griego, y que resulta muy apto para traducir las obras helénicas sin perder su atractivo original, apelando incluso a las similitudes de ambos idiomas en aspectos de la gramática y el orden de la frase. Estas convicciones le llevan a matizar la opinión de Cervantes: en el prólogo a La Religión cita el pasaje del escrutinio de la biblioteca de don Quijote en que se censura la traducción del Orlando furioso y, en general, de todos los libros de verso, por no alcanzar al original, si bien considera Ranz que no siempre ocurre así.

En el prólogo anuncia su intención de publicar varias traducciones que tenía trabajadas: Diálogos de Platón referentes a la acusación y muerte de Sócrates (la Apología, el Critón, el Fedón), la Apología de Sócrates y las Memorables de Jenofonte. Sin embargo, no vieron la luz y se han perdido. Se sabe, además, que al ingresar en la Academia de Nobles Letras y Bellas Artes de Córdoba, en 1817, leyó una traducción del Timón de Luciano de Samosata, también perdida.

 

Bibliografía

Antonio Arroyo Almaraz, «Carta de Antonio Ranz Romanillos a Ángel Saavedra, a propósito de la tragedia Doña Blanca de Castilla», Tonos Digital 18 (2009).

Antonio Arroyo Almaraz, «Documentación complementaria sobre Doña Blanca de Castilla, de Ángel Saavedra, Duque de Rivas. Edición de la carta de Antonio Ranz Romanillos (1819)», Revista de Filología Románica 27 (2010), 363–376.

Alberto Gil Novales, Diccionario biográfico del Trienio Liberal, Madrid, El Museo Universal, 1991, 552–553.

Concepción Hernández, Helenismo e Ilustración (El estudio del griego en el siglo XVIII español), Madrid, FUE, 1975, 226–228.

Marcelino Menéndez Pelayo, Biblioteca de traductores españoles, Madrid, CSIC, 1953, IV, 129–132.

José Antonio Pérez–Rioja, El helenista Ranz Romanillos y la España de su tiempo (1759–1830), Madrid, CSIC–Centro de Estudios Sorianos, 1962.

José Antonio Pérez–Rioja, Nueva aportación documental a la biografía del helenista soriano Ranz Romanillos, Soria, Centro de Estudios Sorianos, 1976.

 

Carmen Morán Rodríguez